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La Desigualdad Social: Desarrollo Y Desafí­os Del Trabajo Social Desde La Reconceptualización En América Latina Revista Perspectivas: Notas Sobre Intervención Y Acción Social

En otras palabras, los tipos ideales de Mila­novic enmascaran una multitud de diferencias. Son las preguntas que se ha planteado el economista Branko Milanovic desde sus libros sobre la desigualdad en el mundo, hasta el más reciente sobre el capitalismo. Lo comenta Arthur Goldhammer, escritor afiliado al Centro de Estudios Europeos de Harvard y traductor, entre otros, de Thomas Piketty. Cabe preguntarse, por último, si el valor de la igualdad no podría ser mejor promovido por parte de la Iglesia católica, en su servicio al mun do, si no se abordan, por ejemplo, las inequidades en la forma de soste ner roles y la distribución del poder al inside calidad de vida y pobreza de ella (Castillo, 2017). Parece ser esa una de las preocupaciones del papa Francisco (2013), cuando al comenzar su pontificado afirmó que “todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque ‘el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral’ y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (EG, n° 103).

Milanovic está de acuerdo con el economista premio Nobel Robert Solow, en que esto se debe en gran parte a “un cambio en el poder de negociación relativo de los trabajadores y del capital”. En se­gundo lugar, mientras que la propiedad del capital sigue estando altamente concentra­da, como lo ha estado a lo largo de la histo­ria del capitalismo, es probable que quienes disfrutan de altos ingresos a partir del capital también dis­fruten hoy de altos ingresos a partir de su trabajo, un cambio marcado con respecto al pasado del capita­lismo, en el que los ricos no trabajaban. Parte de la razón de este cambio es que la riqueza permite el acceso a una educación más cara y “mejor”, y las credenciales educativas de éli­te permiten acceder a trabajos más remunerativos. Los individuos buscan cada vez más parejas con logros educativos similares, lo que los economistas llaman de forma poco romántica “emparejamiento selectivo”, y esta unión entre personas de altos ingresos con otras de altos ingresos aumenta aún más la desigualdad en­tre las familias.

La propuesta de salud universal y pública revitalizó un imaginario socialista en los Estados Unidos, uno que ahora debe esperar para hacerse realidad como política social y compromiso público en este país. El perfect ahora debe mantenerse vivo en los movimientos sociales que están menos interesados ​​en la campaña presidencial que la lucha a largo plazo que nos espera más adelante. Estas visiones valientes y compasivas que son objeto de burla y rechazo por los capitalistas “realistas”, tenían suficiente tiempo en el aire, llamaban la atención, para permitir que un número cada vez mayor –algunos por primera vez– desearan un mundo cambiado.

De hecho, la expansión y acumulación capitalista se ha basado histórica y sistemáticamente en la producción y la reproducción de relaciones de dominación y desigualdades sociales como lo ha sido la exclavitud, el trabajo penitenciario y diferentes formas de explotación humana, aspectos ya expresados por destacados autores. Estos han sido claros ejemplos en donde la explotación humana se sitúa en un escenario de constante visibilización e invisibilización dentro de lo que han sido llamadas las formas de trabajo forzoso. Sin embargo, en esta reflexión también considero el llamado trabajo asalariado, el cual todos ejercemos con un mayor o menor grado de forzamiento”, precisó la académica. Desde la Revolución Industrial, el capitalismo ha fomentado un rápido crecimiento tecnológico y económico, pero la desigualdad no deja de aumentar y divide a nuestra sociedad. ¿La liberalización y las políticas de libre mercado promovidas han provocado que el capitalismo actual resulte tóxico? Este interesante libro presenta los beneficios y las desventajas del capitalismo en todas sus formas y se pregunta si existe una alternativa viable.

Más aún, podemos decir que hace más de cincuenta años dichas desigualdades fueron consideradas como el factor que más atentaba contra la paz y el desarrollo integral de América Latina. Para un desarrollo más pormenorizado este delicado asunto, me permito remitir a mi investigación teológico-cultural publicada recientemente, con ocasión del 50° aniversario de la Conferencia de Medellín (Verdugo & Arellano, 2019). ¿Debiéramos sentirnos optimistas o pesimistas respecto del futuro del sistema capitalista? Invito a leer ambos estudios y seguir este debate que de seguro está lejos de terminar. Personalmente, me inclino por el trabajo de Auten y Splinter, considero que metodológicamente es superior e incorporan una serie de elementos que me parecen correctos. Así, no creo que caiga el capitalismo, al menos no lo hará por no ser capaz de mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población concentrando su capacidad generadora de riqueza en solo unos pocos.

Entre sus libros cabe destacar Desigualdad mundial y Los que tienen y lo que no tienen. Una tercera tendencia, fue la corriente socialista, impulsada por sectores pertenecientes a la clase trabajadora. Para este sector, los problemas sociales fueron consecuencia de la propia existencia del Estado liberal y del sistema capitalista; y declararon que su solución no pasó por la acción caritativa de la clase dirigente ni por las medidas de corte proteccionista que reclamaron algunos liberales, sino que radicó en la acción y el poder autónomo de los propios trabajadores. «Estas visiones valientes y compasivas, burladas y rechazadas por los «realistas» capitalistas, tuvieron suficiente tiempo en el aire, llamaron suficientemente la atención, para permitir que un número cada vez mayor de personas —algunos por primera vez— desearan un cambio en el mundo. Las causas que subyacen a las disaster, tanto económica, social, política, ecológica y humanitaria-sanitaria del capitalismo mundializado, son una de las problemáticas más debatidas en las diversas corrientes y escuelas de pensamiento de los marxismos, adquiriendo muchas de ellas profundas raíces históricas e ideológicas.

