Esta comparación contrasta con el discurso de la –poco pluralista– prensa chilena, que suele poner las demandas de la ciudadanía como un ejemplo de irracionalidad, mientras que sitúa el pensamiento empresarial como ejemplo de cordura y pragmatismo. De estas incertidumbres sólo se salva un grupo que –dependiendo de la dimensión que se considere– oscila entre el 20% y el 5% de más altos ingresos. Así, la desigualdad de exposición a la incertidumbre se relaciona con el hecho de que sólo una fracción minoritaria de la población tiene acceso a un conjunto de seguros (privados, en este caso) que le permiten sortear estos “shocks negativos”, lo que se suma a que tal grupo enfrenta una menor incertidumbre laboral, es decir, tiene en promedio menos shock negativos que sortear. A pesar de pertenecer técnicamente a todos los niveles de ingresos, la noción de ‘vivienda asequible’ se utiliza en la práctica para describir la vivienda producida y valorizada por medio de incentivos gubernamentales, dirigida por lo basic a grupos por debajo del Area Median Income (Ingreso Promedio por Área) o AMI(9).
La oposición exige la retirada de los militares de las calles y levantar el toque de queda. Hace una década, la forma de medir la desigualdad en Chile estaba muy ligada a una perspectiva monetaria. Indicadores como el coeficiente de Gini eran los más utilizados para dar cuenta de cómo estaba el país.
En este sentido, Oestreich (2018 ) propone que, si bien hay una meta para las oportunidades y los resultados de esta misma, en ninguna parte se mencionan los factores que dan origen a estas disparidades en primer lugar. Así, se corre el riesgo de seguir perpetuando las estructuras internacionales y nacionales que promueven de una u otra forma las desigualdades en y entre los países. Por otro lado, se critica la mala relación que existe entre sus metas y los indicadores propuestos (Donald & Lusiani, 2016). Como se ve en la Tabla 2, no todas las metas son cuantificables y, por consiguiente, de difícil monitoreo sin los indicadores adecuados. Por ejemplo, la meta 10.2 sobre promover la inclusión, tiene como indicador “Proporción de personas que viven por debajo del 50% de la mediana de los ingresos, desglosada por sexo, edad y personas con discapacidad”.
Por último, la desigualdad tiende a causar situaciones de conflicto social que, a su vez, pueden derivar en consecuencias que afectan las posibilidades de desarrollo, ya sea a través de situaciones de inestabilidad política o por el tipo de políticas económicas implementadas. Muchos trabajos de investigación han tratado de identificar cuán importante es la relación entre desigualdad y desarrollo, y los mecanismos para explicar dicha relación. Una de las conclusiones es que ella opera vía mecanismos más indirectos de lo que se creía. Así, Daron Acemoglu y James Robinson argumentan que las brechas socioeconómicas afectan negativamente el desarrollo de los países cuando se traduce en un acceso, también desigual, al poder político; este mecanismo se relaciona con la potencial captura de rentas por parte de la élite y el bloqueo de oportunidades de desarrollo para el resto de la población. Aunque la pobreza ha disminuido en el país, la distancia entre ricos y pobres sigue siendo muy importante.
Esto no se expresa solo en términos de ingreso y riqueza, sino también en educación y salud; trato social y dignidad; seguridad económica y física, además de poder y capacidad de influencia sobre las decisiones públicas. Cuando oímos la frase “desigualdad de ingresos”, a menudo se despiertan preocupaciones acerca de la equidad, justicia, género y calidad de vida. Sin embargo, este fenómeno no solamente es un asunto económico, sino que también tiene ramificaciones profundas en el área de la salud psychological. Es esencial, que los profesionales de la psicología entiendan y profundicen en este asunto, ya que es una realidad presente en muchos individuos. La alta segregación territorial de las sociedades latinoamericanas, reforzada por procesos como el «miedo al crimen» y la gentrificación en los últimos tiempos, también contribuyen a la aparición de regímenes de ciudadanía native fuertemente segmentados (Caldeira, 2008).
Al mismo tiempo, el bajo crecimiento, las políticas de exclusión, la desconfianza social y la violencia han generado un círculo vicioso que refuerza la desigualdad. América Latina proporciona una imagen perturbadora de lo que puede suceder en países como España si no actuamos con rapidez. Frente a esta posibilidad, este libro nos ofrece distintas lecciones para lograr la redistribución de ingresos y construir sociedades más equitativas e implicadas políticamente. La desigualdad de ingresos se refiere a una población, donde algunos individuos o grupos tienen ingresos significativamente más altos que otros. La investigación ha demostrado que los países con mayores niveles de desigualdad de ingresos tienden a tener peores resultados de salud mental para sus ciudadanos. Wilkinson y Pickett (2009) llevaron a cabo un análisis exhaustivo de los datos de varios países y descubrieron una fuerte asociación entre la desigualdad de ingresos y una serie de problemas de salud mental, incluidas tasas más altas de depresión, ansiedad y abuso de sustancias.
En enero, el FMI estimó que la IA afectaría a casi el 40% de los empleos en todo el mundo, reemplazando a algunos y complementando a otros. Esto se hizo eco de un informe de Goldman Sachs de 2023, que estimaba que la IA podría reemplazar el equivalente a 300 millones de puestos de trabajo a tiempo completo y al mismo tiempo crear otros e impulsar la productividad. La Unión Europea (UE) ha acordado una ley de IA, la primera de su tipo, que aborda los riesgos que plantea la tecnología de rápida evolución, con una posible prohibición complete de las aplicaciones de IA que conllevan riesgos inaceptables para la seguridad, los medios de vida y los derechos de los ciudadanos de la UE. En un informe publicado el lunes, el FMI dijo que los países deberían tomar medidas como mejorar el seguro de desempleo, advirtiendo que, a diferencia de las tecnologías disruptivas del pasado, la IA podría provocar pérdidas de empleos en ocupaciones más calificadas.
