La esperanza de vida es mayor; hay más personas que se escapan de la línea de la pobreza y la pobreza extrema; menos personas afectadas por la malnutrition, entre otros. Si bien es claro que estos avances han mejorado la calidad de vida de las personas, se debe asumir que no en la misma proporción e incluso ha dejado mucha gente marginada de este gran avance (PNUD, 2016). Es por lo desigualdad de la sociedad anterior que el último informe del PNUD está dedicado a este tema “desarrollo humano para todos”, considerando, igualmente, que en 2015 los dirigentes nacionales se comprometieron a “no dejar a nadie atrás”, compromiso que dejaron plasmado en la Agenda 2030. Para concluir, tanto las estadísticas de pobreza como las de distribución del ingreso muestran mejoras en los últimos años.
Lamentablemente, eso no es lo que se observa de la encuesta Casen 2022 cuando se compara con los períodos prepandemia, en el año 2017. Si bien la desigualdad baja respecto a ese año, más que por una mejora en los ingresos de los hogares de menores recursos, se explica por un empeoramiento de los ingresos en common de la población, lo que llama a la cautela antes de considerarla una buena noticia. Si suponemos que existen dos países con dos individuos, a estos países los llamaremos “A” y “B”. En “A” todos sus ciudadanos tienen $100 pesos, por tanto, hay perfecta igualdad y en “B”, un ciudadano tiene $200 y el otro $800 pesos, es decir, ambos individuos están mejor que en el país “A”, pero existe desigualdad. El ejemplo se puede complicar si asumimos que la línea de la pobreza es de $150 pesos, es decir, en el país “A” ambos individuos estarían en situación de pobreza y en el “B” ninguno. Bueno, independiente de este umbral, es indiscutible que en “B” los individuos tienen un mayor bienestar y existe cierto consenso que siempre es bueno que todos los individuos puedan optar a más y mejores oportunidades de bienestar social.
La principal limitación del estudio, es el bajo número de observaciones, sería best poder realizar este análisis a nivel provincial (56 provincias) o comunal (346 comunas), sin embargo, en el país aún no se cuenta con bases de datos robustas a este nivel territorial. Igualmente, en Chile aún es muy difícil encontrar datos a nivel regional de ciertas variables de gran interés en este estudio. Asimismo, se enfatiza en la importancia de aumentar las rentas de la población de menores ingresos, ya que se demuestra que períodos de tiempo en que el ingreso de los ricos aumenta proporcionalmente más que el de los pobres, son épocas donde aumenta la desigualdad.
Se ha logrado en un escenario de estabilidad política y social, preservando equilibrios macroeconómicos a pesar de los shocks internacionales (Sunkel e Infante, 2009). Asimismo, las políticas sociales, enfocadas a la población de menores ingresos han obtenido buenos resultados disminuyendo la pobreza del país y en cada una de sus regiones. Chile fue el primer país Latinoamericano invitado a ser parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Actualmente, Chile es el segundo país más desigual de la OCDE (índice de Gini antes y después de impuestos y transferencias). La desigualdad de Chile es intra e interregional, los ingresos del 20% de la población más rica son 10 veces mayores que los del quintil más pobre (OCDE, 2018), siendo sorprendentemente mayor que el promedio de los países de la OCDE.
“El estado se volvió más redistributivo hacia los pobres en ese período”, dijo la académica, agregando que el período coincide con un gran número de gobiernos de izquierda en la región. “Los datos muestran un efecto izquierda que estamos analizando ahora econométricamente”, puntualizó. Chile es un país que ha crecido económicamente, pero ese crecimiento se ha concentrado en las manos de unos pocos.
D) La debilidad del sistema normativo que rige el comportamiento empresarial, imbuido en el temor a controlar las acciones impropias. Esta situación implícitamente fomenta a las iniciativas de corto plazo, las inversiones “de pasada”, en vez de las actividades realmente emprendedoras e innovadoras, que crean capital y no meras transferencias de riqueza que no suman valor agregado. Los comportamientos alejados de la ética, revelados en los últimos años, indican la necesidad de reformas profundas que se requieren en las superintendencias regulatorias, la normativa jurídica y la acción de los tribunales, aparte de un cambio profundo en las entidades gremiales empresariales. En los comienzos de la apertura al exterior, se justificó en la necesidad de tener algunas grandes empresas para competir internacionalmente. Sin embargo, se mantuvo la ausencia de una política regulatoria de la competencia y hasta hace muy poco imperaba la ley del más fuerte, con el desplazamiento de los con menor tamaño.
Épocas en que se incrementan más (proporcionalmente) los ingresos de los hogares más ricos, se condicen con períodos de mayor desigualdad. Mientras que, en años donde se incrementan más los ingresos de los hogares más pobres, la desigualdad es menor. Si los esfuerzos políticos se enfocaran en aumentar los ingresos de esta parte de la población (ceteris paribus) se aplacaría más la brecha entre ricos y pobres. Desmintiendo, acorde con distintos autores (Arndt, 1983; Guillén, 2004 y Piketty, 2014) la teoría del “goteo”.
