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Afrontando Desde La Gestión Pública La Pobreza En La Araucanía Departamento De Sociología, Ciencia Política Y Administración Pública

El concepto pobreza proveyó la categoría adecuada para hacer legible la informalidad (Scott, 1998), y para establecer una relación de poder y autoridad con esta población (Dean, 2010). Ariztía destacó la importancia de la producción teórica de Ramos para la disciplina, según el sociólogo “Los libros de Claudio son referentes obligados en la enseñanza de la sociología en nuestro país“, destacando su capacidad lúdica y la gran variedad bibliográfica que aportan, siendo documentos eje para la docencia sociológica. Durante el retorno a la democracia, la pobreza se instala como un problema central de gobierno y “los pobres” se constituyen en una población “objeto de gobierno”. El proceso de identificación de los “sujetos pobres” que comienza durante los años setenta en el marco de las políticas de orientación neoliberal, se consolida durante las administraciones democráticas entre 1990 y 1999.

En su participación, Alberto Mayol, Sociólogo de la Universidad de Chile, nos señala la siguiente distinción teórica y práctica. La pobreza tiene que ver con carencias de tipo económicas, por tanto la vía de cómo solucionar esta problemáticas podría ser paliando esas carencias. Respecto a la reinserción mediante el trabajo, según la Subdirección Técnica de Gendarmería de Chile, durante 2010 sólo un 40% de la población penal participó en actividades laborales. Sumado a ello, el pago que reciben por los trabajos que efectúan es escaso, junto a las pocas posibilidades de insertarse en el mercado laboral y de continuar con sus estudios tanto en la cárcel como al recuperar su libertad. Es decir, mayores impuestos a los grupos de mayores ingresos, para una redistribución en áreas sensibles como salud, educación y pensiones, que mejoran las condiciones de vida de la población, especialmente de los grupos pobres, junto con permitirles una base desde la cual desplegar autónomamente sus proyectos vitales. Sobre esa base, la promoción de mercados laborales dinámicos y con condiciones de trabajo dignas es la otra parte elementary.

En comparación con la noción genérica de pobres urbanos, la categoría de poblador refiere a un grupo social que se constituye a través de sus acciones como “productor de espacio urbano”, especialmente de vivienda (Espinoza, 1988, p. 9). La pobreza y su medición ocupa la atención de las investigadoras Ortiz, Hernández y Luevano. Se preocupan de la genealogía de la medición de la pobreza y su tránsito a indicadores multidimensionales como el desarrollo humano. Entre los expositores, el decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, Rodrigo Castro, participó en el panel de desigualdad, quien enfatizó el gran aporte del profesor Torche en cuanto a conocimiento de temas como la movilidad social, las oportunidades, el acceso al empleo o el salario mínimo, entre otros.

Las políticas públicas para una zona minera deben ser  muy delicadas respecto a los temas de desigualdad, y esos temas significan fundamentalmente en cómo tú estableces una capacidad para que los recursos de la sociedad, no sólo económicos, políticos y sociales, y que esos recursos se distribuyan lo más homogéneamente posible. Junto con ello, la finalidad tácita fue entregar a las internas capacitación y herramientas agronómicas que les permitieran iniciar un pequeño negocio o insertarse de mejor manera en la vida laboral una vez completada su condena. La segunda buena noticia es que la política pública demuestra eficacia, pues la acción del Estado (principalmente subsidios y transferencias) logra impactar de modo significativo en el marco de procesos de redistribución social de los ingresos. Es decir, no es una hipotética mano invisible del mercado la que logra estos resultados, sino que una mano visible y trazable de recursos públicos que operan redistributivamente. Y una tercera buena noticia es que, si bien no se acentúa, al menos sigue la tendencia de reducción de brechas entre las zonas urbanas y rurales. A la identificación de los asentamientos informales como “las manifestaciones más agudas del problema de la pobreza”, se sumó que sus residentes fueron visualizados y enunciados como “los pobres”.

