Otras categorías artefactuales representadas en el Arcaico IV son las mismas ya reportadas para el Arcaico III, tales como cuchillos, raederas, raspadores, tajadores, manos, etc., incluyendo las pesas para anzuelo compuesto. Los instrumentos pulidos encontrados en los sitios Morro Colorado y Zapatero, se comportan similarmente a las piezas del Arcaico II, aunque su frecuencia disminuye notoriamente. Cabe destacar que en este período se comienza a registrar un tipo de mano de moler con una morfología estandarizada que refiere una forma de uso specific organizacion sin animo de lucro.
Por lo pronto, cabe señalar que a nivel de la costa arreica son varios los sitios emparentados con nuestro Arcaico IV. Considerando solo la presencia de arquitectura del tipo Caleta Huelén 42, los sitios acá descritos se relacionan con las ocupaciones de Cobija thirteen, Copaca, Los Canastos 3, Chacaya 2, Punta Guasilla 1, Agua Dulce (al sur de Tocopilla), Rocas Negras, Paraguas, Punta Guanillos y Caleta Huelén 42 (Núñez 1971; Bustos 1974; Núñez et al. 1974; Montenegro 1982; Zlatar 1983; Bittmann 1984; Llagostera 1989, 2005; Salazar et al. 2010; Castro et al. 2012; Ballester et al. 2014a y b). Sitios sin arquitectura, pero con fechas de este período en la costa arreica, incluyen Abtao 1, Abtao 2, Conchal Aguada de Morro Moreno, Cobija S1, Punta Blanca y Mamilla 7 (Boisset et al. 1969; Bittmann 1984; Llagostera 1990; Salazar et al. 2010; Ballester et al. 2014b), entre otros. El límite sur de este complejo cultural es por ahora más difícil de establecer, pero recientemente en el marco de estudios de impacto ambiental realizados en la localidad de Flamenco (al sur de Chañaral), algunos de los autores han excavado una estructura de morfología semejante, asociada a cuchillos tipo Taltaloides pequeños y a un entierro flectado que fue fechado directamente en 4790 ± 25 AP (hueso humano, sin calibrar). El Arcaico IV muestra notorias evidencias de continuidad respecto del período anterior en términos de subsistencia y tecnología.
La OMC es la sucesora del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), establecido tras la segunda guerra mundial. Así pues, aunque esta Organización cuenta con pocos años de vida, el sistema multilateral de comercio, que originalmente se estableció en el marco del GATT, cumplió 50 años hace ya cierto tiempo. La pandemia ha generado una importante crisis económica y de salud, con un choque temporal significativo entre la demanda y oferta. El alcance de su impacto dependerá de la duración y gravedad del brote, así como del reinicio de la actividad económica y alcance de las intervenciones gubernamentales.
Por su parte, la presencia en los cementerios de Taltal de elementos formativos provenientes de la cuenca del salar de Atacama y/o el río Loa es indudable (Mostny 1964; Núñez 1984), pero pensamos que su frecuencia tampoco es significativa. Aun así, al parecer estos elementos exógenos fueron integrados más en el ámbito ceremonial que doméstico de las poblaciones locales, y por lo tanto no generaron transformaciones tecnológicas relevantes sino hasta el período Intermedio Tardío, cuando las poblaciones costeras comienzan a fabricar su propia cerámica y sus instrumentos de uso litoral en steel (cobre no aleado y/o bronce estañífero). La estratigrafía con diversos rasgos y áreas de quema, la presencia de artefactos tales como puntas, cuchillos, raspadores, anzuelos, ¿arpones? No obstante, las ocupaciones en este campamento habrían sido de corta duración tal como se deriva del análisis de la densidad de los depósitos y la presencia de capas estériles o semiestériles intercaladas con las capas de conchal y rasgos de quema. La superposición de numerosos eventos de ocupación y desocupación en un período relativamente corto sugiere que el campamento habría sido reocupado periódicamente. Estas evidencias nos permiten plantear como hipótesis que el patrón de asentamiento del Arcaico II se caracterizó por un sistema de alta movilidad residencial, sin que hasta el momento hayamos reportado la presencia de sitios de tareas específicas.
