Así, la riqueza extrema, no obstante sus posibles efectos positivos, significa que grupos de la población pueden ser relativamente, si no es que absolutamente, pobres, afectando por esta vía el desarrollo económico y las oportunidades de las personas para alcanzar el tipo de vida por ellos valorada. Esto es, desde el enfoque de desarrollo humano, la ultrarriqueza puede generar mecanismos adversos -desigualdades- a las capacidades humanas en distintas dimensiones, incluidas la salud y la educación (Robeyns, 2019). En un informe de inicios de año, desde Oxfam se indicó que “desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de 5000 millones de personas a nivel international se ha reducido. A este ritmo, se necesitarán 230 años para erradicar la pobreza; sin embargo, en tan solo 10 años, podríamos tener nuestro primer billonario”. No obstante, la riqueza extrema, como elemento determinante de la distribución de recursos económicos, influye en el ritmo y estructura del desarrollo (Bourguignon, 2015), recompensando más a los propietarios del capital.
Si bien se puede esperar que los más ricos disfruten de un mayor poder económico y político, se asume que, independientemente del tamaño de la fortuna, todos los multimillonarios tienen relaciones en sus respectivos contextos geográficos, sectoriales y temporales que pueden contribuir a su riqueza. Según un nuevo análisis desarrollado por Fight Inequality Alliance, el Institute for Policy Studies, Oxfam y Patriotic Millionaires, un impuesto al patrimonio con escala progresiva de hasta el 5 % a las fortunas multimillonarias y milmillonarias generaría 1,7 billones de dólares de ingresos anualmente. En basic, el comportamiento es comparable al patrón de la riqueza extrema nacional, por lo que la incorporación de nuevos billonarios parece ser la base de esta acumulación extrema. En 2005 Estados Unidos, Alemania, Rusia, Japón y Reino Unido significan el 71 pandemia pobreza,6% el complete de las grandes fortunas; mientras que para el 2018 EU, China, Alemania, India y Rusia agrupan el 62,1% del complete de billonarios. Desde 2020, con la pandemia y la crisis del coste de la vida, el 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (el 63 % de la nueva riqueza generada), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 %) llegaban al resto de la población mundial.
Al respecto, Robeyns (2019) reconoce que por sí misma la existencia de super- fortunas no es malo para la sociedad, en el supuesto authorized del origen de las mismas (herencia, emprendimiento, altos ejecutivos y financieras) (Sussman et al., 2014). En concreto, para el limitarismo nadie debería tener un excedente de dinero -más allá de lo que necesita para una vida plenamente floreciente-. Así como existe una línea de pobreza (donde la vida es mejor cuando nadie está por debajo de esta), el enfoque establece que se puede construir una línea de riqueza y que un mundo en el que nadie está por encima de la misma es un mundo mejor. Al respecto, siguiendo la hipótesis de Wilkinson y Pickett (2010), una vez alcanzado determinado umbral de vida (resueltas las necesidades de subsistencia), la desigualdad, asociada con la riqueza extrema, es el aspecto más relevante para la sociedad. Por consiguiente, los países con elevada riqueza extrema, donde la desigualdad es alta, podrían registrar simultáneamente estándares de vida relativamente altos. Se ha utilizado el umbral de pobreza fijado en 6,eighty five dólares para calcular el número de personas (2000 millones) que podrían salir de la pobreza con la aplicación de un impuesto al patrimonio de hasta el 5 % a las fortunas multimillonarias y milmillonarias.
El informe anual de Oxfam sobre la desigualdad fue publicado antes del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, que cada año reúne a muchas de las personas más ricas e influyentes del mundo. La organización benéfica está pidiendo a los gobiernos que implementen políticas que alivien la carga de las mujeres que brindan atención y cuidado a niños y ancianos, a menudo por poco o ningún pago. Oxfam sugiere mayores impuestos a los ricos y más gasto de los gobiernos nacionales en atención de la salud y la infancia. La desigualdad global paises de pobreza extrema está “fuera de control” debido a los sistemas económicos sesgados que excluyen a muchas mujeres y permiten a los multimillonarios acumular enormes fortunas que hacen poco por la sociedad, según Oxfam International. El estudio anual fue publicado antes del Foro Económico Mundial anual en Davos, Suiza, que reúne a algunas de las personas más ricas e influyentes de la Tierra.