Adicionalmente, la “superación de la pobreza” se constituye en una tarea central del gobierno. Este objetivo es impulsado por el principio neoliberal de focalización de recursos, así como por el interés del gobierno de reducir los altos niveles de empobrecimiento que el régimen autoritario dejó como resultado. Adicionalmente, los asentamientos informales se consolidan como territorios de concentración de pobreza, y se constituyen en un objeto privilegiado de la intervención gubernamental para su superación. Un nuevo giro en la representación de los asentamientos informales toma forma durante el régimen autoritario.

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Analizo cómo el concepto de pobreza adquiere relevancia a partir de la dictadura militar, y se consolida como marco interpretativo para entender los asentamientos recién durante los años 1990. Este marco, que denomino la “política de la pobreza”, contribuye a transformar los asentamientos en territorios gobernables. Los asentamientos informales en Chile son entendidos como Í€œterritorios de pobrezaÍ€, representación que ha sido basic en el diseño de la política habitacional. Este marco, que denomino la «política de la pobreza», contribuye a transformar los asentamientos en territorios gobernables. Las autoridades asumieron que una transición política exitosa requería prevenir las manifestaciones que pudieran desestabilizar el escenario político, profundizando el proceso de despolitización de las organizaciones de pobladores. Esta estrategia resultó exitosa en la medida en que los asentamientos reemergen —pese a contadas excepciones— como demandas despolitizadas y “pasivas” en vez de organizaciones articuladas políticamente y orientadas a la negociación con el Estado.

Este giro en la forma de representar los asentamientos responde a la experiencia emblemática conocida como “la Toma de La Victoria”, ocurrida en 1957. Las fuentes oficiales de gobierno indican que este episodio “inauguró una nueva etapa en la historia de los pobladores, al establecerse un precedente de ocupación de terreno a través de las movilización social que —con ayuda de partidos políticos y de la Iglesia— lograron una negociación con el Estado” (Minvu, 2004, p. 136). Lo anterior no significa que la categoría de pobres urbanos no fuese utilizada por académicos y por el Estado entre 1940 y 1970. De hecho, las referencias a “los pobres de la ciudad” son una forma recurrente de nombrar a aquellos que se encuentran en los estratos socioeconómicos bajos. Sin embargo, la mayoría de las veces, la categoría de “pobre urbano” era utilizada como una noción basic, para referirse a un sector urbano marginalizado, en oposición a los sectores privilegiados (Ramos, 2016). Por su parte, la categoría de “poblador” constituyó un concepto más preciso para hablar sobre los residentes de poblaciones pobres.

La narrativa estatal señala que las callampas “se distinguen de los que posteriormente se conocen como campamentos al ser una ocupación espontánea, que se va conformando de a poco, como un lugar de transición, sin intención de quedarse allí” (Minvu, 2013, p. 12). Las representaciones de los asentamientos como “espontáneos” versus “organizados”, y “pasivos” versus “políticos”, van a ser nociones binarias recurrentes para referirse a la naturaleza de las acciones de los pobladores por parte de autoridades políticas y de la academia. Estos pares binarios, que se irán reproduciendo y reeditando a través del tiempo a partir de nuevos conceptos, hablan de la agencia que se les atribuye a los residentes y definen una relación de autoridad entre las instituciones y los sujetos. Sin embargo, la interpretación de los campamentos como territorios de pobreza sigue estructurando el régimen de gobierno de los asentamientos informales hasta el presente.

