Esta definición en sociología de desigualdad social implica que la desigualdad se extiende y desarrolla en los patrones instituidos a lo largo de la sociedad, facilitando su asimilación por los individuos. En algunos casos, la privatización de servicios públicos como el agua, energía o la salud ha hecho que millones de personas pobres no pueden tener acceso a ellos por sus elevados precios. El bienestar físico y psicológico de las personas puede verse afectado cuando se dificulta el acceso a los servicios de sanidad por falta de recursos económicos. Estudios del Journal of Gerontology han indicado que las personas más acaudalas viven con buena salud por un tiempo más prolongado que los pobres. La inequidad asociada a los roles de acuerdo con el género está presente en diversos aspectos de la desigualdad social.
Otro rasgo común a casi toda definición de desigualdad social la señala como un fenómeno complejo en que interactúan muchas variables y que tiene de varias capas. En otros términos, la desigualdad social no suele presentarse en un único ámbito de la vida social, sino que está presente en muchas de sus dimensiones, lo que dificulta comprenderla y identificar una causa única. La sociedad precise tiene prejuicios muy afianzados hacia personas de otras razas, religiones, y orientación sexual.
A pesar de la variabilidad existente entre nuestras sociedades hoy en día, es posible medir el fenómeno de la desigualdad socioeconómica en cada una de ellas por medio de indicadores que permitan comparar la situación entre países respecto a uno o varios aspectos. Sus capacidades los hacen muy útiles para fines analíticos, algo que agradece todo texto argumentativo sobre la desigualdad social. La desigualdad social en España no empezó con la crisis de 2008, pero este sí fue un momento que ha fomentado nuevas desigualdades y nutrido diferencias ya existentes. Un ejemplo de ello es que el número de personas en situación de exclusión social aumentó en 1,2 millones en 2019 respecto a 2007, el año previo a la recesión. La desigualdad social en España ha sido recientemente cuantificada en el VIII Informe FOESSA, que fue publicado en el año 2019. Según el informe, el número de personas que viven en situación de exclusión social es de 8,5 millones de personas, lo que representa un 18,6% de la población.
En ese sentido, su apuesta es el desarrollo social estructural, es decir, la puesta en marcha de proyectos que supongan mejoras para la calidad de vida de las personas, siendo estas mismas las encargadas de ejecutarlos y protagonizarlos. La Organización de las Naciones Unidas incluyó la lucha contra la desigualdad social como uno de los objetivos prioritarios de gobernanza mundial en los próximos 30 años, especialmente en países en vías de desarrollo o en contextos marcados por la pobreza, la exclusión y la marginalidad. La desigualdad entre países llevará inevitablemente a la migración pero, si está se gestiona de forma adecuada, no solo beneficiará a los migrantes sino que también ayudará a reducir la pobreza y las diferencias sociales y económicas. El feminismo es un posicionamiento activo ante la desigualdad entre sexos, y es una forma de lucha para obtener igualdad de derechos ya sean económicos, políticos, judiciales o de otro tipo.
En muchas economías industriales avanzadas, la desigualdad aumentó ligeramente si bien ya se encontraba en valores bastante bajos. Varios países de Europa Oriental registraron un drástico aumento de la desigualdad durante su transición política. Las diferencias han disminuido en algunas partes de Oriente Medio, pero han aumentado en determinados grupos. La lucha contra la desigualdad social es uno de los ejes centrales de la acción que lleva a cabo Oxfam Intermón en los países donde tiene presencia.
Lo anterior se fundamenta parcialmente en las notables diferencias en el nivel de ingreso de la población mexicana. Según el INEGI, el ingreso promedio de un mexicano del sector más acaudalado de la población es de 1.853 pesos diarios, mientras que un mexicano del sector más pobre recibe solamente 103 pesos por día. Cabe señalar también que este informe señala que el 11% de la población española vive en el umbral de la pobreza severa si a su salario se le descuenta el pago de la vivienda y la adquisición de los bienes dirigidos a ella.
El documento advierte que si no se toman medidas de inmediato, millones de personas pueden acabar en la pobreza tan pronto como en diez años. El 1% más rico de la población tiene cada vez más dinero, mientras que el 40% más pobre obtiene menos de un 25% de los ingresos. La relativa parte asumiendo que hay una relación entre pobreza y distribución de ingresos, los pobres están en un contexto de producción y distribución específico. Sin embargo, esto implica que la cantidad de pobres se mantiene por periodos largos de tiempo. Para evitar eso, se ha puesto en práctica la delimitación de la pobreza de acuerdo con las medidas de distribución de ingresos, por ejemplo, el promedio de estos. Dicho de otro modo, mientras muchos sufren con las autoridades, otros viven al margen de estas en whole y completa impunidad.
La desigualdad está aumentando en todo el mundo y se interpone en la lucha contra la pobreza . Es hora de cambiar las reglas que rigen nuestro sistema y poner fin a la desigualdad y a la pobreza de una vez por todas. Pese a todo eso, unos 100 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza entre las décadas de 1990 y 2000 en base a programas sociales y políticas salariales en medio del auge de las materias primas. Comparados con países en desarrollo, los sistemas tributarios de Latinoamérica suelen tener una mayor participación de impuestos indirectos (al consumo), que favorecen menos la equidad que los impuestos directos (a la renta o la propiedad).
Este informe pone de manifiesto que, en su primera revisión anual, la Unión Europea va a eliminar al menos a nueve de los principales paraísos fiscales de sus listas negra y gris, países como Bermudas, las Islas Caimán y Panamá. Este informe de CEPAL y Oxfam busca mostrar la urgencia de revisar y evaluar la efectividad de los gastos tributarios para garantizar los derechos de la ciudadanía, cumplir con los objetivos para los que fueron creados y limitar, racionalizar o eliminar aquellos que sean ineficientes. La clave aquí, señalan expertos, es contar con instituciones que permitan manejar de forma más eficiente los ingresos para impulsar el desarrollo. Stiglitz, que ha escrito distintos libros sobre desigualdad, observa «un círculo vicioso» en la región.
Uno de los indicadores más usados para comparar la desigualdad social es el Coeficiente de Gini, creado por el estadístico italiano Corrado Gini a principios del siglo XX. Originalmente, el Coeficiente de Gini se usa para medir la desigualdad de ingresos de una población en un periodo de tiempo previsto, pero sus implicaciones pueden usarse para aproximarse a la situación social de la población estudiada. La desigualdad social en México está atribuida a razones no solamente económicas y políticas, sino también étnicas debido a la población indígena que aún hace vida en el país y que encuentra dificultades para integrarse a la dinámica modernizadora de la nación.