Será un taller expositivo sobre los efectos de la pobreza energética en la salud mental de las personas y ideas para identificarla. Al ultimate se espera realizar una conversación sobre las medidas que podemos tomar en nuestros hogares para enfrentarla y los desafíos a nivel país. El académico Catalán comentó la publicación “título sugerente que visibiliza los desafíos ético-políticos de la sociedad chilena en relación con la pobreza rural las personas con discapacidad mental. Da cuenta de las inconsistencias del discurso político de buenas intenciones con el escaso desarrollo de acciones y prácticas concretas de inclusión. La inclusión de personas con discapacidad es un asunto público, y como lo público de responsabilidad y corresponsabilidad del Estado, la ciudadanía y lo privado”. En Chile existe una manera generalizada de definir a las personas pobres y a la pobreza en términos morales.
Tanto los factores de riesgo como los protectores pueden influir individual, acquainted y socialmente, y también en un nivel macro, mediante factores económicos y culturales. Si bien sabemos que no hemos utilizado en forma completa los tratamientos disponibles, es importante reconocer que los tratamientos actuales en salud mental aún son insuficientes. Recordando la metáfora del río —utilizada tantas veces en salud pública—, al mismo tiempo que estamos haciendo más y mejores esfuerzos para rescatar a los niños del río, debiésemos también buscar cuál es la causa de que los niños se están cayendo al río, o trabajar río arriba. Todos los tratamientos médicos actuales para las enfermedades mentales son paliativos, y ninguno de estos se ha propuesto como cura. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser una psicoterapia eficaz para los trastornos del ánimo y de la ansiedad, pero sabemos que la mayoría de los programas de formación de los profesionales en salud mental no proporcionan una formación adecuada en este o cualquier otro tratamiento basado en la evidencia(22).
Además, las personas que viven en situación de pobreza extrema o indigencia sufren de una estigmatización por parte del resto de la sociedad, que hace que llegar a un tratamiento adecuado sea incluso más difícil. Decimos que son descuidados, flojos y viciosos, cuando muchas veces son situaciones que responden a enfrentar duelos no resueltos, pérdidas de trabajo, vínculos con personas significativas que se van rompiendo y no entendemos que los procesos que las personas viven desencadenan temas de salud mental”. El fondo concursable “Para Vivir Mejor” tiene como objetivos financiar proyectos de la sociedad civil que presenten iniciativas para apoyar a personas en situación de pobreza y/o vulnerabilidad social con especial atención a las demandas sociales destinadas a salud mental, cuidados, migrantes, desigualdades de género y participación ciudadana. El siguiente artículo es una revisión de literatura que busca identificar la relación reportada entre la pobreza energética y la salud física y mental de personas mayores. Para esto se hizo una revisión narrativa de artículos extraídos de WOS y SCOPUS, identificando su definición de pobreza energética y las principales enfermedades vinculadas.
Así como ella, son miles las personas que directa o indirectamente, lidian con temas relacionados a la salud mental, un ítem históricamente abandonado y estigmatizado en Chile. Según una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) el año 2018, el 17% de la población nacional tiene síntomas depresivos y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Chile tiene la población con más altos niveles de depresión, a pesar de tener un ingreso per cápita elevado. Este incremento del malestar psicológico es impulsado principalmente por el deterioro en mujeres, aumentando la brecha de género en problemas de salud mental. Esto si bien no es nuevo, ya que esa diferencia entre mujeres y hombres es algo que éste y otros estudios siempre han mostrado, esta vez se rompió una tendencia que se venía viendo desde 2021, donde tanto hombres y mujeres mostraban niveles distintos de malestar, pero iban a la baja o se mantenían igual. La ambición de este libro no es solo formular una crítica de la psiquiatría contemporánea, sino también señalar las posibles formas de salir del callejón en la que está atrapada. Benedetto Saraceno ha recopilado y actualizado diez ensayos escritos a lo largo de los años, que comparten la misma convicción profunda de que la psiquiatría es un constructo epistemológico muy frágil y tiene una dimensión ethical opaca y ambigua.
Necesito información y orientación ya que esto se me escapa de las manos”, escribió hace unos días una desesperada madre, pidiendo orientación a nuestro sitio net. Se confirma así que la ansiedad se presenta como un estado emocional dominante y también han aumentado los registros de depresión, no necesariamente grave, pero igual capaz de invadir de desánimo y potenciar la incapacidad para afrontar dificultades, o asumir iniciativas. El contexto de exclusión social y violencia generan situaciones traumáticas que afectan en el consumo de alcohol y drogas… Según el expositor Paulo Egenau hay que buscar diversos métodos de tratamiento que permitan a las personas determinar sus propios objetivos de tratamiento, en vez de imponer metas como la abstinencia. Asimismo, una política así trata de forma menos condescendiente a los beneficiarios, reconociendo que son capaces de escoger qué es mejor para sí y sus familias.
A lo largo de la vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar la salud mental de una persona. Factores psicológicos y biológicos individuales -como las habilidades emocionales, el abuso de sustancias y la genética- pueden hacer que las personas sean más vulnerables a las afecciones de salud mental. La exposición a circunstancias sociales, económicas, geopolíticas y ambientales desfavorables, como la pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, también aumentan el riesgo de sufrir afecciones de salud mental (OMS, 2022). El discurso moralizador de la pobreza no solo es dominante en sectores de mayor poder en nuestra sociedad. Este es un discurso que se ha expandido y que se ha instalado en las políticas públicas, en las prácticas de expertos, y en las relaciones sociales cotidianas. Esta ideología subyace, al menos en parte, a políticas sociales que condicionan algunas entregas de beneficios sobre la base de cumplimiento de ‘compromisos’ (por ejemplo, los ‘bonos por logros’ y ‘deberes’ del ex ‘Ingreso Ético Familiar’).
