Esta mirada emanó, muy probablemente, de la relación paternalista que la elite tradicional-hacendada mantenía con sus trabajadores. En plena disaster sanitaria y social, que desató la llamada ‘cuestión social’ a fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, la elite santiaguina, aún vinculada con la hacienda, mantuvo su actitud moralizadora. Según este grupo social, los sectores marginalizados de la ciudad carecían de valores tradicionales como el orden y el ahorro. Para paliar este supuesto problema, proliferaron misiones caritativas y políticas sociales que tenían el objetivo de ofrecer la ‘seguridad-moralidad’ de establecimientos como escuelas, hogares y hospitales[1] (ver Romero 1997, Illanes 1991, 2007).
Su recurrencia no debe ser ignorada, y debe ser analizada histórica y socialmente para entender cómo este discurso adquiere legitimidad. En esta columna se otorgan algunas luces para entender los orígenes y características del discurso del ‘pobre flojo’. Y particularmente, cómo éste permite reproducir jerarquías sociales entre personas y grupos basadas en nociones morales (y no materiales o estructurales). Particularmente, se da cuenta cómo este sector moraliza a las personas pobres y buscan educarlos en los valores de la propia cultura de la elite. Durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX, la elite chilena, especialmente aquella asociada a la hacienda mantuvo una relación moralizadora con los sectores populares. Es decir, una relación basada en la concept al servicio de la comunidad de que los pobres carecen de moralidad y que necesitan ser ‘civilizados’ (Romero 1997, Salazar y Pinto 1999).
Los éxodos masivos en Oriente Medio, África, Asia y América Latina, hacia países más desarrollados, dan prueba de ello. La guerra, el narcotráfico y la corrupción política en varios países, han engrosado considerablemente el número de pobres en el mundo. Los avances en cuanto a la reducción de la pobreza han sido notables en las últimas décadas.
Sus autores, dos consagrados economistas del MIT, han acudido directamente a los protagonistas para comprender cómo funciona de verdad la economía de los pobres, cuáles son sus motivaciones y aspiraciones. Los resultados de sus observaciones contradicen muchas de nuestras creencias más arraigadas.El innovador planteamiento de este libro empieza por cambiar las preguntas. A partir de ahí, ofrece las respuestas y, con ellas, un gran potencial transformador y una guía esencial para políticos, activistas y cualquier persona preocupada por construir un mundo sin desigualdad. Desde los 2000s ha habido múltiples esfuerzos para comprender la pobreza más allá de términos monetarios, buscando una comprensión más compleja y multidimensional. Desde el PNUD y el Banco Mundial se han promovido mediciones multidimensionales de la pobreza que han sido incluidas en la principal herramienta de medición de la pobreza en Chile, la encuesta CASEN.
La pobreza son las cifras, las estadísticas, los números, el PIB de una nación. El pobre es Carmen, madre soltera que tiene que trabajar en lo que encuentre para mantener a sus tres hijos y que además es analfabeta; es Johnny, indocumentado hondureño que tiene que exponer su vida atravesando México, ya que ha preferido correr ese riesgo que morir de hambre o de violencia en su país. Y así podríamos citar muchos nombres, con rostros concretos, cuyas historias escapan, la mayoría de las veces, a los números oficiales, que buscan maquillar cifras. Consideramos por lo tanto que la lucha contra la pobreza es el mayor reto que tenemos que enfrentar las sociedades en la actualidad.
Sin embargo, en esta primera agenda las metas vinculadas con la pobreza se relacionaron exclusivamente con ingresos y ocupación. El informe ultimate de los ODM en 2015 mostró resultados positivos en reducción de más de la mitad de las personas que vivían en situación de pobreza extrema en países en desarrollo, pasando de un 47% en 1990 a un 14% en 2015. No obstante, el 14% (836 millones de personas) sigue siendo un número muy desafiante, más aún si consideramos que sólo se midió por ingreso y no multidimensionalmente, que en la mayoría de los casos incrementa las cifras.
