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Claudio Sapelli Y Su Nuevo Estudio Sobre Desigualdad En Chile: «los Números Son Inapelables, La Mejora Existe Y Es Muy Importante»

Y las óptimas condiciones económicas que generó el growth de los commodities desde el 2000 contribuyeron al proceso. El fenómeno aumentó los salarios en toda América Latina, particularmente entre los menos calificados. Entonces, no sería la expansión native de la educación superior el factor principal tras la reducción reciente de la desigualdad en Chile, sino un evento foráneo que afectó a toda la región. Cuando le preguntaron a Yunus cuáles son los maceteros que hoy limitan a los más pobres, respondió que son varios, pero que el más importante es el macetero de la educación de mala calidad. Y es cierto, porque aunque nuestra Constitución declara que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos, la verdad es que a medida que nuestros niños van creciendo, la igualdad entre ellos disminuye y las diferencias se van ampliando. Mientras la libertad de escoger entre diferentes opciones se reduce para unos, para otros se multiplica en variadas oportunidades de desarrollo.

Estos ingresos, en buena medida, se deben atribuir a los sectores más altos. Y, por lo menos desde 2000, explica el investigador, la CASEN ha perdido cada vez más la capacidad de registrar esos flujos. Un encuestador que llega a la casa de Luksic o Piñera no tiene likelihood de salir de ahí con datos reales sobre los ingresos de ellos o sobre las sociedades que el primero tuvo en Luxemburgo y el segundo en Islas Vírgenes. De acuerdo con sus cálculos, entre 2000 y 2019 el 1% más rico se quedó con más del 30% del ingreso. Esto está alineado con el dato con el trabajo de Michel Jorratt (ex director del Servicio de Impuestos Internos) y Tasha Fairfield, académica de la London School of Economics, y según el cual el 1 % más rico se apropiaba de entre 19% y 33%. Más aún, al escribir el libro, todavía no se habían dado a conocer los resultados de la CASEN 2015.

“Me gustaría que el día que hablemos de cuánto creció el PIB se informe también exactamente a dónde fue ese crecimiento; y a partir de ahí, discutir si la distribución es justa o no”. “Chile tiene una historia de un progreso muy rápido y eso ha hecho que las experiencias de las distintas generaciones sean muy distintas. Las generaciones mayores son bastante heterogéneas, pero las más jóvenes bastante homogéneas y eso se va a ir reflejando en los índices globales de a poquito”, explicó Sapelli. Por supuesto, un trabajo de esta índole, sobre un tema controversial, está llamado a crear polémica, por sus métodos, resultados e interpretaciones.

«Durante años el número de vacantes en el sistema universitario estaba congelado, pese a una demanda muy alta. Sacar un título universitario era garantía de que ibas a ser rico y parte de la elite, pero eso estaba distorsionado». En el libro se mostraba la incidencia que tenía el aumento en años de escolaridad en la evolución de la desigualdad, en explicit considerando que las generaciones más viejas tenían en promedio menor escolaridad que las nuevas, lo que implicaba una brecha mayor en ingresos. Hoy, el actual director del Instituto de Economía de la UC, está en pleno proceso de actualización de su trabajo, incorporando casi una década más de datos, hasta 2013. Una profundización de las tendencias explicitadas en la primera versión del libro.

claudio sapelli desigualdad

Lo hace relacionando los ingresos de las personas con sus años de educación y experiencia, además de las rentabilidades de cada uno de esos factores. Desde luego, explica la evolución histórica del coeficiente Gini agregado a nivel país, incluyendo que entre 2000 y 2013 se redujo significativamente de 0.fifty eight a 0.50. Sapelli aplica una interesante técnica –análisis de cohortes (generaciones)- a una diversidad conceptos de desigualdad de datos históricos y logra, por ejemplo, determinar la distribución del ingreso para cada una de las generaciones, medida por el coeficiente Gini, en el año de la base de los datos de que dispone. Utilizando datos de las encuestas CASEN, calcula la evolución de la distribución de ingreso de las diferentes generaciones, una por cada año, comenzando por aquellas que nacieron a comienzos del siglo XX.

También en la mayoría de los países hay instituciones que los cultivan contribuyendo a que a sus egresados tengan mejores perspectivas. Vea usted de dónde han salido la mayoría de quienes dirigen el país y se dará cuenta de la densa purple de contactos que tienen armadas las universidades de las Ivy League. En Chile, dado su tamaño e historia, este fenómeno puede ser algo más acentuado y más seen, pero pretender que esto no ocurre de manera muy parecida en el resto del mundo es simplemente una fantasía.

“Chile va bien, las tendencias sociales que están ocurriendo nos llevarán a una mejor distribución del ingreso, mayor movilidad y menor pobreza. Quizás el tema central radica en que queremos apurar el tranco”, señala el párrafo last del libro, que analizó las encuesta Casen desde 1992. La discusión académica lleva al debate de políticas públicas, objetivo bien logrado de “Nuevos Horizontes”. La expansión de la educación superior llevó a la gratuidad, sin avances en calidad. Sin embargo, faltan reformas estructurales que perpetúen el crecimiento y profundicen los avances. El profesor Sapelli explica que si uno realiza un análisis por cohortes de dicha información, se puede apreciar que en Chile, las personas entre 25 y 34 años tienen un promedio de educación secundaria del 85%, mucho más alto que el promedio OCDE, que es de un 80%.