Esta desigualdad no es una novedad, es un problema que ha afectado al país incluso desde la época de la Colonia (PNUD, 2017). No obstante, desde la década del 2000, se ha podido observar un incremento generalizado de movi-mientos sociales que, entre otras causas, dan cuenta del malestar que existe en la población chilena, exigiendo mayor igualdad ( Grez, 2011 ; Segovia & Gamboa, 2012). Estas demostraciones de descontento social detonaron en octubre de 2019 con el “Estallido Social”, donde millones de chilenos y chilenas marcharon y protestaron, entre otras razones, debido a la desigualdad que existe en Chile ( Güell, 2019 ; Jiménez-Yañez, 2020 ). Uno de los primeros y mas importantes pasos que los profesionales debemos tomar, es el adoptar una perspectiva basada en los “determinantes sociales de la salud”, que reconoce que los factores socioeconómicos, incluida la desigualdad de ingresos, influyen significativamente en los resultados de la salud psychological. Los psicólogos clínicos debemos ser conscientes del contexto social en el que viven nuestros pacientes y del impacto potencial de la desigualdad de ingresos en su bienestar mental (esto es preponderante y muy útil para quienes trabajan en servicios de salud pública). Esta comprensión puede ayudarnos a los clínicos a desarrollar una evaluación más exhaustiva de los retos de nuestros pacientes y adaptar las intervenciones apropiadas.
Maneja la empresa a través de un esquema de «cascadas», obteniendo una utilidad fraudulenta de US$128 millones (juicio en curso). Ignorábamos que el asesinato del entonces Comandante en Jefe del Ejército, basic René Schneider, en octubre de 1970, para impedir que el Congreso proclamara presidente a Allende, y que fue financiado por la CIA, fue la antesala de miles de encarcelados, torturados, muertos y desaparecidos que a partir del eleven de septiembre de 1973 partirían mi país en dos. Ciertamente hay muchos otros aspectos a considerar, si se tiene en cuenta la devaluación de la institucionalidad política, el empoderamiento de las comunidades y los cambios que trae
Asimismo, la temporalidad anterior de estas acciones respecto de la agenda podría explicarse debido a que Chile aún se encuentra en una etapa de implementación de la misma. Paralelamente, la desigualdad de la riqueza –incluyendo activos tales como bienes inmuebles– está alcanzando nuevos niveles. En 2013, la riqueza promedio de familias de altos ingresos era la desigualdad en la globalizacion casi siete veces la de las familias de ingresos medios y casi 70 veces la de las familias de bajos ingresos. Estos son los mayores niveles de desigualdad de riqueza registrados por la Reserva Federal desde que comenzaran a recopilar datos treinta años atrás (Fry y Kochhar, 2014)(1).
Aun cuando caracterizar y cuantificar la desigualdad de poder es una tarea más compleja, tal desigualdad puede tener expresiones muy concretas en el funcionamiento de las democracias. MSc en Crítica, Curatoría y Prácticas Conceptuales de la Arquitectura, GSAPP, Columbia University (EE.UU., 2012). El trabajo de Moore ha sido expuesto a nivel internacional y publicado en diversas revistas y periódicos, incluyendo Artforum, Future Anterior, y Avery Review (averyreview.com), donde también es editor adjunto. Moore es Director Adjunto del Temple Hoyne Buell Center for the Study of American Architecture (Columbia University, EE.UU.). «Si uno pudiera regresar al tiempo donde la productividad y el ingreso para las familias de clase media crecían juntos en nuestro país, más o menos a mediados de los 70, uno vería que el 1% arriba de la escala se llevaba el 10% de todo el ingreso. Ahora se lleva 20 veces más. Eso es demasiado», opina Bernstein.
Su politización obedece más bien al surgimiento de nuevos actores colectivos y de movimientos sociales que han sabido canalizar un malestar transversal en contra de la ceguera de gran parte de las elites establecidas en el poder. Tal y como indica el informe del PNUD, los grupos de mayores ingresos tienen una enorme capacidad para influenciar la democracia chilena. A estos grupos les resultó medianamente fácil ponerse de acuerdo en focalizar el gasto público para reducir la pobreza, ya que este tipo de políticas públicas no ha perjudicado seriamente sus propios intereses. Sin embargo, para atacar la desigualdad no basta con focalizar el gasto público, sino que es preciso implementar políticas públicas redistributivas que necesariamente afectan los niveles de concentración de poder existentes. No obstante, el plan muestra un enfoque en la dimensión ex-ante, por sobre la otra dimensión, y dentro de esta, en aquellas acciones dirigidas principalmente a reducir las brechas que se generan por las variaciones en el contexto social. Además, respecto de la Agenda 2030, las acciones públicas responden a seis de las diez metas presentadas, 10.1, 10.2, 10.three, 10.four, 10.5 y 10.7.
Las personas de mayores ingresos ahorran más, y por lo tanto el consumo representa una menor proporción de sus ingresos comparado con las personas de menores ingresos. Una primera opción son los impuestos a los bienes de consumo, como por ejemplo el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Este es un impuesto donde todos los individuos, independiente de sus ingresos, pagan el mismo porcentaje por cada compra que realizan. la desigualdad y pobreza En Chile la tasa es 19% del monto consumido y aplica a (casi) todos los bienes y algunos servicios. Hasta este momento nos hemos referido a la progresividad o regresividad de los sistemas tributarios, pero no hemos hablado con mayor detalle de sus componentes. Lo cierto es que los sistemas tributarios se componen de múltiples tipos de impuestos, todos ellos con diferentes ventajas y limitaciones.