Nos cube Mitchell que los “patrones cambiantes de la producción capitalista en los espacios regionales son inevitables y socaban la capacidad de las ciudades para determinar sus rumbos” (2016). El desequilibrio económico territorial, en la mayoría de los países, se explica por la concentración del poder económico, político y financiero que se asienta en las ciudades más importantes (Martin, et al, 2010). Mientras continúe el poder económico ubicado en las grandes urbes y no se realicen fuertes inversiones y gastos en las regiones menos desarrollas, no hay forma de reducir los desequilibrios existentes (véase Tabla 1). El coste de crear una pink desigualdad extrema de transporte público funcional, por ejemplo, es elevado, pero los beneficios en términos de actividad económica, calidad de vida, medio ambiente y éxito general de una ciudad interconectada son aún mayores. La desigualdad puede generar malestar e inseguridad, la contaminación deteriora la salud de la población y afecta a la productividad de los trabajadores y, por tanto, a la economía, y los desastres naturales pueden alterar el estilo de vida de las personas. La contaminación del aire no es solo un problema urbano que perjudica la salud de millones de personas, sino que también afecta a los pueblos y las zonas rurales.
El arquitecto y profesor de urbanismo en la Universitat Politécnica de Catalunya Miguel Y. Mayorga también habló sobre la necesidad de tener información para dar con las mejores decisiones. Además de nociones urbanas, hay nociones variables, y así como un arquitecto necesita un plano topográfico para empezar a diseñar un edificio, los urbanistas tenemos que hablar de vida urbana, por ejemplo midiendo la biodiversidad, hablando de centralidad a partir de la proximidad a distintos usos, y de una urbanidad que no niegue el entorno”, dijo Mayorga. El más reciente informe de Oxfam sobre desigualdad, lanzado en el Foro Económico Mundial de Davos, indica que en los últimos dos años el 1% más rico de la población mundial ha acumulado casi el doble de riqueza que el 99% restante. Por primera vez en 25 años, la riqueza y la pobreza extremas se han incrementado simultáneamente. El comportamiento del índice de desarrollo sustentable (IDS) para las ciudades de estudio se identifica con el colour verde.
Esto puede ayudar a explicar por qué las ayudas tienen un menor impacto en la desigualdad en estas dos ciudades. En todas las ciudades, la participación del ingreso de pensiones crece de manera significativa a medida que se avanza el decil, caso contrario al ingreso de ayudas, que tiene un mayor peso para los deciles más bajos, aunque esto ha cambiado a lo largo de los años. Por ejemplo, para 2018, en Pereira A. M., el ingreso per cápita del primer decil se componía, en un 0,7 %, de ingresos pensionales, y un 19,2 %, de ayudas; mientras que en el último decil estos rubros eran del 15,5 % de pensiones y four,4 % de ayudas. Lo mismo ocurrió en Cartagena, donde para ese año el ingreso del primer decil se constituía, en un 1,1 %, de pensiones, y 16 %, de ayudas, y el último decil en un 2,9 %, de ayudas, y 19,6 %, de pensiones. Cabe anotar que el ingreso de ayudas en el último decil se mantiene entre el 2,9 y el 4,4 % para las four ciudades observadas. En Pereira y su Área Metropolitana, a lo largo de la serie descrita, la estructura del ingreso per cápita real se conformó, en promedio, en 9,8 % por pensiones, 7,3 %, por ayudas.
Aunque, eso sí, “el debate no está resuelto”, porque “aún no hay consenso sobre qué temas se tratan ni de qué manera en el urbanismo resiliente”. Se abre, así, un nuevo paradigma y la resiliencia deja de ser “un cálculo de funciones de riesgo, que es fiable y en el que hay una disciplina, una técnica». Por el contrario, se abre «un abanico» de posibilidades que convierte la resiliencia en una suerte de mecanismo que nos permite «abrazar la incertidumbre». Entra en juego, aquí, el «pensamiento resiliente» que permea toda la política urbana. Y confiesa que lo realmente “chulo” es lo que hacen esos pequeños municipios con presupuestos reducidos y, a su vez, muchos “estreses” o desafíos.
En este sentido, en las tres últimas décadas, cuando las ciudades se han transformado rápida y profundamente, ante la necesidad de refuncionalizar los espacios urbanos para adecuarlos a las exigencias de la economía global, estos procesos adquieren nuevas connotaciones y obligan a diseñar nuevas estrategias y herramientas de investigación. Las ciudades en los países en desarrollo crecen de forma muy rápida en dos aspectos simultáneos. Primero, por el crecimiento de su tamaño de población a causa del crecimiento natural, la inmigración rural, el aumento en la esperanza de vida… Pero segundo, también se expanden físicamente a medida que la población demanda más espacios para vivienda y que las industrias, sobre todo que consumen una mayor cantidad de suelo se desplazan del centro hacia la periferia urbana. Los resultados de esta investigación aportan al menos tres conclusiones de interés para el fenómeno tratado. En primer lugar, la desigualdad existente entre inmigrantes y nativos aumenta con el tamaño del municipio de residencia.
Esta se centró en problemas de tipo ambiental de las distintas regiones del mundo, tomando en cuenta aspectos como el crecimiento población, la contaminación, el ordenamiento de los asentamientos humanos, así como en la planificación y mejoramiento de los asentamientos urbanos a través de mejoras en aspectos como la vivienda, transporte y servicios municipales esenciales. Estas diferencias en el acceso a equipamientos urbanos son también un indicador de diferencias más graves. Por ejemplo, la tasa de mortalidad por el virus COVID-19 en las seis comunas más ricas de Santiago es, en promedio, 1,53 muertes por cada 1.000 habitantes. En las seis comunas con las mayores tasas de mortalidad, el promedio es de 3,26 muertes por cada 1.000 habitantes, es decir, más del doble. Las diferencias en el acceso a equipamientos, en las condiciones laborales, en la calidad de los establecimientos de salud, en los tipos de trabajo –que se diferencian en la posibilidad de mantenerse en casa sin exponerse al contagio–, en el tamaño de las viviendas –que permite aislar a los contagiados–, and so forth., resultan en tasas de mortalidad diferenciadas.
De manera marginal y complementaria, se acompañan de programas para la construcción de infraestructura social y de mejoramiento de la vivienda. Este tipo de planes tiende a generar dependencia y a destruir la iniciativa, a fomentar el individualismo y a afectar el tejido social en las comunidades. Son programas de enorme alcance pero de pobre concepción frente a la complejidad de la problemática social del país. Otros programas de transferencia de ingresos se focalizan en grupos vulnerabilizados, como las pensiones alimentarias para adultos mayores, las asignaciones para madres solteras o solas, mujeres sujetas de violencia doméstica y personas con discapacidad. Los principales problemas de las ciudades latinoamericanas son la pobreza y la desigualdad y por ello uno de los principales temas de la investigación social y de los estudios urbanos.
Esta reforma pretende penar con hasta tres años de cárcel a quien contagie de manera intencionada una patología. “Pero no estamos hablando solo del VIH, sino también de la tuberculosis o de la misma covid-19”, dice con indignación. Se registraron resultados positivos en términos de salud de los participantes, de reducción de la concentración de la pobreza y satisfacción con las nuevas condiciones de vivienda. Y con sus resultados y la modificación de políticas de vivienda a nivel federal en Estados Unidos llegaría lo que se conoce como “el efecto Katz”. Determinar si estos factores influyen en si un niño será pobre o rico cuando llegue a la edad adulta ha sido un dilema con el que las ciencias sociales han estado lidiando durante décadas. La expectativa de vida de una comuna in style de la zona sur o de la zona norponiente de Santiago es de 79 años, versus la expectativa de vida de una persona que vive en la zona oriente, que es de 89 años.
“Para el 2020 Bogotá tuvo un coeficiente de Gini superior al promedio nacional, alcanzando la cifra registrada ese año en Quibdó, 0,56 y, asimismo, presenta el coeficiente de desigualdad más alto de las ciudades capitales medidas”. De hecho, un ejemplo de progreso hacia la universalidad es la ampliación del derecho a la educación. Como ya se mencionó, la oferta de servicios educativos se fue extendiendo para asegurar el acceso a todos los niños y jóvenes. A pesar de estos avances, la educación está segmentada entre la pública y la privada y registra muchas disparidades en el territorio nacional, arrastra serias deficiencias en su calidad y no logra adecuarse a la diversidad social y cultural de la población.