El profesor Claudio Sapelli, que ha hecho un importante estudio sobre la materia, ha concluido que la desigualdad intergeneracional ha disminuido sustancialmente en Chile, mostrando además que en el país “hay alta movilidad y no hay evidencia de barreras a la misma entre los distintos grupos de ingresos”. Chile entonces, no solo ha logrado reducir dramáticamente la pobreza en las últimas décadas -algo que nadie pone en duda-, sino que ha incrementado la movilidad social y disminuido la desigualdad a niveles nunca antes vistos en su historia. Aunque queda mucho por avanzar, esto refuta contra la pobreza la tesis categórica de que somos un país de “herederos” en que “la cuna” lo determina todo. Pero aunque así fuera, es claro que no vamos a llegar a ninguna parte con un discurso que ataca a todo aquel que haya logrado éxito en la vida como alguien “sin méritos” que no merece lo que tiene. En lugar de dedicar energías a buscar chivos expiatorios a los cuales culpar de todos los males sociales, debiéramos concentrarnos en incrementar la productividad para permitir una mejora sustancial en los ingresos autónomos de los sectores más desaventajados, que es donde está el problema.

En los últimos 20 años el 1% más rico se quedó con más del 30% del ingreso, mientras el 10% superior capturó poco más del 60%, explica el economista Ignacio Flores. Los que menos ganaron, es decir el 50% de abajo, se apropiaron de un 6-8% del ingreso whole. Flores sostiene que la desigualdad se ha mantenido estable por dos décadas.

La desigualdad se ha instalado como un tema nacional y ha sido el concepto que ha inspirado las reformas estructurales del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, quien repitió 41 veces dicha palabra en su programa de gobierno y afirmó que se debe “abordar la desigualdad para mirar al futuro con confianza”. “En el caso de Chile hay un tema de movilidad importante, pero sigue habiendo un componente importante de este capital social del grupo de los privilegiados, de los herederos“, sostuvo Valenzuela. Con distintos matices, miles de chilenos también están cansados de un modelo desigual que dicen concentra los privilegios en unos pocos. Tenemos que avanzar en las condiciones necesarias para que puedan tomar decisiones que les permitan ejercer con libertad sus derechos sociales inalienables. Ese bienestar tan preciado requiere construir umbrales, rutas de desarrollo y acompañamiento para que puedas proyectar tus decisiones en el tiempo, construir propósitos de vida y trazar rutas con proyectos que se cumplan y te den esa satisfacción necesaria para seguir avanzando.

Y cómo imaginarlo si se gradúo de Educación Física en la Universidad Andrés Bello y fue el primer y único integrante de su familia en acceder a la Educación Superior. La comisión deberá entregar una propuesta al Presidente a más tardar el 30 de abril. El economista y director del instituto de Economía de la Universidad Católica abordó la estrategia financiera para enfrentar el coronavirus y el impacto de las cuarentenas.

Datos recientes comparables para Estados Unidos estiman esta correlación en 0,forty six. O sea, Chile tiene también una elevada movilidad social, superior incluso a la de Estados Unidos. El académico plantea que las tasas de movilidad social en Chile superan a las de varios países europeos y que para definir las políticas sociales se debe considerar que la pobreza se está volviendo un fenómeno transitorio y no estructural. «Esta es una sociedad móvil. Y se requieren políticas sociales que no tranquen esa movilidad.  Para enfrentar una pobreza estructural requieres un sistema de bienestar de apoyo, en cambio para una pobreza transitoria debes dar beneficios temporales y no tener los problemas que enfrentaron los estados de bienestar en Europa», afirma.

Me gustaría que pudiéramos ver los datos y a partir de ahí discutir si la distribución es justa o no”, dijo el investigador a TerceraDosis. “La historia sobre la baja de la desigualdad en Chile es una ilusión”, escribe Flores en el libro. Sostiene que el estancamiento de la desigualdad es tal vez lo más grave que pasa en Chile. Porque si eso no cambia, y volvemos a crecer, el 60% de todo lo que crezcamos se lo seguirá llevando un 10% de la población. Diversos estudios han sostenido, sin embargo, que la desigualdad ha ido cayendo (ver informe del PNUD, página 14), es decir, que cada día repartimos mejor.

“Esto lleva a pensar en una aceleración importante del proceso de mejora de la distribución del ingreso en las Casen más recientes. El libro de Claudio Sapelli es una rica fuente de consulta sobre conceptos, diagnósticos y datos en materia de la dinámica social en Chile. La movilidad intergeneracional corresponde al lugar que los padres tienen en relación a los hijos en materia social. Una forma de estimar esta movilidad consiste en calcular el coeficiente de correlación de los años de estudio de padres e hijos. Si padres e hijos tienen los mismos años de estudio la correlación será igual a uno, valor que uno esperaría encontrar en una sociedad en que no hay movilidad social alguna (aunque también se da en una sociedad muy desarrollada en que todos llegan a tener el máximo nivel de educación, pero no es el caso de Chile). En nuestro caso, este coeficiente tuvo un valor de 0,67 en el año 1930 y ha disminuido hasta estabilizarse en 0,41.