¿Por qué cierta elite enfatiza en la ‘idiosincrasia’ de la población de más bajos recursos para entender su realidad socioeconómica? Algunas figuras políticas mostraron su indignación ante los dichos de Ariztía y otros similares, y remarcaron que éstos demuestran una gran desconexión entre la elite empresarial y la dura realidad de la mayoría de los chilenos antes y durante la pandemia. La Agenda 2030 y su primer ODS de acabar con la pobreza en todas sus formas, se alinea con el primer objetivo trazado por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) 2000 – 2015, de erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Es necesario buscar un nuevo fundamento a la economía que tome en cuenta el hambre del otro. Una economía que surja, no de la razón, de los cálculos y de las estadísticas, sino de la pasión, de la compasión y más aún del amor por el otro (Nussbaum, 2014). Una economía en la cual la pobreza sea una elección de vida. Estos datos optimistas del Banco Mundial, de que se ha logrado reducir a la mitad la pobreza extrema en el mundo en los últimos años, parecen contradecir lo que nosotros vemos y constatamos en la realidad. Cada vez es más presente y cruda la presencia de los pobres en nuestras sociedades, en nuestros países de América Latina, en el mundo.
La multidimensionalidad nos permite entender la pobreza en su carácter estructural, y en relación con el acceso a dimensiones básicas del desarrollo humano como la salud, la vivienda, el empleo y la seguridad social. De esta manera, se busca medir de modo sistemático un conjunto de carencias que afectan sensiblemente a la calidad de vida y el bienestar en los hogares. En la primera columna mensual de SDSN Chile, Rodrigo Álvarez, coordinador de la red nacional, aborda la comprensión de la pobreza más allá de términos monetarios, buscando una aproximación más compleja y multidimensional.
Y hasta que no exista un cuestionamiento a la ideología moralizadora de la pobreza, y un reconocimiento de cómo esta visión se ha expandido en la sociedad chilena, será muy difícil lograr cambios estructurales profundos que permitan avanzar hacia mayores niveles de equidad, derechos universales y bienestar colectivo. Con el avance de los procesos modernizadores del siglo XX, la relación entre elites y sectores populares cambió y se hizo más compleja. No solo existe un cambio de escenario (desde el campo a la ciudad), sino que además cobran fuerza nuevos actores sociales e ideologías políticas. Durante los años Sixties autores que hablen sobre la pobreza y 1970s, los movimientos religiosos Opus Dei y Legionarios de Cristo comienzan a tener influencia en la elite económica (Thumala 2007). El énfasis de estos movimientos en la familia tradicional y en el valor espiritual del trabajo transformó la mirada moralizadora hacia el pobre. El ideal moral de la elite comenzó a girar en torno a la figura del ‘empresario con familia’, lo que luego fue proyectado hacia los sectores populares, sobre todo mediante acciones privadas (Thumala 2007, Aguilar 2011).
Ese año, la proporción de personas en pobreza extrema aumentó por primera vez después de 20 años, rondando los 665 millones de personas en 2022. Sumado a esto, la pandemia trajo repercusiones en áreas como la educación y el empleo, lo que podría tener consecuencias negativas en los resultados de la pobreza multidimensional, que aún no se materializan. A mitad de camino de la Agenda 2030, la superación de la pobreza sigue ocupando un importante lugar con carácter de urgencia.
El factor que explicaría esta parece ser el monto del alquiler imputado. De ser así, se debe tener cuidado a la hora de sacar cuentas alegres, pues ello reflejaría una disminución en términos contables, pero no una mejora real en las condiciones de vida de esa población. Debemos tener prudencia a la hora de interpretar estos datos, pero de todas formas la buena noticia es que no aumentó la pobreza y en ello jugaron un rol importante los subsidios estatales. Se ha generado un debate respecto de los subsidios que lograron suplir esta caída en los ingresos autónomos.
Presentación del libro Cristianismo, Sociedad Libre y opción por los pobres [En línea]. De 7.374 títulos bibliográficos y accesos a bases de datos extranjeras de revistas especializadas sobre el tema. Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-CompartirIgual four.zero.