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Desigualdad, Clase Media Y Territorio En Chile: ¿clase Media World O Múltiples Mesocracias Según Territorios?

Acorde al estudio sobre el Índice de Calidad de Vida Urbana, de la Universidad Católica y la Cámara Chilena de la Construcción, del total de ninety three comunas en el país, sólo 17 están en el rango superior. Esto significa, entre otras cosas, que la expectativa de vida de los chilenos puede diferir hasta en eleven años según su domicilio, o que los santiaguinos demoren en promedio una hora y media más en transportarse durante horario peak en comparación a sus pares de regiones. Sin embargo, la luz al final del tunel sí existe, ya que San Miguel y Talca han demostrado que el presupuesto no lo es todo a la hora de focalizar y gestionar de manera correcta los recursos, cumpliendo no sólo con las expectativas de sus habitantes, sino también con la posibilidad de proyectarlos en el tiempo. Los resultados de la medición de flujos de conmutación considerando a las comunas como unidad básica, muestran que la ruralidad es menor que en un sentido estrictamente poblacional o estructural. De acuerdo a la definición del Instituto Nacional de Estadísticas, una localidad rural es aquella cuya población económicamente activa se emplea en un 50% o más en actividades primarias y que no alcanza los 2.000 habitantes (INE 2005).

La sensación de haber mejorado con respecto al pasado está acompañada por la angustia que muchas veces produce el presente, o aún más el futuro, ya sea por la dificultad para mejorar más, lo suficiente para estar tranquilo, o sostener la posición alcanzada. «Tener una buena educación o un buen salario, trabajar lo justo y necesario, vivir en un barrio seguro, sentirse tratado en forma digna, sentir seguridad por el futuro private o de los hijos son evaluaciones en que la mayoría no se reconoce». Al momento de aceptar la publicación de sus artículos, los autores deberán formalizar la cesión de derechos de autor a EURE, según las condiciones establecidas por la Revista. Que un gran sector de la economía funciona de manera casual y no puede hacer teletrabajo ni vivir en burbujas, tiene que salir día a día a buscarse el pan”.

Las empresas que debieron cerrar fueron las pequeñas y medianas, las llamadas “pymes”, mientras que las grandes empresas se mantuvieron o recuperaron rápido. Generalmente, la ideología que promueve la desigualdad hace que incluso las personas en condiciones más perjudiciales justifiquen la desigualdad. Dicen que las personas en condición de pobreza son vagas o no han aprovechado las oportunidades y por eso no luchan por tener un mejor país. Nos convertimos en la región más desigual, porque el modelo de acumulación tenía la concept de despojar todos los recursos posibles y enviar esas riquezas a otros países. De niño, le enseñaron que Santa Claus (también llamado, “Papá Noel”) regalaba juguetes a los niños que se portaban bien.

Aprovechándose de las deficiencias de nuestros sistemas legales y explotando sus áreas grises, la industria ha impulsado agresivamente un tecnosolucionismo chauvinista, abrazado irresponsablemente por una clase política con ganas de figurar a la sombra de una concept tristemente reducida de progreso. Así, el negocio se transforma en la promesa de un beneficio acotado, que se consigue a costa de los derechos de quienes no tienen más opción que someterse al escrutinio constante, a la vigilancia, al management, a la discriminación. Hablar de desigualdad en América Latina es hablar de la ponderación que se hace entre los derechos de quienes pueden acceder a otras posibilidades y quienes no. La implementación de programas que condicionan el acceso a servicios básicos a la vigilancia estatal y privada ejemplifican de manera clara no solamente el hecho de que las tecnologías no son neutras, sino que impactan de forma diferenciada a distintos grupos humanos, de acuerdo a su género, al colour de su piel y a su clase social. Todos sabían de la desigualdad en Chile, los muchos ámbitos de la vida presos por el mercado que controlan pocas familias, e incluso que sobre el sistema neoliberal legado por la dictadura.

“La intolerancia respecto a desigualdades en salud y educación ha aumentado”, señaló el director de la Escuela de Gobierno. Entre las razones más mencionadas por las que se recibe mal trato está la clase claudio sapelli desigualdad social, ser mujer y el lugar en el que vive. Es por eso que algunos países han implementado impuestos a la herencia como un tipo de impuesto al patrimonio (ver aquí para una discusión al respecto).