La Desigualdad De Chile Según Claudio Sapelli

“Chile va bien, las tendencias sociales que están ocurriendo nos llevarán a una mejor distribución del ingreso, mayor movilidad y menor pobreza. Quizás el tema central radica en que queremos apurar el tranco”, señala el párrafo final del libro, que analizó las encuesta Casen desde 1992. La discusión académica lleva al debate de políticas públicas, objetivo bien logrado de “Nuevos Horizontes”. La expansión de la coca cola fundacion educación superior llevó a la gratuidad, sin avances en calidad. Sin embargo, faltan reformas estructurales que perpetúen el crecimiento y profundicen los avances. El profesor Sapelli explica que si uno realiza un análisis por cohortes de dicha información, se puede apreciar que en Chile, las personas entre 25 y 34 años tienen un promedio de educación secundaria del 85%, mucho más alto que el promedio OCDE, que es de un 80%.

En los últimos 20 años el 1% más rico se quedó con más del 30% del ingreso, mientras el 10% superior capturó poco más del 60%, explica el economista Ignacio Flores. Los que menos ganaron, es decir el 50% de abajo, se apropiaron de un 6-8% del ingreso whole de la desigualdad. Flores sostiene que la desigualdad se ha mantenido estable por dos décadas.

«Durante años el número de vacantes en el sistema universitario estaba congelado, pese a una demanda muy alta. Sacar un título universitario era garantía de que ibas a ser rico y parte de la elite, pero eso estaba distorsionado». En el libro se mostraba la incidencia que tenía el aumento en años de escolaridad en la evolución de la desigualdad, en specific considerando que las generaciones más viejas tenían en promedio menor escolaridad que las nuevas, lo que implicaba una brecha mayor en ingresos. Hoy, el precise director del Instituto de Economía de la UC, está en pleno proceso de actualización de su trabajo, incorporando casi una década más de datos, hasta 2013. Una profundización de las tendencias explicitadas en la primera versión del libro.

Y las óptimas condiciones económicas que generó el boom de los commodities desde el 2000 contribuyeron al proceso. El fenómeno aumentó los salarios en toda América Latina, particularmente entre los menos calificados. Entonces, no sería la expansión local de la educación superior el factor principal tras la reducción reciente de la desigualdad en Chile, sino un evento foráneo que afectó a toda la región. Cuando le preguntaron a Yunus cuáles son los maceteros que hoy limitan a los más pobres, respondió que son varios, pero que el más importante es el macetero de la educación de mala calidad. Y es cierto, porque aunque nuestra Constitución declara que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos, la verdad es que a medida que nuestros niños van creciendo, la igualdad entre ellos disminuye y las diferencias se van ampliando. Mientras la libertad de escoger entre diferentes opciones se scale back para unos, para otros se multiplica en variadas oportunidades de desarrollo.

Y cómo imaginarlo si se gradúo de Educación Física en la Universidad Andrés Bello y fue el primer y único integrante de su familia en acceder a la Educación Superior. La comisión deberá entregar una propuesta al Presidente a más tardar el 30 de abril. El economista y director del instituto de Economía de la Universidad Católica abordó la estrategia financiera para enfrentar el coronavirus y el impacto de las cuarentenas.

claudio sapelli desigualdad

Me gustaría que pudiéramos ver los datos y a partir de ahí discutir si la distribución es justa o no”, dijo el investigador a TerceraDosis. “La historia sobre la baja de la desigualdad en Chile es una ilusión”, escribe Flores en el libro. Sostiene que el estancamiento de la desigualdad es tal vez lo más grave que pasa en Chile. Porque si eso no cambia, y volvemos a crecer, el 60% de todo lo que crezcamos se lo seguirá llevando un 10% de la población. Diversos estudios han sostenido, sin embargo, que la desigualdad ha ido cayendo (ver informe del PNUD, página 14), es decir, que cada día repartimos mejor.

La desigualdad se ha instalado como un tema nacional y ha sido el concepto que ha inspirado las reformas estructurales del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, quien repitió 41 veces dicha palabra en su programa de gobierno y afirmó que se debe “abordar la desigualdad para mirar al futuro con confianza”. “En el caso de Chile hay un tema de movilidad importante, pero sigue habiendo un componente importante de este capital social del grupo de los privilegiados, de los herederos“, sostuvo Valenzuela. Con distintos matices, miles de chilenos también están cansados de un modelo desigual que dicen concentra los privilegios en unos pocos. Tenemos que avanzar en las condiciones necesarias para que puedan tomar decisiones que les permitan ejercer con libertad sus derechos sociales inalienables. Ese bienestar tan preciado requiere construir umbrales, rutas de desarrollo y acompañamiento para que puedas proyectar tus decisiones en el tiempo, construir propósitos de vida y trazar rutas con proyectos que se cumplan y te den esa satisfacción necesaria para seguir avanzando.