En su libro, Atkinson nos recuerda que los mercados no caen del cielo; incluso procesos complejos como la globalización son el resultado de decisiones tomadas por organizaciones, gobiernos, corporaciones e individuos. Y eso implica que “las fuerzas de mercado, indudablemente potentes, dejan mucho espacio para otras determinantes y operan en un contexto social que puede influenciar el resultado de la distribución de ingresos”, escribió. El nivel de vida en Vietnam es mucho más bajo que en Fran­cia, pero el 91% de los vietnamitas apoya la globaliza­ción, que ha mejorado su vida diaria, en comparación con solo el 37% de los franceses, cuyos recelos sobre la dirección en la que se está moviendo su sociedad han alentado los movimientos de protesta que exigen una mayor voz ciudadana.

capitalismo y desigualdad social

Es legítima solo si logra producir crecimiento económico, por lo que sus reclutas deben ser competentes. En ausencia de una norma jurídica vinculante, disfrutan de una conside­rable discreción, como deben hacerlo al actuar con de­cisión cuando sea necesario para cumplir la promesa de un crecimiento ininterrumpido. Las “zonas de ile­galidad” son, por lo tanto, una parte integral del siste­ma, a pesar de que la esencia de la burocracia consiste en vincular el comportamiento particular person mediante reglas. Debe, sin embargo, mantener­se bajo management, para que no socave la legitimidad del sistema. Esto explica las espectaculares y periódicas represiones contra los funcionarios corruptos. Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de 0,49 a 0,forty three para Chile o de 0,50 a 0,forty three para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM.

Tanto la creación de una clase alta empeñada en perpetuarse como la polarización entre la élite y el resto de la sociedad constituyen las principales amenazas a la paz social y a la viabilidad del sistema a largo plazo. El Servicio Nacional de Salud se inaugura en 1952 y recoge organizaciones de salud, sociales y solidarias como la Beneficencia Pública, la Gota de Leche, el Seguro Obrero, el Servicio Nacional de Salubridad y otros entre los cuales el Instituto Bacteriológico de Chile. El SNS por su acción continuada al disolverse (año 1979) y transformarse en los servicios regionales y municipales de salud, hasta el año 1985 es el principal responsable de que Chile superara la salud de país miserable a que se debe la desigualdad social y llegara a tener una salud comparable con los países europeos, EE.UU. Atkinson creía que period un error mirar el cambio tecnológico como algo exógeno, determinado por los dioses y ante lo cual no cabía más que adaptarse, como parece sugerir el texto de Edwards. Por el contrario, argumentaba que “muchos cambios tecnológicos reflejan decisiones que fueron tomadas por científicos, jefes de investigación, hombres de negocio, inversionistas, gobierno y consumidores, entre otros”. Estas decisiones están influidas por consideraciones económicas que “hacen que los cambios tecnológicos sean endógenos, esto es, determinados desde adentro del sistema económico y social”.

Las sociedades capitalistas producen, como resultado de su lógica interna, diversas formas de desigualdad de poder. Por ejemplo, la concentración de las decisiones de inversión en una pequeña elite le entrega a esta última una capacidad de veto sobre la política económica, sobrerrepresentando sus intereses en el debate público. Por ello es esperable que Chile, con su forma de capitalismo extremo, tenga también una concentración extrema del poder, a pesar de que su democracia cumple con los estándares mínimos para considerarla como tal.

Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional. Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–. Es muy possible que la causalidad opere en ambas direcciones, puesto que una alta desigualdad de ingresos dificulta la igualación de oportunidades en ámbitos como el desarrollo infantil temprano y el sistema educacional, por las grandes divergencias que existen en el capital económico, social y cultural de los hogares de origen. Estos ciclos de alza y baja pueden observarse a través de la evolución del coeficiente de Gini, el cual es un indicador que se encuentra entre zero y 1, donde un mayor número indica más desigualdad en la dimensión de los ingresos. Llama la atención que en ningún período de nuestra historia el coeficiente haya estado en un nivel comparable a los que muestran los países actualmente más desarrollados (figura 1).

En cambio, en este texto sostengo –como hipótesis– que hay dos tipos de desigualdades que están relacionadas con la desigualdad de ingreso y que tienen una relación más directa con el estallido social, a saber, la desigualdad de exposición a la incertidumbre y la desigualdad de poder. 3 En particular, mientras la primera podría explicar por qué amplios sectores de la población están tan “descontentos con el modelo”, la segunda desigualdad explicaría por qué este descontento no se canalizó de forma gradual a través de la institucionalidad política y tuvo que explotar de esta manera. Es este apartado, de manera muy somera, recogeremos algunos análisis sobre el fenómeno de las desigualdades, consideradas sobre todo desde la economía, de la historia y las ciencias sociales, tanto en estudios globales como locales.

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Porque no es lo mismo jugar un juego con reglas iguales para todxs y condiciones equitativas, que hacerlo en desventaja, con menos jugadores en tu equipo o infraestructura desigual. Se lucha hasta el last, pero el resultado es injusto por donde se lo mire en este ejercicio reduccionista. Para Mazzucato la moraleja de esta historia es que es el Estado el que mueve, en gran medida, las fronteras del conocimiento. Lo hace asumiendo un alto riesgo económico y pagando caro los fracasos de experimentar. Ese Estado –afirma Mazzucato- será imprescindible para resolver los desafíos futuros (relacionados con la energía y el calentamiento global). Pero para que eso sea posible, las empresas que se benefician con esas tecnologías no pueden privatizar los beneficios que obtienen.

El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico. Pero la atenuación de dichos objetivos en las últimas décadas, o derechamente el incumplimiento de ellos, quitó brillo al modelo y no sería raro que en un futuro pierda influencia. Tanto la creación de una clase alta empeñada en perpetuarse como la polarización entre la élite y el resto de la sociedad constituyen las principales amenazas a la paz social y a la viabilidad del sistema a largo plazo. Es curioso y contradictorio que, aunque la Constitución vigente no mencione al Estado subsidiario, esta ideología del liberalismo y más del neoliberalismo sea la que domina en Chile. Más curioso es que el liberalismo, neoliberalismo y capitalismo no sean vistos como ideologías o incluso religiones con matices fundamentalistas o fanáticos.

capitalismo y desigualdad

Las “zonas de ile­galidad” son, por lo tanto, una parte integral del siste­ma, a pesar de que la esencia de la burocracia consiste en vincular el comportamiento particular person mediante reglas. Debe, sin embargo, mantener­se bajo management, para que no socave banco frances fundación la legitimidad del sistema. Esto explica las espectaculares y periódicas represiones contra los funcionarios corruptos. Son las preguntas que se ha planteado el economista Branko Milanovic desde sus libros sobre la desigualdad en el mundo, hasta el más reciente sobre el capitalismo.