Solo así, las nuevas tecnologías quizás puedan convertirse en un issue que ayude al cierre de las brechas que enfrentamos ahora. La situación es particularmente preocupante dada la situación de escasez de bienes esenciales y la disaster humanitaria que se agrava en el país, principalmente afectando los derechos a la alimentación y salud de las poblaciones más vulnerables. De manera más reciente, un estudio de la OCDE de 2014 muestra que existe una relación negativa entre la desigualdad y el crecimiento.

De estas incertidumbres sólo se salva un grupo que –dependiendo de la dimensión que se considere– oscila entre el 20% y el 5% de más altos ingresos. Dicho lo anterior, no creo que la de ingreso sea la desigualdad más relevante para explicar el estallido social. En cambio, en este texto sostengo –como hipótesis– que hay dos tipos de desigualdades que están relacionadas con la desigualdad de ingreso y que tienen una relación más directa con el estallido social, a saber, la desigualdad de exposición a la incertidumbre y la desigualdad de poder. 3 En explicit, mientras la primera podría explicar por qué amplios sectores de la población están tan “descontentos con el modelo”, la segunda desigualdad explicaría por qué este descontento no se canalizó de forma gradual a través de la institucionalidad política y tuvo que explotar de esta manera. En 2016, el gobierno chileno aprobó la Política Nacional Docente (PND) que consiste en reformas al acceso y retención de educadores en las escuelas públicas y privadas con subvención del estado.

No hablamos de propuestas que se podrían tildar de comunistas como eliminar la propiedad privada o de expropiar a los ricos, sino de evitar que la gente se muera hoy. También se propone el ingreso básico universal, que haría que por lo menos los sectores más desfavorecidos no pasen hambre. Todos los países de América Latina producen lo suficiente como para que nadie esté sin comer.

Aun cuando caracterizar y cuantificar la desigualdad de poder es una tarea más compleja, tal desigualdad puede tener expresiones muy concretas en el funcionamiento de las democracias. Ciertamente hay muchos otros aspectos a considerar, si se tiene en cuenta la devaluación de la institucionalidad política, el empoderamiento de las comunidades y los cambios que trae consigo la automatización del empleo y la revolución digital.

clases de desigualdad

A veces están alejadas  y cuentan con servicios exclusivos, así no tienen necesidad de entrar en contacto con otros sectores de la población. También hubo un reconocimiento social al private de salud en la población basic, aun cuando después no se viera reflejado en aumentos salariales por parte de los gobiernos. A pesar de que las burbujas sanitarias y el distanciamiento social dificultan los lazos sociales, sigue habiendo manifestaciones de solidaridad en medio de la crudeza. En la Universidad conocí la Psicología Social, un campo que me permitía profundizar mis análisis y ver cómo afectaba la vida de las personas. En esta parte analizaremos la composición efectiva de los tipos de territorios definidos, de acuerdo a los datos obtenidos y nuestro análisis estadístico. Con el objeto de facilitar análisis comparativos, la metodología ylos criterios de delimitación de tipos de territorios, deben ser compatibles con estándares internacionales, como haremos a continuación.

También se organizaron ocho grupos de discusión que complementaron los datos de la encuesta PNUD-DES 2016. En ese contexto, no sorprende que cerca del 70 por ciento de los trabajadores de sectores populares diga que considera que gana menos o mucho menos de lo que merece. El 58 por ciento de los de clase media contesta lo mismo y en promedio las personas aseguran que los salarios de las ocupaciones de menores ingresos deberían aumentar en un 60 por ciento y las de los gerentes y políticos bajar en 30 y seventy five por ciento, respectivamente. La asimetría en la distribución del capital y la influencia existe en este territorio desde antes de que Chile fuera Chile, plantea este trabajo liderado por el economista Osvaldo Larrañaga junto al sociólogo Raimundo Frei y el ingeniero y sociólogo Matías Cociña, investigadores del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El libro, en el que también trabajaron la economista Denise Falk, su par Rodrigo Herrera y el sociólogo Vicente Silva, reúne estudios existentes, presenta otros nuevas e incluye encuestas y entrevistas para explorar el fenómeno de la desigualdad desde distintas perspectivas.