Lo hace relacionando los ingresos de las personas con sus años de educación y experiencia, además de las rentabilidades de cada uno de esos factores. Desde luego, explica la evolución histórica del coeficiente Gini agregado a nivel país, incluyendo que entre 2000 y 2013 se redujo significativamente de 0.fifty eight a 0.50. Sapelli aplica una interesante técnica –análisis de cohortes (generaciones)- a una diversidad de datos históricos y logra, por ejemplo, determinar la distribución del ingreso para cada una de las generaciones, medida por el coeficiente Gini, en el año de la base de los datos de que dispone. Utilizando datos de las encuestas CASEN, calcula la evolución de la distribución de ingreso de las diferentes generaciones, una por cada año, comenzando por aquellas que nacieron a comienzos del siglo XX.

También en la mayoría de los países hay instituciones que los cultivan contribuyendo a que a sus egresados tengan mejores perspectivas. Vea usted de dónde han salido la mayoría de quienes dirigen el país y se dará cuenta de la densa purple de contactos que tienen armadas las universidades de las Ivy League. En Chile, dado su tamaño e historia, este fenómeno puede ser algo más acentuado y más visible, pero pretender que esto no ocurre de manera muy parecida en el resto del mundo es simplemente una fantasía.

El profesor Claudio Sapelli, que ha hecho un importante estudio sobre la materia, ha concluido que la desigualdad intergeneracional ha disminuido sustancialmente en Chile, mostrando además que en el país “hay alta movilidad y no hay evidencia de barreras a la misma entre los distintos grupos de ingresos”. Chile entonces, no solo ha logrado reducir dramáticamente la pobreza en las últimas décadas -algo que nadie pone en duda-, sino que ha incrementado la movilidad social y disminuido la desigualdad a niveles nunca antes vistos en su historia. Aunque queda mucho por avanzar, esto refuta la tesis categórica de que somos un país de “herederos” en que “la cuna” lo determina todo. Pero aunque así fuera, es claro que no vamos a llegar a ninguna parte con un discurso que ataca a todo aquel que haya logrado éxito en la vida como alguien “sin méritos” que no merece lo que tiene. En lugar de dedicar energías a buscar chivos expiatorios a los cuales culpar de todos los males sociales, debiéramos concentrarnos en incrementar la productividad para permitir una mejora sustancial en los ingresos autónomos de los sectores más desaventajados, que es donde está el problema.

Datos recientes comparables para Estados Unidos estiman esta correlación en 0,forty six. O sea, Chile tiene también una elevada movilidad social, superior incluso a la de Estados Unidos. El académico plantea que las tasas de movilidad social en Chile superan a las de varios países europeos y que para definir las políticas sociales se debe considerar que la pobreza se está volviendo un fenómeno transitorio y no estructural. «Esta es una sociedad móvil. Y se requieren políticas sociales que no tranquen esa movilidad.  Para enfrentar una pobreza estructural requieres un sistema de bienestar de apoyo, en cambio para una pobreza transitoria debes dar beneficios temporales y no tener los problemas que enfrentaron los estados de bienestar en Europa», afirma.

De acuerdo a Sapelli, lo más possible es que la desigualdad siga reduciéndose hasta llegar a niveles similares a la media de los países de la OCDE. La pobreza, la movilidad social y la distribución del ingreso son los temas centrales de este libro, que cuestiona con evidencia empírica actualizada a quienes afirman que la desigualdad en Chile sólo ha empeorado con el paso del tiempo y que no tendría solución. Asimismo, el autor pone en duda que la chilena sea una sociedad extremadamente rígida y explica por qué hay razones de sobra para estar optimistas respecto al futuro de la equidad en Chile. La necesidad del cambio se debe, entre otras cosas, al éxito que ha habido en la mejora de los indicadores sociales (distribución del ingreso, movilidad social, pobreza). La orientación del cambio debiera ser hacia una importante simplificación de la política social en torno a pocos programas, con hogares seleccionados solo por ingresos, y con la ayuda canalizada a través de transferencias en efectivo incondicionales. Chile es un país de una movilidad social relativamente elevada -es decir, es un país de oportunidades- y la distribución del ingreso ha mejorado en forma significativa.

“Esto lleva a pensar en una aceleración importante del proceso de mejora de la distribución del ingreso en las Casen más recientes. El libro de Claudio Sapelli es una rica fuente de consulta sobre conceptos, diagnósticos y datos en materia de la dinámica social en Chile. La movilidad intergeneracional corresponde al lugar que los padres tienen en relación a los hijos en materia social. Una forma de estimar esta movilidad consiste en calcular el coeficiente de correlación de los años de estudio de padres e hijos. Si padres e hijos tienen los mismos años de estudio la correlación será igual a uno, valor que uno esperaría encontrar en una sociedad en que no hay movilidad social alguna (aunque también se da en una sociedad muy desarrollada en que todos llegan a tener el máximo nivel de educación, pero no es el caso de Chile). En nuestro caso, este coeficiente tuvo un valor de 0,67 en el año 1930 y ha disminuido hasta estabilizarse en 0,41.