Actualmente, la expansión de un capitalismo autoritario premunido del paradigma mercantil, promueve una cultura individual que ha calado duramente en los sujetos y en los movimientos transformadores de la sociedad, dejándolos sometidos a un nuevo orden/desorden. Las solidaridades colectivas del campo laboral se han fragmentado obligando a los trabajadores a una competitividad que mella sobre la fuerza de sus organizaciones y que afecta las confianzas necesarias para resistir al embate de los poderosos. Incluso si tales restricciones sobre la base de la ciudadanía nacional no llegan a aplicarse, seguramente veremos a los ricos y los que tienen seguros completos de salud apresurarse para asegurar el acceso a dicha vacuna cuando esté disponible, incluso si el modo de distribución garantiza que solo algunos tendrán ese acceso y otros serán abandonados a la continua e intensificada precariedad. El virus por sí solo no discrimina, pero los humanos con certeza lo haremos, formados y animados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo. Podríamos decir que nos trata igualitariamente, nos pone en igual riesgo de enfermar, perder a alguien cercano y vivir en un mundo de amenaza inminente.

Como aporte a este llamado a imaginar alternativas, propone un “socialismo participativo”, no centralizado, donde los trabajadores tomen parte en la gestión de sus empresas y compartan el poder con los accionistas privados. Con todo, los factores que generan un incremento en la desigualdad son múltiples e incluso hay algunos consecuencia de evoluciones deseables en la sociedad. El acceso extendido de la mujer al mundo del trabajo y la educación universitaria se encuentra entre estos. Como expone Branko Milanovic, hombres y mujeres acostumbran a emparejarse con personas de un estatus related banco mundial desigualdad al suyo. Hasta hace algunas décadas, en la medida en que los hombres contaban con mayores recursos, era menos probable que sus esposas trabajaran y tuvieran sus propios ingresos. Actualmente, en un contexto donde las tasas de titulación de mujeres superan a las de varones, lo común es que tanto el hombre como la mujer tengan un trabajo en los hogares más prósperos.

Desde su perspectiva, los mercados pueden ser, sino gobernados, al menos encausados. El dramático éxito del capitalismo político en Asia desde 1980 podría sugerir que Milanovic cree que el capitalismo administrado por el Estado es más eficiente para lograr el crecimiento y es potencial­mente un modelo más atractivo que la meritocracia liberal, especialmente en vista del rechazo del “neo­liberalismo” por muchos en Occidente. Pero él es lúcido sobre los desafíos que el capitalismo político ya está enfrentando en China, donde los capitalistas privados han comenzado a resentir la autonomía del Estado, como lo hicieron sus contrapartes en Occi­dente antes que ellos. Y él también tiene claro que el modelo chino puede ser difícil de exportar, porque su éxito depende en parte de las condiciones y tradicio­nes únicas de China.

¿Qué vemos cuando miramos el capitalismo meritocrático liberal a través del lente de Milanovic? Primero, una sociedad en la que la participación del capital en la renta na­cional aumenta en comparación con la participación del trabajo. Milanovic está de acuerdo con el economista premio Nobel Robert Solow, en que esto se debe en gran parte a “un cambio en el poder de negociación relativo de los trabajadores y del capital”. En se­gundo lugar, mientras que la propiedad del capital sigue estando altamente concentra­da, como lo ha estado a lo largo de la histo­ria del capitalismo, es probable que quienes disfrutan de altos ingresos a partir del capital también dis­fruten hoy de altos ingresos a partir de su trabajo, un cambio marcado con respecto al pasado del capita­lismo, en el que los ricos no trabajaban. Parte de la razón de este cambio es que la riqueza permite el acceso a una educación más cara y “mejor”, y las credenciales educativas de éli­te permiten acceder a trabajos más remunerativos. Los individuos buscan cada vez más parejas con logros educativos similares, lo que los economistas llaman de forma poco romántica “emparejamiento selectivo”, y esta unión entre personas de altos ingresos con otras de altos ingresos aumenta aún más la desigualdad en­tre las familias.

Estas decisiones están influidas por consideraciones económicas que “hacen que los cambios tecnológicos sean endógenos, esto es, determinados desde adentro del sistema económico y social”. Dos de los autores de este estudio (López y Figueroa) ya habían calculado en 2011 que los cinco hombres más ricos de Chile en ese momento (Luksic, Angelini, Matte, Paulmann y Piñera) ganaban lo mismo que un millón de personas. Tomados en conjunto, estos “5 grandes”, como los llamaban, tenían un ingreso equivalente al 30% de la población chilena (ver estudio en ingles).

Pero el malestar generalizado y la insostenibilidad de un conflicto social de largo plazo quizás conduzcan a una nueva vuelta de timón en su desarrollo. O incluso, aunque es la opción menos probable de materializarse en un futuro próximo, a su superación. En Capitalismo progresista, Joseph Stiglitz se pregunta cuáles son las fuentes de enriquecimiento de las naciones. En su análisis adjudica la culpa de la ralentización del crecimiento y el incremento de la desigualdad en Estados Unidos principalmente a la falta de inversión, en las últimas cuatro décadas, en educación, infraestructura y tecnología. “Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía.