En este trabajo partiremos de una definición establecida de los centros urbanos principales, como se efectúa en otros países (OMB 2010,Antikainen 2005). Estas ciudades intermedias cuentan con una población de al menos 50 mil habitantes y son relativamente autónomas de las grandes ciudades. En este artículo, por el contrario, asumimos que el trabajo de las personas y en consecuencia sus ingresos, son centrales para describir su integración al territorio. Además, adoptamos como nuestra la premisa de que las ciudades desempeñan un papel clave en el ordenamiento actual de los territorios en un país como Chile, ofreciendo a sus habitantes un mercado de trabajo dentro de sus límites urbanos. Con frecuencia comunas vecinas se encuentran estrechamente interconectadas a esos centros urbanos. Esta dinámica cada vez mayor, conduce a definir territorios que agrupan municipios, reconociendo que las ciudades constituyen una entidad geográfica con un significativo núcleo poblacional, a las que se vinculan comunas adyacentes que tienen un alto grado de integración con ese centro.

La OECD (2009), por su parte, considera como población rural en Chile a los habitantes de localidades de menos de 5.000 habitantes. Siguiendo ambas definiciones, la población rural del país varía entre un 35% y un 27% respectivamente. Por otro lado, de acuerdo a la OECD (2009), considerando la ruralidad por provincias -el tercer nivel territorial según sus definiciones-, un 42% la población habita en provincias predominantemente rurales. Desde un punto de vista relacional más que demográfico, aunque sin analizar directamente la distinción clases de organizaciones urbano-rural, nuestros resultados indican que sólo un 7% de la población del país habita en comunas desvinculadas de otras y que carecen de un centro urbano. Pero esto no implica que las restantes comunas del país sean enteramente urbanas en un sentido poblacional o estructural, sino que sus habitantes más rurales tienen un cierto grado de integración a un territorio más amplio. En otro extremo en cuanto a baja densidad poblacional, se encuentran los municipios que carecen de una entidad o localidad de al menos 10mil habitantes.

Pobreza, Nueva Pobreza Y Exclusión Social: Los Múltiples Rostros De Caracas

La violencia institucional analizada va más allá de la violencia personal directa, ya que no solo describe una modalidad específica de conducta social, sino que también está dirigida hacia relaciones duraderas de dependencia y sumisión (Imbusch, 2003). El prototipo de esto en los tiempos modernos es el Estado y su pretensión de soberanía y la obediencia que exige de los individuos en su trato con ellos. Llama la atención sobre las funciones reguladoras de la violencia, perpetradas por instituciones estatales como la policía y el sistema judicial, y ministerios sectoriales como la salud y la educación (Moser y McLlwaine, 2009). Sus intervenciones físicas y coercitivas deben considerarse como violencia, aunque en principio gozan de legitimidad sobre sus oponentes cuando emplean la violencia en el contexto constitucional-democrático (Imbusch, 2003). Incluso los límites del uso legítimo de la fuerza siguen siendo cuestionados en la mayoría de los sistemas políticos, por ejemplo, si una acción específica representa un comportamiento policial apropiado o más bien una brutalidad policial (Tilly, 2003). La primera corriente se originó al inside del mundo conservador-católico que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum, adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica.

Las violencias del narco parecen canibalizar los escasos recursos sociales y culturales de la comunidad –como lo hiciera 30 años antes la violencia política y la guerrilla urbana. La noción de un nosotros como participes de una comunidad que resiste a los embates del sistema, se quiebra. Una forma de entender el proceso de construcción del estigma de lugar es la Matanza del Ferrocarril o la Masacre de la José María Caro.

