Los ingresos del petróleo no sólo se destinan a la financiación de la atención a la salud (tabla 3), sino también a las misiones sociales que mejoran las condiciones y la calidad de vida como determinantes de la situación de salud de la población. Este trabajo revisa las políticas para disminuir las desigualdades sociales en salud y presenta algunos ejemplos. Finalmente, cabe señalar, como si se tratara de una ironía del destino, que la posible salida de esta disaster sanitaria también está profundamente atravesada por la desigualdad en salud. Desde hace algunos meses cobró fuerza la idea de que solo una vacuna sería capaz de ayudarnos a salir de este calvario30. Mucho se ha discutido sobre la carrera por la vacuna contra el coronavirus y quién se lograría vanagloriar de haberla descubierto primero.
En relación al proceso interpersonal proveedor-usuario, son muchos los factores que se involucran en el contexto clínico y que deben ser considerados al hablar de DS. Los proveedores tienen un rol importante en el proceso, uno de los puntos bien discutidos ha sido el concepto de estereotipos que el ser humano aplica. Al respecto hay evidencia que cuando las personas asignan características a un individuo, ellos desigualdad en el mundo 2022 inconscientemente y automáticamente asignan una serie de características del grupo al cual el individuo pertenece, proceso que se refiere a la aplicación de estereotipos (van Ryn & Fu, 2003). De esta manera las categorías sociales influencian, automáticamente e inconscientemente la forma en que percibimos a las personas, y por lo tanto la forma en la cual interpretamos sus comportamientos (van Ryn & Fu, 2003).
propuesta. En cuanto a este último aspecto, son abordadas las definiciones y propiedades de tales índices y se ejemplifica su uso para la medición de las desigualdades en salud.
Al contrario, en las últimas tres décadas la brecha entre países, y especialmente dentro de ellos, ha aumentado y continúa creciendo3,four. La primera, “la selección relacionada a la salud”, se outline como el proceso por el cual las diferencias en el estado de salud llevan a diferencias en la posición social. Aquellos que gozan de buena salud pueden lograr posiciones favorables en la sociedad; aquellos con mala salud tienen peores oportunidades y solo alcanzarán posiciones de bajo estatus. La segunda hipótesis, “la causa social», afirma que las circunstancias desigualdad en américa latina 2022 en los niveles socioeconómicos más altos son más beneficiosas para la salud que las posiciones socioeconómicas más bajas5. Eso ocurrió a pesar […] de un consenso creciente entre especialistas de que los niveles actuales de desigualdad son indeseables y hasta peligrosos. En este programa teórico80, para modelar el proceso de transformación de las desigualdades sociales en inequidades en salud e introducir más precisión en la construcción conceptual, se debe descomponer la situación de salud -tomada como elemento sistémico- en “estado de salud” y “cuidados de salud”.
Un factor que no debe olvidarse al valorar la equidad es la comparación de la salud y sus determinantes entre los diferentes grupos poblacionales (Braveman, 2006). Investigación desarrollada en nueve países de cuatro continentes permitió que Chile –el único país de América Latina- evaluará el impacto que tuvo la pandemia en los servicios de salud mental, desde la atención primaria hasta la hospitalización. Los resultados de este trabajo a nivel local fueron presentados en un seminario internacional, en el cual académicos y académicas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile profundizaron sobre sus hallazgos y propuestas. Los programas de esta generación descansan en buena medida en la infraestructura de salud y escolar construida en el pasado. Se trata de programas masivos y poco complejos, elaborados sobre la base de una interpretación de la pobreza centrada en las carencias individuales, tanto materiales como de capacidades, y orientados a la calificación para la inserción en el mercado de trabajo.
Por otro lado, es visible también la desigualdad en la calidad de los servicios a los que se accede según grupo de población. Para reducir esto, es necesario que los servicios de salud estén disponibles cuando la población los requiere y que esto se produzca de la forma más homogénea posible para que no sean las propias instituciones las que reproducen la desigualdad en el acceso. Con estrategias indirectas me refiero a aquellas que trascienden al sector exclusivo de la salud, pero cuyas consecuencias acaban impactando en los indicadores de salud y bienestar de la población. Un claro ejemplo es el fortalecimiento general de la protección social, cuyo objetivo es garantizar el bienestar de las personas y protegerlas de riesgos derivados de su condición individual, como pueden ser el desempleo o la vejez, pero también estructurales, como la pobreza18. Existen evidencias sobre el impacto de este tipo de estrategias y las consecuencias positivas para la salud de la población, como la reducción de la mortalidad por desnutrición en menores de cinco años19.