Pero la selección y exclusión de ciertas temáticas, el empleo de metodologías cuestionables, y la elabora-ción de reflexiones apresuradas, desprolijas y contradictorias, dan cuenta de descara-das prácticas de propaganda y de sesgos partisanos. Son ya muchos los países que están avanzando para aumentar la tributación «de quienes más tienen», como Bolivia, España, Chile o Colombia, y en otros, como Kenia, Canadá, China, Países Bajos o Malasia ya se está debatiendo. Gabriela Bucher, directora de Oxfam, dice que el dinero no carece, como se ha visto con los millones liberados para combatir la pandemia. “Tres de cuatro trabajadores en el mundo no tiene reconocidos derechos tan básicos como una prestación por desempleo o baja por enfermedad”, enfatiza el director de Oxfam en España. La organización pide eliminar las leyes que socavan el derecho de los trabajadores a organizarse para defender sus intereses a través de sindicatos y mediante huelgas, así como aumentar su protección. Oxfam reconoce señales positivas por parte de Estados Unidos y China en el combate de esta desigualdad, pero pide a los gobiernos que “impongan impuestos sobre las ganancias acumuladas durante la pandemia”.
Un país que tenga un elevado nivel de desigualdad económica, tendrá también una mayor desigualdad entre hombres y mujeres. «El aumento desmesurado de la riqueza extrema en los últimos tres años se ha consolidado mientras que la pobreza mundial continúa en niveles similares a los registrados antes de la pandemia», recalca el documento. El grupo recomienda que los gobiernos trabajen para construir sistemas nacionales de cuidado, proporcionar servicios públicos gratuitos y aumentar los impuestos a los ricos. También sugiere que los países deberían tratar de limitar la influencia de las corporaciones y los superricos. “Los monopolios afectan negativamente a la innovación y tienen efectos devastadores para las pequeñas y medianas empresas, así como para las y los trabajadores. La sociedad no ha olvidado cómo el monopolio de las farmacéuticas negó vacunas contra la Covid-19 a millones de personas, creando un apartheid de vacunas basado en el racismo, y propiciando la creación de un nuevo club de milmillonarios”, señala Behar.
La ONG responsabiliza de esta desigualdad a la evasión de impuestos, la influencia de las empresas en la política, la erosión de los derechos de los trabajadores y el recorte de gastos. Según los datos de la ONG, cuya metodología se basa en cifras divulgadas por la revista Forbes y el banco Crédit Suisse aunque es criticada por algunos economistas, 2.153 personas disponen actualmente de más riqueza que 4.600 de millones más pobres del planeta. «Las mujeres y las jóvenes son las que menos se aprovechan del sistema económico precise», cube Amitabh Behar, responsable de Oxfam en India, que representará a la ONG este año en la edición del Foro de Davos de este año que abre el martes en el reputado balneario suizo. Las mujeres son las grandes perdedoras de la distribución de la riqueza mundial, ya sumamente desigual pues 2.153 millonarios poseen más que el 60% de la población, denunció el lunes la ONG Oxfam en un informe.
Ya que los dueños de enormes fortunas tienden a ahorrar e invertir más que los trabajadores, también tienden a ganar participación en la distribución de los beneficios, mediante estructuras institucionales y grandes empresas, afectando por esta vía los patrones de desarrollo (igualdad de oportunidades). En consecuencia, la riqueza extrema obstaculizaría la eficiencia económica -distribución de recursos- y llevar a desigualdad respecto de las oportunidades. De este modo, la riqueza extrema y la desigualdad socavan las sociedades, llevando a una movilidad social restringida (OXFAM, 2013), así como a limitadas oportunidades de educación, de desarrollo de habilidades y de salud (Cingano, 2014). El aumento desmesurado de la riqueza extrema en los últimos tres años se ha consolidado mientras que la pobreza mundial continúa en niveles similares a los registrados antes de la pandemia.