La informalidad del trabajo y la proyección de bajas pensiones son cuestiones frente a las cuales es necesario diseñar políticas públicas tendientes a avanzar en soluciones inmediatas, que por un lado mejoren las condiciones laborales actuales, y que, en el futuro, permitan garantizar mejores condiciones de vida para las personas jubiladas. Desde la perspectiva territorial, la población que vive en localizaciones más periféricas está en situación de mayor exclusión social, lo cual se puede identificar por la ausencia de servicios o su inadecuada provisión, y por los bajos ingresos percibidos. Las colonias de la periferia urbana presentan marcadas carencias en prácticamente todos los indicadores; las colonias del suburbio interior tienden a tener mejores indicadores promedio en la consolidación de la vivienda y la presencia de servicios públicos. Pero la periferia rural sistemáticamente tiene las peores condiciones, los ingresos más bajos, las ocupaciones menos calificadas y peor remuneradas y la mayor inseguridad laboral.

Esta variable mostró valores registrados predominantemente en el estrato de Necesidades Básicas Satisfechas. Con referencia al segundo grupo de indicadores, si se observa de forma horizontal el cuadro 5B, se identifica una calidad en el suministro de los servicios muy desigual, desde índices de indigencia hasta niveles de pobreza moderada. Como la crisis climática, hay otras disaster que hoy estamos viviendo y que requieren de soluciones en el corto y largo plazo. En esta columna, queremos enfocarnos específicamente en la crisis de salarios para reflexionar sobre las limitaciones de las soluciones que se han dado, pues como veremos, estas propuestas han hecho bien poco en transformar las condiciones sociales que han creado una sociedad que necesita de trabajadores pobres para funcionar.

pobres estructurales

Por lo tanto, aborda cómo sus subjetividades y experiencias de la vida cotidiana se forjan, moldean y cambian dentro de un paisaje de violencia como telón de fondo. A través de una etnografía realizada en la población José María Caro, se analizan las dinámicas espaciales del estigma y la exclusión en las cuales las violencias ocurren; y el rol del Estado en relación con las violencias, en términos de su contribución a ellas y cuán presente o ausente está en el territorio. La neoliberalización de las relaciones sociales y la comodificación de la violencia parecen responder a parámetros de gobermentalidad neoliberal, donde las violencias tienden a concentrarse en territorios delimitados en el corazón de la metrópoli. Por otra parte, no se puede dejar de mencionar que un porcentaje importante de la población ocupada gana un salario de entre dos y tres salarios mínimos, lo cual parece indicar que una tercera parte de la población está por encima del nivel de pobreza extrema únicamente desde el punto de vista del ingreso (cuadro 6).

Si bien son elementos permanentes del paisaje urbano, discursos de denigración son construidos sobre estos lugares desde abajo, en las interacciones normales de la vida diaria, así como desde arriba, en las esferas políticas, burocráticas e incluso científicas (Wacquant, 2007). A esto, Pereira agrega que «en Chile hay sectores que todavía son muy dominados por pocos grupos empresariales», por lo que plantea que «es importante aumentar la competencia en algunos sectores para aumentar la productividad y la competitividad de la economía chilena». A pesar de sus diferencias, cada una de estas tres corrientes coincidió en la urgente necesidad de otorgar pronta solución a los problemas derivados de la cuestión social, que hacia el año 1920 se convirtió en una preocupante cuestión política, traspasando las fronteras de la opinión pública e insertándose de lleno en los planes del Gobierno y del Congreso Nacional. Una tercera tendencia, fue la corriente socialista, impulsada por sectores pertenecientes a la clase trabajadora. Para este sector, los problemas sociales fueron consecuencia de la propia existencia del Estado liberal y del sistema capitalista; y declararon que su solución no pasó por la acción caritativa de la clase dirigente ni por las medidas de corte proteccionista que reclamaron algunos liberales, sino que radicó en la acción y el poder autónomo de los propios trabajadores. Dado que cuestiones como embarazo adolescente, evasión escolar y desnutrición son problemas estructurales en la región, es extremadamente cuestionable que las políticas asociadas sean mediadas o condicionadas a la recolección de grandes cantidades de datos.

Él es uno de ellos, parte de sus biografías y sus historias, el hermano, primo o tío de alguien, pero a la vez introyecta la violencia externa y desde arriba en el vecindario. Estas descripciones son similares a la thought de espacio de relegación forjado por Wacquant (2007). Él argumenta que estos espacios penalizados son el efecto espacial de las reformas neoliberales en el contexto de la marginalidad avanzada.

