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Neoliberalización De La Ciudad: Desigualdad En La Distribución De Áreas Verdes En El Gran Santiago «

A pesar de esta evidencia, los datos sobre desigualdad comúnmente se relativizan frente a las percibidas bondades del modelo económico. Uno de los grandes déficits que subsiste en regiones es la ausencia de especialidades médicas, odontológicas y otras. Asumir este desafío ha sido tarea compleja para las universidades en parte por la ausencia de profesionales en regiones disponibles para implementar esos programas y también por las exigencias de los sistemas de acreditación que se les aplican. Esta actividad se enmarcó en las charlas “Hablemos de…, las otras curvas de la pandemia”, donde junto a expertos, se busca ahondar en las principales problemáticas de este tiempo.

En efecto, los profesionales que ellas han formado son los que integran una parte significativa del private de salud  que se desenvuelve en hospitales y consultorios de la vasta geografía chilena. Los fármacos, como lo ha planteado el colegio de la orden, deben ser considerados bienes sociales para interés general de la nación y la salubridad pública, por lo que su acceso debería vincularse a la purple de salud pública y no depender de su oferta en establecimientos comerciales. En octubre de 2019, había fifty desigualdad tipos nine comunas sin farmacias, en las que el Ministerio de Salud se proponía instalar establecimientos farmacéuticos. En efecto, la lógica comercial que domina la oferta de medicamentos margina a una parte importante de la población que vive en territorios aislados rurales, de baja población o distante de sus cabeceras comunales.

En Chile, a lo largo de sus regiones podemos viajar desde Mongolia (la Araucanía) hasta Suiza (Antofagasta), pasando en el trayecto por Chipre, Jordania o Hungría, países con niveles de ingreso claramente disímiles. Este tipo de desigualdad es especialmente excluyente y marginalizador, ya que se caracteriza por acumular y hacer coincidir, en algunas zonas, desventajas en variadas dimensiones. Así, carencias habitacionales, educativas, económicas, laborales, sanitarias, de transporte, de seguridad, de espacios públicos y de bienes culturales se reúnen dejando a quienes habitan estos espacios fuera de la satisfacción efectiva de una parte o la totalidad de sus derechos.

desigualdades socio territoriales

Ahora bien, no es más que un llamado de atención sobre una impactante realidad por la que atraviesa América Latina. En efecto, en nuestro continente, en pocos minutos podemos transitar de territorios con niveles de ingresos equiparables con los de las naciones más avanzadas del mundo, a otros con ingresos propios de un país en vías de desarrollo. No cabe duda de que las áreas verdes son vitales para mejorar la calidad de vida de un barrio y de las personas, pues son un lugar de encuentro, de esparcimiento y de recreación, y a la vez tienen impactos positivos para el aire, la temperatura y el cambio climático.

En este artículo, buscamos exponer argumentos y datos que indican porqué la orientación pro-mercado del urbanismo chileno es parte del problema de reproducción de la desigualdad y ha hecho disaster; y ofrecemos algunas alternativas que pueden reencauzar nuestras ciudades hacia modelos más integrados, orientados a la vida en comunidad y al bien común. Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de 0,49 a zero,43 para Chile o de zero,50 a 0,forty three para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país. Reducir la desigualdad de 0,49 a 0,forty three para Chile o de 0,50 a 0,43 para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del whole de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución.

Sabemos, por ejemplo, que los países en vías de desarrollo son mucho más desiguales que los países industrializados. La infraestructura y los servicios urbanos, los espacios públicos, el transporte, la calidad de los colegios y la seguridad pública varían según el espacio que habitamos. La vivienda social por décadas se ha construido en la periferia, relegando a los pobres a confines urbanos con bajísima calidad de vida. Actualmente, esta “otra” desigualdad se expresa en una notoria zonificación de la población según su nivel socioeconómico y de oportunidades sociales. Actualmente, a mayor concentración de viviendas sociales dentro de las comunas del Gran Santiago, existe un menor precio de suelo, mayores distancias hacia servicios públicos de seguridad, salud y educación, mayor porcentaje de analfabetismo, menos años promedio de escolaridad en su población y mayores tasas de desempleo (Techo Chile 2013; CIS 2014).

