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Desigualdad Y Golpe Al Crecimiento: Los Riesgos De La Emergencia Educacional En Chile Sobre La Economía

Por lo tanto, si estos tienen algún tipo de sesgo, esto probablemente influirá también en el tipo o calidad de decisión que se implemente finalmente. En consecuencia, si el Índice de Gini chileno demuestra que hay una gran disparidad de ingresos, deberían cuestionarse las causas de esta, por un lado, y por otro, qué otros indicadores podrían entregar una mejor perspectiva de cuáles son las acciones públicas que deben llevarse a cabo para disminuir las desigualdades que hoy afectan al país. Por ejemplo, y como se describió en el primer apartado, Chile mostraba un Coeficiente de Gini de 44,4 al año 2017 ( Banco Mundial, 2020a), siendo el país número 35 junto con Filipinas, versus su Índice de Desarrollo Humano, en el cual Chile se encuentra en la posición número 42, al contrario de Filipinas que se encuentran en la posición número 106 ( UNDP, 2020b). Es decir, Chile ha conseguido algunas metas mínimas en materia de desarrollo humano, como la esperanza de vida y los años de escolaridad, por ejemplo, sin embargo, esto no ha acortado las brechas existentes dentro del país.

Una condición necesaria para que se produzcan efectos duraderos en el tiempo es el tránsito a una cultura de respeto por la persona, por la igualdad de dignidad y respeto, y por los valores de justicia y solidaridad social.

Las causas de estas disparidades son múltiples, y estas se expresan en diversos ámbitos de la vida de los/as residentes del país, como por ejemplo, en el sistema previsional, en salud, educación, entre otros ( Vera, 2017 ). Esta desigualdad no es una novedad, es un problema que ha afectado al país incluso desigualdad de genero en la economia desde la época de la Colonia (PNUD, 2017). No obstante, desde la década del 2000, se ha podido observar un incremento generalizado de movi-mientos sociales que, entre otras causas, dan cuenta del malestar que existe en la población chilena, exigiendo mayor igualdad ( Grez, 2011 ; Segovia & Gamboa, 2012).

En otras palabras, una comprensión sistémica de los fenómenos económicos y sociales a partir de sus causas últimas, actores e instituciones involucrados y consecuencias, permitirá alcanzar resultados concretos en la calidad de vida de los demás. Esto último fue detallado por el foro multilateral en su estudio «¿Importa la desigualdad? Cómo perciben las personas las disparidades económicas y la movilidad social», publicado hoy jueves. En la nota nacional se explica que la percepción sobre las disparidades económicas no siempre refleja los indicadores reales. Pero este no es el caso de Chile, donde la gente nota grandes desigualdades y una movilidad social limitada, algo que se condice con los datos. Se necesitan reformas específicas para abordar determinados cuellos de botella y poder impulsar el crecimiento de la productividad, que ha disminuido durante décadas.

desigualdad de economia

De acuerdo con Barro y Sala-i-Martin (2009), una de las formas de encontrar la velocidad de convergencia Β, es trabajar con un conjunto de datos de territorios que converjan hacia un estado estacionario related, lo cual es posible encontrar en datos regionales. Lo anterior, debido a que las regiones de un mismo país suelen tener acceso a similares tecnologías, una cultura comparable desigualdad capitalismo, gustos y preferencias parecidos y además, destacan los autores, tienen un mismo Gobierno Central, compartiendo leyes e instituciones. A pesar que es claro que las regiones tienen sus diferencias entre sí, estas son menores a las que se encontrarían al comparar distintos países.

Esto, por una parte, propone un nuevo cuestionamiento a la estrategia chilena para la reducción de las desigualdades en el contexto de la Agenda 2030, ya que la crisis actual ha mostrado y ha dejado nuevas disparidades que atender. Por lo tanto, las circunstancias sugieren replantear las acciones públicas para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 – y los otros 16 – con el fin de hacer frente a este problema en el país de manera efectiva, reparando en las nuevas dificultades que se presentan y cómo prevenir que estas vuelvan a ocurrir en un futuro. Por consiguiente, si bien la hipótesis propuesta sobre que esta estrategia se basa principalmente en la reducción de ingresos, no está equivocada, pero sí estaría incompleta, de acuerdo a lo informado por el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible (2018).

“En Chile, en el ámbito educacional, las oportunidades que se tienen en la infancia parecen tener profundos efectos, casi determinantes, sobre las oportunidades futuras de una misma persona” (Senado de la Nación, 2012, pp. 74). Esta frase refleja una sensible conclusión a la que llega el estudio Retrato de la desigualdad en Chile y es que, en todo nivel educativo, las desventajas de origen socioeconómico de los chilenos, marcan el acceso, la trayectoria y los resultados de su educación. Es decir, que el éxito o fracaso escolar, está fuertemente determinado por los orígenes de las personas, marcando una desigualdad desde los inicios.

La desigualdad es un tema que aflora en cada uno de los informes económicos que la OCDE realiza para Chile. En 2015, el país ocupa el puesto número dos en desigualdad entre los miembros de la OCDE (medida a través del índice de Gini antes y después de impuestos y transferencias), después de México. Lo siguen Turquía, Estados Unidos y Lituania, siendo los países con menor desigualdad Islandia, Eslovaquia y Eslovenia (OCDE, 2018). La desigualdad de Chile es intra e interregional, los ingresos del 10% de la población más rica del país son 27 veces mayores que el decil más pobre (OCDE, 2015)6, por sobre el promedio de los países de la OCDE, donde el 10% más rico gana 9,6 veces más que el 10% más pobre (siendo esta la mayor diferencia de los últimos 30 años) (Keeley, 2015).

Asimismo, la percepción de este autor es que las políticas redistributivas, más que abogar por una verdadera equidad, buscan beneficios adicionales, como la perpetuación del poder político-económico. Los años de escolaridad promedio en Chile han tenido una favorable evolución en el tiempo. Se observa en el (Gráfico 8) que en 1955, en promedio, los chilenos no alcanzaban a completar la enseñanza primaria (8 años), llegando a este nivel solo a partir de 1990. En 2014 el promedio fue de 9,eight años, por debajo de la educación obligatoria en el país (12 años) y de los años de escolaridad esperada de acuerdo con el PNUD (15,2 años para 2014).

Con la nueva metodología, se aprecia que en ambos años se repiten tanto las regiones más desiguales como aquellas con menor nivel de inequidad. Siguiendo la tendencia de los años anteriores, La Araucanía y la Región Metropolitana ocupan el primer y segundo lugar, con un índice de Gini de 0,444 y 0,434 respectivamente en 2015 y de zero,453 y zero,452 en 2013. Las regiones con menor desigualdad por ingreso en ambos períodos son Arica y Parinacota y Atacama (intercambiando de lugar entre un período y otro). Sin embargo, las regiones que han logrado reducir más sus niveles de desigualdad en el último período son las regiones de Los Lagos y Valparaíso, y en tercer lugar la Región Metropolitana, con un menor 4,01%. Utilizando esta metodología de cálculo de datos agrupados, el índice de Gini para el país es de 0,445 en 2013 y 0,432 en 2015. Bajo este concepto, solo las dos regiones más desiguales estarían sobre el promedio nacional en ambos años.

A pesar de que existe un amplio número de investigaciones referidas al tema, no se ha llegado a un consenso basic acerca de la relación existente entre ambas variables; sin embargo, es posible identificar dos corrientes teóricas y empíricas que han tratado de establecer su relación a través del tiempo. Es lamentable ver que a nivel de desigualdad del ingreso, medido a través del índice de Gini, índice 10/10 o índice 20/20, las regiones del sur suelen encontrarse en una posición desfavorecida versus las regiones nortinas. Por su parte, la Región Metropolitana, tiene el segundo mayor índice de Gini del país, posición casi invariante a lo largo del período estudiado. Se observa que las regiones más desiguales, son igualmente aquellas con menor PIB per cápita y menores índices de desarrollo. Asimismo, se aplica la misma metodología, pero para estudiar la convergencia de la desigualdad del ingreso regional. Se analiza el índice de Gini al inicio del período frente a la variación promedio anual del Gini.

“Esta relativa homogeneidad significa que es más probable que exista convergencia absoluta entre regiones de un mismo país que entre países” (Barro y Sala-i-Martin, 2009, pp. 468). En Chile, el analfabetismo es cada vez menor (ver Gráfico 9), pasando de un 5,2% de la población de 15 años o más que no sabía leer ni escribir en 1990, a un 3,1% en 2015. En 1990 un 14,2% de la población rural era analfabeta y un three,4% de la población urbana; asimismo, el 5,4% de las mujeres lo period, seguidas de cerca por un four,9% de los hombres. Para 2015 se observa un buen progreso en las personas del área rural, ya que un menor 7,8% no sabe leer ni escribir, así como un 3% de las personas de la ciudad; este año, hay un 3,3% de mujeres analfabetas, seguidas muy de cerca por un 3% de los hombres. Mientras en regiones como Tarapacá y Magallanes, el analfabetismo no alcanzó al 1% de la población, en Los Ríos, La Araucanía y el Maule, superó el 4%, develando una tarea pendiente en estas regiones, principalmente con su población rural. Para la mayoría de las regiones, hay un mayor porcentaje de mujeres analfabetas que de hombres, a excepción de las regiones de Tarapacá y O’Higgins.

Estas demostraciones de descontento social detonaron en octubre de 2019 con el “Estallido Social”, donde millones de chilenos y chilenas marcharon y protestaron, entre otras razones, debido a la desigualdad que existe en Chile ( Güell, 2019 ; Jiménez-Yañez, 2020 ). Ya se estudió uno de sus componentes, el ingreso, por tanto, en esta sección se estudiarán otros dos, la educación y la salud. En este apartado se examina el desarrollo económico del país, evaluado a través de índices de desarrollo humano (PNUD) y el índice de desarrollo regional (Vial, 2017) y a continuación se evalúa la desigualdad social en dos aspectos muy controversiales actualmente en el país, educación y salud.

Pobreza Y Pandemia: Un Doble Golpe A Niñas Y Niños Novedades

Cifras acumuladas de las transferencias directas entregadas y comprometidas en pandemia hacia los hogares, a diciembre 2021 (cifras en millones de dólares). Inyección de recursos por sobre la línea del PIB en ayudas directas en base al PIB nominal del año 2020, para países pertenecientes a la OCDE. Mientras decenas de millones de personas se veían abocadas a la indigencia, los ultrarricos se hacían más ricos. El año pasado, los multimillonarios disfrutaron del mayor aumento de su riqueza como participación el whole mundial registrado hasta el momento, según el Laboratorio Mundial de la Desigualdad. La disminución en pobreza entre 2017 y 2020 no significa necesariamente que se haya mejorado el bienestar general de la población en términos absolutos.

Así, entre mayo y agosto, recibirán este apoyo todas las familias inscritas en el Registro Social de Hogares, exceptuando solo a las que tiene rentas per cápita sobre $800 mil mensuales. Pero todas las familias reciben el mismo monto, independientemente de su nivel de vulnerabilidad. A la vez que entrega el diagnóstico, el informe de 247 páginas presenta algunas luces para los países latinoamericanos. Llama a avanzar hacia nuevos pactos sociales y fiscales para la igualdad en tiempos de pandemia, y a garantizar la salud, la educación y la inclusión digital, entre otras medidas. En este sentido, la ministra enfatizó que la realidad que nos muestra esta encuesta es “la dureza con la que ha actuado la pandemia. Pero debemos seguir por la senda de la recuperación de los empleos, que es la mejor política social, especialmente en un contexto en que la actividad de la economía muestra mejoras”.

Finalmente, se establece como requisito para conservar la prestación, la inscripción y concurrencia asidua del beneficiario a institutos de enseñanza y controles médicos periódicos (Ley 18.277; Poder Ejecutivo, 2020). Uno de los efectos más evidentes de la caída laboral y el desempleo durante este año y medio de pandemia ha sido el cambio en los ingresos. A partir de datos de la Encuesta Casen, el estudio del Observatorio del Envejecimiento expone que en 2017 el 5% de las personas mayores (155.839) estaba en estado de pobreza por ingresos, mientras que en 2021 este número asciende a un 6% (214.542).