Porque mientras el alemán Wolfgang Streeck, el anterior entrevistado de esta serie, decía que la concentración de la riqueza ha puesto al capitalismo en un atolladero del que no se vislumbran soluciones democráticas, Atkinson creía que hoy enfrentamos grandes problemas, pero nada que esté fuera de nuestro management. Asimismo, se realizó un foro organizado en conjunto con el Colegio de Antropólogos de Chile. En esta instancia, el Dr. Reygadas abordó el tema del mercado laboral de la antropología y los problemas que encuentran los antropólogos jóvenes para insertarse en el mundo del trabajo, y expuso parte de su investigación realizada en el 2019 que condujo a un libro llamado “antropólogo del nuevo milenio”. El Estado de Chile tuvo en educación y salud organizaciones estatales de primer lugar en el mundo. Tomemos por ejemplo el ingreso, nadie ha demostrado que a diferente ocupación debe haber diferente ingreso y nadie lo va a demostrar nunca si acepta que las personas son igualmente dignas y que sus trabajos son también igualmente dignos.

Luego que era el neoliberalismo y así ha habido diferentes modas, entonces ahora todo se quiere explicar por esa intersección de clase, etnia y género y voy a tratar de demostrar que sí, pero también voy a cuestionarlo un poco y ver qué otras cosas habría que tomar en cuenta y preguntarnos, cuál es el riesgo de con un solo concepto querer explicarlo todo. Entonces es ese es el tema de hoy, viniendo de un país muy desigual como es México y uno muy desigual como es Chile” cerró. Lo que el gráfico muestra es que el ingreso actual aumentó significativamente para todos los grupos hasta, aproximadamente, el percentil 70, así como para aquellos en la parte superior de la distribución, especialmente el 1% superior. Los ganadores fueron, por tanto, los ultra ricos de Occidente y las nuevas cla­ses medias de países como China, India y Brasil. Pero los ingresos en realidad disminuyeron para aque­llos que se ubicaron entre el percentil 75 y eighty five en todo el mundo, lo que, cuando se traduce en términos sociológicos en lugar de económicos, corresponde a las clases trabajadoras y medias de los países in­dustriales avanzados.

Una sociedad en la que nadie puede comprar tickets para la Luna, pero todos pueden ir a comprar su alimento a tiendas normales, tiene una grado mayor de cohesión y de intereses compartidos”, escribió. Así lo sostuvo el Dr. Luis Reygadas, antropólogo y profesor de La Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México, quien también impartió una charla sobre el mercado laboral de la Antropología. [4] Ver López, Figueroa y Gutiérrez, (2013), también basado en información del servicio de impuestos internos. Pero si miramos las cosas desde otra perspectiva y entendemos que unos y otros de estos pretendidos «nuevos» sujetos no son sino expresiones del Trabajo, en cuanto que Trabajo generizado, etnificado o racificado, cualificado, generacional, etc., que cobran autonomía e importancia propia como sujetos antagónicos al Capital, las preguntas a plantearse y a resolver muy probablemente han de ser otras.

De entre los más prósperos, solo Suiza parece haber conseguido que sus más ricos tengan mucho del PIB y, a la vez, la pobreza sea reducida. [newline]Durante las últimas décadas, siguiendo la receta de Lucas, muchos países priorizaron la lucha contra la pobreza y dieron la espalda a la desigualdad. Por ejemplo, en Estados Unidos, la pobreza cayó entre 1948 y 1960 desde el 33% al 19%. Pero desde entonces, no ha habido variación y hoy son forty five millones los estadounidenses que están bajo la línea de la pobreza. En la conversación con CIPER, el economista británico sostuvo que a partir de los ´80 el poder se concentró en manos de actores que promueven la acumulación del capital, como las empresas y multinacionales, y creía firmemente que la reducción de la desigualdad solo sería exitosa “si se llevan a cabo medidas que contrabalanceen el poder” y lo dirijan hacia organizaciones de consumidores y sindicatos. En ese intenso y último libro -que ya antes de su muerte period su testamento intelectual- hace referencia a las colas de británicos ante los bancos de comida (organizaciones de caridad que proveen de alimentos a los más pobres a precios subsidiados y que se han vuelto esenciales en un país donde thirteen millones viven bajo la línea de la pobreza). Esas filas ignominiosas -dice Atkinson- no se pueden desligar de otras filas, que ocurren al mismo tiempo, como la de los seven-hundred millonarios del mundo inscritos para el primer viaje espacial de la empresa Virgin.

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En los mercados reales e imperfectos en que vivimos, decía Atkinson, políticas que busque la equidad pueden hacer ganar eficiencia a la economía. Este fenómeno se acentuó tras la disaster financiera de 2008 (de la cual muchos responsabilizaron a la misma élite). Según remarcan Jacobs y Mazzucato, en los tres años que siguieron a la crisis, ¡el 91 %! Las medidas de Atkinson buscan intervenir antes en el mercado, banco de los pobres yunus de modo que la repartición de los premios sea distinta. Propone, entre otros asuntos, que los gobiernos intervengan en la dirección que toma la tecnología, para que ésta colabore en la creación de nuevos empleos y no sea como ahora una amenaza constante a los puestos de trabajo. De igual modo, señaló que las categorías sociales reconocidas por los sujetos en la cotidianeidad responden a criterios múltiples y son jerárquicamente organizados.

Y aunque esta última pueda ser un valor deseable en sí mismo, apunta Milanovic, no parece tan descabellado pensar que algunos, incluso muchos, prefieran sacrificarla por las ventajas que supone el modelo chino. Independiente de que el país asiático se proponga exportar su “capitalismo político”, el modelo presenta un atractivo cierto para las élites políticas y los ciudadanos de a pie de otras naciones. Y los segundos, quizás prefieran perder libertades individuales en favor de mejores resultados económicos. Wolfgang Streeck sostiene que la sociedad capitalista precise no es capaz de encontrar respuestas ágiles a los problemas derivados de un crecimiento económico débil, del aumento de la desigualdad y del endeudamiento crónico. En este contexto ¿Puede la teoría del capitalismo de Marx ser una herramienta vigente para entender el mundo hoy? En esta actividad, Streeck nos compartió alguna de sus reflexiones acerca del filósofo y economista alemán a 200 años de su natalicio.