Asimismo, el aumento de la movilidad (migraciones y desplazamientos) está asociado con la segmentación etno-territorial de las comunidades. A manera de conclusión, destacamos diferentes fuentes de la desigualdad propias del proceso de desagrarización. La Araucanía, la segunda región más desigual del país, sigue en la lista como la séptima región con mayores niveles de conflicto, según al informe de COES (Figura 1).

Contribuyendo a identificar una escala intermedia y enfocando el grado de ruralidad, se han combinado datos comunales sobre tamaño de la población y viajes de trabajo para distinguir territorios (Berdegué et al 2011),lo que constituye un antecedente de este trabajo. La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda como mínimo 9m2 de desigualdad y exclusion áreas verdes por habitante, pero solo 15 comunas aprueban este lineamiento, liderando Vitacura, Recoleta, Providencia, La Reina, Cerrillos y Lo Barnechea y en regiones Machalí, Osorno, Santo Domingo, Punta Arenas y Valdivia. Al recorrer Santiago se observan las diferencias significativas que existen en las áreas verdes entre comunas.

Al respecto, Marcela Sandoval Osorio, comentó “queremos que las acciones de Prodemu tengan pertinencia territorial y cultural, es por eso que creamos la Dirección de Estudios, pensando en cómo levantar información para la acción y el desarrollo. Buscamos llegar a una mayor diversidad de mujeres y además poniendo el foco en lo que haga más sentido a cada realidad regional”. En primer lugar, los cambios socioeconómicos y culturales en el campo no sólo generan territorios agrícolas de especialización flexible, sino que redefinen las formas de vida tanto de la población rural como de la población urbana. En segundo lugar, los cambios en la diferenciación rural-urbana generan nuevas conexiones socio-territoriales y la consiguiente reconfiguración de los lugares.

Entre las comunas desvinculadas de otros municipios, distinguimos las que cuentan con un centro urbano menor y las que carecen de éste pudiendo ser catalogadas como «predominantemente» rurales. Sin embargo, parte de las comunas que carecen de estos centros urbanos se vinculan a ciudades o a comunas del tipo de municipios que sí cuentan con centros urbanos menores. Esto es coherente con la diversidad de la ruralidad en cuanto a su grado, así como respecto del tipo de relaciones sociales entre sus habitantes, los desplazamientos a trabajar en otras comunas, los servicios disponibles y la base económica (Berdegué et al2009 y 2011). Más aún, la presencia de población rural se encuentra en todos los tipos de territorios, incluyendo las ciudades, particularmente en sectores alejados de sus centros.

Pero cabe preguntarse cómo difiere esto entre un tipo de territorio subregional y otro, incidiendo lo territorialmente specific en la forma de apreciar y establecer diferencias entre las personas. Independientemente de las diferencias cuantitativas en ámbitos específicos como los antes expuestos, cabe preguntarse si vivir en diferentes tipos de territorio enmarca los puntos de vista de las personas acerca de la existencia de desigualdades en el territorio. Por ejemplo, comparando a ese respecto la ciudad de Santiago con las otras grandes ciudades, las ciudades intermedias y las comunas vinculadas a las ciudades. En la misma línea, el 5,9% de los municipios muestran una muy alta concentración, siendo estos cuatro Andacollo (122 relaves), Copiapó (87 relaves), Illapel (68 relaves) y La Higuera (45 relaves) las comunas que albergan el 42,5% de estos depósitos contaminantes en el país (322 de los 757 depósitos). Como parte de una política de (des)planificación urbana, el suelo urbano está sujeto a las reglas del mercado inmobiliario. En los años recientes, el valor de suelo ha incrementado en un 105%, pasando de 5.8 UF/m2 a 11.9 UF/m2 entre 2010 y 2019.