Decir que la riqueza es mala, por el solo hecho de decirlo, es el primer argumento de quienes nunca han hecho el mínimo esfuerzo por ahorrar. Si condenamos la riqueza, nunca la vamos a tener, y viviremos eternamente al alero de un salario, un subsidio estatal, la ayuda de familiares o una pensión, sin la más mínima opción de aspirar a una mejor calidad de vida. Por contraparte, si estimamos que esta es buena, entonces se habrá dado el primer paso para obtenerla. La evidencia respecto de los beneficios transversales de la inversión en esta materia es contundente, entonces, el llamado a nuestras autoridades es a la implementación de una política pública robusta, que sea pertinente y sustentable en el tiempo.
Bien vale destacar la denuncia que han hecho quienes trabajan en la primera línea de la salud y la educación, áreas donde three de four son mujeres. En el caso de Ñuble, la brecha se puede observar claramente en casos de ansiedad, depresión y problemas de salud mental. El objetivo de la presente reflexión es mostrar que la lucha contra la pobreza económica y material, debe comenzar con un cambio de actitud individual que podemos llamar conversión o búsqueda de pobreza espiritual.
Entregar bienes materiales se visualiza como una forma cómoda de intentar sobrellevar una situación dificultosa, tanto para el que entrega como para el que recibe. Desde esta mirada, la mejor retribución social de los recursos es entregando herramientas, ante todo morales, a aquellos que las necesitan. “El discurso de la flojera no es solo cuestión de una elite desconectada con la realidad; es una ideología extendida en Chile que necesita ser revisada”, afirma la autora de esta columna, quien presenta un análisis que es resultado de su investigación sobre los discursos de la elite en la historia reciente de Chile. Plantea que hay una mirada “moralizadora” que se manifiesta en acciones como la caridad, la celebración del esfuerzo y la desconfianza frente a la entrega de bonos o beneficios universales. “Hoy es común que se sospeche de los trabajadores con una licencia por salud mental, lo que se interpreta rápidamente como un intento de evadir el trabajo o como una responsabilidad o ‘falta moral’ del propio individuo”, explica en relación con su investigación más reciente. Respecto de las intervenciones individuales y proximales, los estudios de evaluación económica sugieren que las intervenciones tempranas con niños y adolescentes ofrecen el mayor ahorro en los costos para las sociedades, mediante la reducción de los gastos futuros en salud(55).
Iniciamos el presente ensayo preguntándonos por qué hasta ahora no se ha podido combatir la pobreza material y económica en el mundo. La brecha que separa a ricos de pobres es cada vez mayor a pesar de las buenas intenciones de varios organismos internacionales. En el transcurso de nuestro trabajo hemos analizado que a la base de le economía no deben situarse intereses políticos o personales, sino una preocupación ética y social por el bienestar del otro, que tome en cuenta su dignidad. Hemos hablado de dos formas distintas y hasta opuestas de entender la pobreza, sea como problema o sea como virtud. En Chile, de acuerdo a la última medición del Termómetro de Salud Mental (ACHS/UC, 2022) se observa un alza importante en los problemas de salud mental y de depresión en mujeres; mientras que se reporta la tendencia contraria en el caso de los hombres, lo que evidencia un aumento de la brecha de género en problemas de salud mental.
Por otra parte, los sujetos con familiares de primer grado que tienen una enfermedad mental, así como un reciente deterioro en el funcionamiento también están en alto riesgo clínico. Por último, en algunas patologías, como la psicosis, se han encontrado síntomas breves autolimitados como un issue de riesgo confiable para el desarrollo posterior de la enfermedad(27). El rol histórico del género femenino en nuestra sociedad, que implica menos poder y management sobre sus vidas, sería un favor desencadenante. Al mismo tiempo, la pobreza en sí misma puede ser considerada una condición de estrés permanente y múltiple, plasmada en una baja calidad de vida de las personas, lo que se asocia empíricamente a una mayor gravedad de la depresión.
Finalmente, hizo notar que el trabajo contiene 29 elocuentes testimonios de hombres y mujeres personas con discapacidad intelectual y personas con discapacidad psíquica, con distintos grados de dependencia desde leve a severa. “Leerlos, sopesarlos y actuar en consecuencia es en sí mismo la pobreza segun autores un paso hacia la esquiva inclusión”, sostuvo la profesional. En mi estudio entrevisté principalmente individuos asociados a movimientos religiosos que hicieron mucho hincapié en la caridad como la principal manera de relacionarse con las personas pobres (ver recuadro metodológico).
El economista de Harvard, Sendhil Mullainathan, detalló que «nuestros resultados sugieren que cuando se es pobre, el dinero no es lo único que escasea. La capacidad cognitiva también adelgaza». A nivel país, la zona sur tuvo un peor índice que la zona centro (15,3%), pero mejor que la zona norte (18,5%). Esto es, la política social puede al menos reducir exigencias innecesarias, desde el papeleo burocrático hasta la extrema rigidez en los requisitos. No condicionar reduce los costos de la política, pues no es necesario el monitoreo del cumplimiento de las acciones requeridas, pero sobre todo, no excluye a quienes no logran, a pesar de sus esfuerzos, cumplir con las condiciones.