“Me gustaría que el día que hablemos de cuánto creció el PIB se informe también exactamente a dónde fue ese crecimiento; y a partir de ahí, discutir si la distribución es justa o no”. “Chile tiene una historia de un progreso muy rápido y eso ha hecho que las experiencias de las distintas generaciones sean muy distintas. Las generaciones mayores son bastante heterogéneas, pero las más jóvenes bastante homogéneas y eso se va a ir reflejando en los índices globales de a poquito”, explicó Sapelli. Por supuesto, un trabajo de esta índole, sobre un tema controversial, está llamado a crear polémica, por sus métodos, resultados e interpretaciones.

Entrevista A Claudio Sapelli Sobre Las Brechas De Desigualdad En Cnn Chile Instituto De Economía

Estos ingresos, en buena medida, se deben atribuir a los sectores más altos. Y, por lo menos desde 2000, explica el investigador, la CASEN ha perdido cada vez más la capacidad de registrar esos flujos. Un encuestador que llega a la casa de Luksic o Piñera no tiene likelihood de salir de ahí con datos reales sobre los ingresos de ellos o sobre las sociedades que el primero tuvo en Luxemburgo y el segundo en Islas Vírgenes. desarrollo sobre la pobreza De acuerdo con sus cálculos, entre 2000 y 2019 el 1% más rico se quedó con más del 30% del ingreso. Esto está alineado con el dato con el trabajo de Michel Jorratt (ex director del Servicio de Impuestos Internos) y Tasha Fairfield, académica de la London School of Economics, y según el cual el 1 % más rico se apropiaba de entre 19% y 33%. Más aún, al escribir el libro, todavía no se habían dado a conocer los resultados de la CASEN 2015.

El profesor Claudio Sapelli, que ha hecho un importante estudio sobre la materia, ha concluido que la desigualdad intergeneracional ha disminuido sustancialmente en Chile, mostrando además que en el país “hay alta movilidad y no hay evidencia de barreras a la misma entre los distintos grupos de ingresos”. Chile entonces, no solo ha logrado reducir dramáticamente la pobreza en las últimas décadas -algo que nadie pone en duda-, sino que ha incrementado la movilidad social y disminuido la desigualdad a niveles nunca antes vistos en su historia. Aunque queda mucho por avanzar, esto refuta la tesis categórica de que somos un país de “herederos” en que “la cuna” lo determina todo. Pero aunque así fuera, es claro que no vamos a llegar a ninguna parte con un discurso que ataca a todo aquel que haya logrado éxito en la vida como alguien “sin méritos” que no merece lo que tiene. En lugar de dedicar energías a buscar chivos expiatorios a los cuales culpar de todos los males sociales, debiéramos concentrarnos en incrementar la productividad para permitir una mejora sustancial en los ingresos autónomos de los sectores más desaventajados, que es donde está el problema.

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El economista indica que los datos encontrados al revisar la desigualdad por cohortes no sólo “permite entender el contexto de esta mejora de 8 puntos en el Gini total”, sino que es esperable que todavía se registren mejoras en el futuro. Osvaldo Larrañaga se doctoró en Pennsylvania y hoy trabaja en el programa de Reducción de la Pobreza del PNUD. Opinando a título personal, su visión de Piketty se centra en su aporte académico más que ideológico. Cree son un aporte sus investigaciones de largo plazo de desigualdad e ingreso y sus hipótesis respecto de lo que ocurriría si ciertas tendencias actuales siguieran a futuro.

Y para eso son necesarias reglas que fomenten el emprendimiento y la creación de riqueza además de una cultura que celebre, y no que chaquetee, el éxito ajeno. Concluyo que esta segunda edición actualizada y ampliada del libro de Claudio Sapelli sobre la distribución del ingreso y la movilidad social en Chile confirma los resultados de la primera. Chile es un país de una movilidad social relativamente elevada –es decir, es un país de oportunidades- y la distribución del ingreso ha mejorado significativamente.

Datos recientes comparables para Estados Unidos estiman esta correlación en 0,forty six. O sea, Chile tiene también una elevada movilidad social, superior incluso a la de Estados Unidos. El académico plantea que las tasas de movilidad social en Chile superan a las de varios países europeos y que para definir las políticas sociales se debe considerar que la pobreza se está volviendo un fenómeno transitorio y no estructural. «Esta es una sociedad móvil. Y se requieren políticas sociales que no tranquen esa movilidad.  Para enfrentar una pobreza estructural requieres un sistema de bienestar de apoyo, en cambio para una pobreza transitoria debes dar beneficios temporales y no tener los problemas que enfrentaron los estados de bienestar en Europa», afirma.

Esto lo puede hacer porque el Gini de Chile en 2013 es el promedio ponderado del Gini de las diferentes generaciones. Y el Gini de 2014 será el Gini de 2013 ajustado por el efecto sobre ese coeficiente de las diferencias en la distribución del ingreso de las generaciones que salen y entran. En base a este análisis pronostica, con algunos supuestos adicionales, la evolución futura del Gini.