De hecho, el segundo lugar del rating de desigualdad en Chile lo ocupan La Araucanía, Aysén y Los Ríos, todas con coeficientes de Gini de 0,47, lo que constituye una diferencia no menor respecto de la Región Metropolitana y del promedio nacional. Utilizando datos de la CASEN para los años 2009 a 2017, los resultados de este ejercicio indican que alrededor del 11% de la desigualdad (medida a través del coeficiente de Gini) es exclusivamente atribuible al 1% más rico (ver Tabla 1). La forma como es imaginado un territorio y construido socialmente(Dematteis y Governa 2005), podría ser mejor comprendida observando las percepciones y prácticas relativas a las diferencias sociales en su interior y frente a otros territorios.

Los resultados de la medición de flujos de conmutación considerando a las comunas como unidad básica, muestran que la ruralidad es menor que en un sentido estrictamente poblacional o estructural. De acuerdo a la definición del Instituto Nacional de Estadísticas, una localidad rural es aquella cuya población económicamente activa se emplea en un 50% o más en actividades primarias y que no alcanza los 2.000 habitantes (INE 2005). La OECD (2009), por su parte, considera como población rural en Chile a los habitantes de localidades de menos de 5.000 habitantes. Por otro lado, de acuerdo a la OECD (2009), considerando la ruralidad por provincias -el tercer nivel territorial según sus definiciones-, un 42% la población habita en provincias predominantemente rurales.

Informe Sobre Acceso A Áreas Verdes Revela Fuerte Desigualdad En Santiago Y Regiones

Sin embargo, esto no es una realidad para algunas regiones, especialmente en la zona norte, donde la cantidad de personas viviendo en la pobreza ha aumentado. Sin duda, los aportes estatales focalizados jugaron un rol muy importante en los hogares más pobres, pero algunos de ellos no tienen un carácter permanente, por lo que no es de esperar que se mantengan. Asimismo, el alquiler imputado, junto con exhibir importantes diferencias territoriales, no es un ingreso “real” con el que cuenten los hogares. “En este estudio evaluamos cómo los procesos socioeconómicos desigualdad natural y de gobernanza que operan desde niveles locales hasta transnacionales se retroalimentan en la perpetuación de la injusticia ambiental en las zonas de sacrificio. Para el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana, estos números indican “que la participación de las mujeres en el sistema de educación superior es importante y ha ido aumentando durante los últimos años, lo que es positivo. Estamos trabajando para mantener estas cifras, pues sabemos que para alcanzar el desarrollo sostenible que Chile busca se requiere de todas y todos.

Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Pero esta condición no se remite solo a diferencias en calidades de vida, ya que tiene asociado un conjunto de problemas que implican, especialmente, trabas a la justicia, a la convivencia y al desarrollo económico. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2).

En efecto, la tasa de pobreza multidimensional en el área rural disminuye de 36,6% a 28,0%, mientras que en el área urbana la disminución es de 18,1% a 15,5%. La tasa de pobreza multidimensional en el área rural fue de 28,0%, es decir, 12,5 pp. más que el 15,5% que se observa en el área urbana. 14En Chile, el sistema público de educación, sobre todo educación básica y media, debe mejorar en calidad para ser competitivo con el sector privado.

Más aún, las definiciones administrativas de las regiones, basadas en factores históricos, geográficos, jurídicos, políticos y de eficacia en las políticas públicas, pueden ocultar las líneas divisorias del territorio respecto de las desigualdades sociales. Se comprobó la existencia de convergencia absoluta en términos de PIB per cápita y desigualdad del ingreso. De igual forma, las regiones con mayor desigualdad inicial, son las que tienden a reducir más rápido este indicador. Por su lado, la Región Metropolitana, como no es de extrañar, ostenta los mejores resultados junto con regiones del norte como Antofagasta y Tarapacá.

