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Libro La Desigualdad En Nuestras Vidas: Una Mirada Microsocial Desde

Si bien en ambos casos los datos son algo mejores a los observados en 2020, cuanto anotaron forty five,9% y 56,3%, respectivamente, las mujeres se concentran en los tramos de bajas densidades de cotización, mientras que una mayor cantidad de hombres se concentra en los tramos más altos. Dado que este es uno de los factores determinantes del nivel de pensiones, las diferencias por sexo incidirán también en las brechas de los montos de pensión que estas alcanzan. El documento, publicado en diciembre pasado, analiza la situación de hombres y mujeres a partir de estadísticas desagregadas por sexo y de indicadores que permiten visualizar las diferencias y desigualdades de género, según distintas variables, todo con información a junio de 2022.

«Reforzamos nuestro compromiso con los cambios que son necesarios para responder a la fuerza transformadora que hoy impulsa a nuestro país, así como a los desafíos de la educación superior a nivel global», ha señalado la académica. En mayo de 2023 debiera entrar en vigor la nueva ley que busca crear un mecanismo eficiente, justo y digno, de pago permanente de las deudas de alimentos, las que actualmente afectan a más de 70 mil niñas y niños del país. Contribuir a derribar estereotipos, inequidades y brechas y, sobre todo, favorecer desde el lenguaje a la visibilización de las mujeres en todos sus ámbitos es que lo que busca este documento. Pero hay que tener presente que la agresión física o sexual no es el único tipo de violencia que sufren las mujeres y las niñas. Y es precisamente eso lo que nuestra Superintendencia está recordando esta semana a través de los contenidos que el Departamento de Desarrollo de las Personas ha elaborado y compartido para concientizar entre quienes formamos parte de la SP sobre la importancia de un trato no discriminatorio y, por sobre todo, no violento, en ningún ámbito de la vida.

La tolerancia a las brechas salariales es también mayor, cube el reporte, y precisa que en esto influye en parte el «muy alto nivel de disparidades». El documento distingue entre las desigualdades percibidas y las preferidas, y dice que en Chile la diferencia entre estas dos es una de las más altas de la OCDE. La mediana de los encuestados piensa que los trabajos mejor pagados son hasta 23 veces mayores que los peor remunerados, pero deberían ser máximo nueve veces más, mientras que la media del grupo de países es de nueve y cuatro, respectivamente. El país tiene el segundo mayor valor del Índice Gini -que mide la desigualdad- para la renta disponible entre las naciones OCDE.

La carrera de Rosa Devés está vinculada de manera muy fuerte con la Universidad de Chile, ya que ingresó a estudiar Bioquímica en 1968; se doctoró en la University of Western de Ontario, Canadá, y volvió como profesora a la Facultad de Medicina de la misma universidad en 1981. En los años eighty se formó como académica y desde ese entonces ha tenido un profundo compromiso con su trabajo, con el ámbito social y con las y los estudiantes y el espíritu de la universidad. Bioquímica de profesión, Devés llega al cargo que en 180 años sólo han ocupado hombres, y lo hace luego de obtener el 51,6% de los votos en las elecciones del pasado 12 de mayo para elegir a quien ejercería el puesto más alto de la casa de estudios y por el que compitieron también la profesora Kemy Oyarzún, y los profesores Sergio Lavandero y Pablo Oyarzún.

Esta misma temática es abordada en una columna de opinión escrita por Kathi Müller, gereta de Desarrollo de Acción. La primera corriente se originó al inside del mundo conservador-católico que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum, adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica. A grandes rasgos, vio la cuestión social como resultante de una disaster ethical que desvirtuó el rol dirigente y protector de la elite criolla. El énfasis estuvo puesto en la responsabilidad que le correspondió a los ricos en el cuidado y bienestar tanto material como espiritual de los más pobres, a través de la educación, la beneficencia, el socorro y la justicia. Dada la profunda transformación económica, social y política por la que atraviesa nuestro país, es urgente generar una pausa en el clima de polarización para revisar cómo queremos vivir el presente y cómo queremos proyectar el futuro. Por ejemplo, un 27,2% de las y los trabajadores declara que su empleo no le permite tener estabilidad financiera y un 33,4% considera que su educación no les ha entregado la oportunidad de aumentar sus ingresos o de ascender en el trabajo.