Sin embargo, puntualiza que de todas formas en hogares con poco capital cultural, los hijos siguen sin tener acceso a la educación superior. ”Chile va bien, las tendencias sociales que están ocurriendo nos llevarán a una mejor distribución del ingreso, mayor movilidad y menor pobreza. Esas son parte de las decenas de propuestas para intentar abordar un tema multifactorial y en medio de una pandemia que, según los expertos, podría hacer retroceder a Chile entre 3 a 10 años, aumentando de manera dramática los niveles de pobreza en nuestro país. Panorama complejo en un país donde algunos estudios muestran a una élite con una percepción distorsionada de estas brechas y diferencias entre los chilenos. Sin embargo, lo que ellos abordan tangencialmente y es desde nuestra experiencia lo fundamental a discutir, es la vivencia cotidiana de las personas que están en situación de pobreza. Es muy cierto que la pobreza hoy se manifiesta de forma diferente que hace 50, 30 y 10 años.

Sapelli detalló que, al procesar los números de los últimos 15 años, consigue evidencia que demuestra que la inequidad se incrementó al hacer más elitista la selección, ya que comenzó a dar mayor relevancia al conocimiento por sobre la habilidad. “Estos datos hablan de la irrelevancia para Chile de lo planteado por (Thomas) Piketty en su libro”, sostiene Sapelli. Como un liberal doctorado en Chicago, el director de Economía de la Universidad Católica, Claudio Sapelli, asegura que el trabajo de Piketty «no diagnostica bien el fenómeno que analiza, ni empíricamente, pues los datos no apoyan lo que cube, ni de forma teórica, ya que el modelo que propone está incorrectamente identificado». “Mientras no tomemos conciencia como sociedad de la clausura social, no vamos a avanzar lo suficiente“, apuntó Méndez. Chile ha evolucionado en cosas que importan harto para ser una sociedad más justa”, destacó Sapelli. Hace algunos meses Felipe Carillo no tenía thought que tendría su propio emprendimiento.

“Me gustaría que el día que hablemos de cuánto creció el PIB se informe también exactamente a dónde fue ese crecimiento; y a partir de ahí, discutir si la distribución es justa o no”. “Chile tiene una historia de un progreso muy rápido y eso ha hecho que las experiencias de las distintas generaciones sean muy distintas. Las generaciones mayores son bastante heterogéneas, pero las más jóvenes bastante homogéneas y eso se va a ir reflejando en los índices globales de a poquito”, explicó Sapelli. Por supuesto, un trabajo de esta índole, sobre un tema controversial, está llamado a crear polémica, por sus métodos, resultados e interpretaciones.

Por último, el patrimonio es en buena medida la herencia que se traspasa a la siguiente generación y, por lo tanto, es una de las razones de por qué algunos apellidos prosperan y dirigen políticamente por décadas. Dicho de otro modo, el alto patrimonio que reciben unos y la carencia completa de herencia para otros, tiende a mantener o incrementar los niveles de desigualdad tanto económica como de influencia política. Eso puede explicar, por ejemplo, por qué tanto la extrema riqueza como la pobreza son lugares “pegajosos”, como los define desigualdad 2022 la OCDE, es decir situaciones de las que es difícil salir. En el caso de Chile, la misma OCDE ha dicho que las familias pobres necesitan seis generaciones para que uno de sus descendientes llegue a la clase media (ver nota BBC).

Calificado de «optimista», en un escenario donde abundan los cuestionamientos al modelo, Sapelli responde con cifras. Si la generación de entre fifty five a sixty four años registra un 39% de personas con educación secundaria, los que tienen entre 25 a 34 años alcanzan el 85%, superando incluso el promedio de los países de la OCDE, donde el 80% de los jóvenes tienen educación secundaria. El trabajo que comentamos, una versión revisada de la tesis doctoral del autor, se suma a esta notable serie de investigaciones. El tema que ocupa a Javier Rodríguez es nada menos que la evolución de la distribución del ingreso en Chile, ¡desde 1850! Pese a lo ambicioso del desafío, dados los resultados obtenidos es de agradecer que el autor no se haya desalentado ni desfallecido para dar cumplimiento a una empresa que, sin duda, marca un hito en la investigación en historia económica chilena.

Y cómo imaginarlo si se gradúo de Educación Física en la Universidad Andrés Bello y fue el primer y único integrante de su familia en acceder a la Educación Superior. La comisión deberá entregar una propuesta al Presidente a más tardar el 30 de abril. El economista y director del instituto de Economía de la Universidad Católica abordó la estrategia financiera para enfrentar el coronavirus y el impacto de las cuarentenas.

También en la mayoría de los países hay instituciones que los cultivan contribuyendo a que a sus egresados tengan mejores perspectivas. Vea usted de dónde han salido la mayoría de quienes dirigen el país y se dará cuenta de la densa red de contactos que tienen armadas las universidades de las Ivy League. En Chile, dado su tamaño e historia, este fenómeno puede ser algo más acentuado y más visible, pero pretender que esto no ocurre de manera muy parecida en el resto del mundo es simplemente una fantasía.

