En la primera parte de esta reveladora serie sobre nuestro sistema tributario, los autores argumentaron que la forma en que recaudamos es resultado de un contrato social impuesto “que no le da un rol importante al Estado ni a la equidad”. En esta columna, sostienen que ese Estado mínimo es una decisión política para que los sectores de más altos ingresos tengan un sistema tributario que los beneficie. “Son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad”, argumentan.
Como el IVA en Chile es homogéneo, y para no extender la discusión más allá de lo necesario, no profundizaremos al respecto. La literatura académica sugiere que los impuestos óptimos al ingreso de los individuos en la parte más alta de la distribución deberían ser altos (estimaciones sugieren que podrían llegar a 73%, e incluso sobre el 80% si existe apropiación de rentas no productivas). Las familias de menores ingresos destinan una mayor porción de sus ingresos a la alimentación. Así, el IVA a los alimentos es un impuesto regresivo, ya que estas familias pagan una mayor proporción de su ingreso en esos impuestos. Las personas de mayores ingresos ahorran más, y por lo tanto el consumo representa una menor proporción de sus ingresos comparado con las personas de menores ingresos. Algunos columnistas han especulado que esto se debe a la ineficiencia del Estado en las transferencias.
El impacto en la aceleración de las desigualdades del emparejamiento selectivo es evidente. El auge económico del país asiático, experimentado a partir de los años 80, logró un reequilibrio geográfico que ha puesto fin a la superioridad militar, política y económica de Occidente. Aunque este crecimiento trajo un aumento en la desigualdad al inside de China, la brecha respecto de Occidente se acortó, contribuyendo a la disminución global de la disparidad en las rentas. Pero la exitosa economía china de los últimos 40 desigualdad economica pdf años, por otro lado, también ha derribado esa vieja certeza sobre la comunión entre libre mercado y democracia. Y aunque esta última pueda ser un valor deseable en sí mismo, apunta Milanovic, no parece tan descabellado pensar que algunos, incluso muchos, prefieran sacrificarla por las ventajas que supone el modelo chino.
Esto, por una parte, propone un nuevo cuestionamiento a la estrategia chilena para la reducción de las desigualdades en el contexto de la Agenda 2030, ya que la crisis actual ha mostrado y ha dejado nuevas disparidades que atender. Por lo tanto, las circunstancias sugieren replantear las acciones públicas para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 – y los otros sixteen desigualdad actual – con el fin de hacer frente a este problema en el país de manera efectiva, reparando en las nuevas dificultades que se presentan y cómo prevenir que estas vuelvan a ocurrir en un futuro. Por una parte, como se puede observar en la Tabla 2, este ODS no contempla en ninguna parte las causas de las desigualdades económicas.
En specific, Chile tiene una sociedad con grandes desigualdades sociales y una profunda concentración económica que hacen más difícil la implementación de soluciones globales. La crisis actual nos toma en mejor pie, porque parte de las dificultades del pasado que gatillaron– o profundizaron- las crisis, hoy están resueltas. El sistema financiero está mejor regulado, las exportaciones más diversificadas y el endeudamiento está acotado. Además, el Banco Central posee reservas de dólares 3 por unos 25 mil millones y el Gobierno central acumula en las arcas fiscales casi 20 mil Millones de dólares, producto de los ahorros generados por los sucesivos superávit fiscales de los últimos 5 años. Pero lamentablemente, no basta con la solidez macroeconómica y financiera para enfrentar la disaster, porque la contracción de Chile se verá profundizada por problemas ligados a lo estructural de la economía, que se hacen más evidentes en los periodos de dificultades. 10.3 Garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de los resultados, en particular mediante la eliminación de las leyes, políticas y prácticas discriminatorias y la promoción de leyes, políticas y medidas adecuadas a ese respecto.
Cuando se recibe a un alumno que proviene de un sector desaventajado no se le hace la vida fácil, sino que se le exige igual que a otros estudiantes que provienen de realidades más acomodadas. La diferencia está en que los profesores redoblan los esfuerzos para que salga adelante y, al mismo tiempo, el sistema se preocupa de aumentar las inversiones para estos alumnos y de asignarles los mejores docentes para que tengan éxito. “Los profesores entienden que esos niños no tienen la misma forma de aprender y les entregan un suggestions o retraolimentación constante, todos los días –explicó Schleicher-.
