Con ocasión de la crisis o “estallido social” que afectó a Chile con inusitada intensidad a partir de octubre del 2019, diversos análisis políticos, sociales y económicos han puesto la atención en la desigualdad como una de las principales causas del fenómeno. Las desigualdades en los ingresos, en el acceso a la salud, a la justicia y a la educación de calidad, en las pensiones de los jubilados, en términos de género, en la configuración territorial de la ciudad, and so forth.; desigualdades cultivadas y mantenidas por largo tiempo, parecen explicar la vehemencia e incluso violencia con que amplios sectores de la sociedad han expresado su descontento con el establishment. Como se señaló al comienzo cabe destacar la pérdida que han experimentado los estados nacionales en su capacidad de definir los términos de la “austeridad” la que viene determinada por la Troika e influida directamente por grandes potencias como Alemania y Estados Unidos y, en cierto grado, el Reino Unido que han re-estrenado el antiguo modelo del “Protectorado” en la Europa periférica. Es evidente que la prioridad está en proteger los intereses de los bancos de los países acreedores más que el empleo, la producción y los beneficios sociales de la población de los países aplicando las políticas de “austeridad”. La Troika busca, además, debilitar los Estados de Bienestar de los países europeos e impulsa políticas de privatización de activos del Estado como condición previa para aprobar y desembolsar sus préstamos.
Algo esencial, que es la dignidad de la persona humana, pero de ahí para allá, que es lo que te dice, a ver, qué puede existir, qué somos capaces de hacer. Cómo poder establecer una sociedad democrática, en que existan niveles de relaciones sociales, en que se pueda garantizar la diversidad, con el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de la persona. Lo que está ocurriendo es que tenemos una situación de desigualdad en nuestro país, que genera una fractura en la relación social misma. Por eso que, desde mi punto de vista, desigualdad y abusos, están directamente relacionados. Yo medité respecto de cuál es hoy el desafío del sistema político en Chile, para poder precisarlo, establecerlo. El documento analiza los impactos que los procesos de modernización capitalista en Chile han tenido sobre su mercado de trabajo y sobre la evolución de la distribución del ingreso, y sobre esta base, observa sus efectos sobre la estructuración socio-territorial del Gran Santiago, discutiendo especialmente la pertinencia de la tesis de la dualización para este caso explicit.
Es una medida de umbral”, explicó Denise Stanley, profesora de Economía en la Universidad Estatal de California, pero advierte que la pobreza relativa puede desequilibrar una sociedad a largo plazo. Esto además queda demostrado con la polarización de las sociedades cada vez más evidente, el malestar social respecto a la política y al status quo. La estructura de la morbilidad (enfermedades) y la estructura de la mortalidad, especialmente la infantil, tuvieron mejores índices que todos los países latinoamericanos y a la par con Cuba. El SNS period un organismo de Estado y no de Gobierno, que atendía el 95% de todas las acciones médicas del país.
El gran peligro de estos ránkings de opresiones es que, por una parte, terminan reproduciendo una lógica de competencia capitalista, pues se espera que grupos desventajados compitan entre ellos por recursos escasos. Por otra parte, los ránkings de opresiones refuerzan una conceptualización escalatoria de las clases sociales (un grupo tiene más que el otro) en vez de comprender a las clases sociales como una relación (un grupo existe con relación a otro). En otras palabras, unos pocos en Chile (en su mayoría hombres hetero-cisgénero) han acumulado riqueza sobre las espaldas de la clase trabajadora y este proceso de acumulación ha tomado formas específicas de violencia para el caso de las mujeres (madres y desigualdad por la globalizacion no-madres) y otros segmentos de la población que no han tenido acceso a sus mismos recursos, oportunidades y privilegios. “La historia está llena de momentos y procesos de visibilización de quiénes poseen el poder en una determinada sociedad, los que ocurren bajo el supuesto de que en el caso de producirse un daño, éste quedará impune. Esas dinámicas de poder o más bien dicho de dominación son una consecuencia y una precondición de órdenes sociales construidas a partir de éstas. Así como yo sitúo mi foco analítico en la visibilización e invisibilización de las relaciones de dominación y las desigualdades sociales resultantes a partir de éstas, mi estudio lo circunscribo a las sociedades capitalistas.
Estas instituciones son dominados por los países ricos, a pesar de que en la actualidad en la actualidad más de la mitad del PIB mundial se genera en economías fuera de la OECD (países en desarrollo y economías emergentes) como lo ha mostrado los mismos estudios de la OECD. Por otra parte, el contenido de la condicionalidad detrás de la concesión de recursos financieros por estas instituciones responde a ajustes asimétricos en que los intereses de los acreedores están muy bien representados y el de los deudores sólo son débilmente considerados, lo que facilita imponer políticas de austeridad a naciones debilitadas por el alto endeudamientos y por la crisis desigualdad segun autores. El auge económico del país asiático, experimentado a partir de los años 80, logró un reequilibrio geográfico que ha puesto fin a la superioridad militar, política y económica de Occidente. Aunque este crecimiento trajo un aumento en la desigualdad al inside de China, la brecha respecto de Occidente se acortó, contribuyendo a la disminución global de la disparidad en las rentas.