Por otro lado, se observa que sólo en el caso de Aysén, Arica y Parinacota y Tarapacá, se logra una relación positiva. Concluyendo, que existe sólo en las regiones extremas fronterizas mejorías en la IDRH respecto de sus ingresos base de IGC y AIGC. La mayoría de las regiones del país, en tanto, presentaron bajas estadísticamente significativas en la pobreza multidimensional en comparación a la encuesta CASEN 2017, destacando Ñuble (-9,2 pp), La Araucanía (-7,2 pp), Coquimbo (-6 pp), Aysén (-5,6 pp), Los Lagos (-4,9 pp) y Magallanes (-3,6 pp). Las regiones que registran las tasas más bajas de pobreza multidimensional, en tanto, son Magallanes (6,9%), Aysén (14%), Biobío (14,1%) y Maule (15%); mientras que las que superan el promedio nacional son Tarapacá (23,8%), Atacama (20,3%), La Araucanía (19,8%) y Los Lagos (19,7%). Destacó, por otra parte, que su aplicación “es uno de nuestros aportes al desarrollo de Chile, precisamente porque la encuesta CASEN es una herramienta esencial para la planificación y evaluación de políticas públicas, así como para entender la situación socioeconómica de la población chilena y abordar desafíos relacionados con la desigualdad y el desarrollo social”. Estos ciclos de alza y baja pueden observarse a través de la evolución del coeficiente de Gini, el cual es un indicador que se encuentra entre 0 y 1, donde un mayor número indica más desigualdad en la dimensión de los ingresos.

Pese a esta generalizada incidencia a la baja, la nueva dimensión no generó grandes cambios en las posiciones regionales del IDERE global. La dimensión sustentabilidad y medio ambiente es de gran relevancia para el crecimiento económico sostenible. Es lamentable que no se tengan datos históricos respecto a la inversión pública en el área medioambiental, sin embargo, contamos con los datos de los últimos años, los cuales develan que en 2015 la inversión ascendió a más de 27 mil millones de pesos. A nivel regional las regiones con mayor presupuesto medioambiental ejecutado fueron La Araucanía, Biobío y Aysén, tres regiones del sur del país.

Muchos trabajos de investigación han tratado de identificar cuán importante es la relación entre desigualdad y desarrollo, y los mecanismos para explicar dicha relación. Así, Daron Acemoglu y James Robinson argumentan que las brechas socioeconómicas afectan negativamente el desarrollo de los países cuando se traduce en un acceso, también desigual, al poder político; este mecanismo se relaciona con la potencial captura de rentas por parte de la élite y el bloqueo de oportunidades de desarrollo para el resto de la población. A nivel nacional, existen four,2 enfermeras por cada mil habitantes, siendo que el promedio de la OCDE es de 8,eight enfermeras cada mil habitantes. En cuanto a la proporción de enfermeras por cada médico, los mayores déficits se muestran en las regiones de Aysén y Valparaíso. Independientemente de las diferencias cuantitativas en ámbitos específicos como los antes expuestos, cabe preguntarse si vivir en diferentes tipos de territorio enmarca los puntos de vista de las personas acerca de la existencia de desigualdades en el territorio.

A nivel de territorio chileno18, resulta interesante evaluar el IDH por regiones, lamentablemente, estos datos solo se encuentran disponibles para el año 2003 gracias al PNUD y Mideplan (2005). En la (Tabla 6) se puede apreciar que para el año 2003 los IDH más bajos correspondían a las regiones del Maule y La Araucanía, con un valor de 0,675 y 0,679 respectivamente. Resultados que actualmente podríamos comparar con los obtenidos por Bolivia y el Salvador, países con un nivel de desarrollo humano medio. Por su parte, las regiones con mayor desarrollo humano, como era de esperar, fueron la Región Metropolitana y la región de Magallanes, con resultados comparables actualmente con México y Santa Lucía respectivamente, países con alto nivel de desarrollo humano. Por su lado, mantienen su posición relativa, las regiones Metropolitana, de Los Lagos, de La Araucanía, del Biobío y del Maule.

