Lo curioso es que también el mismo autor divulgó la thought, acompañada de amplia evidencia, respecto de la existencia del autoengaño en animales y seres humanos como mecanismo para mejor engañar a los demás y vivir a costa de los otros. En este sentido, la planificación urbana impacta tanto en la distribución del suelo, como en la dotación de áreas verdes. Las políticas que dan forma a la ciudad promueven la proliferación de espacios que pueden otorgar beneficios sociales, económicos y ambientales, a diferencia de lo que actualmente sucede (Reyes y Figueroa, 2010). A pesar de esto, la Política Nacional de Parques Urbanos es una esperanza para estas temáticas, pues buscan mejorar la distribución y déficit a nivel nacional de las áreas verdes. En 2006, los escolares del país se manifestaron contra una educación de baja calidad y malas condiciones de los colegios.
Un encuestador que llega a la casa de Luksic o Piñera no tiene chance de salir de ahí con datos reales sobre los ingresos de ellos o sobre las sociedades que el primero tuvo en Luxemburgo y el segundo en Islas Vírgenes. Porque si eso no cambia, y volvemos a crecer, el 60% de todo lo que crezcamos se lo seguirá llevando un 10% de la población. De manera related, a los hombres y mujeres jóvenes que con dificultad llegaron a la universidad con la expectativa de lograr una remuneración relativamente alta, al graduarse no les agrada descubrir que, por ejemplo, los sueldos de periodistas y psicólogos aumentan de modo mucho más lento que los de técnicos en computación o de operarios de maquinaria. En efecto, esta frustración es algo subyacente (aunque no siempre de forma manifiesta) en muchas de las últimas protestas estudiantiles en América Latina y en otros lugares del mundo.
Una persona que recibía tres recompensas y otra que recibía dos (o 10 y zero a tales efectos) era una situación perfectamente aceptable y justa, aunque claramente no igual. En 1920, el economista Ludwig Von Mises publicó su pionero artículo «el cálculo económico en el sistema socialista», explicando la imposibilidad de lograr una armonía de intereses colectivos sin propiedad privada. Y es que sin propiedad privada (la posesión y management de las personas sobre su cuerpo, su mente, sus actos y sobre el resultado de los intercambios voluntarios que de ellos se deriven) no puede haber mercado (intercambios voluntarios de derechos de propiedad). ¿Para garantizar un derecho social, esto es, el acceso a un espacio elementary para la vida familiar de la mayor parte de la ciudadanía (vivienda digna) o para asegurar tasas de ganancias a los empresarios (vivienda mínima y con deuda)? De esta manera, la producción y distribución de viviendas se transforma en un mecanismo de profundización de la desigualdad económica originada en el mundo del trabajo (salario).
Una buena educación, según expertos, tiene la función de adquirir habilidades y certificar conocimientos para participar aún más en la sociedad, y sirve para “socializar”. También centradas en un caso chileno, Javiera Carmona y Melissa James analizan la cobertura del derrame de petróleo en la Bahía de Quintero, en septiembre de 2014. Las autoras demuestran silencios importantes en las portadas de un influyente diario local, incluyendo la falta de referencias a causas y responsables, así como de imágenes del impacto actual de la tragedia. A través de estas y otras estrategias, la cobertura descalifica a los pescadores que protestan por la situación en la zona. Las autoras subrayan cómo este caso de desigualdad ambiental se vincula directamente con la marcada desigualdad socioeconómica que viven los residentes de esta zona de Chile. Como Gaña, el artículo de Nicole Etchegaray también destaca por su componente histórico comparativo.
En todos los países, la desigualdad se relaciona con concentración de ingresos, pero en Chile este patrón es muy pronunciado, con una alta proporción de los ingresos totales del país yendo a los hogares más ricos. No es sorprendente, entonces, que las familias más ricas traspasen su ventaja económica a sus hijos. Al comparar a Chile con países latinoamericanos donde hay información disponible, el único que se nos acerca es Colombia cuya elite alcanzó a la chilena en 2010, apropiándose de cerca del 23% de los ingresos de su país. Un cuadro más completo se obtendrá cuando estén disponibles las cifras de países de alta desigualdad, como México y Brasil. El trabajo del PNUD destaca que un punto de partida en esta desigualdad, en cierta forma fue la asignación de tierras realizada en la colonia a españoles y sus descendientes blancos, el inicio de la clase alta chilena.
Por lo tanto, como se ha expuesto, la desigualdad económica tiene causas ex-ante y ex-post que coartan la libertad de los individuos para alcanzar los resultados que se consideran ideales, mostrando así la multidimensionalidad de esta misma. Además, como fue explicado ya, ambas caras de la desigualdad económica están relacionadas entre sí, contribuyendo al empeoramiento de estas inequidades o al favorecimiento para algunos pocos casos aventajados. En consecuencia, el estudio y análisis de la desigualdad económica debe considerar la mayor cantidad de factores posibles, para buscar soluciones que abarquen el problema en su conjunto y que realmente respondan a las dificultades que enfrentan las personas y países en el día a día. En este sentido, si bien ha habido políticas públicas importantes a nivel mundial para resolver temas significativos relacionados a la desigualdad, como la reducción de la pobreza, éstas, por ejemplo, no han tenido grandes consecuencias en términos de desigualdad de ingresos para el resto de la población (Alfonso et al., 2015 ). Si las remuneraciones mínimas y medias estuvieron deprimidas por alrededor de cuarenta años y su crecimiento neto no lleva más de diez, la inestabilidad laboral empeoró las cosas, ya que en promedio el total de personas encuestadas por el PNUD en 2016(16) solo laboró un 42% del total de meses comprendidos en eleven años. Por esa razón, la baja carga fiscal y el cuantioso desvío de recursos públicos hacia proveedores privados determinaron que tras la aplicación de impuestos la desigualdad de ingresos sólo se redujera desde 0,50 a zero,forty seven de Gini (6%) en 2014, en circunstancia que tal reducción fue de 35% (0,47 a 0,30) ese año en los 13 países considerados.
La desigualdad económica se puede visualizar en esferas como la salud, la educación y, también, en el transporte. En esta última área, las diferencias entre quienes perciben menores o mayores remuneraciones quedan patentes en cómo se movilizan por las ciudades. De hecho, varios académicos que han estudiado los determinantes del crimen han apuntado a la desigualdad como una de sus causas principales.
Otras formas de medir la desigualdad usando la distribución de algún parámetro monetario es utilizar los ingresos, la más intuitiva por ser la que se usa más comúnmente, o utilizar el consumo, que probablemente sea la que mejor mide el bienestar de la población, aunque sea la que menos se use. Si salimos de los aspectos monetarios, la mejor manera de medir la diferencia en el éxito sea la desigualdad de la descendencia generada, que curiosamente antes coincidía con la monetaria y hoy se invirtió. Alternativamente la desigualdad en años vividos es una excelente manera de salirse de la camisa monetaria y refleja mejor la realidad de las personas. Este crecimiento exponencial de la ciudad ha sucedido en conjunto a un acelerado desarrollo capitalista, el cual trae múltiples contradicciones; como lo es el aumento de derechos y la falta de participación o derecho a la ciudad. Es decir, aun cuando la creciente urbanización ha permitido que las personas puedan acceder a más beneficios y servicios que en la ruralidad, existen múltiples deudas o problemáticas urbanas. Una de estas, es la serie de situaciones que van desde problemas particulares hasta problemas más generales, como la segregación espacial o la desigualdad urbana… problemas de conectividad, de congestión, de pérdida de identidad, de contaminación, de degradación ambiental, (Gobierno de Chile, 2016) de centralización, entre otros.
“Me gustaría que el día que hablemos de cuánto creció el PIB se informe también exactamente a dónde fue ese crecimiento. Me gustaría que pudiéramos ver los datos y a partir de ahí discutir si la distribución es justa o no”, dijo el investigador a TerceraDosis. De acuerdo con sus cálculos, entre 2000 y 2019 el 1% más rico se quedó con más del 30% del ingreso. Esto está alineado con el dato con el trabajo de Michel Jorratt (ex director del Servicio de Impuestos Internos) y Tasha Fairfield, académica de la London School of Economics, y según el cual el 1 % más rico se apropiaba de entre 19% y 33%.
Es posible que los activistas estudiantiles que exigen (junto con el resto de la sociedad) una distribución más justa de los recursos, no deseen enterarse de que el aumento en el número de profesionales con frecuencia obedeció a la rápida y polémica expansión de universidades privadas – a veces con fines de lucro – y que esto explica parte de la disminución de la desigualdad. Por el lado de la demanda, las devaluaciones de los tipos de cambio hicieron que las exportaciones no tradicionales se volvieran más competitivas y ayudaron a elevar la demanda de obra de mano relativamente no especializada. Por el lado de la oferta, un fuerte aumento en los años de escolaridad, y especialmente el acceso a estudios superiores, produjo un notable incremento en el número de profesionales y otros trabajadores altamente capacitados, lo que contribuyó a disminuir sus sueldos relativos. El management desigualdad de paises del aparato fiscal por la elite le ha permitido incidir en su beneficio en la conformación de las instituciones políticas y económicas, que junto a las fuerzas del mercado, determinan la distribución del ingreso”. Un aporte del libro de Rodríguez es el desarrollo de una metodología que permite reconstruir los ingresos obtenidos por los distintos grupos sociales desde 1850 en adelante. Con esos datos, Rodríguez va más allá y entrega una inédita visión en el largo plazo del pedazo de torta que cada grupo se ha llevado.
En los últimos 20 años el 1% más rico se quedó con más del 30% del ingreso, mientras el 10% superior capturó poco más del 60%, explica el economista Ignacio Flores. Efectivamente, en los países ricos, durante este mismo período, el puntaje se elevó – de 29,eight a 30,four. Pero, en América Latina cayó estrepitosamente, de un escandaloso fifty five,1 en 2000 – que hacía de este continente la región más desigual del mundo – a un 50,2, todavía muy alto, diez años después.
Mi lectura de esto es que al final nuestros problemas son más bien políticos y las dificultades que tiene nuestro sistema político para ponerse de acuerdo y tener mejores reglas en la Constitución, para promover justamente esos acuerdos, creo que es una buena oportunidad para el país». En muchas ocasiones guarda relación con la mala suerte, es decir, el lugar donde nací, las posibilidades de tener una educación de calidad, al barrio -que puede ser muchas veces violento- y son esas cosas las que determinan muchas más veces los resultados y las capacidades que uno tiene de salir adelante, que estas otras concepts que tenemos metidas en Chile». La muestra acá en los chilenos, ya que esto no es en todas partes del mundo, da cuenta de que los chilenos tendemos a pensar que la gente que está experimentando la pobreza se debe a falta de esfuerzo o que no está buscando empleo o que es flojo -que es la palabra que más se utiliza- o que hay vicios como alcoholismo. «La idea de la charla es hablar sobre la desigualdad en Chile, poner el problema en contexto, medirlo, ver cómo hemos evolucionado en el tiempo y también que es lo que puede hacer el estado para repararla o disminuirla. No obstante, en su libro Las esferas de la justicia (Walzer, 1983) propone algunas áreas en las que la distribución de bienes debe realizarse por separado para que la democracia liberal pueda funcionar.
En 1989, tras 10 años de negociaciones, se aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, que vincula a los Estados Partes a cumplir las normas de este tratado Internacional. Cuando los estudiantes de estos colegios son evaluados por PISA desigualdad america latina logran resultados similares al promedio de los estudiantes de la OCDE, que en su mayoría asisten a escuelas públicas. Menos del 5% de los estudiantes de Chile son capaces de alcanzar los niveles máximos de aprendizaje en la prueba PISA”.