Eran los menos numerosos, pero los únicos que podían ejercer los cargos de más responsabilidad. Para no perder el control de la colonia, España promovió una gran jerarquización social, favoreciendo a los españoles. 3El 53% de la población vive en los municipios conurbados del Estado de México, el 42% en el Distrito Federal y 5% en los municipios del estado de Hidalgo. 2Este análisis se basa en los datos del Programa de Ordenamiento de la Zona Metropolitana del Valle de México (POZMVM), Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la UNAM (2012).
De hecho, tal y como aseguran estudios realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta es la región más desigual del planeta, donde una mujer de un barrio empobrecido de Santiago de Chile nace con una esperanza de vida 18 años menor que otra que reside en una zona afluente de la misma ciudad. La tercera generación de programas sociales incluye a aquellos que se focalizan en los grupos en situación de pobreza o en situaciones de vulnerabilidad. Su origen se remonta a fines de los ninety desigualdad en la sociedad ejemplos con el programa Progresa, que continúa hasta hoy con el nombre Oportunidades. Este tipo de programa considera solo tres rubros del bienestar –alimentación, salud y educación– y se enfoca principalmente en el medio rural.
Con lo anterior se podría concluir que el índice de Gini se hubiese podido reducir 0,09, en el indicador de Barranquilla A. M., y 0,066, en Bucaramanga A. M., pero los efectos de los ingresos por pensiones en estas ciudades limitaron la reducción de este indicador. Lo mismo ocurre en Cartagena y Pereira A. M., donde la caída de la desigualdad pudo haber sido de 0,091 y 0,085, respectivamente; no obstante, estas dos ciudades se diferencian por una mayor contribución de los ingresos de ayudas que jalonaron una caída de la desigualdad después del ingreso laboral. La implementación efectiva de la Nueva Agenda Urbana a través de estructuras de gobernanza urbana de apoyo, planificación urbana y territorial y medios efectivos de implementación —financiamiento adecuado, desarrollo de capacidades, información, tecnología e innovación— aprovechará el valor de la urbanización sostenible en todas sus dimensiones. Los gobiernos locales aún enfrentan múltiples limitaciones con respecto a las finanzas urbanas.
El servicio de mototaxis genera 274,166 viajes diarios, sobre todo en las zonas conurbadas; cifra que rebasa al uso de taxis vía aplicación móvil (Uber, Cabify y similares, que es de 156,429) e incluso que el Tren Suburbano (187,958). El impacto ambiental de este fenómeno es grande, ya que la motocicleta representa 19 veces más la generación de dióxido de carbono (CO2) en comparación con lo que una persona genera en un viaje en metrobús, por ejemplo. La explicación al uso de mototaxis en el último tramo de viaje se relaciona con factores de seguridad y de ahorro de tiempo, pese a que signifique un gasto más en la economía familiar, pues no hay tarifas establecidas ni management sobre este medio de transporte (Téllez, 2019). Ésta es la realidad del 60% de la población en la región, pues, de acuerdo con la EOD, el 59% de las familias en la ZMVM no posee automóvil; además, a esta cifra debemos sumar a aquellas familias que tienen auto con holograma 1 y 2, lo cual puede significar que al menos un día a la semana y dos sábados al mes se incorporen a las cifras de quienes utilizan servicio público. Algunos estudios han analizado este fenómeno a la luz de la compra de un segundo vehículo para evadir el “descanso” semanal (Moctezuma, 2012), sobre todo autos de segundo uso e importados, los cuales significan una huelga ecológica más profunda para la región.
El análisis del caso español para explorar la relación entre el tamaño de la ciudad y la desigualdad laboral es adecuado por el doble crecimiento experimentado en las últimas décadas en términos urbanos y de población inmigrante (Gil-Alonso y Bayona i Carrasco, 2012). En concreto, en este artículo se va a estudiar en qué medida las diferencias de clase social observables en virtud del país de nacimiento cambian dependiendo del tamaño del municipio de residencia. Los espacios públicos abiertos aportan enormes beneficios sociales, medioambientales y económicos en las ciudades. Con las importantes excepciones de las personas con discapacidades motrices, caminar es la forma más común de movilidad en las ciudades y la más relevante para la vitalidad de las calles, la equidad social y la sostenibilidad medioambiental. En el Gran Santiago, hoy, el mecanismo de valoración urbana más eficiente para el desarrollo de nuevo capital espacial es Metro[13].