Analizando la situación que está dejando la pandemia, aclaró que todavía no se sabe si se puede caracterizar como muchos hogares que pierden poco o pocos hogares que pierden mucho. 11Puede ver el informe completo desigualdad en la sociedad ejemplos en Pueblos indígenas, síntesis de resultados del Ministerio de Desarrollo Social (2017). 2La Tabla del Anexo D resume los resultados de los indicadores presentados en el trabajo de Mieres (2019).
“No es sorprendente que hoy solamente el 15% de los latinoamericanos considere que la distribución de la riqueza es justa”, subrayó Matías Busso. Un ensayo sobre la desigualdad social como la “nueva cuestión urbana”, que reformula el derecho a la ciudad de las personas en respuesta a la injusticia espacial. La aportación de Secchi se une a la de otros destacados economistas, sociólogos y políticos que vienen alertando sobre las graves consecuencias que implica para la democracia la continua y sostenida profundización de la desigualdad. El aumento de las desigualdades socava el crecimiento, según la OCDE, que recuerda que le «han costado más de 10 puntos de crecimiento a México y a Nueva Zelanda», cerca de 9 puntos a Gran Bretaña, Finlandia y Noruega, de 6 a 7 puntos a Estados Unidos, Italia y Suecia. La organización cuenta con 34 miembros, la mayoría países desarrollados como Estados Unidos, algunos de la Unión Europea, Australia o Japón, pero también emergentes como México, Chile o Turquía. Considerando lo anterior, es posible afirmar que el trabajo de investigación se alinea a estudios anteriores respecto del área económica analizada.
Un gran desafío para países que expanden su educación superior e invitan, por primera vez, a sectores tradicionalmente excluidos, es apoyar, con recursos económicos pero también extraeconómicos, a los jóvenes más vulnerables. Esta hipótesis resulta ser una especie de regularidad empírica, dado a que los cambios distributivos que se producen al interior de los países se atribuyen a las diferentes etapas del crecimiento económico por el cual atraviesa. En este sentido, en etapas tempranas del crecimiento económico, la desigualdad al inside del país tenderá a crecer, para luego comenzar a disminuir conforme más desarrollado se vuelva el país, fenómeno que es planteado como un comportamiento en forma U invertida. Esto plantea la reflexión sobre cómo puede la desigualdad en la distribución de la renta llegar a afectar al desempeño de las economías de los países. Lo que marca la desigualdad en Chile es su aún elevado nivel y su persistencia, ya que, a pesar de existir convergencia, el Gini al comienzo de un período tiene un efecto positivo sobre el Gini al last de este.
A modo de ejemplo, el Gini de la Región Metropolitana para el año 2017 es de 0,50, levemente por sobre el de Chile (0,49), pero muy por sobre el de otras regiones, tales como la de O’Higgins (0,40), Arica y Parinacota (0,41), Tarapacá (0,42) y Antofagasta (0,43). De hecho, el segundo lugar del rating de desigualdad en Chile lo ocupan La Araucanía, Aysén y Los Ríos, todas con coeficientes de Gini de 0,forty seven, lo que constituye una diferencia no menor respecto de la Región Metropolitana y del promedio nacional. Utilizando datos de la CASEN para los años 2009 a 2017, los resultados de este ejercicio indican que alrededor del 11% de la desigualdad (medida a través del coeficiente de Gini) es exclusivamente atribuible al 1% más rico (ver Tabla 1). La desigualdad es un desafío ético porque implica una injusticia, ya que todos tenemos una dignidad por ser personas y el derecho a participar de los bienes y servicios que se producen en la sociedad; y es injusta porque esta realidad podría ser distinta mediante políticas públicas. Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado define la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza).
A lo anterior se suma que los impuestos al ingreso, además de tener una relevancia secundaria, abren espacios para elusión y evasión, haciendo que la progresividad nominal se vea seriamente mermada.[18] Además, los impuestos al patrimonio prácticamente no existen. Un sistema tributario que se toma en serio la desigualdad y la protección de la democracia debe considerar el mérito de los impuestos al patrimonio, en specific a la herencia y a la riqueza. La revitalización de la discusión académica al respecto sugiere que la concept merece ser, al menos, discutida seriamente. Es con esa motivación que se ha reactivado el interés político y académico por el impuesto a la riqueza complete (también conocido en Chile como el impuesto a los “súper ricos”).[17] Hoy la evidencia académica es más optimista que antes respecto a la aplicación de estos impuestos en términos de factibilidad e impacto esperado (ver aquí).
En Chile, estos mismos impuestos representaron el fifty four,6%, por lejos la proporción mayor entre los más de 30 países que componen el grupo (en segundo lugar aparece Turquía con forty three,6%). Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de 0,forty nine a 0,43 para Chile o de 0,50 a 0,forty three para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país.
