Otra parte de la brecha o de la desigualdad regional responde a la forma como la interacción specific entre etnia, la condición urbana-rural, el género, y otras características, producen efectos diferenciados en cada región. En otras palabras, parte de la desigualdad regional se da porque unas regiones acentúan el sexismo, el racismo y el sesgo rural y sus interacciones. En otras literaturas se le conoce a esto como “efectos heterogéneos”, “retornos”, o “susceptibilidades” (Jackson y VanderWeele 2019). Mi propuesta es llamar a estas dos porciones de desigualdad subnacional como la composicional y la interseccional.
“En los últimos treinta años, la desigualdad en América Latina se redujo, cuando la medimos con el instrumento america latina pobreza que más se utiliza para esto, que son las encuestas de hogares”, dijo la académica para iniciar.
En specific, las mujeres con un bajo nivel educativo que viven en áreas rurales constituyen el grupo menos “conectado” al mundo digital, lo cual exacerba sus desventajas, pero a la vez constituye una oportunidad en materia de política pública para revertir esta situación. En Chile y Perú el componente composicional es más importante, mientras que en Colombia es el menos importante. Pero en vez de asumir que un elevado componente composicional significa que no existe una fuerza causal propia de la región, nos debemos preguntar por qué las regiones con mayores (y menores) desventajas tienen esas composiciones.
Sobre ambos asuntos, la localización de la población según condición socioeconómica y la ubicación de los puestos de trabajo, hay un amplio debate en la actualidad. En los países desarrollados, el debate sobre la vigencia de los modelos de ciudad monocéntrica tiende a inclinarse hacia el modelo opuesto, es decir, el de ciudad policéntrica «More current analysis continues to show that employment in most metropolitan areas of the world, is both dispersing and in some instances clustering into subcenters» (Wheaton, 2002, p. 4). Con todo, el enfoque de la «ciudad dual» se opone a esta visión de fragmentación y dispersión policéntrica (Holt-Jensen, 2002). Los datos del último censo revelan que en Guatemala el 62% de la población censada de siete años en adelante utiliza un teléfono móvil, lo que significa un whole de 7.seventy five millones de personas.
Adicionalmente, y sobre todo para el caso de los pobres, las políticas de vivienda social y las regulaciones urbanas pueden tener efectos directos sobre su localización en la ciudad y sus tiempos de traslado, con independencia de las preferencias de los pobres en materia de movilidad. En suma, la hipótesis debe ser evaluada empíricamente, porque tiene demasiadas consideraciones que generan dudas sobre su validez. Vemos así que no solo la brecha prácticamente no cambia en diez años, sino que para las mujeres rurales en Perú la región sí importa, pues la brecha urbano-rural es menor en la Selva que en las otras dos. Pasando a la brecha urbano-rural entre mujeres indígenas ésta fluctúa entre 15 p.p.
De igual forma en Perú la alta proporción de habitantes rurales e indígenas en la región Sierra no solo se debe a los patrones de poblamiento precolonial, sino a la emergencia de la Costa como centro de dominación tras la independencia. La predominancia de la costa se selló con el increase del guano y la devastación de la sierra en la guerra del pacífico, y después con la promoción de exportaciones de petróleo, pescado, azúcar y algodón, todas centradas en la Costa. Instituciones políticas tales como la exigencia de alfabetismo para votar excluyeron de tajo la participación de los grupos indígenas y la representación de sus intereses, profundizando la marginación de los territorios por ellos habitados. Capas de dinámicas políticas y económicas fueron creando composiciones muy distintas de grupos sociales privilegiados y marginados en cada una de las regiones (Thorp y Paredes 2010). En 2002 el 63% de la diferencia en la proporción de personas con cuatro o menos años de escolaridad era explicado por diferencias composicionales.
Esto se da no por razones accidentales, sino por distintas trayectorias históricas y configuraciones de economía política. En Chile no se pudo realizar el análisis de la variable analfabetismo porque el Censo de 2017 no preguntó a los chilenos si sabían leer y escribir. Para subsanar esta dificultad tomamos la decisión de calcular el porcentaje de personas mayores de 15 años con 4 años o menos de escolaridad, ya que el primer ciclo de educación básica en Chile consiste en cuatro años. En ese sentido, de acuerdo a los analistas, es posible que el ciclo de protestas y estallidos sociales iniciado el año pasado retome su fuerza y que el descontento ciudadano se extienda por buena parte del continente. Lejos de resolverse y de disiparse, las causas de las protestas siguen vigentes, acentuadas por la disaster económica. «No creo que los episodios del 2019 vayan a ser hechos aislados. Vamos a ver nuevos estallidos y crisis políticas en América Latina, sobre todo porque estamos recién al principio de la profunda crisis económica y social que trajo la pandemia», apuntó Garzón.