Desde un punto de vista cuantitativo, se han realizado estimaciones sobre la pobreza y la desigualdad de ingresos en Chile a nivel comunal(Agostini, Brown y Góngora 2008, Modrego, Ramírez y Tartakowsky 2009,Ramírez, Tartakowsky y Modrego 2009), observándose fuertes diferencias tanto entre las comunas como al inside de los municipios. Partiendo de estos estudios, una hipótesis a verificar consiste en que la desigualdad de ingresos es estructural a la sociedad chilena y se reproduce en los tipos de territorio que hemos definido. Complementariamente, sin embargo, cabe preguntarse si los niveles de desigualdad de ingresos difieren entre esos diversos tipos de territorio, de modo que la desigualdad en su interior ocurre en rangos específicos a cada tipo. En otro extremo en cuanto a baja densidad poblacional, se encuentran los municipios que carecen de una entidad o localidad de al menos 10mil habitantes. En su mayor parte corresponden a las comunas con mayor grado de aislamiento del país según criterios físicos, demográficos, de acceso a servicios públicos, económicos y político-administrativos, de acuerdo con un estudio del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile (SUBDERE 2008).

La desigualdad de Chile es intra e interregional, los ingresos del 10% de la población más rica del país son 27 veces mayores que el decil más pobre (OCDE, 2015)6, por sobre el promedio de los países de la OCDE, donde el 10% más rico gana 9,6 veces más que el 10% más pobre (siendo esta la mayor diferencia de los últimos 30 años) (Keeley, 2015). Actualmente en Chile, el 20% de mayores ingresos lo es 10 veces más que el 20% más pobre (OCDE, 2018). La desigualdad territorial se profundiza cuando los servicios públicos funcionan como buzón de demandas que son resueltas en la capital, sin considerar el contexto territorial. Ello se valida por políticas públicas o simplemente por la pasividad del Estado al no dar respuesta oportuna a problemáticas locales, dificultando el desarrollo regional y en definitiva el crecimiento armónico del país.

desigualdad por regiones

No cabe duda que la ciudad de Santiago se encuentra totalmente fragmentada, donde existen barreras físicas para la inclusión y la distribución equitativa de oportunidades, como también una inequitativa distribución de espacios públicos, parques y plazas. Tras la Mesa de Áreas Verdes convocada por el Centro de Políticas Públicas UC se generó un reporte con datos concretos sobre la inequidad desigualdad social globalizacion verde que existe tanto en la Región Metropolitana como en otras comunas de Chile. La birregionalidad autoriza a que un plantel estatal tenga domicilio en dos regiones si son contiguas y no existe otra estatal en esa región. Estrategias multisectoriales (Plan de desarrollo de pequeñas localidades) en donde se agregan diversos actores públicos, privados y de la sociedad civil.

La pobreza y la mala salud son fenómenos interrelacionados, de acuerdo con Wagstaff (2002) la pobreza provoca una salud deficiente por distintas carencias a las que se ven enfrentadas las personas más pobres y, a su vez, existe pérdida de ingresos cuando se cuenta con mala salud. Para exponer la situación de Chile en el mundo, la (Tabla 1) muestra una comparación con los países de mayor y menor PIB per cápita. En los últimos puestos se encuentran países del continente africano, donde el PIB por persona más bajo corresponde a la República Centroafricana, siendo tan solo 0,03 veces el de Chile. El EA puede ser considerado un indicador de desarrollo, por su estrecha relación a determinantes sociales y su contribución a la morbimortalidad maternoinfantil, al círculo de la pobreza y la desigualdad de género. Las curvas de Lorenz de los años 2008 y 2012 mostraron un leve aumento en la desigualdad en EA comunal en ambas mediciones. Particularmente, el coeficiente de Gini aumentó un 17,3% en la proporción de EA entre 2008 (0,17) y 2012 (0,20), y 12% en la tasa de FA (0,20 y 0,22, respectivamente).