Tiene, en promedio, la proporción más alta de sus pensionados, con hasta 1 SMMLV, y de aquellos con entre 1 y 2 SMMLV, en comparación con las demás ciudades. En cambio, las ciudades costeras, tanto Barranquilla como Cartagena, tienen una proporción de pensionados con rangos similares entre 10 y 25 SMMLV, y más de 25 SMMLV. Cabe destacar que las proporciones de estos dos últimos rangos son superiores a las de las ciudades andinas. En la Ecuación 1 se describe la composición del ingreso, donde n es el número de personas en el hogar; na es el número de adultos en el hogar, considerados como todos aquellos mayores de 15 años; no es el número de adultos ocupados con un ingreso laboral mayor a cero; γ Li es el ingreso laboral por adulto ocupado; y γ NLi es el ingreso no laboral por adulto del hogar.
En esos barrios, Schlack y Turnbull (2011) hablan de una «capitalización de lugares auténticos» para explicar la rápida conversión de antiguos barrios obreros y de artesanos en espacios comerciales de moda. Este proceso es el que más se parece a la gentrificación «clásica» o al brownstoning de Brooklyn, es decir la recuperación de esas casas de adobe y de ladrillos, la habilitación de antiguos patios de conventillos en patios de restaurantes chics. Pero la recuperación de las antiguas casas y talleres es sólo parte de un proceso más largo de desplazamiento de familias de menores recursos de la comuna de Providencia.
La falta de consenso mundial en salud fue patente, destaca la activista, durante la Asamblea Mundial de la OMS, celebrada a finales de mayo en Ginebra, donde los países miembros del organismo fueron incapaces de acordar un tratado de pandemias que llevaban negociando dos años y medio y tan solo pactaron prolongar un año más la negociación. “Me preocupa especialmente la desigualdad, porque los países del Norte tienen muchísimo más poder de negociación que los países del Sur, que es justamente donde más se deben fortalecer los sistemas sanitarios”, apunta la activista. «Y hemos decidido, en segundo lugar, permitir que los vecindarios sean enormemente diferentes en la calidad de los servicios públicos (por ejemplo, escuelas, parques, bibliotecas, empleos, redes) que brindan a sus residentes (es decir, “desigualdad espacial”)”, explica Grusky. “La evidencia inicial, que se refería únicamente a los resultados de los adultos en el estudio, no fue concluyente.
Uno de los aspectos llamativos, es que es justamente en las grandes ciudades donde la desigualdad se expresa con mayor intensidad. Según una investigación, ciudades como Bogotá, Sao Paulo y Río de Janeiro superan un coeficiente de 0.6, mientras que Buenos Aires y Santiago alcanzan los 0.5. Esta disparidad también se ha reflejado en los niveles de ingreso per cápita, donde las ciudades capitales por lo general concentran los promedios más altos. Analizando datos por ciudad en Chile, existiría una correlación entre nivel de desigualdad y la concentración de conflictos sociales. Recientemente, algunos autores afirman que la clave para resolver la desigualdad en el acceso a la ciudad está en acercar la urbe a la ciudadanía. Para resolver esto, la ‘Ciudad de 15 minutos,’ una propuesta del urbanista Carlos Moreno inspirada en Jane Jacobs, ha cobrado especial relevancia en el contexto de la pandemia global.
El COVID-19 brinda a las ciudades una oportunidad única para reconstruir mejor, centrándose en patrones de consumo y negocios más ecológicos y sostenibles, economías digitales y espacios urbanos de calidad. Los países deben crear entornos institucionales propicios para que los gobiernos locales operen a fin de liberar de manera efectiva el valor de la urbanización sostenible. Sin embargo, las empresas del sector casual generalmente pasan desapercibidas en las intervenciones de política pública.
Para la investigación urbana uno de los principales desafíos, como lo señala Dematteis (1998), es conocer las formas de articulación de la estructura urbana consolidada con nodos de la nueva centralidad (los centros y subcentros) que constituyen el espacio de referencia para la construcción de la identidad native. En este sentido, Francois Ascher (2004) observó que existe una constelación de ciudades pequeñas o nodos cada vez más distantes de los centros urbanos, lo que da lugar a una forma urbana que denominó metápolis, caracterizada por presentar espacios extensos, discontinuos, heterogéneos y multipolarizados. Las periferias urbanas habitadas por los sectores populares han sido uno de los principales objetos de estudio de la sociología y la antropología urbanas de América Latina, desde la década de los años sesenta y setenta del siglo XX. Estos barrios populares fueron el observatorio privilegiado de los debates sobre la teoría de la marginalidad que protagonizaron inicialmente José Nun (1969) y Fernando Henrique Cardoso (1971) y al que se sumaron muchos otros científicos latinoamericanos. También desde la visión ecológica y psicosocial proveniente de la Escuela de Chicago, Gino Germani (1967), consideraba que la ciudad contrarrestaba la marginalidad porque constituía un mecanismo de inclusión social que permitía la integración geográfica de la sociedad y facilitaba la integración social vinculada a la participación y a la movilización. Pero además las periferias fueron el escenario de los trabajos sobre el potencial político de las clases populares, tanto del populismo de Gino Germani (1967, 1973) como del polémico concepto de cultura de la pobreza desarrollado por Oscar Lewis (1961).