Para ello emplea la construcción meticulosa de “tablas sociales” y produce indicadores de largo plazo para el coeficiente de Gini (véase su gráfico N° 5) y otras medidas distributivas (por ejemplo, el porcentaje de ingreso captado por el percentil más rico). Solo este resultado ya amerita un reconocimiento, pues se trata –hasta donde sabemos– del primer aporte de este tipo no solo para Chile sino para cualquier economía no desarrollada15. Por razones de espacio, las tablas con la información de base no se encuentran en el texto, pero sí se indica cómo acceder a ellas en el Apéndice metodológico. Un primer mérito de esta investigación, es que se trata de un estudio apoyado en una definición metodológica robusta y moderna, con una importante discusión de fuentes, datos, estrategias y teorías alternativas.

Estudio De Claudio Sapelli: Se Acrecienta Caída De Desigualdad En Las Nuevas Generaciones

Aumento de ingresosOtro dato que explica la caída en la desigualdad es la evolución de los ingresos. En el estudio realizado por Sapelli se muestra que el aumento del ingreso de cada percentil es mayor a medida que se avanza hacia los más pobres, es decir, entre 1998 y el 2013 los ingresos laborales de los percentiles más bajos se incrementaron en mayor porcentaje que el de los los quintiles más ricos. “Lo que se detecta que estaba funcionando como un freno era el acceso a la educación superior, lo que tiene una implicancia súper importante en la discusión actual”, indica el titular de Economía de la UC, destacando el mayor acceso debido a la aparición de las universidades privadas.

Con todo, el economista destaca que actualmente Chile no sólo tiene la tasa de graduación de enseñanza media más alta de América Latina, sino que también los mejores resultados en la prueba PISA en la región. Es por eso que pidió un Crédito con Aval del Estado que pagará por los próximos 20 años y apostó por la universidad. Sin embargo, en 2019 fue despedido y no ha logrado encontrar trabajo relacionado a sus estudios. Y aunque le ha salido a cuenta su nuevo negocio Vidafrut, Felipe está en parte decepcionado con la llamada promesa de la meritocracia. Asimismo, aseguró que “no tengo dudas de que este envión que teníamos me hacia ser optimista respecto del futuro para reducir la brecha de la desigualdad, pero se va a frenar si manejamos esto mal (…) podemos salir de esto con la pobreza siendo un problema enorme”.

1) Entre 2000 y 2013, medida por el índice Gini, la desigualdad en Chile se redujo de 0.58 a 0.50, un 14%. 1) Entre 2000 y 2013, medida por el índice Gini, la desigualdad en Chile se redujo un 14%, de 0,fifty eight a 0,50. Una investigación del director del IEUC reveló que un sistema de postulación más similar a la PAA que la PSU garantizaría mayor equidad.

3) La movilidad social es también alta en Chile, superior a la de Estados Unidos, tanto dentro de una misma generación como entre generaciones de padres e hijos. Concluyo con que esta segunda edición actualizada y ampliada del libro de Claudio Sapelli sobre la distribución del ingreso y la movilidad social en Chile confirma los resultados de la primera. Aunque a inicios de los ’80 se permitió el ingreso de las universidades privadas, recién en los ’90 se destrabó el procedimiento para crear nuevos planteles y fue cuando se masificó el acceso a la educación superior.

De hecho, el experto señala que parte de esta caída ya se ha traspasado al dato de Gini common, el que cayó eight puntos desde 2000 hasta 2013, pasando de 0,58 a 0,50. “Hay una mejora muy importante en la distribución de ingreso a nivel de toda la población, que yo no sé por qué nadie habla de ella”, sentencia y añade que “lo que pasó en Chile en términos comparativos es bien asombroso, una mejora extremadamente rápida a nivel global”. El libro tendrá una segunda edición, que se lanzará el próximo lunes 14 de noviembre, y su autor adelanta a “El Líbero” las principales conclusiones. Quizás el dato más relevante es que la reducción de la desigualdad sigue a un fuerte ritmo, ya que mejoró en 20 puntos en la medición GINI entre quienes nacieron en la década de los 90’ con relación a los de los años 60’. Esa concept dominó en Chile sin contrapeso durante los ninety y bien entrados los 2000. En una reciente entrevista que el economista Sebastián Edwards le hizo al ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, en Ex Ante, Edwards rescata la profundidad que alcanzó esa convicción.

La élite de hoy es esencialmente la que se formó gracias al auge económico de los últimos 35 años. El discurso meritocrático esparcido con tanta superioridad por miembros de la misma élite, como si ellos pertenecieran a una aristocracia o nobleza antigua e impenetrable, no tiene mayor base en la realidad. Tampoco tiene base en la realidad la thought derechos de los pobres de que en Chile no hay movilidad social.

Las recientes declaraciones de Nicolás Eyzaguirre tratando de idiotas a sus compañeros de colegio y acusándolos de haber llegado a donde están solo producto de la pink de contactos que poseen, merecen algunas reflexiones. Desde hace un tiempo a esta parte, se ha instalado en Chile la idea de que el país posee férreas élites que se auto reproducen excluyendo a todos los demás de las mejores posiciones en la sociedad. Se dice cepal pobreza 2022 que el apellido y la cuna pesarían más que los “méritos” y que esa sería una de las causas centrales de la desigualdad, supuestamente hoy peor que nunca producto del modelo económico “neoliberal”.