Si lo anterior es correcto, el hecho de que hayan diez sitios arqueológicos en el segmento de 70 km que separan Zapatero de Los Bronces7, posiblemente funcionando en forma contemporánea significa que, o bien había distintas unidades sociales coexistiendo en la época, cada una utilizando alguno(s) de estos sitios, o bien un mismo grupo empleaba periódicamente estos sitios dentro de una estrategia de movilidad residencial, pero con permanencias prolongadas en cada campamento. La presencia de ocupaciones Huentelauquén en la costa de Antofagasta y en el Norte Semiárido sugieren un patrón de movilidad residencial de amplio espectro a lo largo de la costa, el cual en nuestra área de estudio se complementó con movimientos logísticos hacia los pies e interior de la Cordillera de la Costa (Castelleti 2007). Cabe señalar que, si bien las características del patrón de asentamiento consolidado durante el Arcaico I en Taltal no están suficientemente comprendidas, todo apunta a diferencias significativas respecto de lo que se ha observado más al sur, en especial para las poblaciones Huentelauquén que habitaron la costa del río Choapa (Jackson y Méndez 2005). Por lo tanto, no queda claro por ahora el rango actual de movilidad anual de estas poblaciones a lo largo del eje litoral, pues puede tratarse de distintas unidades sociales que ocuparon territorios circunscritos durante la mayor parte del circuito de movilidad anual.
No obstante, en momentos un poco más tardíos del Arcaico III de Morro Colorado (datados hacia el 6270 AP sin calibrar), se registran algunos anzuelos circulares de vástago corto (Figura 5.four y 5.5). El hecho de que el vástago corto y la pesa estén ausentes durante el Arcaico II pero que sí hayan sido reportados hacia finales de la primera mitad del Arcaico III, sugiere que estas dos innovaciones pudieron estar relacionadas entre sí. Por su parte, las pesas también aparecen en prácticamente todos los sitios Arcaico III, elaboradas tanto en concha de «choro zapato» como en hueso (Figura 5.6). La presencia de preformas y desechos de fabricación de anzuelos de concha en Morro Colorado y Zapatero, así como la constante aparición de limas líticas, sugiere la presencia de áreas de trabajo conquiológico en estos sitios (Flores et al. 2014) (Figura 5.6). En el caso specific de Morro Colorado, la presencia de áreas de trabajo especializado del recurso existe desde el Arcaico II, sin embargo, durante el Arcaico III se observa una mayor cantidad fragmentos de Choromytilus chorus y de limas. Estos datos indicarían patrones de subsistencia de amplio espectro para las poblaciones del Arcaico I, los que incluirían una variedad de recursos propios del litoral costero, pero con un énfasis mayor en los moluscos y los peces, tal como ha sido propuesto también para La Chimba 13 en Antofagasta y El Obispo 1 al sur de Chañaral (Llagostera et al. 2000).
Por último, respecto de los moluscos, el análisis de una columna de fauna reveló que para este período predominan los gastrópodos, y en específico la especie Tegula atra con casi el 60% del MNI identificados, seguida más de lejos por distintas especies de fisurélidos y chitones con cerca del 10% para cada grupo taxonómico, y más abajo aún por Concholepas concholepas con cerca del 5%. La fecha obtenida del inicio de la ocupación correspondiente al Arcaico II arrojó un resultado de 8261 ± 30 cal AP (carbón), mientras que el inicio de la siguiente ocupación (Arcaico III) arrojó un resultado de 7633 ± 25 cal AP (carbón). Por su parte, la fecha obtenida de la parte central del segmento estratigráfico correspondiente al Arcaico II dio por resultado 7868 ± 40 cal AP (carbón). Destinada para actores involucrados en el proceso de ense�anza en la organizaci�n de recursos por medio de pesta�as de informaci�n, las cuales permiten reemplazar el tradicional formato vertical (que se extiende paulatinamente conforme se publican insumos en la plataforma) hacia uno horizontal donde cada pesta�a contiene toda la informaci�n relativa al la Unidad, M�dulo o Secci�n del curso. Las Plantillas son formatos preestablecidos de organizaci�n de informaci�n para un aula virtual, los cuales son posibles de seleccionar al momento de activar una por parte del docente. Cabe destacar que todas son personalizables en cuanto a su estructura, organizaci�n de la informaci�n y tipos de recursos y actividades seg�n lo estimen los/as docentes.