Un punto clave de su exposición fue exponer los costos y consecuencias del bullying entre menores de edad por intolerancia a las diferencias sexuales y a las diferencias en common. Respecto de los saldos acumulados, a junio de 2020 las mujeres registran un saldo promedio de 663 UF, en tanto que el de los hombres es de 1.842 UF, lo que indica una brecha de -64,0%. En esto incide, además de las densidades de cotizaciones, el período de acumulación de ahorros, a su vez, determinado por las diferencias en las edades legales de jubilación por sexo (60 años para las mujeres y 65 años para los hombres), lo cual resulta en un menor período de acumulación en el caso de las mujeres. Cuando hay jornadas en las que parece que disminuye, al día siguiente recobra un mayor vigor, impulsado por una ciudadanía que clama a gritos por un país más justo. Una de las consignas más vociferadas cube relación con la igualdad que se pretende y está en lo correcto.

Mayores ingresos son consecuentes con mejores oportunidades de acceso a un sistema educacional y de salud de calidad14. Una persona de mayores ingresos irá a mejores escuelas, podrá asistir a clases particulares y extracurriculares, tendrá mejor asistencia dental, podrá ir a mejores centros médicos e incluso tomar mejores medicinas, que una persona pobre. En el período 1990 y 2013, la desigualdad del ingreso en Chile12, medida a través del índice de Gini, evolucionó de una forma comparable desigualdad economica entre hombres y mujeres a una U invertida (ver Gráfico 6), crece a partir de 1992 para luego descender desde 2003 y de manera constante desde 2009.

Todos los índices de medición comparativos a nivel internacional sitúan a Chile como uno de los países más desiguales del mundo. Adoptando una perspectiva microsocial, este libro se pregunta cómo los individuos experimentan esta desigualdad en sus vidas. Los 17 capítulos de este volumen se centran en cómo las personas viven y sienten las desigualdades cotidianamente, pero también indaga en cómo reaccionan frente a estas asimetrías que dominan su interacción con sus pares y con las instituciones públicas, con el objetivo de discernir si las aceptan, se adaptan o si las disputan y las resisten para mitigarlas.

Por lo tanto, se corre el gran riesgo de quedar rezagado al no existir muchas herramientas a nivel internacional para abordarlo (Donald & Lusiani, 2016). Además, esto permite que este ODS quede vulnerable a las interpretaciones u obstaculizaciones de otras instituciones ( Donald, 2017). Actualmente, el Banco Mundial es quien se ha hecho cargo de promover la “prosperidad compartida”.

desigualdad actual

Esto plantea la reflexión sobre cómo puede la desigualdad en la distribución de la renta llegar a afectar al desempeño de las economías de los países. De esta manera, resulta esencial la generación de políticas públicas que vengan a entender y abordar eficazmente el contexto actual, con una perspectiva del impacto de estas brechas en las mujeres desde la interseccionalidad, la interculturalidad y la intergeneracionalidad. Pero acotar la solución a las desigualdades de género a la sola generación de políticas públicas es insuficiente. Disminuir el tiempo en que las mujeres alcancemos la igualdad, 289 años según el último calculo estimado realizado por ONU Mujeres, requiere el generar cambios culturales. Entonces, para las capas medias esto fue muy difícil, y para las capas más pobres lo que ocurre es que fueron saliendo de la extrema pobreza, del 40% de pobres en el año 1990 se pasó a un 8% en el año 2017. En la mayoría de esa serie estamos hablando de pobreza de ingresos, es decir, la capacidad que tiene la gente de consumir alimentación y bienes básicos.

Es un círculo vicioso, en que el afán de lucro distorsiona completamente el sentido de la misión formativa. El consultor de la Oficina Panamericana de la Salud, César Gattini, señaló, entrevistado para el informe, que “el punto de la formación, si lo concentramos sólo en las especialidades médicas, es una brecha que no se puede resolver, aunque gastemos lo que gastemos en PIB nacional, porque no es una discusión de recursos, es una discusión desigualdad e igualdad de modelo”. Durante todo este tiempo, la revista Temas Sociológicos se ha caracterizado por ir ampliando su espectro de análisis, exponiendo contribuciones que dan cuenta tanto de la realidad regional como global. Para finalizar su presentación, la destacada bioestadística se comprometió a mantener el trabajo para mejorar la calidad de vida, tanto de los y las habitantes de la región del Maule, como de todas las personas que viven en Chile.

precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. El estudio, cuyas cifras están actualizadas a junio 2019, concluye que del whole de afiliados activos del sistema de pensiones las mujeres representan el 46,7%, mientras que explican un 42,4% del total de cotizantes en el país. Desde ese entonces, muchos acontecimientos se han dado a nivel mundial en torno a las demandas y derechos de la mujer, principalmente de carácter laboral.