Programas sociales que impulsen el encuentro entre pares, la solidaridad y cohesión como herramientas para el mayor bienestar, son fundamentales para sostener soluciones de superación de pobreza en el tiempo. No podemos hablar de programas sociales universales o focalizados sin hablar de la desigualdad y la segregación que abunda en nuestras ciudades y barrios. La individualidad de las soluciones, pasan por la mirada de un colectivo que se apoya.

De Chile, explica que “al last del día, el tema de la desigualdad está en otros componentes que tú experimentas más que un índice. Tú tienes más dinero, vas a acceder a más salud, mejor educación y para qué decir mejores pensiones”. Señala el profesor Sapelli que el famoso coeficiente de Gini se construye en base a información agregada y, por tanto, no refleja necesariamente la dinámica de la desigualdad del ingreso. Flores estima también que, en esos mismos 20 años, el 10% más rico capturó poco más del 60 % del ingreso, mientras que los que menos ganaron, es decir al 50% de abajo, se apropiaron apenas de entre 6% y 8% del ingreso whole. En el caso de las mujeres, el economista indica que no se da lo mismo en los quintiles más bajos, lo que podría explicarse por “un mal diseño de la política social de subisidios, que estaría produciendo una trampa de pobreza”.

Para ello, continúa Sapelli, es necesario realizar un estudio por “cohortes”, es decir, analizar la desigualdad del ingreso desagregando la información por edades. La subrepresentación de la riqueza que reconoce la CASEN se observa, por ejemplo, en el ítem dividendos distribuidos. Esa encuesta “no registra ni el 10% del complete de dividendos que sí incluyen las Cuentas Nacionales del Banco Central”, dijo Flores a TerceraDosis. De hecho, según su estimación, la CASEN cubre apenas alrededor del 40% del ingreso nacional que registra el Banco Central. Esa percepción de injusticia se expandió durante la última década alimentada por la alta desigualdad que tiene Chile (ver OCDE 2019) y pareció explicar el estallido social de 2019. Claudio Sapelli fue uno de los firmantes de la carta de académicos en el que se reconocen errores.

La movilidad intra-generacional mide –para la población clasificada por deciles de ingresos- la relación existente entre el nivel relativo de los ingresos de esas personas en un período inicial y aquél, por ejemplo, cinco años después. Si las personas que están en el primer decil en el período inicial permanecen en el mismo decil cinco años después, no habría movilidad social alguna. Si en cambio algunos pasaron al segundo decil, otros al tercer decil y, así sucesivamente, habría movilidad, la que se puede transformar en un índice. De acuerdo a cálculos presentados por Sapelli, entre 1996 y 2001, el índice en Chile medido por el método de Bartholomew fue de 1.92, comparado con 1.sixty seven y 1.seventy six para Estados Unidos y Alemania, respectivamente. O sea, Chile tiene un alto nivel de movilidad intra-generacional, mayor incluso que el de Estados Unidos y Alemania. ¿Cómo explica Sapelli las distribuciones del ingreso de cada una de las generaciones futuras?

claudio sapelli desigualdad

Mientras hojeaba este libro, recordé que el famoso economista Muhammad Yunus, llamado “el banquero de los pobres” y ganador del Premio Nobel de la Paz, hacía una comparación entre la pobreza y los árboles bonsái, esos pequeños árboles cultivados y modelados a escala de los árboles grandes. También propone reemplazar parte importante del frondoso conjunto de programas sociales existente en Chile, por un sistema diferente que se conoce como un impuesto negativo sobre el ingreso (es decir, un subsidio a los más pobres). Este sistema evitaría también el desincentivo del precise esquema de apoyo social a que las personas que reciben ayuda del Estado se esfuercen por obtener ingresos propios. Invito a los lectores a leer el libro de Sapelli, incluyendo su capítulo final, que es de política económica.

En resumen, estamos ante un trabajo llamado a convertirse en referencia imprescindible acerca del devenir de la economía chilena. Historiadores, politólogos, profesores, sociólogos, políticos e interesados en common no pueden ignorar este trabajo para alimentar sus reflexiones. Es, además, un ejemplo de las posibilidades de una investigación rigurosa, abordada con seriedad y ánimo constructivo, para tratar la desigualdad en una economía no desarrollada. Las lecciones a extraer pueden ser objeto de discusión, pero se cuenta ahora con una base mejor para plantear los términos del debate. Educación es la claveSapelli sostiene que los nuevos datos se explican por los mismos fenómenos que indicó en el libro de 2011, que se relacionan principalmente con el mayor acceso a la educación en las nuevas generaciones y la mejora de ésta.

Hay aspectos de la investigación que merecen algunas aclaraciones y en las líneas siguientes se destacan algunos de ellos. El investigador recomendó en la modificación de la PSU que está en estudio por parte del DEMRE considerar la aplicación de un examen más parecido a la PAA, que incluya una serie de take a look at específicos y que cada universidad elija según los requerimientos que tenga. Afirma que hay que terminar con la “obsesión de efectuar una sola prueba, que es lo que genera los problemas”.