Las ocupaciones de terrenos más exitosas ocurrieron en 1983, en el contexto de las protestas sociales contra la dictadura. Durante el ciclo de protestas desencadenado entre 1983 y 1986, el movimiento de pobladores se reactivó y adquirió fuerza (Dubet et al., 2016; Schneider, 1995). Los ciclos de protestas y la reemergencia de las tomas de terreno durante este periodo instalaron la concept de que, pese a la represión militar, el movimiento de pobladores aún tenía capacidad de rearticulación. Durante los primeros años de dictadura, el trabajo de las autoridades se focalizó en “reducir las ocupaciones ilegales, lo que llevó a disminuir el número de campamentos” y el de familias habitantes en ellos (Minvu, 2013, p. 14). La represión de los campamentos buscaba desarticular las organizaciones políticas y sociales ya existentes, a la vez que prevenir la toma de terrenos como estrategia política de acceso a vivienda. Asimismo, los residentes de campamentos fueron relocalizados desde los distritos centrales y más adinerados hacia las periferias, o radicados en los mismos terrenos a través de la provisión de infraestructura sanitaria (Minvu, 2004, 2013).

La primera buena noticia es la caída en el porcentaje de población que se ubica bajo la línea de pobreza monetaria extrema y no extrema, así como bajo el punto de corte de pobreza multidimensional, alcanzando cifras inéditas (6,5% para monetaria y 16,9% para multidimensional). En 1990, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó un estudio que estimaba que, para el año 1987, la magnitud y características de la pobreza en Chile se habrían agravado. El estudio era parte de una investigación más amplia sobre pobreza en la región latinoamericana. El capítulo chileno comparaba las mediciones realizadas por Cepal en 1970 y 1987 e indicaba que la proporción de familias que se encontraba bajo la línea de la pobreza5 había aumentado desde un 17% en 1970 a 38,1% en 1987, equivalente a un forty four,4% de la población del país (Cepal, 1990). Pese a que la vivienda informal es tan antigua como la ciudad misma, y data desde al menos el siglo xvii (De Ramón, 2007), los asentamientos informales aumentan en la década de los cuarenta a partir del proceso de urbanización (De Ramón, 1990; 2007; Espinoza, 1988).

Dirigentes De Organizaciones Sociales De La Araucanía Reciben Capacitación De Académicos De Sociología En Conjunto Con La Fundación Para La Superación De La Pobreza Facultad De Educación, Ciencias Sociales Y Humaniades Ufro

La política de la pobreza (Procacci, 1991) produce sujetos beneficiarios de la política gubernamental. De acuerdo con fuentes oficiales de gobierno, entre los años 1957 y 1972, las tomas de terreno aumentaron (Minvu, 2004). Para ese entonces representaban no solo una demanda de vivienda, sino también de integración social y urbana (Espinoza 1988, citado en Minvu, 2013). Junto con el proceso de radicalización del país, las tomas de terreno comenzaron a ser entendidas como acciones políticas y una forma de lucha por el acceso a la vivienda de los “pobladores sin casa” (Cortés, 2013; 2014; Espinoza, 1988; Garcés, 2002; Schneider, 1995). Pese a que las siguientes ocupaciones de terreno reproducen los repertorios de acción que habían sido inaugurados en la Toma de La Victoria, se harán cada vez más politizadas. A medida que los pobladores emergen como actores políticos y un movimiento de pobladores comienza a tomar forma, estas organizaciones inicialmente “autónomas” comenzaron a ser disputadas por los partidos políticos de izquierda.

La vivienda ya no es entendida como “derecho social” que puede ser demandado políticamente, y las autoridades redefinen los asentamientos informales a partir del concepto de pobreza y “marginalidad habitacional”. Por un lado, y como parte de la política represiva del régimen, los militares intervienen los campamentos activos políticamente, sus dirigentes son detenidos y las organizaciones se ven desmanteladas. Los campamentos como estrategias de acceso a vivienda son prohibidos y los pobladores relocalizados desde las áreas centrales de la ciudad hacia las periferias. Ellas son impulsadas por el principio neoliberal orientado a reducir el gasto social, y a focalizar los recursos del Estado en la población “más necesitada”. Durante este periodo, el concepto pobreza se vuelve relevante para el objetivo gubernamental de focalizar los recursos.