La primera de ellas es sin duda la de Augusto Capdeville, aficionado chileno que se interesó en la arqueología a partir de sus intercambios epistolares con Max Uhle (Mostny 1964). A medida que la organización crece y el trabajo se complejiza se requieren más niveles directivos, una jerarquía de autoridad entre el núcleo de operaciones y el ápice estratégico. Su trabajo sirve de enlace entre la alta dirección y el núcleo de operaciones y tienen responsabilidad sobre las divisiones, departamentos, áreas o procesos de los cuales están encargados. Su trabajo consiste en implantar e implementar la estrategia definida por el ápice estratégico, transformándolo en una realidad en la empresa. Además de ello dirigen flujos ascendentes, es decir comunicación desde el núcleo de operaciones hacia la alta dirección, dificultades y oportunidades.
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6Si bien lo anterior podría explicarse en la zona de estudio por la funcionalidad de los sitios (campamentos de tarea donde es esperable una baja diversidad artefactual según Chatters (1987), Kelly (1992), Shott (1994), entre otros), en los campamentos base del norte semiárido tampoco se advierten otros tipos de puntas para este período. Más aún, las mismas puntas se mantienen en las dos fases propuestas por Llagostera, aún a pesar de la creciente importancia de la dieta terrestre y la caza del guanaco en momentos más tardíos de la secuencia. Si asumimos una ruta costera como una de las vías de poblamiento temprano de Sudamérica (Llagostera 1982; Dillehay 1999; Lavallée et al. 1999, entre otros), las edades de sitios como Monteverde que ya evidencian manejo sistemático de recursos marinos (Dillehay 2004) sugieren que las primeras comunidades humanas pudieron pasar por la zona de Taltal incluso milenios antes de que se comenzaran a usar los sitios Huentelauquén descritos en este trabajo. Solo futuras investigaciones, así como prospecciones subacuáticas sistemáticas, permitirán identificar los momentos más tempranos de la exploración y colonización de este territorio, así como los segmentos aún desconocidos del patrón de asentamiento Huentelauquén en la zona. Estos sitios presentan estructuras de piedra elaboradas, las que en la mayoría de los casos presentaron entierros bajo las viviendas, todo lo cual indica cierta estabilidad en las ocupaciones. Lo anterior es coherente con la densidad de los depósitos, la presencia de sectores de basural separados de las viviendas y la diversidad artefactual y ecofactual detectada en estos sitios.
De hecho es importante destacar que, con excepción de Paso Malo Alfarero, los restantes sitios considerados «formativos» por Castelleti tienen cerámica exclusivamente superficial o bien en sus niveles superiores, pero no existe asociación estratigráfica entre las fechas radiocarbónicas «formativas» obtenidas por este autor en Plaza de Indios Norte o en el Sitio 183 y fragmentos alfareros, textiles o ecofactuales provenientes de tierras altas o la costa de Valles Occidentales. Lo anterior indicaría que no es durante nuestro Arcaico VI cuando se produce una incorporación relevante de objetos de tierras altas en los contextos locales. Por su parte, de cuatro entierros del período excavados y fechados, solo uno presenta alfarería, pero ni siquiera se trata de una pieza completa, sino sólo de fundacion slim un fragmento de vasija del tipo Loa Café Alisado10, lo cual sugiere un escaso uso de cerámica durante el período. Los datos de Castelleti (2007; véase también Castelleti y Maltrain 2010) indican que la subsistencia durante el Arcaico VI estuvo dominada básicamente por las mismas especies que los períodos previos, aunque con algunos cambios en su representatividad. Por ejemplo, el registro malacológico incluyó a las características Tegulas spp., Fissurellas spp., C. Concholepas y Chiton spp., pero son estos últimos tres los que constituyen la gran mayoría del universo malacológico del campamento residencial de Plaza de Indios Norte (Castelleti y Baeza 2004), a diferencia de lo observado en los períodos previos donde predominaban las tégulas y los chitones estaban menormente representados.