En 2022, la canasta primero se redujo y luego fue eliminada y los aumentos TUS y AFAM dejaron de realizarse, y se concentraron en embarazadas y niños y niñas de 0 a 3 años. Esto ha sucedido en un contexto de mejoras en el crecimiento, en el mercado laboral y en los niveles de pobreza en el 2021, con respecto al 2020, pero no al 2019 y de pérdida salarial (Amarante y Scalese, 2022; Instituto Cuesta Duarte, 2021; 2022). A dos años de iniciada la pandemia, el organismo indica que, pese a la reactivación económica de 2021, la disaster social continúa y entre otros aspectos, se expresa en tasas de desocupación y niveles de pobreza y extrema pobreza, mayores a los existentes antes de la pandemia.

En el estudio -que consideró three.096 viviendas a nivel regional, 1.809 de Diguillín, 571 de Itata; y 716 de Punilla- se advierte también que la brecha promedio de ingreso y la severidad de la pobreza aumentaron en hogares dependientes de sectores como turismo, gastronomía y empleos informales. La Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) realizada en plena pandemia (octubre 2020 a febrero 2021) revela que la pobreza asociada a ingresos de los hogares subió de eight,6% de la población en 2017 a ten,8% en 2020. Esto significa que hoy 2,1 millones de personas están en situación de pobreza por ingresos, indicador que suma aquellos generados o recibidos por los hogares (como sueldos, pensiones, arriendos, entre otros) con los subsidios estatales. De ellos, poco más 831 mil están en condición de pobreza extrema, lo que en porcentaje significa que ese indicador empeoró desde 2,3% de los hogares en Chile a 4,3% en igual periodo. En conclusión, la pandemia ha afectado a toda la población, pero los impactos han sido mayores en ciertos grupos más vulnerables como niños, adultos mayores y mujeres, segmentos en los que podrían aumentar los niveles de pobreza. Para enfrentar esta situación se requieren medidas gubernamentales adecuadas y también el aporte de la comunidad.

Destaca que la pandemia ha revelado el enorme costo que significa para los países de la región no tener un sistema integrado de cuidados de amplia cobertura, desfeminizado y de calidad. Por esto, advierte, “es urgente invertir en este sector para enfrentar la disaster, garantizar el derecho a cuidar y a recibir cuidados, así como reactivar la economía desde una perspectiva de igualdad y desarrollo sostenible”. En un nuevo informe anual, la CEPAL estima que el whole de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. Elemento comparable se observa en la Tabla 10, al comparar los índices de desigualdad de los últimos quince años, observándose nuevamente una notable mejoría el año 2021 al incluir los beneficios asociados a la pandemia.

y el deterioro significativo de todas las variables económicas y sociales, y en todas las dimensiones del índice de pobreza multidimensional. Si bien las consecuencias de las disaster son profundas y generalizadas, los impactos negativos de la pandemia no afectan de manera uniforme a toda la población.

pobreza en pandemia

Agrega que, en demasiados casos, esa mejora no fue acompañada del fortalecimiento de las capacidades personales para sostenerse autónomamente. Las medidas mencionadas, tuvieron amplia difusión pública y el gobierno las ha valorado muy favorablemente, destacando el haber tenido como una de sus prioridades, a la población susceptible. A modo de ejemplo, en marzo de 2020, en conferencia de prensa la ministra de Economía Azucena Arbeleche expresó “Tenemos la tranquilidad absoluta que se van a cubrir todas las necesidades sociales y sanitarias que nuestro país está enfrentando en estos días”2.

En general estos nuevos programas han estado acompañados de la creación de Ministerios de Desarrollo Social o Planificación, encargados de su gestión y con la tarea político – institucional de articular una serie de prestaciones públicas vinculadas a las iniciativas sociales (Midaglia y Castillo, 2010). Agregan las autoras que también hace parte de la capacidad pobreza en reino unido de la protección, la dimensión político – cultural, entendida como “la materia que hace a la construcción de legitimidad tanto de políticas e instituciones, como de demandas y reivindicaciones” (Danani y Hintze, 2011, p. 19). Por su parte, consideran la legitimidad como una creencia socialmente construida, respecto del merecimiento de reconocimiento de ciertos atributos.

Shameran Abed, director ejecutivo de BRAC International, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para aliviar la pobreza en Asia y África, señaló la creciente brecha de riqueza, diciendo que “las tres personas más ricas del mundo” podrían probablemente acabar con la ultra pobreza en la Tierra. La evolución negativa que tuvieron los ingresos del trabajo y otros ingresos autónomos entre 2017 y 2022, frenó lo que pudo haber sido una disminución aún mayor. A pesar que la última encuesta Casen determinó una disminución de la pobreza, un documento del Programa De Las Naciones Unidas para el Desarrollo advirtió que “la disminución en pobreza entre 2017 y 2020 no significa necesariamente que se haya mejorado el bienestar common de la población en términos absolutos”.

Y eso incluye, dice el estudio, la atención médica, además de abordar las otras consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia, “que probablemente también afectarán a estos grupos vulnerables con mayor frecuencia e intensamente y durante períodos de tiempo más prolongados”. El hallazgo de que las inequidades en la mortalidad en 2020 fueron mayores que en períodos anteriores, muestra, dice pobreza en emiratos árabes unidos el trabajo, una relación entre la mortalidad por Covid-19 y pobreza. Ahora un nuevo estudio destaca cómo la desigualdad ha aumentado la mortalidad de forma desproporcionada en las comunas más pobres de la Región Metropolitana.

La estimación de la pérdida de ingresos para los trabajadores formales corresponde a la suma de la pérdida de la remuneración líquida de quienes perdieron su empleo y no han vuelto al mercado laboral, más la pérdida de la remuneración de los que estuvieron cesantes y/o encontraron un empleo con menor remuneración[24]. Por último, la caída de ingresos líquidos de los informales ascendió a aproximadamente 7,3 mil millones de dólares. Esta estimación se realizó utilizando la diferencia de empleos en el sector informal en un escenario sin pandemia versus el escenario con pandemia[25]. Para los ingresos de este grupo se utilizó como fuente de información los datos de la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) del INE.