Aquello contrasta con la visión política, repetida por la derecha, sus medios, y cada cierto tiempo coreada por sectores de la centroizquierda, de que la irrupción de los movimientos sociales puede hacer peligrar la capacidad de nuestra democracia de representar los intereses de la mayoría. En este texto abordo esta pregunta tratando de ser riguroso y apegado a los hechos, pero consciente de que, más allá de lo bien que podamos caracterizar tanto la desigualdad como el estallido social, establecer una relación entre ambos fenómenos es un ejercicio eminentemente especulativo. 8Estados Unidos por su parte, obtiene el puesto número diez, con un PIB per cápita 2,4 veces superior al chileno. Grafico 5 Personas en situación de pobreza y pobreza multidimensional (con entorno y redes) 2015.
Sin embargo, el escenario no cambia demasiado al jerarquizar el territorio, al menos no para las regiones mejor y peor catalogadas anteriormente. El (Gráfico 7) demuestra nuevamente que La Araucanía y Los Ríos son los territorios más desiguales, seguida del Biobío y la Región Metropolitana, la cual sube al puesto número cuatro. Por su lado, con menor desigualdad destacan las regiones de Arica y Parinacota, Atacama y Antofagasta (las misma regiones destacadas en el ratio 10/10, pero en un orden diferente). Para exponer la situación de Chile en el mundo, la (Tabla 1) muestra una comparación con los países de mayor y menor PIB per cápita. En los últimos puestos se encuentran países del continente africano, donde el PIB por persona más bajo corresponde a la República Centroafricana, siendo tan solo zero,03 veces el de Chile. A través de un análisis de convergencia, se concluye que en Chile, las regiones más pobres y desiguales, tienden a crecer más que aquellas más ricas y equitativas.
Al parecer se cumple el principio de convergencia, ya que algunas de las regiones con menor índice, son de las que más mejoran, mientras que las de mayor desarrollo tienen un progreso más lento (Metropolitana, Antofagasta, Valparaíso y Magallanes). La excepción a este comportamiento ha sido Arica y Parinacota, que a pesar de su relativamente bajo IDERE, ha experimentado menor evolución en el período analizado. Utilizando datos de la CASEN para los años 2009 a 2017, los resultados de este ejercicio indican que alrededor del 11% de la desigualdad (medida a través del coeficiente de Gini) es exclusivamente atribuible al 1% más rico (ver Tabla 1).
La segregación urbana está vinculada al bajo rendimiento escolar, y eso agrava las pocas posibilidades que tienen estos niños de salir del círculo que reproduce su situación desfavorable. La figura de abajo muestra las viviendas sociales (puntos negros) y las zonas con menores puntajes en una prueba estandarizada (Prueba SIMCE de lenguaje, Cuarto Básico, con niños de 9 años). Las zonas rojas son las de menor puntaje, las amarillas cercanas al promedio, y las verdes de puntajes más alto. Respecto del análisis por género a nivel mundial, en general las mujeres aparecen más preocupadas por la desigualdad de género que los hombres (36% contra 26%), y levemente más en el tema de la salud y esperanza de vida.
Llama la atención que en ningún período de nuestra historia el coeficiente haya estado en un nivel comparable a los que muestran los países actualmente más desarrollados (figura 1). Esta persistencia en el tiempo contrasta con el avance de otros indicadores sociales y económicos, los que han permitido reducir significativamente la pobreza en el país. La realidad que enfrenta la salud en regiones manifiesta una situación de precariedad e implica que una parte de la población del país enfrente dificultades para acceder a una atención oportuna y de calidad.
Para reducir la pobreza que aún afecta a Chile, así como la desigualdad, se requiere de buenos instrumentos que puedan identificar, cuantificar y caracterizar, de una forma precisa, a la población más susceptible del país, de manera de poder aplicar la política pública eficientemente. Bajo este criterio, el Ministerio de Desarrollo Social, encargado de la Encuesta CASEN, a partir del año 2013 utiliza una nueva metodología de medición de Pobreza por Ingresos, tomando en cuenta los nuevos patrones de consumo chilenos e imponiendo estándares más altos que se adapten al actual nivel de desarrollo del país. Asimismo, incorpora la medición de la Pobreza Multidimensional, siguiendo el ejemplo de países más desarrollados. Respecto a la tasa de crecimiento, en 2016, La Araucanía es la región con mayor crecimiento a nivel real desigualdad e inclusión social, a pesar de los bajos indicadores socioeconómicos que se darán a conocer más adelante. Mientras tanto, la menor variación se observó en el norte, en la región de Antofagasta, cuyo PIB disminuyó un 2,9% respecto al año anterior, sin embargo, sigue siendo una de las regiones que más aporta al PIB nacional (9,7%), gracias al producto minero de esta zona.