Pero sin datos oficiales creíbles, no puede haber auténtica globalización y desigualdad rendición de cuentas, y sin ella, tampoco democracia.
Ellas explican 1) la pobreza rural, que existe en comunidades indígenas y menores a 5 mil habitantes y 2) la pobreza urbana asociada al desempleo y al empleo casual. Estas nociones sirven para localizar espacialmente las zonas marginadas de los países, en donde la mayor parte de las personas que habitan en ellas padecen de pobreza y de pobreza extrema. De acuerdo a datos publicados por el INEGI el porcentaje de la población pobre que se encuentra en el medio rural en México, ha ido disminuyendo en términos relativos. El porcentaje de la población pobre que vive en el campo se redujo de un poco más de la mitad, en 1950, a un 25% en el 2000, ello se debe al avance del proceso de urbanización y a los programas de lucha contra la pobreza. De acuerdo con los datos que nos proporciona el Panorama Social de la CEPAL, el 60% de la población rural en América Latina, vive en la pobreza y en la pobreza extrema, la tercera parte de la población.
Este es un impuesto donde todos los individuos, independiente de sus ingresos, pagan el mismo porcentaje por cada compra que realizan. En Chile la tasa es 19% del monto consumido y aplica a (casi) todos los bienes y algunos servicios. Usando esta información podemos evaluar cómo se sitúa Chile en el panorama internacional.
Una persona vive en «pobreza profunda» si gana menos de 5.080 dólares al año. «Las personas de bajos ingresos tienen una probabilidad mucho mayor de tener que pagar comisiones por mantenimiento de una cuenta bancaria», dice Vallas, al explicar una de las dificultades que enfrentan para acceder al sistema financiero tradicional. En Estados Unidos hay unos 10 millones de hogares en los que ninguno de sus miembros tiene una cuenta bancaria y la mayor parte de ellos son pobres. La falta de ahorros también dificulta la posibilidad de que las familias pobres disfruten de las ventajas del sistema bancario. La falta de ahorros y de un historial crediticio hace que muchas veces la única opción sea recurrir a empresas que venden autos a precios que duplican su valor actual de mercado y pagando tasas de interés que pueden llegar al 30%, lo que puede elevar sus pagos mensuales a US$500, una cantidad superior a la que algunas de estas familias dedican a alimentación.
La relativa prosperidad del Rust Belt, la región industrial del medio oeste del país, se redujo a medida que cayeron los empleos industriales, aunque desde entonces ha mostrado algo de recuperación. Por el contrario, las regiones de bajos ingresos de Estados Unidos, como el sur y el sudoeste, se han quedado atrás. Al contrario que el modelo de Columbia, que muestra una mejora del índice de pobreza desde el máximo de agosto del 17,three por ciento, el de Notre Dame considera que la ratio de pobreza bajó entre abril y junio, pero desde entonces no ha parado de aumentar hasta situarse en el 11 indec pobreza 2022,1 por ciento. Los hispanos han sido los más afectados por la pandemia de la covid-19 en Estados Unidos, con un índice de pobreza del 25,eight por ciento en septiembre, por encima del 23,7 por ciento antes de la pandemia. Así, ser pobre en Estados Unidos no solo resulta ser algo costoso sino también una situación de la que es difícil escapar.
En su libro, Atkinson nos recuerda que los mercados no caen del cielo; incluso procesos complejos como la globalización son el resultado de decisiones tomadas por organizaciones, gobiernos, corporaciones e individuos. Y eso implica que “las fuerzas de mercado, indudablemente potentes, dejan mucho espacio para otras determinantes y operan en un contexto social que puede influenciar el resultado de la distribución de ingresos”, escribió. Desde su perspectiva, los mercados pueden ser, sino gobernados, al menos encausados. En ese intenso y último libro -que ya antes de su muerte period su testamento intelectual- hace referencia a las colas de británicos ante los bancos de comida (organizaciones de caridad que proveen de alimentos a los más pobres a precios subsidiados y que se han vuelto esenciales en un país donde thirteen millones viven bajo la línea de la pobreza). Esas filas ignominiosas -dice Atkinson- no se pueden desligar de otras filas, que ocurren al mismo tiempo, como la de los 700 millonarios del mundo inscritos para el primer viaje espacial de la empresa Virgin.