Porque los votantes son bastantes miopes en su evaluación de la condición económica, premiando o castigando fuertemente al partido que viene, dependiendo de cómo ha andado la economía en los meses previos a las elecciones”. La relación existente entre la desigualdad y la representación ciudadana en Estados Unidos fue la tesis planteada por el cientista político estadounidense, Larry Bartels. «Y por un lado, ves a los multimillonarios que se están reuniendo en Davos con sus aviones personales y estilos de vida súper ricos», dijo. «Es importante para nosotros subrayar que el motor oculto de la economía que vemos es realmente el trabajo no remunerado de las mujeres. Y eso tiene que cambiar», dijo a Reuters Amitabh Behar, CEO de Oxfam India.
La clase política chilena se ha desconectado de la ciudadanía expresada en movimientos sociales y la sociedad civil organizada. Si bien algunas políticas sociales benefician a una porción significativa de la ciudadanía, ésta puede sentir que las políticas no los representan porque no han participado de su generación. Para comparar la demanda por redistribución con los países de la región, se recurrió a los datos de Latin American Public Opinion Project (LAPOP). Los datos señalan que nuevamente Chile destaca como un país con altos niveles de demanda de redistribución. Tan alta es la demanda, que convierte a Chile en una de las economías políticas con mayor demanda por redistribución entre las democracias occidentales.
Lazear y Rosen (1981) defendieron la concept de que la relación entre desigualdad y crecimiento es positiva porque la desigualdad incentiva la innovación y el espíritu empresarial, lo que a su vez promueve el crecimiento. En la misma línea, Thierry Verdier (1993) concluyó que en países con sociedades más desiguales se tiende a destinar mayores recursos financieros a educación, lo que trae consigo capital humano más capacitado y, por tanto, crecimiento. En Chile, mayores ingresos son consecuentes con mejores oportunidades de acceso a un sistema de educación y de salud de calidad4. Las personas que gozan de mayores ingresos tienen la posibilidad de ir a mejores escuelas, asistir a clases particulares y extracurriculares, ir a mejores centros médicos e incluso tomar mejores medicinas, que una persona pobre. Estas mismas condiciones sociales y otras medioambientales y de seguridad, son determinantes para el futuro nivel de ingresos de las personas, por tanto, peores condiciones sociales pueden aumentar las desigualdades del ingreso.
Las medidas de mitigación están siendo importantes, aunque, en el corto plazo, la desigualdad y la pobreza se están incrementando. Aun así, países que han expandido la asistencia social, como Brasil, están logrando contener la caída. Si en un país todos los ingresos aumentan en la misma proporción, el coeficiente de Gini de ese país sería el mismo antes y después de dicho crecimiento. Sin embargo, en términos de poder adquisitivo, el individuo que parte de un ingreso mayor se beneficiará en términos absolutos más de dicho crecimiento uniforme que quien empieza desde un ingreso menor. Paralelamente se dio una disminución importante de la pobreza en el mismo período, observándose que un 60% se explica por crecimiento y cerca de un 40% por la caída de la desigualdad.
Una de las primeras preguntas a desarrollar consiste sustancialmente en ¿qué entendemos por desigualdad? Ésta puede ser explicada desde la lógica materialista, como el fenómeno social que afecta directamente la cohesión, el bien común y la calidad de vida en una población, estableciendo brechas inconmensurables entre vidas más confortables y vidas más desfavorables. Se atribuye principalmente este fenómeno a la distribución de los ingresos, en un contexto donde el motor de la riqueza de una nación proviene principalmente de sus trabajadores. Entendido esto, se puede generar lineamientos para medir qué tan desigual podemos estar comportándonos como sociedad. En éste caso, es atribuible un país con Coeficiente Gini 0 quien tiene perfecta igualdad y a los países más acercados a 1 representan elevados índices de desigualdad, lo que arrastra en definitiva múltiples malestares sociales a raíz de profundos sucesos negativos a la hora de mejorar las condiciones de vida. Los inicios de la teoría clásica de la relación entre desigualdad y crecimiento, siendo esta la base de la corriente que sostiene la existencia de una relación positiva entre las variables, se remontan al enfoque tradicional planteado por Kuznets (1955) y su llamada hipótesis de Kuznets.
Por su parte, el resultado es que esa mitad de la población tiene un patrimonio medio de 3.259 dólares por adulto, lo que en conjunto representa solo un 2 % del total mundial, mientras el 10 por ciento superior concentra el seventy desigualdad ejemplos en la vida cotidiana six %. Somos un centro de investigación y acción, que busca generar conocimiento crítico y acciones para potenciar las luchas