Esta categoría “da cuenta de una organización para la lucha, se vincula con una orgánica dispuesta para la participación social que convertía a los campamentos en actores políticos claves del momento” (Minvu, 2013, p. 14). A medida que las organizaciones de pobladores se fueron radicalizando políticamente, la noción de “lucha” comenzó también a significar la “lucha de clases” que tomaba forma en el discurso político de la izquierda chilena (Minvu, 2004, p. 136). En 1998, el gobierno de Chile publicó un documento oficial que describía los principios orientadores del programa Chile Barrio, el cual fue diseñado para dar solución al problema de los asentamientos precarios en el país. El documento declaraba “que dada la naturaleza de estos asentamientos, en ellos se concentra una proporción significativa de las personas que se encuentran bajo la ‘línea de pobreza’, constituyéndose en uno de los principales bolsones de concentración territorial de pobreza e indigencia” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo [Minvu], 1998, p. 2). Acá los alumnos pueden interactuar con la autoridad y comprender mejor los procesos que se desarrollan dentro del aparto público”. De hecho, en otros aspectos de la vida social se está más acostumbrado a tener varias cifras al mismo tiempo.

Ahora bien, los resultados siguen todos la misma tendencia no importando la medida de pobreza que se use. Sea cual sea la forma de medir se observa una importante disminución a lo largo de los años en cuestión. Las diferentes formas de medir producen importantes diferencias en la magnitud de la pobreza (se doble o casi triplica el nivel) pero en todos los casos sigue la misma tendencia a lo largo del tiempo.

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Que esas mujeres estén en la cárcel no tiene ningún sentido, porque ni van a dejar de hacerlo frente a otra necesidad urgente, ni es un gran delito. Que las mujeres estén en la cárcel es un drama por lo de los hijos y porque sólo aprenden más delitos. Es por eso que en la fundación trabajamos para que cada una se prepare para la vida afuera, pueda insertarse y ser una ciudadana más que aporta a la sociedad, lo que le devuelve su dignidad”. Pese a la ausencia de indicadores de pobreza en los mencionados documentos y a que el indicador de pobreza utilizado en ese entonces caracterizaba solo a un 26% de la población residente en campamentos, el programa Chile Barrio aplica el concepto pobreza para describir el fenómeno del poblamiento casual.

Tiene como fin último mantener el orden social, eliminando formas de conducta que no están alineadas o que subvierten el proyecto social, político y económico. Este foro profundizó desde diversas aristas la política pública para abordar la pobreza, entre las que se distingue el enfoque de derecho y el de vulnerabilidad, donde la condición de pobreza entendida desde la óptica de los ingresos es distinta al enfoque de vulnerabilidad, “porque se pueden tener ingresos, pero pasar por una circunstancia que genere vulnerabilidad. Ese enfoque es el que se está implementando a través de un sistema de protección social sólido que genere equilibrios y que vayan “igualando la cancha” de manera de construir una sociedad con mayor cohesión”, señaló el Seremi.

Este libro es la herramienta definitiva para ayudar a enganchar a la sociología, que es el estudio de cómo las sociedades están organizadas y qué les ayuda a funcionar (o a no hacerlo). Sociología para mentes inquietas explora estas interesantes preguntas junto a otros asuntos como la pobreza, el género o las clases sociales. Explica la doctora Jara que a esta primera reunión “invitamos a personas con destacadas trayectorias profesionales, colaboradores de centros de práctica y titulados colaboradores de la escuela.

La implementación del programa Chile Barrio marca un cambio paradigmático en la forma de representar los campamentos, consolidando la asociación conceptual entre pobreza y asentamientos precarios, que gradualmente se había desarrollado en el lenguaje gubernamental. La política de la pobreza, es decir, el marco interpretativo que visualiza, enuncia e interviene los campamentos como territorios de pobreza, se instala en la narrativa gubernamental. A través del recuento de las categorías que han servido para hacer los asentamientos visibles y enunciables, muestro cómo emerge y se desarrolla un nuevo campo de intervención gubernamental (Deleuze, 1991). Entre 1940 y 1970, el concepto de pobreza no constituye una categoría central para definir los asentamientos. Solo desde mediados de los setenta adquiere relevancia para definir a la población objetivo de las políticas gubernamentales.

Presentarán Dos Alumni De Sociología Udp: Fundación Superación De La Pobreza Servicio País Lanza Volumen 15 Del Libro Tesis País 2023, Piensa Chile Sin Pobreza

El Mensaje Presidencial de 1962 señalaba que las autoridades de gobierno mantenían los “programas de erradicación y radicación con el objeto de trasladar al mayor número posible de familias modestas que vivían en conventillos y poblaciones callampas” (Mensaje Presidencial, 1962, p. 272). Sin embargo, las tomas de terreno se constituyeron en una forma distinta de vivienda casual y de resolver la necesidad habitacional, a través de negociaciones con el Estado. Cuando se realizó el catastro [1996], todo el mundo dijo “la mayoría de las familias de extrema pobreza están ubicadas en los campamentos”. Nosotros realizamos un cruce entre los datos que teníamos de los campamentos y el instrumento que se usaba para caracterizar la población en ese momento, la Ficha cas [Comités de Asistencia Social], y estimamos que había un 26% de las familias que se encontraba en esa condición [de pobreza]. Manzano destacó que “el uso masivo de la cárcel, en Chile y en otras latitudes, ha estado asociado al surgimiento del populismo punitivo como enfoque de política pública en el ámbito de la seguridad, orientando las actuaciones tanto de las policías, como de fiscales, jueces y funcionarios penitenciarios.

Hay países mineros que lo han resuelto y que funcionan muy bien y también hay países mineros que lo han resuelto mal, que son Estados fallidos, ya que no podríamos hablar estrictamente de ellos como Estados en funcionamiento. También notaron que dentro del Centro las internas ponían en práctica lo que aprendían y tenían plantitas de lavanda y menta en otros sectores. Y para que pudieran usarlo como una herramienta y emprender cuando salieran, les enseñaron a hacer infusiones y bálsamos labiales.

Estas políticas imponen identidades a los sujetos, de las cuales se derivan requisitos que los sujetos deben cumplir para ser beneficiarios del programa. Así, “ser pobre” se constituye en una identificación necesaria para ser sujeto receptor de beneficios del Estado. La forma en que el lenguaje contribuye a producir sujetos de gobierno, es una de las formas en que el poder y el conocimiento se imbrican para producir el ejercicio de la autoridad (Foucault et al., 1991).

Se rescatan aquí sus experiencias desde el entrenamiento inicial hasta sus años de servicio en comunidades urbanas y rurales sudamericanas. Lo íntimo y lo público de su labor se abordan a través de testimonios personales, cartas, diarios de vida, boletines, informes, prensa, evaluaciones y documentación inédita del Cuerpo de Paz. Se estudian aquí las iniciativas modernizadoras de Estados Unidos y el diálogo con los planes de acción de gobiernos e instituciones locales.

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Para Eduardo Martínez, Encargado de Propuestas País de la Fundación para la Superación de la Pobreza, releva que actividad “tras esto (la jornada), la idea es que puedan intercambiar ideas y visibilizar demandas en común, conocerse en terreno donde están trabajando”. Foro se realizó para conocer y reflexionar desde la mirada pública, académica y de la sociedad civil sobre el rol que debe tener el Estado para mitigar la pobreza en La Araucanía. Con más de un centenar de asistentes, a través de las plataformas de Zoom y Facebook Live, se realizó la primera jornada del Seminario digital “Encarcelamiento masivo y su impacto social. Una mirada desde las regiones del norte”, organizado por la carrera de Sociología, Universidad Central, Región de Coquimbo, Psicología y el Núcleo de Estudios Criminológicos de la Frontera, Universidad Arturo Prat, Red de Cabildos Penitenciarios de Tarapacá y Coquimbo y Mariposas del Caos. Previa a su formación doctoral, obtuvo el título de Antropóloga Social de la Universidad de Chile y realizó estudios de posgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), México. En la iniciativa, organizada por el Consejo Provincial Iquique del Colegio de Asistentes Sociales de Chile A.G, participaron dirigentes sociales y estudiantes de las carreras de Trabajo Social de nuestra ciudad, siendo patrocinada y auspiciada por las Carreras de Trabajo Social de la UNAP y la UTA, como también por Crecer Consultores.

Están las conocidas M1 a M6 para medir masa monetaria, para medir desempleo el Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos también usa U1 a U6 (link aquí). En el caso de pobreza tener una cifra para medir pobreza de ingresos y otra para medir pobreza multidimensional parece razonable, dado que ambos se refieren a aspectos que son diferentes en la realidad (y por lo tanto que no quedan cubiertos al mismo tiempo con ninguna cifra particular). La crisis económica y el crecimiento espectacular del desempleo, así comola precarización laboral, han llevado a que en España se estén acentuando los indicadores dedesigualdad, pobreza y exclusión social de una manera crítica. Centralismo y desigualdad son manifestaciones de fenómenos más complejos y multidimencionales que tienen que ver con la distribución de recursos y como los recursos no están llegando a todos los lugares que deben llegar. En este contexto, la administración del presidente Frei implementó el Programa Nacional para la Superación de la Pobreza (1994). El objetivo del programa era “direccionar la acción pública hacia territorios y/o segmentos pobres de la población y coordinar entre sí los programas públicos relevantes para la superación de la pobreza” (Raczynski & Serrano, 2002, p. 18).

Para recibir información o seguir las actividades de la Facultad de Ciencias Sociales UAH suscríbase a nuestro e-newsletter. El taller “Uso de la terapia con horticultura en recintos penitenciarios”, se llevó a cabo entre mayo y diciembre de 2017. “A pesar de que las asistentes mejoraron su conducta en actividades y talleres posteriores, específicamente en el de horticultura, no fue nada fácil, porque trabajar con las internas es un mundo muy distinto del que uno conoce”, detalla el decano de Agronomía de la UC.

Los primeros asentamientos informales fueron denominadas “poblaciones callampa” para describir “el breve tiempo que demoraba su formación” (De Ramón, 2007, p. 241; Minvu, 2004, 2013). Estas poblaciones iban creciendo gradualmente a través de la agregación y acumulación de nuevas viviendas, extendiendo la ciudad hacia las periferias (De Ramón, 2007). La naturalización, la culpabilización y la victimización constituyen tres formas difusas de percepción de la pobreza e inevitablemente presentes en todas las sociedades. Este artículo estudia, más allá de los factores de variación generalmente tomados en cuenta, lo que se refiere más específicamente a los modos de regulación de los vínculos sociales que se pueden analizar a partir de una tipología de configuraciones de vinculación.

El déficit habitacional correspondía a aproximadamente un 20% de la población chilena (Caldera, 2012). El concepto de “marginalidad” que aplicaron fue, sin embargo, distinto al propuesto por el Centro para el Desarrollo Económico y Social de América Latina (Desal) en los años sesenta, y en vez de connotar una situación de falta de integración y participación en la sociedad, la marginalidad fue entendida como precariedad habitacional. Esta redefinición se materializó en 1985, cuando las autoridades de vivienda realizaron el primer Catastro Nacional de Marginalidad Habitacional. El estudio identificó varios tipos de marginalidad habitacional; entre ellos, los campamentos, que son definidos como “conjunto de familias instaladas con o sin autorización en terrenos de terceros. De acuerdo con la definición estatal, el concepto campamento alude “a una organización interna con una estructura y disciplina similares a las de los campamentos militares o paramilitares, donde de manera colectiva se lleva a cabo la instrucción, la educación y se satisfacen las necesidades básicas intentando proveerse de lo necesario”.

La Pobreza Según La Sociología Política De Karl Marx Sonia Uberetagoyena Loredo

Con ello acotamos la pobreza, concebida como un nivel de vida tan bajo que resulta incompatible con la dignidad humana, tal como se le acota en el lenguaje de la vida cotidiana, para que no incluya todos los sufrimientos humanos. La niña hija de millonarios que está muy sola no es una niña pobre, sino una niña sin afecto, sin amor. Una vez se reconoce que las necesidades son determinadas socialmente, dependientes de las condiciones sociales y relativas a las normas de la sociedad en basic, entonces el papel de la distribución del ingreso como un factor determinante de la pobreza entra en escena. La pobreza existe, como todos parecen aceptar, cuando la gente tiene necesidades no satisfechas. En dos sociedades en las que el ingreso absoluto del segmento inferior (por ejemplo el quintil inferior) es la misma, la pobreza será mayor en la sociedad donde la distribución del ingreso es más desigual, ya que el segmento inferior se alejará más de la norma y por lo tanto habrá más carencia de necesidades socialmente determinadas.

Continuando con la perspectiva europea de la pobreza, Nussbaum y Sen adhieren la perspectiva de la libertad al concepto de pobreza, indicando que estos dos conceptos mantienen lazos firmes con el punto de vista de las capacidades. Uno de los múltiples ejemplos del ejercicio de la libertad se da en el momento en que los individuos emprenden actos y actividades (realizaciones) tendientes a maximizar la capacidad de sobrevivir y no sucumbir a una muerte prematura, una capacidad de elección frente a las condiciones que imperan en su ambiente cotidiano, por decirlo de alguna manera. El nivel de vida, a su vez, es un subconjunto del eje conceptual más amplio del florecimiento, bienestar o desarrollo humano. Para que nivel de vida y pobreza sean conceptos con su propia especificidad, deben recortar su campo de interés (reducir su objeto de estudio) para que se refiera solamente a la dimensión económica del florecimiento o bienestar humanos. Por ello, la búsqueda de fundamentos para la definición del umbral de la pobreza remite inevitablemente a la reflexión sobre las necesidades y las capacidades humanas, y ésta, a su vez, por lo menos para algunos autores entre los que me incluyo, a la pregunta aún más básica sobre la esencia humana, lo que nos sitúa en el terreno de la antropología filosófica. En la gráfica 1 se representan los dos ejes conceptuales y sus relaciones, así como las operaciones de recorte y de corte, operación ésta última que outline el umbral que separa a los pobres de los no pobres.

No obstante, en las ciencias como la antropología y la sociología han hecho aportes sustanciales al concepto, sobre todo, poniendo especial atención en enfoques de tipo subjetivo adjudicando avances en la conceptualización y análisis de la pobreza relativa. Desde entonces, se consolidaron los primeros estudios en que podía medirse la pobreza, los cuales dieron pauta para establecer políticas públicas y leyes para el management o erradicación de la pobreza. Sus perspectivas en cuanto a la reducción de la pobreza son particularmente relevantes dado que 2/3 de la población en países que reportan bajos ingresos tiene menos de 25 años. Su inclusión en los procesos de desarrollo debe sustentarse en el entendido que los jóvenes no son meramente grupos meta sino también toman decisiones, son iniciadores, participantes, y líderes. Incluir la perspectiva de los jóvenes permite que sean reconocidos como un recurso vital para el cambio en la sociedad, por ello el rol que tienen las instituciones de educación superior en el alcance hacia este grupo es crítico y de suma importancia. Razones hay muchas, pero, en definitiva, porque como seres humanos, nuestro bienestar está ligado al de los demás.

partir de entonces se han desarrollado nuevos conceptos sobre la medición del bienestar y nuevas metodologías para medir la pobreza. En base a las definiciones anteriores, podemos suponer, que si bien la

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sobre el tema de la pobreza, así como de los diferentes enfoques y metodologías para su medición. En la declaración, los 15 miembros del Consejo reiteraron su enérgica condena del aumento de la violencia, las actividades delictivas, el desplazamiento masivo de civiles y los abusos contra los derechos humanos que socavan la paz, la estabilidad y la seguridad de Haití y de la región. Philippe Branchat aseguró que los habitantes de la capital están encerrados, no tienen adónde ir.