Y los que más han reducido la desigualdad en la última década son Bolivia, Ecuador y El Salvador, con los datos disponibles entre 2007 y 2017. Así es como El Salvador pasó en tres décadas de tener un índice de ingresos de 54, a uno de 38, la desigualdad más baja de toda América Latina. Pero como solo considera la desigualdad de los ingresos, no refleja todas las otras dimensiones de la vida diaria. Las del organismo para América Latina son dramáticas, las caídas del Producto Interno Bruto (PIB) en la región serán en promedio de un 9,1% este 2020, con disminuciones del 9,4% en América del Sur, el eight,4% en Centroamérica y México, y el 7,9% en el Caribe. El teletrabajo ha sido un elemento diferencial y muy importante para poder mantener la producción y la actividad laboral. Pero el teletrabajo no es posible para todas las empresas, ni para todos los empleados.
“Desde finales del siglo XIX se han desarrollo sistemas desiguales, generando inequidades de oportunidades, generando desigualdad de acceso de educación, salud, agua, infraestructura”, recalcó en su intervención. En medio de las múltiples disaster superpuestas, la región no apela a mecanismos de integración y cooperación que la fortalezcan. Permanece dividida, fragmentada, con una política exterior descoordinada y desarticulada, guiada por la ideología, que se traduce en una pérdida de relevancia en medio de las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos a nivel internacional. «Llega un cierto punto en el desarrollo de un país en que se hace más difícil bajar la desigualdad». Pero cuando los países reducen la pobreza en esos núcleos duros, lo que sigue después es más desafiante. Y otro elemento importante a considerar es que la baja en la pobreza y desigualdad está relacionada con la llegada de remesas de los salvadoreños que viven en el exterior.
En esta instancia, el Dr. Reygadas abordó el tema del mercado laboral de la antropología y los problemas que encuentran los antropólogos jóvenes para insertarse en el mundo del trabajo, y expuso parte de su investigación realizada en el 2019 que condujo a un libro llamado “antropólogo del nuevo milenio”. 6Se refiere a la tendencia a diseñar políticas públicas y distribuir recursos privilegiando los habitantes urbanos, puesto que en gobiernos democráticos es racional para los políticos privilegiar esas audiencias y espacios en su búsqueda de votos y ser elegidos. No obstante, las ganancias de adoptar capitalismo y desigualdad social metodologías cuantitativas no vienen sin enormes desafíos. El más importante de ellos ha sido identificar un método que traslade a las variables explicativas una lógica interseccional y no unitaria, y que logre en el modelamiento estadístico una noción multiplicativa y no aditiva de sus efectos. Los modelos tradicionales de regresión lineal tienen una lógica unitaria y aditiva, mientras que la introducción de términos de interacción no resuelve el problema de la aditividad. El apéndice incluye un resumen de las metodologías cuantitativas típicamente utilizadas en el estudio de la interseccionalidad.
Esto ha llevado a algunos autores a afirmar que la metodología cualitativa está mejor diseñada para examinar la interseccionalidad. Pero en la medida en la que ha aumentado la acogida del enfoque interseccional, se ha abierto la puerta a estudiarla desde un enfoque cuantitativo, y así mismo se ha discutido ampliamente qué método permite hacer una correspondencia entre la teoría y los supuestos del modelamiento estadístico. A pesar del enorme potencial del enfoque interseccional, y de la larga vigencia del término, su adopción es todavía incipiente en las ciencias sociales y subsisten importantes vacíos. Como mamushkas o muñecas rusas, en América Latina las crisis se superponen y yuxtaponen. La crisis sanitaria, la crisis económica, la crisis social, e incluso la crisis educativa, se interrelacionan y potencian.
Cuando se corrige la información para incorporar los altos ingresos con datos de declaraciones fiscales, la concentración del ingreso en el tope de la distribución es más alta y ha estado subiendo. «Chile es un país con altos niveles de desigualdad», dice Abramo, a pesar de que ha tenido una mejoría en la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza. En el caso de Bolivia también se dio una disminución de la desigualdad por una caída en el mercado laboral, y no tanto por la redistribución de ingresos, pese a que sí hubo.
Con todo, también reconocen que los dos centros de actividades (el histórico en la comuna de Santiago, y el, según ellos, emergente de «Providencia»), que constituyen el corazón comercial y económico de la ciudad, terminen por fusionarse, surgiendo, así, un gran centro extendido, lo que originaría un monocentrismo renovado, ampliado, si se quiere. «La plena participación de las mujeres y la transversalización de la perspectiva de género en la política exterior y en la política international es elementary para promover sociedades pacíficas e inclusivas, la gobernabilidad efectiva basada en el Estado de derecho, el desarrollo sostenible y la garantía de los derechos humanos. Por ello, dijo, es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte.