Y, desde entonces, hemos buscado entregar certezas a la población, ayudar donde más subía el costo de la vida, porque sabemos que muchas y muchos de nuestros compatriotas pueden caer bajo la línea de la pobreza ante cualquier enfermedad o al perder su fuente laboral. La pandemia de covid-19 se ha saldado con una caída del eight,1% del PIB en América Latina, superando el impacto de la crisis en la Unión Europea y de otras economías emergentes. No obstante, las economías latinoamericanas ya mostraban importantes debilidades antes del inicio de la emergencia sanitaria. Es decir, la pandemia ha recrudecido los problemas productivos y sociales de América Latina, como la perversa especialización comercial de la región, la debilidad del tejido productivo y del mercado de trabajo, y los problemas sociales.
Analizan las anteriores crisis en Uruguay e indican que las políticas redistributivas tímidas o tardías acarrearon “severas consecuencias de corto, mediano y largo plazo en las condiciones de vida de la población, que no se revirtieron completamente en los períodos de crecimiento económico” (p. 4). Entienden que no es posible revertir o detener el deterioro en las condiciones de vida de la población sin intervenciones a tiempo y con la escala requerida. Filgueira; Pandolfi; Gómez; Cazulo; Méndez.; Carneiro.; Schmidt y Katzkowicz (2021) indican que la estrategia de mitigación socioeconómica, hacia los sectores más vulnerados, en términos de cobertura, fue relativamente exitosa. La población con predominio de trabajadores informales (en familias con menores) se alcanzaba en buena medida mediante las AFAM-PE y la TUS y para quienes no contaban con estas, se desarrolla la Canasta de Emergencia.
Así contribuyen a pasar de ser sociedades basadas en la producción de bienes primarios, en las industrias extractivas, con poca cualificación de la masa laboral, a ser sociedades basadas en el conocimiento. «Todo esto contribuye a que las personas vuelvan a caer en la pobreza extrema cuanto más tiempo persista la crisis económica», señaló. Si bien, de momento, ninguna de las democracias latinoamericanas ha sufrido una regresión autoritaria plena, un número importante de países atraviesan tensiones políticas que están afectando, en diverso grado, la calidad de las instituciones.
En este sentido, es importante señalar que, según Cohen y Syme (1985), el término apoyo social define un recurso proporcionado por otra persona, pudiendo tratarse de cualquier bien tangible o intangible. Rook (1985) agrega que las relaciones sociales no sólo pueden ayudar a la hora de resolver ciertos conflictos, sino también durante la fase de adaptación después de haber experimentado una situación estresante. Las remesas de los trabajadores latinoamericanos desde fuera de la región se redujeron un 19,3% en 2020 según el Banco Mundial.
Finalmente fue posible observar que los problemas de y con las transferencias monetarias, se dieron en el contexto de limitaciones y dificultades nacionales e internacionales, pero también obedecieron a decisiones políticas, que como fuera señalado han estado y están, centralmente preocupadas por el ahorro del gasto público. En 2022, la canasta primero se redujo y luego fue eliminada y los aumentos TUS y AFAM dejaron de realizarse, y se concentraron en embarazadas y niños y niñas de 0 a three años. Esto ha sucedido en un contexto de mejoras en el crecimiento, en el mercado laboral y en los niveles de pobreza en el 2021, con respecto al 2020, pero no al 2019 y de pérdida salarial (Amarante y Scalese, 2022; Instituto Cuesta Duarte, 2021; 2022).
Al mismo tiempo, la pandemia ha aumentado el gasto sanitario de unas familias que ya afrontaban serias limitaciones financieras para cubrir su atención médica. Se estima asimismo que ha elevado en 130 millones el número de personas afectadas por el hambre crónica. Si bien es sabido que Chile en el último tiempo ha logrado disminuir las altas tasas de pobreza registradas hace unas décadas, nos debemos preguntar qué está pasando con la población más pobre, aquellos que no tienen posibilidad alguna de poder estar en casa, ya que deben salir día a día a buscar el sustento. “Porque si consolidamos y hacemos retroceder las ayudas demasiado deprisa, podríamos ver una segunda oleada de aumento de la pobreza porque el empleo aún no está ahí”.