La verdad es que siento que el gran desafío del próximo período es poder generar un programa nacional, económico, social, político, institucional, cultural, porque también los temas culturales son, en este ámbito, decisivos, que puedan hacerse cargo del tema de la desigualdad. Si nuestro país no hace una rectificación de fondo, si no hay un programa de Gobierno capaz de enfrentar a corto, mediano y largo plazo, los temas de la desigualdad, por cierto que, inevitablemente también esta desigualdad afectará la estabilidad política de la nación chilena. Entiendo que don Gabriel Valdés se propuso esa tarea, tomando en cuenta que el año ’90, al retornar la democracia, el país corría el severo riesgo de volver a polarizarse. La democracia llegaba con mucha fuerza, pero también, hay que decirlo, los restos de la dictadura estaban aún vivos y presentes.
En este apartado, nos proponemos realizar una aproximación teológica al concepto o valor de la igualdad y, sobre todo, al drama humano que puede significar su antónimo, la desigualdad. Dadas las posibilidades que tenemos, me limitaré a algunos tópicos o hitos bíblicos, teológicos y magisteriales. Ciertamente debería ampliarse la indagación hacia otros temas o paradigmas afines, como la justicia y la injusticia, la pobreza y la riqueza, la inclusión y la exclusión, and so on. que tienen largas resonancias bíblicas y magisteriales, pero obviamente implica un mayor espacio del que disponemos. Habiendo muchas opciones temáticas y metodológicas, me propuse comenzar por el concepto de “igualdad”, porque la lingüística y la semiótica nos ha enseñado a estar atentos al eje paradigmático de los mensajes que circulan en las culturas; es decir, a los esquemas de diferencias que subyacen en los discursos. Me pareció interesante, entonces, partir por este último significante del eje paradigmático igualdad/desigualdad y desde allí moverme, enseguida, hacia algunas consideraciones teológicas y magisteriales. Espero que este ejercicio teológico sea una contribución en la necesaria atención que requieran las desigualdades que hoy día hieren a la humanidad y a nuestra sociedad, en particular.
La negación de la intervención del estado es la respuesta del neoliberalismo cuando se quiere fijar un salario mínimo u otorgar capacidad de negociación de los sindicatos. Lo mismo, para darle una buena educación gratis a los niños y jóvenes y mejores pensiones a la población más vieja, sin distinción de clase social. El socialismo debería ser una respuesta a la ideología capitalista, su papel es superarla en tanto fuente de valores, principios y en entregarle un mejor destino a la humanidad. El capitalismo ha permitido un innegable progreso material y tecnológico, asimismo, el mercado ha sido una pieza clave como una forma de organización social para lograrlo.
Es un problema global, esto de hablar de quienes piensan distintos como enemigos… J. Patrice McSherry, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Long Island en Nueva York, tomó como ejemplo el caso de Chile. “La pobreza absoluta es básicamente que las personas puedan obtener… US$4 por día por persona.
De hecho, el segundo lugar del ranking de desigualdad en Chile lo ocupan La Araucanía, Aysén y Los Ríos, todas con coeficientes de Gini de 0,47, lo que constituye una diferencia no menor respecto de la Región Metropolitana y del promedio nacional. Todo esto es razonablemente conocido a partir de una serie de jeremiadas recientes, que lamentan la desigualdad rampante y la aparente incapacidad de la democracia para domar lo que solía llamarse “el poder del dinero”. Paradójicamente, en este relato, se puede decir que el capitalismo ha logrado el objetivo del comunismo de instigar a la extinción del Estado, que se ha reducido, en la visión de Milanovic, a “el Consejo de Administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa” (para tomar prestada una frase de Marx y Engels). CIPER/Académico es un espacio abierto a toda aquella investigación académica nacional e internacional que busca enriquecer la discusión sobre la realidad social y económica. [13] Es importante mencionar que esta gran diferencia se explica principalmente por las contribuciones a la seguridad social ya que, a diferencia de Chile, en common los países financian programas de seguridad social con componentes solidarios con estas contribuciones.
En segundo lugar, otro resultado relevante de ser mencionado, refiere al clivaje en torno al cual se estructura el accionar comunista. Los clivajes, se entienden como grandes temáticas en torno a las cuales se agrupan las masas votantes en la sociedad (feminismo, no + afp, medioambiente, and so forth.) (Schwartz y Lawson, 2005). El principal clivaje que el Partido reconoce como fundamental es el funcional, el cual se basa en la contradicción entre capital y trabajo. Lo anterior genera que el Partido vea como sujeto revolucionario por excelencia al trabajador, produciendo diagnósticos en base a una visión desactualizada respecto a las necesidades emergentes de reconocimiento.
Este trabajo viene a establecer, con una nitidez, desde mi punto de vista tremenda, que nuestro país sufre una fractura social, de la cual se tiene que hacer cargo. Por lo tanto, me siento orgulloso de haberle solicitado a la Biblioteca del Congreso Nacional este trabajo. Está a disposición de ustedes, a través de Internet, en el sitio de la página de la Biblioteca del Congreso Nacional, el mismo libro que ustedes tienen acá, porque siempre, en nuestra cultura, es importante reflejar estos esfuerzos en textos, en papel, porque esa es nuestra cultura ancestral. Ustedes, que son jóvenes y que tienen una cultura distinta a la de la generación mía y de las otras generaciones, pueden sacarlo directamente de Internet.