Para su exposición tratamos de encajar su aparición en un contexto histórico económico y social determinado, claramente europeo, y sus diferencias frente a conceptos y teorías que en algunos casos se asemejan. Nos referimos a la pobreza, la marginalidad, la informalidad o la dependencia. Asimismo presentamos una tipología de excluidos, hablando a la vez de agentes, causas y estrategias empleadas en su tratamiento.
Esto requiere de un esfuerzo conjunto para cambiar narrativas y promover una comprensión más profunda y empática de la pobreza. La estigmatización de la pobreza es un obstáculo significativo que refuerza la exclusión social. Esta estigmatización se manifiesta a través de prejuicios y estereotipos negativos hacia las personas en situación de pobreza, tratándolas como si su condición fuera el resultado de la pereza o la falta de ambición, en lugar de entenderla como el producto de complejas condiciones socioeconómicas. En un mundo cada vez más interconectado, resulta paradójico observar cómo la pobreza sigue siendo una poderosa fuerza de exclusión social que priva a millones de personas de oportunidades básicas para su desarrollo. Este artículo explorará las diversas dimensiones en las que la pobreza influye en la exclusión social, desde los ciclos auto-perpetuados de pobreza hasta el impacto en la salud psychological y el acceso a la educación. A través de una mirada profunda a las barreras al ascenso social y la estigmatización que rodea la pobreza, buscamos ofrecer una comprensión integral sobre cómo la pobreza limita el potencial humano y qué podemos hacer al respecto.
9Ya en 1974 Lenoir señalaba la fractura de los lazos sociales, que posibilitaban los derechos y deberes de los ciudadanos, entre aquellas personas que estaban siendo apartadas del mercado laboral y de los beneficios sociales. Obviamente resultaba por tanto difícil de aplicar el concepto de exclusión a poblaciones que carecían de las más mínimas asistencias públicas sociales, ni podía separarse del entorno del Estado-Nación. Por otro lado la literatura anglosajona hacía un mayor hincapié en términos como pobreza e incluso infraclase, que se alejaban bastante de la exclusión social entendida en Europa.
Familias completas se han arriesgado a cruzar un desierto y dormir a la intemperie buscando un mejor futuro. Esta dinámica de deterioro de los ingresos laborales y aumento del rol del Estado se ve reflejado en un cambio en la composición de los ingresos de las familias empresas con ánimo de lucro en Chile. Desde 2006 hasta 2017, los ingresos del trabajo han representado en promedio alrededor de un 85% de los ingresos monetarios totales de los hogares. En 2020, esta participación cae a 80%, y en 2022 sube a 82% siendo obviamente menor que en 2017.
Como sociedad no podemos tolerar tener una tasa de desempleo del 9% en el mediano plazo, ni que casi un tercio de los trabajos sigan siendo informales. Es impresentable que la mitad de los trabajadores en Chile ganen menos de 500 mil pesos al mes. Se discute muy poco públicamente que en la pobreza y en la riqueza la tasa de desempleo de los jóvenes chilenos de entre 15 a 24 años esté actualmente por sobre el 20%, que el empleo siga estancado en los niveles que tenía en 2019 o que aún existan más de 600 mil personas que la pandemia expulsó del mercado laboral y que no han retornado a este.
En este sentido, no han existido intentos serios ni sistemáticos para resolver los problemas de desempleo, informalidad y bajos salarios que afectan a millones de personas todos los días. Más allá de toda discusión, lo relevante es que la pobreza y la exclusión social viven en el rostro de casi dos millones y medio de chilenos y chilenas. Rostros cuyas condiciones de vida se han hecho cada vez más difíciles de abordar, dónde las problemáticas ya no son sólo la falta de dinero, sino que la suma de otras vulnerabilidades o daños que sin duda hace necesario intervenciones cada vez más especializadas, integrales y complejas. Una mirada antropológica puede ofrecer resultados -alcanzados con su specific metodología- que interesen a quienes se ocupan del desarrollo para lograr la superación de la pobreza y la exclusión social, en el ámbito de la formulación y ejecución de políticas públicas o de la acción en el terreno. 29En resumen y para concluir, el concepto de exclusión social ha ido perfilando su definición a medida que nuevos matices han sido incluidos, pero las precisiones científicas no alejan el fantasma actual de riesgo al que todos nos hallamos expuestos en cualquiera de sus facetas, bien que en grados y situaciones diferentes.