Esas dinámicas de poder o más bien dicho de dominación son una consecuencia y una precondición de órdenes sociales construidas a partir de éstas. Así como yo sitúo mi foco analítico en la visibilización e invisibilización de las relaciones de dominación y las desigualdades sociales resultantes autores de la pobreza a partir de éstas, mi estudio lo circunscribo a las sociedades capitalistas. Esto, porque hasta el momento no ha habido un orden político-económico alguno que haya logrado expandirse con tal alcance a nivel mundial como lo ha hecho el orden social capitalista”, señaló la Dra.

Esto se debe a que las economías capitalistas obedecen a restricciones adicionales sobre cómo el dinero se mueve entre los individuos. Las sociedades capitalistas producen, como resultado de su lógica interna, diversas formas de desigualdad de poder. Por ejemplo, la concentración de las decisiones de inversión en una pequeña elite le entrega a esta última una capacidad de veto sobre la política económica, sobrerrepresentando sus intereses en el debate público. Por ello es esperable que Chile, con su forma de capitalismo extremo, tenga también una concentración extrema del poder, a pesar de que su democracia cumple con los estándares mínimos para considerarla como tal.

capitalismo desigualdad social

En ausencia de una norma jurídica vinculante, disfrutan de una conside­rable discreción, como deben hacerlo al actuar con de­cisión cuando sea necesario para cumplir la promesa de un crecimiento ininterrumpido. Las “zonas de ile­galidad” son, por lo tanto, una parte integral del siste­ma, a pesar de que la esencia de la burocracia consiste en vincular el comportamiento particular person mediante reglas. Debe, sin embargo, mantener­se bajo control, para que no socave la legitimidad del sistema. Esto explica las espectaculares y periódicas represiones contra los funcionarios corruptos. Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de zero,forty nine a zero,43 para Chile o de 0,50 a zero,forty three para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país.

Pero esta condición no se remite solo a diferencias en calidades de vida, ya que tiene asociado un conjunto de problemas que implican, especialmente, trabas a la justicia, a la convivencia y al desarrollo económico. Incluso los países más equitativos exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un considerable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. «Llegamos a entendernos de manera diferente cuando Sanders y Warren ofrecieron esta otra posibilidad. Entendimos que podríamos comenzar a pensar y valorar fuera de los términos que el capitalismo nos fija», reflexiona la académica, sobre la propuesta de un Medicare For All, un programa integral de salud pública ofrecido por los ex candidatos. Una política que, por ejemplo, terminara con la colusión, podría hacer que la economía chilena ganara a la vez en eficiencia y equidad.

Y explica que, si con impuestos se quisiera retrotraer la desigualdad en el Reino Unido al nivel que tenía en los años 60, habría que subir el de la renta en un 16%, medida imposible para cualquier gobierno. En síntesis, en Chile tenemos una desigualdad alarmante en cuanto a la seguridad con que ciertos grupos sociales pueden enfrentar los riesgos propios de la vida y del mercado laboral. Una desigualdad que se conecta con nuestros miedos más profundos y que, por lo mismo, puede generar indignación.

Atkinson creía que period un error mirar el cambio tecnológico como algo exógeno, determinado por los dioses y ante lo cual no cabía más que adaptarse, como parece sugerir el texto de Edwards. Por el contrario, argumentaba que “muchos cambios tecnológicos reflejan decisiones que fueron tomadas por científicos, jefes de investigación, hombres de negocio, inversionistas, gobierno y consumidores, entre otros”. Estas decisiones están influidas por consideraciones económicas que “hacen que los cambios tecnológicos sean endógenos, esto es, determinados desde adentro del sistema económico y social”. Estos éxitos, sin embargo, no han evitado que a partir de 2011 se hayan intensificado los reclamos sociales.

Lo que el gráfico muestra es que el ingreso actual aumentó significativamente para todos los grupos hasta, aproximadamente, el percentil 70, así como para aquellos en la parte superior de la distribución, especialmente el 1% superior. Los ganadores fueron, por tanto, los ultra ricos de Occidente y las nuevas cla­ses medias de países como China, India y Brasil. Pero los ingresos en realidad disminuyeron para aque­llos que se ubicaron entre el percentil seventy five y 85 en todo el mundo, lo que, cuando se traduce en términos sociológicos en lugar de económicos, corresponde a las clases trabajadoras y medias de los países in­dustriales avanzados. Son las preguntas que se ha planteado el economista Branko Milanovic desde sus libros sobre la desigualdad en el mundo, hasta el más reciente sobre el capitalismo.

Quiero dejar en claro acá que estas tecnologías no las entiendo como un fin por sí mismo sino que como medios que parecieran continuar avanzando en términos de su relevancia para visibilizar e invisibilizar las relaciones de dominación y sus desigualdades sociales”. En la actualidad las necesidades de las y los integrantes de la sociedad tanto latinoamericana como chilena se han transformado con relación al siglo pasado. Tal como lo mencionan informes del PNUD (2017) y CEPAL (2018), la percepción de las desigualdades al interior de la ciudadanía se ha desplazado desde el ámbito materials al simbólico. Si antes los principales movimientos sociales se encontraban ligados al ámbito del trabajo, reivindicando temáticas como la vivienda o los salarios, en la actualidad se centran en el ámbito del reconocimiento social, dando paso a movilizaciones feministas, indígenas o animalistas, entre otras.

Pero si la crisis resulta ser más prolongada, si conduce a una depresión international o si las vacunas se retrasan mucho, la miseria well-liked y el descontento podrían llegar a niveles tales que las decisiones políticas más radicales se vuelvan más atractivas o incluso inevitables. Esto podría incluir intervenciones tales como nacionalizaciones de industrias privadas, esquemas de ingresos básicos universales y una tributación más alta y progresiva de los ricos. El malestar frente a las desigualdades, sobre todo aquellas que hieren la convivencia humana, han dado curso últimamente a diversas formas de manifestación social en el mundo entero, incluyendo algunas marcadas por la violencia. Sin embargo, ni las desigualdades ni los estallidos sociales son nuevos en la historia de la humanidad. Este trabajo, luego de dar cuenta de algunos estudios sociales recientes en torno a las desigualdades que dañan a las personas y a las sociedades, realiza una aproximación teológica y magisterial a este drama, se hace cargo nuevamente de los valores evangélicos como la justicia y equidad. Termina ofreciendo algunas conclusiones o reflexiones finales que contribuyan al debate y al curso de la acción transformadora que demanda el presente.