Debido a que la tecnología a la vez mejora el rendimiento de la tierra como plantea la necesidad de crédito para los pequeños agricultores, puede exacerbar la falta de tierras. El enunciado de Adam Smith, citado anteriormente, en relación con la vergüenza de una persona por aparecer en público sin una camisa de lino, reconoce el aspecto relativo del concepto de pobreza. La norma camisa de lino refleja las condiciones de bienestar materials en Europa durante la época de Smith, pero en otras ocasiones y otros lugares la norma sería diferente. El surgimiento del IDH como una medida del bienestar de los países —o de la falta de éste— fue un acontecimiento importante y favorable.

3En el presente artículo el análisis se centra en la crítica a la economía utilitarista, en la medida en que la conceptualización de Sen se desarrolla a partir de la discusión con ella. En la presente ecuación, se agregan los vectores h y u, siendo h la función de felicidad relacionada con los funcionamientos logrados por las personas i, mientras que la función u es la evaluación del bienestar (utilidad) de las personas con base en el producto de funcionamientos y felicidad de las personas i. Las propuestas teóricas y analíticas de décadas anteriores, ya no poseían la fuerza suficiente para detectar las transformaciones en la sociedad en toda su amplitud; los fenómenos sociales, al igual que la comunidad rectora del conocimiento científico, planteaban desafíos de escala global no vistas ni experimentadas con anterioridad.

Sin embargo, aunque a veces haya una fijación en el dinero, por lo common se reconoce que el dinero no es en sí el que determina el bienestar de uno. El dinero es la medida de las cosas que puede comprar, los productos que vemos como los determinantes de nuestro bienestar. En la medida en que es verdad que el bienestar de la gente está determinado —o casi determinado— por los productos básicos, bienes y servicios disponibles en el mercado, esto no es insensato. Según este enfoque, la pobreza se outline como la falta de ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas de una persona o familia.

Además, los pequeños agricultores pueden beneficiarse tanto como productores como consumidores. Por otra parte, la tecnología de la revolución verde tiende a estar sesgada hacia el incremento de los rendimientos de la tierra, y por lo tanto no puede haber una fuerte correlación entre el tamaño de las parcelas y la magnitud de los beneficios que obtienen los agricultores. Además, la eficacia de las semillas de alto rendimiento depende, en basic, del acceso al agua y la compra de insumos —no sólo de las semillas mismas, sino también de los fertilizantes y plaguicidas—. El acceso a la compra de insumos y acceso al agua por lo common exige el acceso al crédito (para financiar sistemas de riego en el caso del agua), y los pequeños agricultores están en clara desventaja para obtener crédito.

Sin embargo, el hecho de que las MDM incluyen un conjunto de metas que no se refieren simplemente a los ingresos, es un paso importante y positivo para alejarse del foco tenaz en los ingresos. Esto, en su concepción debe complementarse con el estudio y medición, de la pobreza y la riqueza humanas, ubicadas en el eje de florecimiento humano. Mucho se ha hablado del concepto de ‘empoderamiento’ —en el Reporte Sachs, en diversos documentos del Banco Mundial, y en muchas otras discusiones de la pobreza y el desarrollo económico—. Sin embargo, el empoderamiento se presenta generalmente en los términos económicos más estrechos como un proceso o producto de aumento de los ingresos de los pobres y la educación de los pobres (es decir, dar escolarización). En la medida en que el ingreso es una base para el poder, el ingreso relativo es lo que importa. Si, por ejemplo, los ingresos del quintil inferior de la sociedad suben un diez por ciento mientras que los del resto de la sociedad también se incrementan en un diez por ciento, es difícil argumentar que el primero tiene más poder.