Provincias como La Araucanía, El Maule y Ñuble también son provincias que tenían una población vulnerable bastante grande, donde al haber un shock, muy fácilmente la gente puede pasar a una situación de pobreza”, detalló Gabriela Inchauste, economista a cargo de Pobreza y Equidad del Banco Mundial para América Latina. En las regiones de Ñuble y La Araucanía, uno de cada cuatro habitantes de la zona es considerado pobre (más del 20%). El cierre de actividades económicas, la destrucción de empleo y la reducción del comercio, la inversión y las remesas, tienen su reflejo en el incremento de la desigualdad y la pobreza. Algunos ejemplos son el Ingreso Familiar de Emergencia en Argentina, el Bono COVID-19 de Chile, el Ingreso Solidario de Colombia, el Bono Proteger en Costa Rica o el Bono de Emergencia en Brasil. El teletrabajo ha sido un elemento diferencial y muy importante para poder mantener la producción y la actividad laboral. Las pequeñas empresas y los trabajadores poco cualificados tienen mayores dificultades y, por lo tanto, también se han visto más perjudicados por las restricciones de la pandemia.

Para Chile, la Cepal destaca el sistema de protección social y el éxito de la atención primaria en salud, políticas de larga information y que han sido importantes precisamente para las familias de menores ingresos o en estado de vulnerabilidad. La autoridad dice que los apoyos “han jugado un rol muy importante en aminorar los efectos de la crisis en los hogares, protegiendo sus ingresos y sus fuentes de empleo”, y agrega que la magnitud real de los efectos de la disaster se podrá conocer con la Casen en los próximos días. De hecho, el 8% de los trabajadores de todo el mundo, y sus familias, vivían en situación de extrema pobreza en 2018. Garantizar la protección social de todos los niños y otros grupos vulnerables resulta essential para reducir la pobreza. A la luz de todo lo anterior, Bárcena sostiene que “la ‘recuperación’ económica de 2021 no ha sido suficiente para mitigar los profundos efectos sociales y laborales de la pandemia, estrechamente vinculados a la desigualdad de ingreso y género, a la pobreza, a la informalidad y a la vulnerabilidad en que vive la población”. Los primeros informes de organismos multilaterales especializados indican que tomará décadas que los países de Latinoamérica y el Caribe vuelvan a exhibir los niveles de empleo y consumo que fueron pulverizados por la covid.

Segregación, Lucro Y Desigualdad El Sistema De Salud Chileno A Forty Años Del Golpe Heinrich Böll Stiftung Santiago De Chile Chile Argentina Paraguay Uruguay

Existen diversas razones por las que podríamos argumentar a favor de reducciones en los niveles de desigualdad que exhibe el país, desde juicios morales y éticos, hasta elementos puramente prácticos como son los efectos que produce sobre el crecimiento, el tejido social, y la concentración del poder político (además del económico). Parece existir una relación bastante directa entre los niveles de desigualdad sobre la ocurrencia de conflictos, que tiene que ser estudiada con mayor profundidad. Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de 0,forty nine a 0,forty three para Chile o de 0,50 a 0,43 para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país.

Igualmente el sondeo mostró un desequilibrio por regiones, pues mientras las de Magallanes, Aysén y Metropolitana, en ese orden, muestran índices por debajo del promedio nacional, las de Tarapacá, Ñuble, Biobío y La Araucanía lo sobrepasan, con esta última con la mayor pobreza (17,4). En cuanto a la distribución de ingresos la Casen confirmó las profundas desigualdades existentes en Chile, pues el 20 por ciento de los hogares con mayores ingresos recibió en ese lapso 35 veces más recursos que el 20 por ciento de las familias más pobres. La investigadora explica que las comunas con menos recursos, son también comunas con menos infraestructura en basic, con condiciones materiales de vida menos favorables, menos espacios verdes, oportunidades laborales, educacionales, menor seguridad y por supuesto, menos salud. Para lograr una transformación radical de la ciudad, la mayoría de la población que no compartió las nuevas formas y elementos culturales -simbólicos y materiales- o no se vio integrada con el discurso de la elite respecto a la modernización materials del país, fue empujada a abandonar el centro de la capital y a vivir en los barrios marginales. En ese mismo período, una gran masa de la población se desplazó desde las zonas rurales para instalarse en la capital, atraídos por la oferta de trabajo de la incipiente industria nacional y habitaron espacios donde las viviendas eran escasas y estaban desprovistos de servicios públicos como agua, alcantarillado, alumbrado y servicios de salud. El aumento de esos barrios contrastó con la imagen de una ciudad próspera y pujante, donde la ologarquía nacional, enriquecida con la especulación financiera y la implementación del modelo industria, el libre mercado y la la inserción de Chile en la economía capitalista, construyó elegantes mansiones y palacios y construyó importantes obras públicas.

El artículo se cierra analizando si se aplica a Chile la explicación que ha dado Thomas Picketty para el aumento exponencial de la concentración de la riqueza en los últimos 50 años en el mundo. Esto es, que las tasas de retorno del capital (que constituyen gran parte de los ingresos de la elite) son superiores a las tasas de retorno del trabajo (que constituyen gran parte de los ingresos del 99% de los ciudadanos del mundo). En Chile, sin embargo, faltan datos para corroborar si este fenómeno ocurre y explica la extrema desigualdad.

Al mismo tiempo, las desigualdades sociales, políticas y económicas han amplificado los efectos de la pandemia. La disminución de la pobreza por ingresos y la percepción de que otras vulnerabilidades no se solucionan lleva, además, al surgimiento de tensiones dentro de los grupos sociales. El elemento objetivo de la pobreza (en cuanto a indicadores como el dinero) no está alineado con el subjetivo (cómo cada persona vive su situación) ni el relacional (cómo las personas se relacionan con el resto de la sociedad). Ese último issue va de la mano con el fenómeno de la exclusión social, que Moreno describe como «el rompimiento de los vínculos que unen a las personas en la sociedad».