La Región de Antofagasta a pesar de triplicar el PIB per cápita del país, presenta importantes desafíos en áreas rezagadas, en temáticas como inversión en investigación y desarrollo, el acceso a vivienda, servicios básicos en áreas rurales y medioambientales, como el tratamiento de desechos. Hacer frente a la desigualdad requiere de una respuesta sistémica y colaborativa, y por eso, además de los gobiernos, se requiere de la participación de las empresas, los inversores y la sociedad civil. Esa es la convicción que motivó en septiembre de 2021 la creación de la Comisión Empresarial para la Lucha contra la Desigualdad (BCTI, en inglés), instancia conformada por 60 empresas y organizaciones a nivel global, y que acaba de lanzar en Chile una guía práctica en español con 10 acciones concretas que una empresa puede impulsar para aportar a este desafío. Las desigualdades sociales contribuyen a las desigualdades educativas porque restringen la habilidad cognitiva y no cognitiva. Según un estudio del Economic Policy Institute sobre niños y niñas de guardería del año 1998 y 2010, hay un hueco de desempeño entre los niños en el nivel socioeconómico más bajo y más alto que persisten entre ambas clases.
La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. Con más mujeres estudiando y trabajando aumenta también la escolaridad de las futuras generaciones.
Nos hemos instalado en un círculo vicioso cuya dinámica se fundamenta en el control que los más ricos ejercen sobre el poder político”. Hoy nadie pone en duda que existe una amplia e importante brecha entre la economía de Chile que es muy avanzada y su desempeño educativo que es bastante pobre. Así lo ha puesto de manifiesto la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que actualmente reúne a 34 países que en su conjunto representan el 80% del PIB mundial.
Uno de los Estados que aún no ha ratificado la Convención, pero que ha expresado su intención de hacerlo, es Estados Unidos. También, apoyamos a niñas y niños para que crezcan no sólo como sujetos de derechos, sino como ciudadanos/as globales capaces de compartir y empatizar con sus vecinos/as. Para lograr estos objetivos, adoptamos cuatro enfoques en la ejecución de nuestros programas educativos. Esto sigue la teoría de que la educación proporciona más capital humano en la que, cuanto más educadas están las personas en una sociedad, mejor compiten por empleos e ingresos y viceversa.
En definitiva, en su función de difusores culturales, los medios ejercen influencias socioculturales que fomentan y reproducen mediante diferentes formas de socialización como son los valores, creencias, normas, conocimiento, entre otros. Al tiempo que establecen ciertos estilos de vida, valores culturales, modos de actuación y de pensamiento; es decir formas de representar el mundo bajo la whole influencia del sistema económico transnacional. Igualmente, en el proceso de transnacionalización el rol de los medios es central, ya que favorecen los procesos de socialización del sistema global de producción. Esto se ve reforzado por el uso de la publicidad, mediante el cual se difunde información que influye en los estilos de vida y modos de consumo. En este sentido, los procesos de legitimación social cobran un sentido ideológico al momento en que permiten naturalizar y posibilitar relaciones de desigualdad y dominio.
Más importante aún, es que la buena década de crecimiento económico que se observó entre 2003 y 2013, permitió una disminución de la pobreza y desigualdad. La pobreza disminuyó de 43% a 25% entre 2003 y 2013 en la región, y la desigualdad de ingresos, medida como el coeficiente de GINI, pasó de zero,564 en 2000 a zero,505 en 2016, lo cual implica una caída cercana al 10%. Cuando la riqueza se concentra de manera extrema en pocas manos, la mayoría queda
En Chile, si consideramos las contribuciones para la seguridad social como parte de los impuestos al ingreso, este grupo de impuestos representa un 36,9% de la recaudación complete del año 2016. El promedio de la OCDE para el mismo periodo fue de un 59%.[13] Por lo tanto, el sistema tributario chileno no solo recauda poco en términos comparados, sino que además le da mucha importancia a los impuestos al consumo y una menor importancia relativa a los impuestos al ingreso. Además, existen razones para pensar que la progresividad nominal del impuesto al ingreso está mermada por una masiva práctica de elusión tributaria por parte de los grupos más ricos (ver aquí y aquí).