Según datos del INE, un 28% de los ocupados declaró una reducción de sus ingresos laborales durante 2020 (casi dos millones de trabajadores). Si bien no se observaron diferencias entre sexo, sí se constatan diferencias importantes según nivel educacional. De los ocupados con estudios superiores, un 28,1% señaló haber constatado caída en sus ingresos, mientras que para ocupados con educación hasta secundaria el porcentaje fue de 39%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta una fuerte contracción para la economía chilena de un 4,5% el 2020, que se traduce en el aumento de desempleo
Para ello, se analizaron el apoyo social, determinados síntomas psicológicos y varios componentes relacionados al contagio con el COVID-19. El segundo objetivo de estudio comprendió, para cada grupo, el análisis de las asociaciones entre las mencionadas variables. Las valoraciones del gobierno también son distantes de la suficiencia de las transferencias monetarias de emergencia, planteada por la CEPAL (2021), que surge de compararlas con las líneas de pobreza y pobreza extrema. Entre marzo y diciembre de 2020, en ningún país de la región, el monto promedio mensual de esas transferencias fue igual al valor de la línea de pobreza y en solamente 6 de sixteen países bordea o supera la línea de pobreza extrema. En Uruguay las transferencias no solamente no permiten superar la línea de pobreza extrema, sino que se ubica en el peor lugar. Esto es explicable desde el gasto estimado en porcentaje del PIB en medidas no contributivas y de transferencias monetarias, en 28 países de América Latina y el Caribe.
En el otro extremo, tendremos que en las comunidades más empobrecidas la esperanza de vida será más baja, vivirán más enfermos y así más personas morirán antes de siquiera pensionarse, y de vivir lo suficiente, típicamente lo harán con más enfermedad y disfrutarán de sus beneficios por un periodo de tiempo menor. En el presente estudio, se manifestó que el apoyo social consiste en una fuente transcendental para reducir los síntomas psicológicos, pero también se evidenció que sus asociaciones difieren sustancialmente de acuerdo con el nivel económico del individuo. Aunque la necesidad de apoyo mostró, entre los individuos con NBLE, ciertas características de una reacción a un evento negativo (por ejemplo, la depresión y la ansiedad), esta asociación no existía entre los sujetos con NALE.
ha disminuido sostenidamente desde la década de los ninety. Sin embargo, medida con las líneas de pobreza multidimensional, afecta al 23% de los habitantes del país. Según el informe “How’s Life” de la Ocde, publicado a mediados de marzo de 2020, el 53% de la población chilena estaba en riesgo de caer en la pobreza si tuviera que renunciar a tres meses de sus ingresos completos, el quinto país del bloque con el mayor porcentaje y lejos del 36% que promediaba todo el grupo. El último informe de la Cepal “Panorama Social de América Latina 2021” entrega un triste panorama sobre la pobreza en la región.
Después de 25 años, al visitar a las familias en esos distintos territorios, comprobó que la pobreza extrema no había mejorado en el caso de Puente Alto, y en Las Condes sí había cambiado su nivel socioeconómico. Esa movilidad social descendente obedece en buena parte a la pérdida de empleos que, según los cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2020 afectó a 26 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe. Otros disminuyeron sus ingresos porque les cambiaron las condiciones laborales o pasaron del sector formal al informal la pobreza ppt y, por ejemplo, empezaron a trabajar por cuenta propia. Hasta la pandemia, la desigualdad en la mortalidad de hombres jóvenes venía cayendo constantemente, sostienen los autores. Este hallazgo contradice la idea de que no ha habido progreso en los últimos 30 años; pero a la vez destaca lo fuerte que nos pegó el Covid-19. En los sectores populares debieron lamentar la muerte de muchos jóvenes, “situación que en las comunas ricas fue casi imperceptible”.
Aun así, se debe considerar que, en primer lugar, la esperanza de vida puede ser una medida muy cruda y puede ocultar el desarrollo de procesos que no llevan inmediatamente a la muerte (por ejemplo, la epidemia de obesidad puede llevar a un incremento de diabetes y puede ser aún muy temprano para ver los cambios en mortalidad). Segundo, la disminución de esta desigualdad puede ser un artefacto estadístico del mismo rápido incremento de la esperanza de vida. Es decir, la disminución common de la probabilidad de morir joven y la disminución de la heterogeneidad a lo largo del espectro socioeconómico pueden bien ser caras de la misma moneda, donde los grupos más desaventajados están simplemente “poniéndose al día” con los niveles de mortalidad en los la pobreza infantil grupos afluentes. Este resultado podría dar explicación a un estudio realizado por Panayiotou y Karekla (2013) que encontraron que, en pacientes con trastornos de ansiedad, el apoyo social percibido tiene un efecto directo sobre el bienestar, pero no amortigua el estrés percibido. En este punto debe resaltarse la diferenciación entre el efecto principal del apoyo social y el efecto amortiguador (Cohen & Hoberman, 1983; Cohen & Syme, 1985; Schwarzer & Leppin, 1988), los cuales podrían dar cabida a los resultados contrarios con relación a ambas tipologías de ansiedad. A pesar de la explicación encontrada, se advirtió que resulta dificultoso hallar una razón por la cual la necesidad de apoyo exhibió un comportamiento distinto entre los sujetos con NBLE y NALE.