Frente al agravamiento de la pobreza urbana, y particularmente en cuanto a la inserción de las personas y familias en los sistemas de bienestar y el mercado laboral, hay autores que proponen adoptar el enfoque de la exclusión social, que representa una visión más integral de la vulnerabilidad social. Todo lo anterior representa los eslabones de un proceso de acumulación de desventajas que conduce a un estado final pobreza alimentaria de desvinculación respecto de la sociedad, es decir, de exclusión social. Posiciones de extrema derecha comprenden al mercado como un espacio de florecimiento private que “revela” preferencias personales.

Segundo, es una política que se ha flexibilizado, porque desde el momento en que es un fondo concursable, en estricto rigor depende del privado o del grupo de familias que buscan un proyecto que les acomode para que eso sea presentado. Ahora -con el terremoto en Iquique- volvió a quedar en evidencia la fragilidad de algunas construcciones. En el Ministerio de Vivienda aclaran que sólo unas pocas casas denominadas del “Serviu”, o que fueron fabricadas por encargo de este servicio, se deterioraron. Pero aun así, el sismo recuerda otra vez las dificultades que enfrentan las casas de los segmentos socioeconómicos más bajos. Pero más graves son la mala ubicación y el nulo sentido de barrio que afectan a quienes tienen menos.

A propósito del debate que sostuvimos recién con relación al Ministerio del Interior, le pregunto, Ministro -consulte a sus seremis y a los intendentes-, ¿cuánta plata se pone a través del FNDR para las escuelas públicas municipales? Nosotros haremos las tablas respectivas de los dos y cuatro últimos años sobre la inversión del Estado en educación vía FNDR y FIE-PMU. Es en este contexto que un reciente libro titulado “Contra la Desigualdad”, escrito por Andrés Velasco y Cristobal Hunneus, hace una contribución sustantiva respecto a qué hacer para avanzar más significativamente en la reducción de la desigualdad en este nuevo ciclo que se inicia en nuestra sociedad. Como Velasco y Hunneus lo afirman en sus conclusiones, la principal es que “el empleo debe encabezar las prioridades de una nueva agenda progresista para Chile”. Agregaría que no sólo de una agenda progresista, sino de cualquier propuesta política que quiera dar cuenta del principal problema que enfrentará Chile hacia el futuro. En un reciente acto de lanzamiento del libro “El Chile que se viene” el ex Presidente Ricardo Lagos señalaba que en Chile, particularmente en el año que termina, estamos viviendo el cierre de una etapa clave del país.

Nuestro ánimo era contra la pistola, para nada contra el pequeño comerciante, muchos de ellos eran nuestros amigos. Ahí nos dimos cuenta de cómo la dictadura nos había saboteado las protestas por medio de la incorporación del lumpen en ellas y el lumpen realmente nos dobló la mano, porque aprovechaba a la gran masa de jóvenes que se aglomeraba en las protestas y los asaltaban y asaltaban también los negocios. Lentamente pobreza 2020 tuvimos que empezar a abandonar las manifestaciones, porque se convirtieron en espacios muy peligrosos. Caminábamos con Carlos, obrero especializado de la construcción en sus cincuenta, cerca de su casa en Cinco Oriente y me lanza, “cómo es posible Juan Carlos, que uno de los punto de venta de droga más grande esté justo ahí en la esquina –señalando la esquina de Obispo Vásquez y Seis Sur–, justo en frente de los tira”.

Para ello se propone la distinción desde arriba y desde abajo como elemento central de la discusión sobre las violencias, particularmente en la distinción macro-micro niveles de análisis (Collins, 2011; Wacquant, 2008; Wieviorka, 2014). En este trabajo, las violencias entendidas desde arriba y desde abajo son analizadas como fenómenos difusos que están mutuamente interconectados. Junto con ello, la construcción de las violencias está fuertemente supeditada a las percepciones y los valores locales, por lo que las violencias son consideradas como fenómenos multidimensionales expresados en diferentes niveles, desde la violencia interpersonal a la estructural, tal como lo han entendido Moser y McLlwaine (2010) o Bourgois (2001). En este sentido, hay más de un tipo de violencia y es necesario considerar sus dimensiones culturales, sociales e históricas y no solo estar limitado a un enfoque criminológico específico (Iadicola y Shupe, 2012; Wieviorka, 2014). El marco de este trabajo es poner de manifiesto el papel que juega la violencia en la vida real de las personas que viven en condiciones de exclusión económica y social.