Y es normal, porque allí tienes mucha capacidad política y dinero para dar grandes pasos importantes”, indica. El también miembro del grupo de las Naciones Unidas encargado de poner en marcha el Instituto Internacional de Resiliencia Urbana explica que Barcelona ha conseguido “capitalizar un trabajo de infraestructura y llegar a una gobernanza resiliente”. Porque después del reconocimiento de la UNDRR, y “con el cambio político de Gobierno, han montado una estrategia de resiliencia más integral en la cual hasta mencionan la gentrificación del espacio público”.
En las comunas de Santiago, Providencia, Ñuñoa, Las Condes y Vitacura, más de un 25% de las manzanas está a menos de 600 metros de una librería. En cambio, las comunas del sector sur y poniente de la ciudad prácticamente carecen de este equipamiento. Las comunas de Cerro Navia, Conchalí, El Bosque, Lo Espejo, Lo Prado, Pedro Aguirre Cerda, Pudahuel, Quilicura y Renca, no tienen ni una sola librería. En las comunas de Providencia, Santiago y Ñuñoa, el porcentaje de manzanas que están a menos de 600 metros de una biblioteca es de ninety two,2%, 66,0% y fifty two,1%, respectivamente.
Las múltiples formas de invasión de terrenos y autoconstrucción, en general fuera o al margen de las normativas del Estado, han sido una fuerza esencial de producción del espacio desde la explosión urbana en la mitad del siglo XX. Hoy, muchas zonas de autoconstrucción se han consolidado e integrado al tejido metropolitano, beneficiándose de un mejor acceso a servicios urbanos. Las políticas urbanas neoliberales, cuyo pilar es la consolidación del régimen de la propiedad privada, incluyen una creciente restricción o, directamente, el desmantelamiento de los asentamientos de viviendas de autoconstrucción en terrenos obtenidos ilegal o informalmente.
Resolver la situación de sus habitantes requeriría que los tres niveles de gobierno colaboraran en reubicarlos. Con rapidez, el Gobierno estatal encontró forma de donar un terreno de 10 hectáreas y la federación se comprometió a dar recursos para habilitarle servicios básicos por medio del Plan de Mejoramiento Urbano. “Vine aquí a tratar de hacer una vida mejor, construir algo”, dice Víctor Manuel, quien llegó hace diez años y todavía no tiene drenaje. Resultó que el terreno que adquirió le pertenecía a la Comisión Federal de Electricidad para el paso de las torres de alta tensión. Así nació Las torres, un asentamiento informal que se extiende por más de seis kilómetros y en el que viven 576 familias sin servicios básicos.
Desde mediados de los años 2000, una serie de manifestaciones estudiantiles masivas y organizadas han surgido buscando una mayor igualdad en el sistema educativo. Estas movilizaciones comenzaron en 2006 con la revolución de los pingüinos, siguiendo con las movilizaciones de 2008, y con las realizadas entre los años 2011 y 2013. En la Elección presidencial de Chile de 1970, con un 36,63 desigualdad entre paises ricos y pobres % de los votos, asumió la presidencia de Chile Salvador Allende, que apoyado por la Unidad Popular, intentó infructuosamente instaurar un gobierno socialista. Captar con precisión las desigualdades espaciales es una tarea que también requiere comprometerse con las particularidades físicas y culturales.
A nivel de barrio, tal desposesión, así como la consolidación de las desigualdades de clase, a menudo se materializan en procesos de gentrificación. En lugar de pensar las políticas urbanas a través de ese repertorio hegemónico, este artículo propone una emancipación terminológica que sirva a la vez para re-politizar los estudios urbanos y teorizar un aspecto clave para entender las contiendas en la ciudad neoliberal, las reivindicaciones vecinales. Para lograr ese propósito, la adaptación del término gentrificación para los debates sobre las recientes políticas urbanas en América Latina en general y en Santiago de Chile en particular es un paso crucial.
Por otra parte, hubo ciudades con mejores situaciones como la Crucecita, Huatulco, la cual al ser un Centro Integralmente Planeado tuvo todo un proceso de desarrollo derivado de grandes inversiones. Pero, detrás de ese desarrollo hubo también todo un proceso de despojo y exclusión de la población authentic que habitaba en esas ciudades. Por ello, aunque la desigualdad intraurbana no fue tan extrema, la desigualdad económica sí lo es. Es decir, los beneficios económicos que la actividad turística ha dejado no se han distribuido de una manera adecuada. Miahuatlán, por su parte, ha sido una ciudad caracterizada por ser una de las más marginadas, rezagadas y pobres del estado, situación que no logró superar con el paso de los años y que se reflejó en los niveles de desigualdad presentados.
Para situar los artículos del dossier, nos parece basic aprovechar esta presentación para destacar dos argumentos vinculados con la historicidad y la coyuntura actual de la ciudad en América Latina,1 las dimensiones analíticas en el estudio de las desigualdades urbanas y los alcances y aportes de este número. Para relacionar esos aspectos con las políticas urbanas de corte neoliberal, podemos afirmar que la gentrificación es una de las facetas desigualdad en américa latina pdf espaciales más características del neoliberalismo urbano impuesto en las ciudades. Sin embargo, la gentrificación es más que la colonización de casas patrimoniales por residentes poseedores de capitales culturales y económicos altos. Con Janoschka et al. (2013), podemos diferenciar algunos discursos en relación con la gentrificación en el mundo anglosajón que dan lugar a interpretar igualmente los recientes procesos de gentrificación observados en América Latina.