Cabe señalar que fuera del área de estudio no son muchos los sitios conocidos con edades asignables a este período. En la costa arreica, por ejemplo, tan solo se conocen edades contemporáneas a nuestro Arcaico V para los sitios Abtao 1 (Boisset et al. 1969) y Punta Guasilla 1 (Montenegro 1982). Salvo por una fecha de 3780 ± 90 AP (sin calibrar) para el sitio tipo Caleta Huelén forty two (Núñez 1971), la mayoría de las estructuras habitacionales y funerarias características del período anterior parecen haberse abandonado en este momento en toda la costa arreica. Al respecto, nos parece interesante constatar que incluso el fin de la tradición Chinchorro se ha situado recientemente en un momento prácticamente contemporáneo con el fin de nuestro Arcaico IV (Marquet et al. 2012), lo que permite pensar en hipótesis de procesos a nivel regional que tuvieron profundas repercusiones en los modos de vida costeros. Estos últimos, sin embargo, no han sido reportados aún para la costa arreica durante este período. Todo esto indica evidentes cambios en el sistema de asentamiento entre el Arcaico III y el IV, los cuales aún deben ser explicados con mayor profundidad a partir de nuevas investigaciones.
Por ejemplo, en Caleta Bandurrias hemos obtenido fechas de 5203 ± 60 cal AP, 5262 ± 30 cal AP (ambas en concha, calibradas con corrección por efecto reservorio) y 5519 ± 25 cal AP para basurales asociados a este tipo de estructura, mientras que obtuvimos una datación de 5277 ± 70 AP (concha, calibrado con corrección por efecto reservorio) para el interior de una de estas estructuras. Son contemporáneas también las edades de Punta Negra 1A donde Contreras y colaboradores (2011) dataron el inicio de la ocupación de estas estructuras en 5633 ± 40 cal AP (carbón) y 5609 ± 40 cal AP (carbón). Del sitio Los Bronces-1 se obtuvo una edad de 5512 ± forty cal AP (carbón) para el inicio de una de estas estructuras (Contreras et al. 2007). Por otro lado, la escasa variabilidad tipológica evidenciada en las puntas de proyectil de este período parece poco coherente con la captura de las dos especies de mamíferos representadas en el registro arqueofaunístico (otáridos y camélidos), dado que ambas exhiben importantes diferencias desde el punto de vista etológico6. Lo anterior indica que, o bien los otáridos fueron capturados con tecnologías artefactuales no formalizadas (p.e. garrotes), o bien las comunidades del Arcaico I emplearon una misma tecnología generalizada para explotar diversos recursos locales. Lo anterior es importante en términos del grado de especialización de esta temprana adaptación marítima.
El sitio evidenció dos ocupaciones asignables al complejo cultural Huentelauquén, tanto dentro como fuera de la línea de goteo del alero. Por sobre las capas correspondientes al Holoceno Temprano se documentó una ocupación prehispánica tardía con una función funeraria, y luego una débil ocupación histórica subactual (Castelleti 2007; Castelleti et al. 2010). Es decir, este alero tendría ocupaciones domésticas solo durante el Holoceno Temprano, y luego en forma efímera durante momentos subactuales. Este período se encuentra caracterizado por las primeras ocupaciones de la costa de Taltal, las cuales han sido asociadas al complejo cultural Huentelauquén y se corresponde con el Arcaico Temprano de Castelleti (2007) y a nivel regional con las Fases I y II de Llagostera (2005). Toda organización requiere un espacio de dirección, al que Mintzberg llama ápice estratégico o alta dirección, esta dirección (una o varias personas, dependiendo de la propia estructura social de la organización) es la responsables del desarrollo de la estrategia de la empresa considerando en todo momento su misión y valores así como sus partes interesadas (las llamadas relaciones con su entorno) y los recursos que tiene. Además supervisan directamente la totalidad del sistema empresarial y su trabajo determina el “rumbo” de la organización y su liderazgo marca y determina el ambiente de trabajo imperante en la entidad.