Un reciente estudio de Facundo Alvaredo, Claudia Sanhueza y otros, que usa datos tributarios desde 1964 hasta 2014, resaltó justamente lo extrema y constante que esa desigualdad ha sido en los últimos 50 años. No importa quien haya gobernado (un DC, como Eduardo Frei Montalva; un socialista, como Salvador Allende; un dictador neoliberal, como Augusto Pinochet, o cualquiera de los cinco presidentes desde el retorno a la democracia hasta hoy), siempre hemos estado en el top del mundo. Solo en los últimos años nos ha superado Estados Unidos y se nos ha acercado el Reino Unido (ver gráfico). En su libro, Atkinson destacaba como un hecho positivo que entre 2000 y 2011 la desigualdad en Chile (medida a través del coeficiente GINI) hubiera bajado cinco puntos porcentuales, todo un hito.
«Al hacerlo se exponen a quedar atrapadas en un ciclo de deuda sin salida, en el que tienen que pagar tasas de intereses de 400%, una cifra inimaginable para quienes tienen tarjetas de crédito o acceso a otras formas de crédito», señala Vallas. «Puede ser muy caro ser pobre en Estados Unidos», dice a BBC Mundo Rebecca Vallas, vicepresidenta del «Programa de la pobreza a la prosperidad» del Center for American Progress, un centro de estudios de tendencia liberal. Y en ese mismo terreno, está estacionado el carro de bomberos, el camión de la basura, una pequeña oficina de desarrollo económico y un centro comunitario.
La otra es Ellen (Sophie Buhai), una trabajólica mujer estadounidense que prácticamente no tiene tiempo para el cuidado de su hija, Alma (Alma Farago), por lo que necesita una niñera. Manuela consigue este empleo, y a partir de allí vemos cómo la relación entre ella y la niña va ganando en intimidad y química a un nivel tan convincente que parece ir más allá de la ficción, lo que es apoyado por una estética que a ratos imita un video casero. Un hecho inesperado y dramático, cerca del ultimate, obliga a la protagonista a tomar una decisión radical que le aporta tensión a la historia.
Una de las medidas más utilizadas en la discusión pública es el coeficiente de Gini. Sin entrar en los detalles de su cálculo, hay que saber que éste toma valores entre 0 y 1, y que un mayor Gini implica una distribución de ingresos más desigual. En los casos extremos, 0 implica que todos los individuos tienen los mismos ingresos, y 1 que sólo una persona recibe todos los ingresos. Algunas empresas, y alrededor de medio millón de personas han abandonado California en los últimos dos años para asentarse en estados que imponen menos cargas tributarias y con costos de vida más bajos, como Texas. Señala que el 1% más rico pasó de obtener el 10% de todos los ingresos nacionales en 1980 a conseguir el 20% en 2017. «Que haya tantas personas sin techo no es algo ni remotamente inevitable y refleja la decisión política de ver la solución en la aplicación de la justicia en lugar de en proveer viviendas adecuadas y accesibles, servicios médicos, asesoría psicológica y formación laboral», apunta.
En el caso de los blancos, el aumento es menos acusado, con un índice que ha pasado del 11,2 por ciento al 12 por ciento. El documento también mostró un alza en la fracción de personas sin seguro de salud en EEUU. Ese es el primer alza desde que las provisiones de Obamacare entraron en vigencia, en 2014. Para una familia de cuatro integrantes, el nivel de pobreza está un poco por arriba de US$ 25 mil por año.
«Los índices de pobreza y desigualdad de Estados Unidos son de los más altos de la OCDE», advierte el reporte efectuado por el australiano Philip Alston. Un caso más flagrante de manipulación de datos tiene que ver con un informe del relator especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos. Por invitación del gobierno de los Estados Unidos, el relator especial, Philip Alston, examinó la pobreza extrema en el país y presentó sus conclusiones al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en junio de 2018. A lo largo de la década de los noventa la pobreza se redujo en forma considerable en términos relativos, bajando del 41% al 30%, como también la indigencia que se redujo del 18% al 10% (Ver, gráfica 11). Durante los primeros años del nuevo siglo, tanto la pobreza como la indigencia se mantuvieron en los mismos niveles, reduciéndose en 1.5%, en el 2005. La pobreza en Argentina, en los años 50, period poco significativa, afectaba a menos del 10% de los hogares y la indigencia no era considerable, sólo afectaba unas cuantas poblaciones rurales.