La necesidad de pensar para los próximos años en la creación de un Seguro Único de Salud, es parte basic de las lecciones que hoy deja la pandemia en el mundo y América en specific, dadas las segmentaciones y desigualdades que nos sacuden en tiempos de pandemia. Por su parte, la evidencia que asocia desigualdad social, por un lado, y salud y problemas sociales, por otro, es abundante. Desde la literatura en economía y ciencias sociales hasta aquella más vinculada a salud pública y epidemiología, hay más de 30 años de robusta evidencia que señalan que a medida que aumenta la desigualdad social, se incrementan los problemas sociales y empeora la salud de la población. Se ha reportado mayor mortalidad y menor expectativa de vida; mayores tasas de violencia, delincuencia y homicidios; peor rendimiento escolar, mayores tasas de deserción escolar y menor movilidad social efectiva. En la infancia y adolescencia, se asocia a mayor mortalidad infantil, mayores tasas de obesidad y más problemas de salud psychological.

pobreza y desigualdades en el sector de la salud

La primera corriente se originó al inside del mundo conservador-católico que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum, adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica. A grandes rasgos, vio la cuestión social como resultante de una disaster moral que desvirtuó el rol dirigente y protector de la elite criolla. El énfasis estuvo puesto en la responsabilidad que le correspondió a los ricos en el cuidado y bienestar tanto materials como espiritual de los más pobres, a través de la educación, la beneficencia, el socorro y la justicia. Apoyamos que todos los niños y niñas reciban el conocimiento y habilidades necesarias en derechos humanos, igualdad de género, paz, diversidad cultural (ODS 4), y protección del medioambiente, para que puedan convertirse en actores principales del desarrollo sostenible. En specific, y con el fin de eliminar las barreras de género, promovemos los derechos educativos desde la igualdad de oportunidades y contribuimos a crear entornos educativos en que prima la equidad (ODS 5), estableciendo acciones concretas para subsanar posibles desventajas. En el 2017, el Congreso chileno aprobó la nueva Ley de Educación Pública, que tiene como objetivo transferir los servicios de educación pública de los gobiernos municipales a nuevas agencias locales de educación para conformar un nuevo sistema nacional de educación pública.

La tardanza en la respuesta desde la atención primaria y la implementación de la estrategia de trazabilidad es evidencia de la misma causa. Una desconfianza en los gobiernos comunales, de la participación social y territorial como ejes de una respuesta social estructurada, ha agudizado y debilitado la estrategia sanitaria. Después del golpe militar, se implementan una serie de medidas orientadas a la liberalización de la economía, la reducción del tamaño del Estado y la adopción de un modelo basado en la  subsidiaridad del Estado y la libertad de elección. En 1979 se descentraliza el SNS, creándose el Sistema Nacional de Servicios de Salud compuesto de 27 entidades autónomas que administran la red hospitalaria estatal, y la atención primaria pasa a ser administrada por los municipios. Se crea el Fondo Nacional de Salud (FONASA), un seguro público que entrega cobertura tanto a los indigentes como a los asalariados y a sus familiares dependientes (cargas) mediante una cotización obligatoria del 7% del sueldo.

La desigualdad social, las condiciones de precariedad laboral y de una seguridad social moderna, fortalecida y pública, facilitan la circulación del virus, logrando afectar a múltiples estratos etarios, siendo predominante los fallecidos con grados de vulnerabilidad social y biológica. Cientos de miles de muertes son el testimonio desgarrador frente a la pobreza, pérdidas de empleo, inseguridad social e incertidumbre que hasta ahora la ciencia y el conocimiento humano no logran neutralizar con la aparición de una vacuna o un tratamiento. Partiendo desde la pobreza, se puede afirmar que ésta afecta la salud, como dicen los estudiosos de estos temas. Primero, aumentando el riesgo de daño, porque la pobreza se asocia con la presencia de mayores factores de riesgo, basurales, vectores, falta de espacios, alimentos de mala calidad, consumo de sustancias tóxicas, contaminación ambiental, etc. La COVID-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas. En 2016, el gobierno chileno aprobó la Política Nacional Docente (PND) que consiste en reformas al acceso y retención de educadores en las escuelas públicas y privadas con subvención del estado.

Utilizando al ingreso como indicador de desigualdad, verificamos que en 2005 la población sin cobertura y con mayores ingresos presentó una mayor prevalencia de dislipemia. En cambio, utilizando a la educación para medir desigualdad, en ambos periodos la población sin cobertura y con menor educación formal mostró una desigualdad mayor que aquellos que la poseen. Dado que los resultados presentados en las Tablas 1 y 2 muestran cierta desigualdad entre los grupos socioeconómicos, utilizamos el índice de concentración, un indicador más robusto para medir desigualdades (Tabla 3). Como se muestra en dicha tabla, la mayoría de los índices de concentración tienen signo negativo en los factores de riesgo cardiovascular y el estado de salud auto reportado (malo y regular), denotando la existencia de desigualdad debido a una mayor concentración de estos factores de riesgo sobre la población con menores posibilidades. Esta desigualdad se torna más evidente utilizando a la educación como variable de posición social. En cuanto a la cobertura de salud, el signo positivo nos informa de una concentración de la disponibilidad de cobertura en la población con mayores recursos.

Eso después repercute, porque si vas a un colegio privado, tus oportunidades serán distintas. En las universidades públicas sí hay más mezcla entre clases sociales, pero sólo el 10% de la población de América Latina llega a la universidad. Las desigualdades también están aumentando para las poblaciones vulnerables en países con sistemas sanitarios más deficientes y en países que se enfrentan a disaster humanitarias existentes. La COVID-19 ha intensificado las desigualdades existentes y ha afectado más que nadie a los pobres y las comunidades más vulnerables. Fue a lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país. Desde entonces, surgieron a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos, además de las posibles alternativas de solución.