Tomados en conjunto, estos “5 grandes”, como los llamaban, tenían un ingreso equivalente al 30% de la población chilena (ver estudio en ingles). “El debate en torno a la riqueza tiende a enfocarse en las grandes fortunas del top de la distribución, pero la redistribución de la riqueza es tanto un asunto de fomentar pequeños ahorros en el 99% como de poner restricciones a los excesos del 1%”, escribió. Y precisó que la historia muestra que cuando se produce un declive de lo que se lleva el 1% (en los países de la OECD), esto se debe no solo a que el Estado cobra más impuesto a los ricos, sino también porque se expande notoriamente lo que el 99% posee.

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Exponen su vida ante un virus asesino y ante una policía ídem, que juró servir y proteger, pero no sabíamos que ese lema aplicaba solo para la elite y su sistema, porque para el resto eran palos, gases y represión. Lo decubrimos nosotrxs en octubre pasado y hace una semana esa misma opresión, con forma de rodilla en su garganta, fue lo último que sintió George Floyd. El Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado y el Observatorio DECIDE (Democracia, Ciudadanía y Derechos) con la colaboración de José Miguel Ahumada organizaron la conferencia Distribución del ingreso, desigualdad y pobreza en el capitalismo neoliberal chileno. Atkinson creía que era un error mirar el cambio tecnológico como algo exógeno, determinado por los dioses y ante lo cual no cabía más que adaptarse, como parece sugerir el texto de Edwards.

La reflexión precedente nos obliga a explicar qué significa, entonces, en estos tiempos el socialismo. Es la respuesta a la destrucción que se lleva a cabo con el sistema capitalista que ha conducido con su modelo productivo y su ideología a desastres como el cambio climático, migraciones y a crecientes conflictos bélicos con grandes ganancias de las industrias que profitan de ello. A un grupo importante, mayoritario de personas, el capitalismo les ofrece una sensación ilusoria de que están avanzando, están mejorando su nivel de vida, pero a las que en el fondo mantiene en el mismo nivel de desigualdad, a partir de cambios macrosociales sobre los cuales las personas no tienen ningún management.

Esa alta desigualdad no impidió que el país creciera ni que pudiera reducir la pobreza, lo que distingue nuestro caso de lo que describe Atkinson en relación a Estados Unidos y Europa. Los autores lo atribuyen al crecimiento económico (durante la década de los ‘90) y a la redistribución (a partir de 2000). Existe un interesante debate académico a nivel global en torno a la evolución de la desigualdad durante las últimas décadas. Hasta hace poco se había instalado la convicción de había aumentado fuertemente en Estados Unidos desde 1960, este hecho generó no sólo acciones de política pública, sino que también cuestionamientos respecto de la sostenibilidad de largo plazo del sistema capitalista. Se puntualizó que un sistema que conduce a una concentración cada vez mayor de los recursos no sería viable socialmente de manera indefinida.

La pobreza no ha sido reducida por el capitalismo, sino a pesar y en contra de la oposición de los capitalistas. Entonces, no es solo que el capitalismo no soluciona la pobreza, sino que sumerge a más y más personas en la desesperación, para que el sistema pueda sobrevivir. A ese ritmo, los expertos proyectan que se necesitarían más de 200 años para estar cerca de eliminar la pobreza. Y eso es solo si nunca más hay recesiones y la economía global logra alcanzar 173 veces su tamaño actual. Otra consecuencia señalada por Bernstein es que los ideales que mueven a la sociedad capitalista pueden desaparecer si estos niveles de desigualdad continúan.

Eso no sólo impactará en su trabajo, sino también en sus hijos, familia y futuro. Es curioso y contradictorio que, aunque la Constitución vigente no mencione al Estado subsidiario, esta ideología del liberalismo y más del neoliberalismo sea la que domina en Chile. Más curioso es que el liberalismo, neoliberalismo y capitalismo no sean vistos como ideologías o incluso religiones con matices fundamentalistas o fanáticos. En sus dos o más centenares de miles de años de evolución la sociedad humana ha tenido y tiene decenas de modos y relaciones sociales de producción y varias más exitosas y productoras y de mayor desarrollo integral del ser humano.

La premisa general es que cualquier salida hacia adelante en orden a superar una de sus fases de crisis requiere para el Capital una ofensiva general contra el Trabajo y sus logros históricos, para recomponer tanto la tasa de ganancia como el poder de clase (al que aquélla está ligada fundamentalmente). En las subsecuentes fases descendentes se desata un mayor descontento pero al tiempo disminución del poder social de negociación del Trabajo, que van de la mano de mayores niveles de represión y conflicto. Se incrementa la mercantilización de la fuerza de trabajo y diferentes combinaciones de conflictividad del Trabajo, que se hace más generalizada.

Así lo ha mostrado Mariana Mazzucato en su libro El Estado Emprendedor, donde ahonda en el mercado farmacéutico y en el de la tecnología. Mazzucato explica que Apple invirtió menos en Investigación y Desarrollo (I+D) que otras industrias tecnológicas, porque usó lo que el financiamiento público había creado. La advertencia del FMI sobre el daño que provoca una alta desigualdad al crecimiento, parece hecha para nosotros.

desigualdad en el capitalismo

Puede realizar el cambio de producto en nuestras tiendas físicas en un plazo de 6 meses a contar de la fecha de recepción del producto. En consecuencia, ha sido un lugar común en buena parte de la elaboración académica de al menos las últimas dos décadas asegurar que las luchas del Trabajo han quedado en un segundo plano frente a otros sujetos, como las clases medias radicalizadas, las adscripciones étnicas, los pueblos, las mujeres, los jóvenes, los excluidos, and so on. De forma que si antes el movimiento obrero fue el sujeto antagónico por excelencia y nadie cuestionaba que protagonizaba la conducción de lo popular, hoy se hace ver justamente lo contrario, que lo «obrero» como expresión de lo proletario salarizado se subsume en la heteroclitud multiforme de «lo well-liked», diluyéndose con ello también la posibilidad de encontrar un «sujeto-vanguardia». Pero reflexionar desde el compromiso de clase por parte de los científicos sociales requiere de una rigurosa tarea de recuperación y sistematización de la memoria histórica de las luchas y los logros del Trabajo, sin la cual las luchas del presente se deshilachan, huérfanas de una óptica y una estrategia más holísticas, en una aparente multitud de resistencias tan esporádicas como inconexas.