Aunque los nuevos análisis de estratificación social acercan el sentido del undeclass norteamericano al del excluido social, como nos recuerda Tezanos, esta equiparación sólo puede realizarse para el grupo de excluidos que conforman un grupo con cierta homogeneidad y localización concretas. Asimismo durante los años sesenta aún tenía gran vigencia la teoría de la modernización, que proponía como modelo el desarrollo occidental, por lo que enfatizaba la integración funcional, el valor de la cultura y las capacidades individuales. De esta forma, la minoría de excluidos que surgían en la Europa de la época era calificada mayoritariamente de inadaptados, hasta que la crisis de finales de los años ochenta y principios de los noventa llevó a la consideración del fenómeno como un problema estructural y comienza a extenderse la categoría de excluido.
Tampoco podemos olvidar los riesgos a los que nos sometemos si no percibimos que la exclusión conlleva una gradación, una diversificación y que si acentuamos los aspectos institucionales acabaremos por aceptar que cada estado tiene su exclusión propia, además de la problemática que plantea la elección de los indicadores para la medición que siempre es indirecta. El estado, en este último modelo, debe proteger como compensación y establecer derechos colectivos. 17Para atacar esta visión modernizadora, basándose en Marx, Nun nos habla de la masa marginal como la parte de la superpoblación relativa que no compone un ejército industrial de reserva con carácter funcional para el capitalismo, sino que conlleva efectos no funcionales o disfuncionales al no trabajar jamás en empleos regulares o formales. La masa marginal es afuncional, por cuanto no produce, es disfuncional, por cuanto no eat y es consecuencia de un desarrollo capitalista desigual y dependiente.
La expresión más clara de esta segregación la representaron las personas en situación de calle y, en explicit, los niños y niñas sin hogar que deambulaban por las ciudades chilenas. Consideraciones en torno al concepto de exclusión social. Acciones e investigaciones sociales, eleven, 9-22. Pobreza, exclusión y vulnerabilidad social.
Sin accesos a estos recursos, las personas en situación de pobreza enfrentan desafíos significativos para cambiar su situación, viéndose obligadas a vivir en contextos que no solo perpetúan su estado de carencia, sino que también fomentan su exclusión del tejido social más amplio. Este ciclo de pobreza y exclusión se convierte en un bucle infinito, donde la falta de recursos lleva a mayores niveles de desigualdad, marginando aún más a estas comunidades. 1Posiblemente un comienzo razonable para esta exposición sea hacer alusión a diversos cambios que se han ido produciendo en los terrenos económico, político y social de la segunda parte del siglo XX, para encajar la aparición del concepto de exclusión social en su contexto. Por ello, en primer lugar recordaremos que si a finales del siglo XIX el poder era fundamentalmente económico y los movimientos de cambio políticos, a mediados del siglo XX y tras la disaster de la década de los treinta y la segunda guerra mundial comienza la primacía del poder político de los Estados. Sin embargo, la crisis de los años setenta supuso el aumento de la inflación por el traslado de los costes de producción a los precios del producto last y el recorte de los apoyos estatales por motivos fiscales y la incapacidad del Estado para hacerse cargo de todas las demandas sociales.
Informe sobre desarrollo humano 1996. Capitalismo periférico, crisis y transformación. Las metamorfosis de la cuestión social.
Analizar la exclusión social en Chile implica reconocer que este no es un tema estático sino que evoluciona con la sociedad, reflejando su complejidad y multifaceticidad. Promover mayores grados de equidad e integración social en el país, que aseguren el desarrollo humano sustentable de las personas que hoy viven en situación de pobreza y exclusión social es la misión de la Fundación para la Superación de la Pobreza. Nuestra misión es promover mayores grados de equidad e integración social en el país que aseguren el desarrollo humano sustentable de las personas que hoy viven en situación de pobreza y exclusión social.
“Para nosotros es clave el vínculo con la PUCV porque es de las universidades de la región que más aportan al proceso de postulación de los profesionales Servicios País y en los seleccionados a nivel país. Son muy importante en las prácticas y en el desarrollo de los voluntariados”, concluyó. El documento, que se firmó en Casa Central de la PUCV, contempla la cooperación entre ambas instituciones en aspectos como investigación, formación, vinculación y difusión de temáticas y programas en materias de pobreza y vulnerabilidad social. Seis millones de venezolanos y 1,5 millones de haitianos han dejado sus países en un proceso de movilidad humana mucho mayor que la migración siria, que ha puesto en tensión el sistema de seguridad social en Europa. Lo que sí es nuevo son las imágenes de xenofobia y violencia que hemos visto durante las últimas semanas, principalmente desde el norte del país. Se trata de personas y sus familias que no sólo se ven afectadas por la pobreza y la pobreza extrema, sino que se enfrentan cotidianamente al doble problema de ser pobres y discapacitados en Chile.