Desigualdad Y Golpe Al Crecimiento: Los Riesgos De La Emergencia Educacional En Chile Sobre La Economía

Su trabajo se centra en el estudio de las preferencias sociales, la empatía, las elecciones conscientes de consumo, el bienestar y los dilemas sociales. E) El desequilibrio existente entre el poder de los empresarios y de los trabajadores al interior de las empresas, a lo cual se agrega las desigualdad de los recursos de los grandes vendedores frente a los consumidores, fuente de muchos abusos, que cada vez aparecen con más fuerza. Por último, la Subsecretaria Piergentili, concluyó que “en el caso explicit del Ministerio de Economía nos hacemos la pregunta; ¿qué tipo de economía queremos en Chile?

Si bien este último comprende una variedad de demandas, entre ellas se encuentra la gran desigualdad que existe actualmente en el país, la cual, en palabras de Güel (2019), “…no se trata solo ni principalmente de un problema de distribución del ingreso” (párrafo 8). Es decir, que las disparidades que viven a diario los/as habitantes de Chile van más allá de su salario, experimentándose en otras áreas, como en la educación, la salud, la desigualdad en la salud ejemplos protección social, entre otras, que fueron aludidas dentro de las acciones públicas y otras que aún quedan por resolver. En este sentido, la realidad de las manifestaciones sociales en Chile motivaron la hipótesis de este trabajo, ya que el descontento social ha dejado en evidencia las grandes faltas que existen en el país respecto de la dimensión ex-ante, lo que podría implicar, al menos, una falta de trabajo desde esta perspectiva.

En otras palabras, “[e]n muchos lugares, el progreso no fue lo suficientemente sostenible ni equitativo para lograr las metas; en otros, el progreso se frenó o revirtió debido a desastres, conflictos, degradación ambiental o inestabilidad económica o climática” ( UNDP, 2016, p. 18). Esto permitió que las autoridades se replantearan el modelo de desarrollo implementado y la cooperación internacional, para abrir paso a nuevas conversaciones con el fin de dilucidar cuáles eran realmente las necesidades y cómo se debía llevar a cabo el trabajo internacional para lograr el desarrollo sostenible (Sanahuja & Tezanos, 2017). Ahora bien, muchos de estos factores, ex-ante o ex-post, que influyen en la desigualdad económica, pueden ser aumentados o disminuidos por las acciones públicas de los gobiernos 2 .

Las chilenas y chilenos también destacan por su percepción de desigualdad de oportunidades. La mayoría cree que los hijos de las familias pobres seguirán siéndolo cuando sean adultos, y la concept de que «trabajar duro» es importante para salir adelante en la vida se alínea con el promedio de los países del foro. El autor refiere al contexto de crisis del ‘socialismo real’ y en occidente al ataque conservador al Estado de Bienestar, para afirmar que ha existido un debilitamiento de las posiciones que históricamente lucharon por superar la desigualdad, y también una debilitación de la protección social. Y que a esto se añade un modelo económico que define las estrategias en todo el mundo y que ha provocado un inédito aumento de las desigualdades. Pero pese a este panorama, en el último tiempo habría renacido la discusión en torno a la igualdad. Se focaliza luego el texto en la desigualdad en Chile, siguiendo su historia a partir de las reformas neoliberales y analizando sus expresiones sectoriales, para advertir finalmente que es en esta desigualdad donde reside el verdadero ‘riesgo país’.

Para el caso de Chile no se ha desarrollado una línea investigativa sistemática que evidencie el tipo de relación entre las variables, situación que repercute directamente en la toma de decisiones y diseño de políticas que buscan disminuir la desigualdad por medio de una redistribución de la riqueza. Considerando este escenario, resulta necesario recopilar información que estime la relación entre ambas variables, de modo de poder establecer una base que sirva para la toma de decisiones de política económica que logre determinar la incidencia que tiene la desigualdad de la distribución de los ingresos y la tasa de crecimiento del PIB. En este sentido, la presente investigación busca determinar los efectos que ha causado la actual distribución de la riqueza en la tasa de crecimiento del PIB. Esto apoyado por una fuerte evidencia empírica que recorre desde la teoría clásica de la curva de Kuznets, hasta investigaciones contemporáneas, como la realizada por José Gabriel Palma. Para lograr este objetivo, en el segundo apartado de este trabajo se efectúa una revisión de la literatura internacional para establecer un marco teórico y empírico que sirva como fundamento para el desarrollo de la medición en la economía chilena, además de constituir la base del análisis de los resultados por obtener.

Esa ha sido la petición que han planteado desde redes sociales a opiniones de diversos actores, frente a la actual situación social que atraviesa Chile. La desigualdad, dicen académicos, tiene que resolverse multidimensionalmente, lo que incluye no solo equiparar ingresos, sino privilegios territoriales, las diferencias de género, étnicas y culturales. © 2024 KPMG Auditores Consultores Limitada, una sociedad chilena de responsabilidad limitada y una firma miembro de la organización global de firmas miembro de KPMG afiliadas a KPMG International Limited, una compañía privada inglesa limitada por garantía (company restricted by guaranty). La subrepresentación de la riqueza que reconoce la CASEN se observa, por ejemplo, en el ítem dividendos distribuidos. Esa encuesta “no registra ni el 10% del total de dividendos que sí incluyen las Cuentas Nacionales del Banco Central”, dijo Flores a TerceraDosis. De hecho, según su estimación, la CASEN cubre apenas alrededor del 40% del ingreso nacional que registra el Banco Central.

desigualdad en economia

Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado define la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. «Hay una literatura más o menos nueva en economía -aprendida de otras ciencias sociales- de qué es lo que le sucede a las personas en términos de su capacidad de tomar decisiones cuando están en situaciones de escasez. La escasez que hablamos hoy día es escasez de ingresos pero puede ser escasez de tiempo o energía.

La información necesaria para esta investigación fue obtenida de fuentes como el Banco Central de Chile, la Dirección de Presupuestos (Dipres) y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). 20Lo no informado corresponde a especialistas que se desempeñan exclusivamente en el sector privado y son un 19% del whole. 19Para ver las variables que componen las distintas dimensiones, revisar el informe de Vial (2017). 11Utilizan dos bases de datos, la Encuesta Nacional de Caracterización Socioeconómica (Casen) de 2003 y el Censo de Población y Vivienda de 2002.

Sachs (2015) concluye firmemente que el rol de estos mismos es fundamental a la hora de fomentar o mermar la desigualdad. Por ejemplo, si los gobiernos utilizan los ingresos públicos para beneficiar a una pequeña porción más aventajada de su población, entonces estarían fomentando la desigualdad económica, pero si, por el contrario, utilizan estos mismos para dar acceso a la educación o salud a quienes más lo necesitan, entonces estarían potenciando la reducción de estas disparidades. También se hace referencia a la desigualdad económica que puede provocarse por las costumbres o convenciones sociales de una comunidad (Sen, 2000).

Cuando uno está en ese contexto es mucho más difícil tomar buenas decisiones, concentrarse, hacer un plan hacia el futuro y actuar en torno a esos planes y eso es un poco lo que tratan de tomar estos estudios. 10.3 Garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de resultados, incluso eliminando las leyes, políticas y prácticas discriminatorias y promoviendo legislaciones, políticas y medidas adecuadas a ese respecto. «Hay un reduccionismo conceptual terrible en eso. Es impresionante y la falta de profundidad del tema, es decir, tener una sociedad más igualitaria contribuye a la paz social, contribuye al crecimiento económico, contribuye al desarrollo económico».

De todos modos, el Banco Mundial ( 2016 ) indica que las cifras chilenas pue-den estar subvaloradas, por cuanto hay poca representatividad de los hogares con mayores ingresos en las encuestas que proporcionan la información necesaria para calcular estos índices. Las causas de estas disparidades son múltiples, y estas se expresan en diversos ámbitos de la vida de los/as residentes del país, como por ejemplo, en el sistema previsional, en salud, educación, entre otros ( Vera, 2017 ). Esta desigualdad no es una novedad, es un problema que ha afectado al país incluso desde desigualdad económica entre hombres y mujeres la época de la Colonia (PNUD, 2017). No obstante, desde la década del 2000, se ha podido observar un incremento generalizado de movi-mientos sociales que, entre otras causas, dan cuenta del malestar que existe en la población chilena, exigiendo mayor igualdad ( Grez, 2011 ; Segovia & Gamboa, 2012). Estas demostraciones de descontento social detonaron en octubre de 2019 con el “Estallido Social”, donde millones de chilenos y chilenas marcharon y protestaron, entre otras razones, debido a la desigualdad que existe en Chile ( Güell, 2019 ; Jiménez-Yañez, 2020 ).

De hecho, el coeficiente de Gini estimado por Rodríguez siempre supera el valor de 0,45, lo que corresponde a una alta desigualdad según los criterios internacionales. Primero, debemos reconocer que América Latina es una de las regiones del mundo con la mayor desigualdad de ingresos y que esta es histórica y crónica (PNUD, 2017). No obstante, esta desigualdad crónica e histórica difícilmente puede explicarse por la mera presencia de algunas modernizaciones lideradas por el capitalismo y por el libre mercado en Latinoamérica. De hecho, son pocos los países de la región que han abrazado seriamente el libre mercado y las reformas impulsadas por la libertad económica y el libre comercio.

El Golpe De La Disaster Venezolana A La Salud Psychological: Los Hospitales Psiquiátricos Son Los Grandes Olvidados América Futura El País América

En un contexto en donde más de la mitad de la población mundial aún carece de servicios esenciales de salud, cerca de 800 millones de personas gastan más de 10% de su ingreso acquainted en salud, y casi one hundred millones caen en condición de pobreza monetaria a causa del gasto de bolsillo en salud2 – four , las DSS además han sido reconocidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El Banco Mundial se ha comprometido a ayudar a los países en desarrollo a lograr la cobertura sanitaria universal a través de sistemas de salud más sólidos y más resilientes y proporcionar servicios sanitarios de calidad y asequibles para todos, especialmente las personas más vulnerables durante épocas de crisis. La institución apoya los esfuerzos de los países para prevenir pandemias mediante el fortalecimiento de los sistemas de salud humana y veterinaria, así como las conexiones entre ellos en el enfoque denominado “Una Salud”. Entre 2010 y 2022, la AIF, el fondo del Banco Mundial para los países más pobres, ha financiado intervenciones de salud esenciales dirigidas a más de one thousand millones de personas y vacunas para casi 440 millones de niños. Esto es el resultado del fuerte énfasis del Banco Mundial en la conservación y el fortalecimiento de los sistemas de atención primaria de la salud para que puedan enfrentar las emergencias sanitarias y proporcionar servicios a las poblaciones más vulnerables, afectadas por crisis y difíciles de alcanzar. La pandemia de COVID-19 ha generado costos sanitarios y económicos devastadores, pero también creó una oportunidad única en una generación de introducir cambios estructurales en el sistema sanitario.

Las aspiraciones normativas pueden ser loables, pero habitualmente se observa una variación appreciable en lo que respecta a concretarlas plenamente y en los grupos que se benefician con ellas. Por ejemplo, a nivel native, los grupos que tienen menos influencia en una comunidad podrían no llegar a tener acceso a servicios básicos. Es clave plantear estrategias de implementación que puedan responder de forma rápida y versatile para cerrar estas brechas. Los encargados de formular políticas deben redoblar sus esfuerzos para hacer crecer las economías [de sus países], protegiendo al mismo tiempo a los más vulnerables. Si se empodera con determinación a las mujeres, las niñas y los jóvenes, el impacto se multiplica aún más en las comunidades y entre generaciones.

Las diferencias en salud, en la expectativa de tener una vida saludable, varían mucho entre los diferentes países y dentro de cada de uno de ellos, sean pobres o ricos. Esas desigualdades no son tan visibles como medir la pobreza en valor absoluto o relativo, sin embargo, dañan profundamente la salud de las personas. Casi 700 millones de personas en todo el mundo viven en situación de pobreza extrema y subsisten con menos de USD 2,15 al día, esto es la línea de pobreza extrema. Con sede en el Banco Mundial, el fondo proporcionará un flujo específico de financiamiento a largo plazo adicional para fortalecer las capacidades de prevención, preparación y respuesta en relación con pandemias en los países de ingreso bajo y mediano y abordar deficiencias críticas a través de inversiones y apoyo técnico a nivel nacional, regional y mundial. “No hemos visto la escala de transformaciones que necesitamos para asegurar que podamos brindar atención a todas las personas, ni la escala en la capacidad para mejorar la preparación y la respuesta durante las emergencias de salud pública,” dijo.

La prioridad sigue siendo controlar la crisis sanitaria con un enfoque integral y acelerar los procesos de vacunación contra el COVID-19, dicen dos agencias regionales de la ONU, recordando que la pandemia ha costado más de 1,5 millones de vidas en esa zona del mundo. «Como resultado, los grupos más pobres y los que viven en zonas rurales son los que menos pueden obtener servicios sanitarios, y los que tienen menos probabilidades de poder hacer frente a las consecuencias de pagarlos». Son las conclusiones de dos informes presentados en el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, que ponen de manifiesto el devastador impacto del COVID-19 en la capacidad de las personas para obtener atención sanitaria y pagarla.

El HMPI considera cuatro dimensiones y 12 indicadores, teniendo cada uno de ellos un peso equivalente ( Tabla 1 ). La sección 2 presenta brevemente las metodologías empleadas en la medición de la pobreza monetaria y multidimensional, y luego se describe la medida de asociación que se emplea para medir el grado en que los distintos índices e indicadores identifican simultáneamente a los individuos en su condición de pobreza y carencias en salud. De la misma forma, resulta elementary llamar la atención sobre el fenómeno de las violencias por razones de sexo y género. En consonancia con todo lo dicho, se puede vincular la condición de pobreza con la falta de oportunidades y capacidades, que se presentan en los individuos de una determinada población. Es dicha carencia, lo que ocasiona el deterioro en las condiciones de salud, trabajo y calidad de vida de los individuos, que en gran medida, afecta a los grupos sociales más desposeídos.

El Grupo Banco Mundial concentra sus inversiones e investigaciones en el sector de la salud en esferas que son especialmente importantes para ayudar a los países a lograr la cobertura sanitaria common antes de 2030, fortalecer sus sistemas sanitarios y dar prioridad a la atención primaria de salud. El progreso en salud ha tenido lugar en países como México que coincide con Chile en aspectos como la liberalización comercial y el progreso tecnológico, pero no necesariamente en sus políticas públicas en salud26 . Por otra parte, el desarrollo del sistema mixto de seguros de salud ha contribuido, por una parte, a promover la cobertura common de salud, pero por otra, ha traído como consecuencia un creciente gasto de bolsillo de familias en salud, aumentando así el riesgo de padecer pobreza monetaria entre los hogares con menores ingresos. El vivir en condiciones de pobreza puede resultar en una vida de desnutrición, insalubridad, viviendas en malas condiciones y enfermedades prevenibles sin tratar. Las enfermedades empeoran la situación económica de las personas y causan atrasos o hasta deserción escolar en los niños. Su apadrinamiento o donación tiene un impacto positivo y duradero en la vida de nuestros niños al brindarles acceso a atención médica, medicamentos y educación sobre la higiene, nutrición y más.

El año 2020 fue un punto de inflexión, cuando la desigualdad mundial aumentó por primera vez en décadas, ya que las personas más pobres soportaron los costos más altos de la pandemia. Los más pobres también sufrieron grandes retrocesos en materia de salud y educación que, si no se abordan con medidas de política, tendrán consecuencias duraderas en sus perspectivas de ingresos en el futuro. En 2019, antes de la pandemia, el 68% de la población mundial estaba cubierta por servicios sanitarios esenciales, como los servicios de salud reproductiva; de inmunización; el tratamiento del VIH, la tuberculosis y la malaria; y los servicios para diagnosticar y tratar enfermedades no transmisibles como el cáncer, las afecciones cardíacas y la diabetes. Aunque antes de la pandemia se logró que el 68% de la población mundial estuviera cubierta por servicios sanitarios esenciales, no se ha conseguido que la atención sea más asequible.

Por ejemplo, ha permitido el acceso al agua potable, ha reducido las muertes causadas por enfermedades transmitidas por el agua y ha mejorado la higiene para reducir los riesgos para la salud relacionados con el consumo de agua no potable y la falta de saneamiento. La directora de la escuela de psicología, que tiene a su cargo 1.100 estudiantes, profundiza, por su parte, sobre el trauma social causado por la migración masiva, que ya tiene carácter de éxodo, por la que cerca de eight millones de personas han abandonado el país en los últimos años, según la ONU, una quinta parte de la población del país. “Cada familia en Venezuela cuenta con alguien que se ha visto obligado a migrar y esto genera un trauma, tristeza, angustia y un estado de extrema soledad en el caso de personas mayores, que han visto como sus hijos han tenido que dejar el país”, subraya la doctora.

En la Agenda 2030, el Objetivo 1 reconoce que acabar con la pobreza en todas sus formas y en todas partes es el mayor desafío international al que se enfrenta el mundo en la actualidad y es un requisito indispensable para el desarrollo sostenible. En 2020, la crisis de la COVID-19 provocó el retroceso más significativo en la reducción de la pobreza mundial en décadas, ya que 71 millones de personas más cayeron en la pobreza extrema ese año en comparación con 2019. En abril de 2020, las Naciones Unidas emitieron un Marco de la ONU para la respuesta socioeconómica inmediata ante el COVID-19 y crearon el Fondo del Secretario General de las Naciones Unidas para la Respuesta y Recuperación en relación con el COVID-19.

pobreza y salud oms

Pero se desconocen datos precisos de la magnitud del problema, ya que el Gobierno de Venezuela no ofrece estadísticas. La doctora Mariemma Antor Troconis, psicóloga clínica y directora da la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela cube que la crisis “afecta a todos los hospitales públicos y en especial modo a aquellos pocos centros psiquiátricos que siguen funcionando”. Sin duda, continúa Antor, “los hospitales psiquiátricos son los grandes olvidados del sistema de salud venezolano”.