Las Múltiples Causas De La Desigualdad

En otras palabras, la dificultad de cuantificar esta meta podría tener como consecuencia, también, inconvenientes para evaluar sus resultados o bien monitorearlo. Además, el indicador no hace referencia a la desigualdad de ingresos tampoco, dejando este aspecto abandonado al momento de evaluar sus avances. El artículo reconoce que hoy en día el país y el mundo entero se encuentran sufriendo una de las peores crisis sanitarias que se haya visto en mucho tiempo, lo que ha traído y tendrá consecuencias para esta agenda y sus objetivos ( Noticias ONU, 2020; United Nations, 2020a). En este sentido, Iwuoha & Jude-Iwuoha (2020) argumentan que la precise situación mundial causada por el COVID-19 ha retrasado gran parte del trabajo que se había llevado a cabo respecto de la Agenda 2030, como también ha dejado en evidencia, nuevamente, las insuficiencias del modelo de desarrollo que se había alabado tanto en algún momento de la historia. En otras palabras, la actual pandemia demuestra la realidad y urgencia que requiere enfrentar las desigualdades socioeconómicas existentes, que sin duda se han acrecentado, siendo la población más pobre la más afectada y marginada (Leal et al., 2020 ). El historiador económico y social Walter Scheidel, en un estudio de largo aliento publicado en español hace un par de años (2018), inicia su monumental obra mostrando como la brecha entre ricos y pobres se torna cada vez mayor y más peligrosa.

Además, si bien Chile ha demostrado un carácter propositivo en materias migratorias, por ejemplo, a través del Instructivo Presidencial “Lineamientos e Instrucciones para la Política Nacional Migratoria” (Gobierno de Chile, 2015), en este mismo se recalca la necesidad de una política pública y cuáles factores debiese considerar. Así, por la falta de un documento disponible que establezca una política pública en materia migratoria internacional ( De las Heras, 2016 ), y considerando que los documentos propuestos en el informe son de carácter privado, no es posible evaluarlos y, por lo tanto, no serán incluidos en esta investigación. No obstante, del total de las veintiocho acciones públicas incluidas en el informe, esta es la única cuyos documentos no son de acceso público. Como se puede observar, las metas de este ODS contemplan los aspectos económicos, políticos y sociales, lo que va en la línea de lo planteado respecto de la multidimensionalidad de la desigualdad económica. Es decir, que esta no solo considera el tema de ingresos, sino que hay una gama amplia de particularidades a considerar para lograr reducirla. Por ejemplo, la meta 10.2 busca promover la inclusión social, económica y política de las personas, con un foco antidiscriminatorio, y la meta 10.three hace referencia explícita sobre las dimensiones ex-ante y ex-post de esta, al demandar reducir las desigualdades de oportunidades e ingresos, respectivamente.

Señala además que, si bien las habilidades cognitivas son importantes, por sí solas no son tan poderosas como el conjunto de habilidades sociales y cognitivas, definidas como atención, perseverancia, management de impulsos y sociabilidad. Las llamadas “habilidades blandas” terminan siendo datos duros en la productividad de las personas. En ambos aspectos tenemos déficits, tanto por la calidad y cobertura de la educación preescolar y básica formal, como en el apoyo que pueden entregar las familias, muchas veces disfuncionales, a sus hijos. Es en esta etapa educativa donde debemos enfocarnos, lamentablemente no es prioridad para el precise gobierno, prefiere destinar cuantiosos recursos a condonar las deudas de educación superior. Lo informado por este estudio debe ser considerado en las discusiones actuales, ya que posiciona a Chile entre los países con peores indicadores relativos a desigualdades de la región. Esto contrasta con la imagen país de un elevado crecimiento económico y (aparente) estabilidad social durante los últimos años.