Una de las recomendaciones del IOM es apoyar el uso de intérpretes, donde sea necesario y según las necesidades de las comunidades (Institute of Medicine, 2003). Sin embargo el costo que esto significa para las instituciones ha sido una de las principales barreras para su implementación (Ashton et al., 2003). Se debe tener presente las características de las personas que traducen, ya que estas deben ser acordes al grupo que están siendo destinado (Brooten & Youngblut, 2005). Al respecto se solicita precaución con el uso de niños (American College of Obstetricians and Gynecologists Committee, 2005) y familiares en general (Ashton et al., 2003) en la tarea de traducción en el ambiente clínico. Se ha descrito que una clara comprensión de la etiologĺa de las enfermedades se logra a través del conocimiento de cómo la genética, el medio ambiente y los comportamientos interactúan entre sĺ.
En Argentina, a pesar de que existe un sector público universal y gratuito de prestación de servicios, el modelo que mejor representa al sistema de salud en su conjunto es el del seguro social, ya que la mayor parte de la población argentina está cubierta por las llamadas obras sociales8. Chile, por último, se acerca al modelo del seguro privado, ya que cuenta con un sistema de salud fuertemente privatizado compuesto por las llamadas Instituciones de Salud Previsional (Isapres), aunque tiene también un Fondo Nacional de Salud (Fonasa) con prestadores de salud públicos. Además, en Chile se han establecido Garantías Explícitas en Salud (ges), un conjunto de beneficios transversales a usuarios y de los dos subsistemas anteriores que constituye una especie de seguro focalizado para la cobertura de un grupo definido de prestaciones. Se ha dicho que Estados Unidos es una sociedad altamente des-igualitaria y que su sistema de salud (Exworthy & Washington, 2006 ; Gibbons, 2006) contribuye aun más a esta desigualdad, a través de problemas en el acceso, uso y resultados en salud (Exworthy & Washington, 2006).
Por otro lado, la reducción de la desigualdad económica puede facilitar la movilidad social y permitir que más personas tengan la oportunidad de mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Además, la desigualdad económica puede generar tensiones sociales, aumentar la delincuencia y la inseguridad, y socavar la cohesión social. También puede limitar la movilidad social y crear barreras para que las personas mejoren su situación económica y social a lo largo de su vida.
La clase media, por su parte, está integrada por población blanca y mestiza, mientras que la clase social más baja está fundamentalmente constituida por población de origen indígena. Dentro de los indicadores de pobreza relativa se encuentran el acceso a la vivienda, a la salud y a la seguridad social. Villermé examinó el estado de salud de los residentes en distintos barrios de París y después de una cuidadosa revisión de los datos, concluyó que existía relación entre el nivel de riqueza del barrio y la salud de sus residentes.
Por ejemplo, en el presente trabajo no se consideró la selección de indicadores de inequidad de género, etnia o raza, sino que se consideraron fundamentalmente indicadores que reflejan las desigualdades económicas, sociales y de dotación de recursos sanitarios entre los países. Sin embargo, el INIQUIS puede utilizarse para analizar desigualdades en salud por inequidad de género, etnia o raza, aunque no fue el objetivo de este estudio. Los determinantes sociales y económicos como, por ejemplo, la pobreza, las desigualdades de renta, el desempleo, la precariedad laboral, la deficiente calidad de la vivienda o las malas condiciones del barrio de residencia tienen impacto en las desigualdades en salud. Además, las desigualdades en salud son enormes, y en muchos casos causan un exceso de mortalidad y de morbilidad superior al que causa la mayoría de los factores de riesgo de enfermar conocidos. En los ámbitos donde se ha estudiado, estas desigualdades casi siempre tienden a aumentar con el tiempo, ya que la salud mejora más rápidamente en las personas de clases sociales más aventajadas2. También es necesario tener presente que la evidencia científica existente señala que las desigualdades en salud pueden reducirse si se aplican las intervenciones y políticas públicas sanitarias y sociales adecuadas3.
del uso de diferentes niveles de agregación de datos en la medición de las desigualdades en la situación de salud de las poblaciones. El autor ejemplificó el cálculo de las medidas más frecuentemente usadas, teniendo la tasa de mortalidad infantil de Costa Rica como indicador