Para 2005 las principales economías generadoras de riqueza extrema como proporción de su PIB fueron Suecia, Arabia Saudita, Kuwait, Malasia y Rusia. En contraste, para 2018 las principales economías con riqueza extrema son Chipre, Georgia, Rusia, Líbano y Suecia. Se observa que las naciones con mayor riqueza extrema y número de billonarios, que son al mismo tiempo economías fuertes con ingresos elevados, no aparecen entre los mayores generados de riqueza extrema como proporción del PIB. Esto sugiere una posible concentración de poder económico al interior de los países con elevado peso de la riqueza extrema en su PIB, afectando el desarrollo económico doméstico.
El informe Time to Care (hora de preocuparse) también destacó las disparidades económicas basadas en el género, diciendo que las mujeres y las niñas cargaban con una responsabilidad desproporcionada en los trabajos de cuidados y con menos oportunidades económicas. «La desigualdad económica está fuera de control» y 2.153 multimillonarios tenían más riqueza que four.600 millones de individuos en 2019, señaló. Oxfam ha calculado que la fortuna de esa minoría privilegiada suma 2.700 millones de dólares cada día, en tanto que los salarios de cerca de 1.700 millones de trabajadores crecen por debajo de la inflación. En dos años de pandemia de un virus que aparenta, cada vez, ser menos mortal, la desigualdad económica y social ha contribuido a la muerte de 21 mil personas por día, una cada cuatro segundos. Una de las recomendaciones de la confederación Oxfam para reducir la desigualdad es que cada gobierno se establezca metas y planes de acción concretos. En gran parte, vinculados al acceso de servicios públicos básicos, fundamental para disminuir esta brecha.
Diversos medios de prensa en Chile y el extranjero divulgaron estos resultados, sin cuestionar la validez de su metodología, ni la racionalidad de las conclusiones que a par-tir de ellos se efectúa. Así, por ejemplo, no existen reparos respecto de la contradicción que supone, por una parte, identificar la inflación como una causa sustantiva de la ”poli-crisis” económica que se denuncia y, por otra, recomendar impuestos expropiatorios para distribuir recursos por medio del aumento del gasto público. En su informe Oxfam propone “universalizar la provisión gratuita de servicios públicos como la salud y la educación que funcionen también para las mujeres y las niñas y dejar de apoyar la privatización de los servicios públicos». Oxfam plantea que los sueldos de casi 800 millones de trabajadores no siguieron el ritmo de la inflación, lo que produjo una pérdida aproximada de 1,5 billones de dólares durante los últimos dos años, el equivalente a 25 días de sueldo perdido por cada persona empleada. Según Desigualdad S.A, «en términos reales, considerando el aumento de costo de vida, la riqueza de los milmillonarios se ha incrementado en three,3 billones de dólares desde 2020, a un ritmo tres veces mayor que la inflación».
Según el estudio de Oxfam, tres cuartas partes de los gobiernos tienen previsto recortar el gasto durante los próximos cinco años, por un importe whole que podría ascender a 7,8 billones de dólares (7,2 billones de euros). El documento fue este lunes al inicio del Foro Económico Mundial de Davos, y destaca que desde el inicio de la pandemia de coronavirus, un 1 por ciento de la población mundial ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada, casi el doble que el ninety nine por ciento restante. La ONG Oxfam ha calculado que la fortuna de esa minoría privilegiada suma 2.seven-hundred millones de dólares cada día. Según un estudio, desde el inicio de la pandemia, el 1% de la población mundial ha acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada, casi el doble que el 99% restante.
De hecho, los regímenes democráticos impulsan el desarrollo humano porque fomentan la capacidad de decisión de los seres humanos y garantizan varias cuestiones políticas como las libertades civiles y políticas (Inglehart y Welze, 2005). Sin embargo, también es posible que el mayor índice de desarrollo se traduzca en riqueza extrema. Freund y Oliver (2016) establecen que a medida que los países se desarrollan, un puñado de empresas excepcionalmente productivas crece rápidamente y se convierten en gigantes, lo que hace que los fundadores y altos ejecutivos sean espectacularmente ricos. Entre marzo de 2016 y marzo de 2017 se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo milmillonario cada dos días.