Lo que llega a un usuario cualquiera es finalmente información cuya validación queda sujeta al nivel de su procesamiento que tenga ese usuario ultimate. La experiencia indica que la información falsa tiene el mismo poder que la que no lo es, en consecuencia, esto conlleva nuevos escenarios, donde los faux information pueden llegar a dominar el contenido de las comunicaciones en grandes poblaciones humanas. Su mirada está en línea directa con la necesidad de transformación de las empresas chilenas teniendo como eje las personas y al valor que le dan al negocio. Con la entrevista hecha por RH Management podrás conocer sus reflexiones sobre nuevos líderes, compromiso, brecha salarial, índice gini, desigualdad, utilidades, sustentabilidad, bienestar, entre otros temas.

Es cierto que las nuevas “clases medias”, en el sentido más amplio del término, depositan su esperanza en la promoción y mejoramiento de sus situación a través del esfuerzo y la agencia individual,  pero este sueño hace sentido sólo en un contexto sociocultural que ha compartimentalizado la experiencia en casilleros individuales, sin conexión entre sí. Desde esta perspectiva estrictamente particular person, las personas terminan siendo “rehenes del capitalismo”, en una situación donde la única alternativa posible es tratar de medrar por cuenta propia, a veces a sabiendas que este esfuerzo puede resultar a la larga fútil. Con el avance de la ciencia médica, y las nuevas tecnologías, es indudable que cualquier persona tiene hoy una mejor salud que hace, digamos, 20 ó 30 años. Es possible desigualdad en la salud ejemplos, de hecho, que una persona pobre hoy, tenga una mejor salud, acceso a mejores tratamientos, y mejor esperanza de vida, que una persona rica de hace varias décadas. Pero esto no significa que hoy dicha persona deje de ser pobre, precisamente porque la pobreza no es una línea absoluta, que se traspasa de una vez y para siempre, y jamás se obtendrá, por cierto, la “salud total”. En el caso de la salud, queda muy claro que la pobreza no es una cifra absoluta, sino que dice relación más bien con el acceso que tienen las personas a los tratamientos y medicamentos que la sociedad es capaz de producir.

Muchos pueden encontrar repugnante la pregunta que sobre cuánta desigualdad es «demasiada». Un tema que cruza el análisis de Bootle es la desigualdad, y cómo la tecnología puede ayudar a reducirla, abriendo mercados como Uber y la industria de taxis. En base a la nota de Matthew Wilburn King, consultor y conservacionista internacional basado en Boulder, Colorado, y presidente y director de Common Foundation, publicado en BBC Future. “En la práctica, desigualdad en el capitalismo el acceso a bienes materiales y simbólicos se encuentra condicionado por estas distinciones categoriales y mecanismos de cierre social. La construcción categorial es un campo de disputa, donde lo que está en juego es la posibilidad de ajustarse a una categoría u otra”, sostuvo Rojas. Somos un grupo de periodistas progresistas que busca colaborar con el pluralismo informativo, el Derecho a la Comunicación e Información, y la diversidad editorial.

Su fin es servir de apoyo a modelos analíticos sobre la combatividad del Trabajo combinada con las dinámicas de acumulación y regulación del Capital, que sean capaces de vislumbrar las posibilidades de reconstitución de la agencialidad política del Trabajo en la actualidad, y acompañarlas. No obstante, tales procesos no son ineluctables; las escuelas y enfoques teóricos que ponen su hincapié en la agencialidad humana, insisten en que las tendencias anunciadas quedan siempre supeditadas al propio desarrollo del Trabajo como sujeto en cada fase histórica, así como a sus plasmaciones organizativas e ideológicas. Factores que tampoco son independientes de la propia evolución del sistema capitalista y de la conformación del Capital como sujeto histórico.

En los mercados reales e imperfectos en que vivimos, decía Atkinson, políticas que busque la equidad pueden hacer ganar eficiencia a la economía. En la conversación con CIPER, el economista británico sostuvo que a partir de los ´80 el poder se concentró en manos de actores que promueven la acumulación del capital, como las empresas y multinacionales, y creía firmemente que la reducción de la desigualdad solo sería exitosa “si se llevan a cabo medidas que contrabalanceen el poder” y lo dirijan hacia organizaciones de consumidores y sindicatos. [9] See Karabarbonuis and Neiman (2013) para la evolución de la participación del trabajo a nivel global y Elsby, Hobijn and Sahin (2012) para los Estados Unidos. Violencia e historia de la desigualdad desde la Edad de Piedra hasta el siglo XXI, Walter Scheidel, Crítica, 2018, 624 páginas, $33.900. Para Stiglitz, la preocupación principal de las compañías no está puesta en proporcionar mejores bienes y servicios a través de la innovación, sino en la creación de monopolios.

Más importante es que estas acciones tienen importantes consecuencias para la legitimidad del sistema económico y eso limita el espacio de reformas que se pueden hacer. En este momento es necesario llevar a cabo reformas y cambios en muchos aspectos, partiendo por la Convención Constitucional e incluyendo las que el próximo gobierno desarrolle. Pero la sustentabilidad de estas reformas va a depender de que se logre un cierto nivel de legitimidad que va más allá de sus características técnicas.