causas de desigualdad social

La ubicación de estos establecimientos en las comunas más adineradas del país marca un precedente importante de segregación geográfica, fenómeno que complementa la explicación del abandono de las élites de los liceos públicos. Además del alto costo de la matrícula, hay una serie de otros costos (cuotas de incorporación, viajes, materiales), lo que alcanza sumas cercanas a los US$20 mil al año por estudiante. Sumado a ello, los estudios que abordan estas instituciones en Francia, los Estados Unidos y el Reino Unido muestran que otro carácter de distinción de estos colegios son los cierres físicos, pues usualmente están ubicados en lugares alejados, con escaso acceso a transporte público. Uno de los principales mecanismos de cierre social se encuentra en el ensamblaje entre las barreras de entrada que fijan los colegios de élite en su ingreso y las preferencias de las familias de élite por dónde educar a sus hijos. El cobro de altos aranceles a las familias es uno de los primeros mecanismos de selección y cierre social (Stevens, 2009).

Estas brechas de género tienden a ser menores en las zonas urbanas que en las rurales en toda América Latina. Un caso especial es del colegio San Ignacio El Bosque, el cual posee un sistema de colegiatura diferenciada, donde el valor mensual varía en base al ingreso familiar y la cantidad de hijos. Por otra parte, se produce una ruptura entre las élites conservadoras de aquel entonces con congregaciones católicas históricas del país (Jesuitas y Sagrados Corazones) que apoyaron la reforma agraria y que se ligaron a movimientos más progresistas al interior de la iglesia católica. Gran parte de la literatura tiende a converger en que estos colegios poseen currículums amplios, que abarcan diferentes conocimientos y, a su vez, diversas áreas del desarrollo humano (deportivas, artísticas, idiomas, and so forth.), orientados al desarrollo de capacidades analíticas, de conceptualización y de trabajo destinado a la dirigencia. Sumado a ello, estos colegios tradicionalmente han enseñado los códigos culturales de los países occidentales desarrollados y son habitualmente bi o trilingües (especialmente aquellos en países de habla no-inglesa).

Más allá de las diferencias de ingresos, la desigualdad socioeconómica se manifiesta en otras dimensiones de la vida de las personas. La que más rechazo provoca en la población es la disparidad en el trato y dignidad que, por ejemplo, se materializa en la atención de salud. La derechos de los pobres sociedad se fragmenta en grupos sociales que viven como si habitaran en naciones de nivel de desarrollo opuesto. Así, hay personas que son denigradas y discriminadas, en tanto otras desarrollan una actitud de superioridad fundada en la posesión de cargos o tenencia de dinero.

Y el desarrollo de una mayor ciudadanización es una oportunidad para comenzar a resolver los problemas que el camino de la desigualdad ha producido. Una tercera tendencia, fue la corriente socialista, impulsada por sectores pertenecientes a la clase trabajadora. Para este sector, los problemas sociales fueron consecuencia de la propia existencia del Estado liberal y del sistema capitalista; y declararon que su solución no pasó por la acción caritativa de la clase dirigente ni por las medidas de corte proteccionista que reclamaron algunos liberales, sino que radicó en la acción y el poder autónomo de los propios trabajadores. La segregación en la educación, originada con el proceso de municipalización y la desregulación urbana, ambas promovidas durante la dictadura cívico-militar, dieron origen a una profunda brecha social y cultural. El estado ha tenido la mayor responsabilidad en estas, por favorecer un patrón de segregación urbana en gran parte de las grandes ciudades en Chile, especialmente en santiago. Desde todo punto de vista, la mixtura social y cultural en barrios debe ser considerada un atributo de la ciudad, no un defecto, para lo cual es urgente avanzar en educar a la ciudadanía con ese propósito.

Es decir, el fundamento de la generosidad que tiende hacia la igualdad es, en última instancia, cristológico. Se observa también que los programas de ayuda desplegados están beneficiando más a la parte baja de la distribución, pero quienes están por encima de la línea de la pobreza están perdiendo mucho. La profesora de Economía Latinoamericana de Tulane University y directora del Commitment to Equity initiative (CEQ), Nora Lustig, fue la expositora del seminario “América Latina y la persistencia de la desigualdad”, organizado por la FEN y el Massachusetts Institute of Technology (MIT).

Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país. En estos párrafos, se busca hacer una descomposición un poco más profunda de evidencia nacional sobre desigualdad para entregar perspectivas acerca de la concentración de ingresos, su dimensión territorial y su eventual rol en el conflicto social. La desigualdad perjudica al desarrollo, dificulta el progreso económico, debilita la vida democrática, afecta la convivencia y amenaza la cohesión social. Reducirla no es solo un imperativo ético, es también una exigencia para la sostenibilidad del desarrollo de los países. Esta situación, a su vez, limita las posibilidades de progreso de las sociedades, ya que se pierden capacidades de generación de nuevos negocios y otras instancias de mejora del bienestar de la sociedad.

Si bien los 193 países resolvieron en conjunto los objetivos que esta Agenda 2030 contemplaría, aún así hay quienes abogaron por no incluir un apartado especialmente dedicado a las desigualdades al momento de las negociaciones, principalmente debido a que este implica, de una forma u otra, un problema redistributivo ( Donald, 2017; Oestreich, 2018 ). Por lo tanto, haber aprobado la Agenda 2030 indica voluntad, pero aún así objetivos como el 10, tendrán que superar barreras y resistencias políticas a nivel internacional y nacional para poder ser implementado y realmente exitoso (Donald & Lusiani, 2016). De acuerdo a Sen (2000), alcanzar cierto nivel de calidad de vida se ve coartado por las condiciones sociales en que se encuentra un individuo o que posee un país. Por otra parte, el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una nueva resolución que compromete a los 193 miembros de esta organización a trabajar en un programa de 17 objetivos, llamada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Entre estos objetivos se encuentra el número 10, sobre “Reducir las desigualdades en los países y entre ellos” (Naciones Unidas, 2018). Chile adoptó esta agenda y, actualmente, se encuentra implementando sus 17 objetivos en sus diferentes partidas públicas, con el fin de alcanzar las metas que ahí se establecen (Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, 2017a).

Corregir la desigualdad económica y superar los niveles de pobreza, exige voluntad política. Implica contar con gobiernos coppel fundación y políticos dispuestos a llevar adelante estrategias redistributivas que permitan que el “crecimiento económico”

Estas desigualdades pueden, por ejemplo, limitar las oportunidades de acceso a trabajos o el acceso a diferentes beneficios de la comunidad, por lo que un individuo o país tendría que destinar una mayor cantidad de recursos a reducir estas disparidades, al contrario de otro en que este tipo de relaciones no se da (Paes de Barros et al., 2008). Esta implica el punto de partida sobre el cual las circunstancias particulares de una persona o población limitan de una u otra forma la libertad que poseen de elegir o de alcanzar ciertos objetivos ( Roemer, 1998 a; Kanbur & Wagstaff, 2014; Alfonso et al., 2015; Stiglitz & Doyle, 2015). Aquí, las coyunturas individuales definen, en parte, el alcance de lograr ciertos objetivos propuestos, como, por ejemplo, el género, contexto familiar, acceso a la salud, a la educación, entre otros. Es decir, que si existiera igualdad de oportunidades para todos los individuos o países, el resultado de sus metas dependería únicamente del esfuerzo ejercido para lograrlas ( Roemer, 1998 b; Kanbur & Wagstaff, 2014; Atkinson, 2015). Si bien es cierto esta investigación confirma que la desigualdad de ingresos ha disminuido en los últimos 15 años, que también es verdad la reducción sostenida de la pobreza y la ampliación de la matrícula de educación, la desigualdad sigue siendo alta, combinando muchos empleos de muy bajos salarios con una alta concentración económica. Por otra parte, se ha sostenido que esta disminución a largo plazo no corresponde precisamente al precise gobierno, ya que desde 1990 se ha observado una disminución del progreso en esa dirección, implicando que la desigualdad podría bajar más gracias al crecimiento, que por la intervención estatal.

Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos. Los esquemas óptimos se caracterizan por tasas más altas cuando los contratos sociales favorecen en mayor medida la redistribución. Sin entrar en los detalles de su cálculo, hay que saber que éste toma valores entre 0 y 1, y que un mayor Gini implica una distribución de ingresos más desigual.