La Desigualdad Social: Desarrollo Y Desafí­os Del Trabajo Social Desde La Reconceptualización En América Latina Revista Perspectivas: Notas Sobre Intervención Y Acción Social

Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de 0,49 a 0,43 para Chile o de zero,50 a 0,forty three para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país. De acuerdo a la información del COES (2018), la mayor cantidad de conflictos sociales por habitante se producen en las regiones de Aysén, Atacama, Los Ríos, Arica y Parinacota, y Magallanes, todas regiones donde los índices de desigualdad son iguales o superiores al promedio nacional.

en una nueva fecha del ciclo de charlas “La Ruta del Pensamiento”, organizada por la Dirección de Vinculación con el Medio y la Vicerrectoría de Investigación en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). De Cambridge, y quien lidera el Centro de Investigación Interdisciplinaria en Estudios

temas de desigualdad social

Según un análisis de Oxfam, de acuerdo con datos de la UNESCO, en los países en desarrollo, niñas y niños de familias pobres tienen siete veces menos probabilidades de terminar la escuela secundaria (media) que niños de familias ricas. Además, en los países desarrollados, solo un 75% de niñas y niños de familias más pobres se gradúan de las instituciones de educación secundaria, mientras que un 90% de los niños de familias ricas se gradúan. En segundo lugar, existió una corriente liberal y laica vinculada al Partido Radical y donde también se incluyeron intelectuales independientes de clase media. Para ambos sectores, la cuestión social fue el resultado de un conflicto de clases, un problema estructural de la sociedad nacional, afectada por la falta de desarrollo económico, la explotación laboral, la inflación y la carencia de ayuda estatal hacia los más pobres.

En el mediano plazo, probablemente habrá que discutir elementos más estructurales del sistema de seguridad social, discusión que le corresponde a las instituciones políticas”. Aunque la pobreza ha disminuido en el país, la distancia entre ricos y pobres sigue siendo muy importante. Tanto es así, que un estudio del Banco Mundial indica que un tercio del ingreso generado por la economía chilena en 2013 fue captado por el 1% más rico. Por ello, es relevante considerar este aspecto como una verdadera traba al desarrollo, cuando se bloquean las oportunidades y se traduce en un acceso poco equitativo al poder político y económico. Las desigualdades sociales contribuyen a las desigualdades educativas porque restringen la habilidad cognitiva y no cognitiva. Según un estudio del Economic Policy Institute sobre niños y niñas de guardería del año 1998 y 2010, hay un hueco de desempeño entre los niños en el nivel socioeconómico más bajo y más alto que persisten entre ambas clases.

Una persona de mayores ingresos irá a mejores escuelas, podrá asistir a clases particulares y extracurriculares, tendrá mejor asistencia dental, podrá ir a mejores centros médicos e incluso tomar mejores medicinas, que una persona pobre. El PIB per cápita ha sido ampliamente estudiado en la literatura que relaciona el crecimiento económico con la desigualdad de un territorio. Comenzando por Kuznets (1955), cuya teoría sostiene que cuando una economía comienza a crecer, también lo hacen las disparidades, hasta llegar a un cierto punto de desarrollo, donde a pesar del mayor crecimiento económico, las desigualdades van disminuyendo, tomando la forma de una U invertida. Por su lado, la Nueva Geografía Económica plantea que las desigualdades entre regiones pueden mantenerse en el tiempo e incluso crecer junto con la economía de un país, al existir un centro que aprovecha los mayores beneficios del crecimiento, mientras que las regiones de la periferia pierden esa oportunidad (Merchand, 2009). La metodología de investigación consiste en un análisis descriptivo y comparativo de las regiones del país, así como de un análisis de convergencia regional.

En los últimos puestos se encuentran países del continente africano, donde el PIB por persona más bajo corresponde a la República Centroafricana, siendo tan solo zero,03 veces el de Chile. Difícil explicar por qué después de 32 años de recuperada la democracia (1990), no hemos sido capaces de darle una vuelta de tuerca a un sistema que, con mínima regulación en áreas de la economía, salud y educación, enquistó la inequidad. La multitud se tomó las calles de muchas ciudades en protesta por la desigualdad que mastican, huelen e indigna a los millones que viven hacinados en poblaciones periféricas. Esa inequidad mata igual que la corrupción que se fue instalando y cooptando el sistema político, con leyes que no le han quitado ni una muesca al poder que desde hace décadas ostentan los grandes grupos económicos locales y multinacionales. Parece existir una relación bastante directa entre los niveles de desigualdad sobre la ocurrencia de conflictos, que tiene que ser estudiada con mayor profundidad.

Sin embargo, en este estudio se ha optado por utilizar el ingreso autónomo de los hogares, por ser la metodología que seguirá utilizando la CASEN, al considerarse más realista respecto de la situación social de las familias chilenas y por ser de gran utilidad para la aplicación de la política pública. Para reducir la pobreza que aún afecta a Chile, así como la desigualdad, se requiere de buenos instrumentos que puedan identificar, cuantificar y caracterizar, de una forma precisa, a la población más susceptible del país, de manera de poder aplicar la política pública eficientemente. Bajo este criterio, el Ministerio de Desarrollo Social, encargado de la Encuesta CASEN, a partir del año 2013 utiliza una nueva metodología de medición de Pobreza por Ingresos, tomando en cuenta los nuevos patrones de consumo chilenos e imponiendo estándares más altos que se adapten al actual nivel de desarrollo del país.

Fue a lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país. Desde entonces, surgieron a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos, además de las posibles alternativas de solución. Esta amplia gama de debates políticos e ideológicos pueden resumirse en tres grandes corrientes. En cuanto a trabajo multidisciplinario y transversal con el resto de los investigadores del Centro, esta línea de investigación estudiará, entre otros temas, las desigualdades reales y percibidas, y cómo distintas formas de desigualdad impactan en los valores y actitudes que motivan el conflicto y la cohesión social. También se profundizará el estudio de la segregación territorial y educacional, y su impacto en la estructura socioeconómica existente. Por último, uno de los puntos más oscuros de la desigualdad social tiene que ver con la incertidumbre, específicamente la laboral, que es la que determina todo lo demás para las personas de escasos recursos.

Menos, si promete nacionalizar el cobre, expropiando a Kennecott Corporation, Anaconda y Cerro Corporation. Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Y afirma la necesidad de una distribución que garantice la independencia y la voz de todos. La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza).