Al finalizar este artículo, los lectores comprenderán en profundidad los impactos de la desigualdad económica en diferentes áreas de la sociedad, desde la salud y la educación hasta la política y la criminalidad. Además, exploraremos diversas perspectivas sobre este tema y presentaremos posibles soluciones y recomendaciones para reducir la desigualdad y promover una sociedad más justa. En este contexto, la pink de investigación desiguALdades.internet persigue diversos objetivos. Uno de ellos es contribuir a la discusión sobre desigualdades en América Latina al fomentar el intercambio de ideas entre estudios de área y otras ciencias sociales organizadas en disciplinas. Un segundo objetivo es proveer de insumos metodológicos y teóricos a las discusiones actuales sobre desigualdades sociales en el contexto global. Por último, mediante la investigación empírica en América Latina, la pink también busca contribuir a una comprensión más diferenciada de las desigualdades sociales, que tome en cuenta las interdependencias multidimensionales y transregionales.
En muchos lugares del mundo, los grupos sociales que más tienen se erigen en el derecho de acaparar el grueso de los recursos que, en realidad, pertenecen a toda la ciudadanía; de esta manera la brecha social se ensancha. Seguramente habrás oído hablar más de una vez de la desigualdad social, término que en los últimos años ha cobrado especial protagonismo cuando se trata de analizar las relaciones geopolíticas internacionales o la inclusión de sectores sociales que, por diversas razones, han estado históricamente marginados. Butler-Pérez destacó que “las desigualdades sociales se ven incrementadas luego de un evento atmosférico ante el desastre político manifestándose en la falta de acceso a servicios de salud, vivienda, empleo y acceso a servicios esenciales. Además, debido a nuestro estatus colonial, las decisiones económicas del país son tomadas por una Junta de Control Fiscal impuesta por el Congreso haciendo invivible el país para los boricuas”. “Hemos denunciado que, desde el 2017, el mandato de una Junta de Supervisión Fiscal y sus medidas de austeridad han deteriorado el acceso a servicios esenciales. Reconocemos que estas políticas han sido un factor determinante del daño social, económico y político.
En segundo lugar, algunas de las medidas de reducción de las desigualdades que se señalan en este análisis forman ya parte del conjunto de acciones realizadas por la cooperación española en América Latina –educación, sanidad, promoción del desarrollo rural, microcréditos–. En base a un diagnóstico previo, la cooperación española podrá focalizar en mayor medida las actuaciones realizadas en estas áreas hacia la reducción de las desigualdades. Sobre este punto, conviene señalar que diversos estudios señalan el éxito de las políticas de promoción del sector rural. Asimismo, España podría presentar ventajas comparativas frente a otros donantes en sectores en los que goza de una amplia experiencia propia.
Así, la sostenibilidad social, medioambiental y fiscal no son elementos contrapuestos sino ingredientes imprescindibles para la receta española de un crecimiento equilibrado. Reducción que, erróneamente, se interpretó como la antesala de que a finales de 2022 entraríamos en recesión. Por ello, no es de extrañar que, en diciembre de ese año, se eligiera permacrisis como palabra del año, desigualdad e igualdad para definir esa sucesión de calamidades que acababan “paralizando a la sociedad”. Todavía existe la oportunidad de reducir significativamente estas cifras y gestionar mejor la migración climática interna si se realiza un esfuerzo mundial concertado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, apoyar un desarrollo verde, inclusivo y resiliente.
Uno de los temas de esta edición será cómo conseguir que el crecimiento de la riqueza permita una mayor inclusión económica, lo que, como deja claro este mapa, es una necesidad urgente en muchas regiones del planeta. Especialmente en el Sur de África y América Latina abundan los países con una desigualdad extrema, con Sudáfrica como Estado con la riqueza peor distribuida (con coeficiente Gini de sixty three sobre one hundred puntos), según el Banco Mundial. La globalización ha tenido un impacto profundo en la sociedad, desde la forma en que trabajamos y vivimos hasta la desigualdad y los desafíos que enfrentamos. Si bien ha impulsado el crecimiento y la eficiencia, también ha generado desigualdades y riesgos financieros. La desigualdad cultural es la disparidad entre personas o sectores respecto a la posesión y uso de recursos culturales.
Una ética económica global –una visión fundamental común de lo que es legítimo y justo– se fundamenta en principios y valores morales que desde tiempos inmemoriales han sido compartidos por todas las culturas y apoyados por la experiencia práctica común. Un marco ético robusto sostiene tanto la operación como los efectos de los mercados globales y de las instituciones exteriores al mercado. Las desigualdades, como parte de una estructura, se interseccionan entre sí generando que las posibilidades sobre todo económicas de unas familias incrementen de manera exponencial y que las de otras familias se estanquen.
Mejorar el acceso a los bienes y servicios básicos es otra propuesta común para acabar con la desigualdad social. Dicha propuesta acentúa lo importante que es para los miembros de una sociedad el acceso a la educación y a la vivienda, servicios públicos estables, y espacios de recreación y formación laboral. Esta propuesta requiere, entre otras cosas, cierto grado de desprivatización de modo que los sectores menos favorecidos puedan acceder más fácilmente. Otra de las propuestas para combatir la desigualdad social es reducir las brechas salariales, lo que es una causa directa en la marginación social, el empobrecimiento y la explotación laboral. La reducción de las brechas salariales implicaría cambios en la legislación laboral que contemplen la desigualdad de género y la nivelación common de los salarios de manera que el valor del trabajo realizado sea retribuido equitativamente.
En la actualidad, las mujeres reciben en promedio entre thirteen y 15% menos ingresos que los hombres y enfrentan una mayor propensión al descenso en la escala socioeconómica, si parten de una posición privilegiada, y a continuar en una situación de marginación si nacen en hogares pobres. No es posible reducir brechas sociales si no conocemos cuáles son y si no diseñamos políticas encaminadas a disminuirlas. Como lo señala este informe, estudiar las desigualdades tiene una gran pertinencia social y política por los efectos que éstas tienen sobre las vidas de las personas, sobre el desempeño económico, la integración social y la solidaridad en las comunidades.
El análisis de las desigualdades interdependientes25 en América Latina resulta particularmente adecuado para la ampliación de las perspectivas presentadas en este trabajo. Por ejemplo, los entramados ahora involucran más casos que a las potencias coloniales europeas de antes. En la actualidad, los contextos transpacíficos de entramados adquieren influencia sobre la creación de desigualdades en América Latina (Rosales y Kuwayama, 2012). La investigación histórica más reciente se ha dedicado a los entramados transnacionales, subrayando la relevancia analítica del concepto de interdependencia. Al usar varias cadenas de producción y de mercancías como ejemplos, analizan cómo se entretejen los procesos globales (externos) y políticos (internos).8 desigualdad de la globalización En la médula de estos estudios se ubica el papel histórico de América Latina como abastecedora de materias primas y productos agrícolas para la economía mundial.
Una forma son las interdependencias entre distintos ejes de desigualdad (clase, género, etnicidades, «raza», lugar de residencia, etcétera), desde los que una persona o grupo se posicionan y desde los que participan en las jerarquías socioeconómicas y de poder político. Investigar las desigualdades desde la perspectiva del nacionalismo metodológico implica conceptualizar la sociedad y lo social desde el Estado-nación, sin reflejar sus implicaciones. Por un lado, ha generado la creación de empleos en sectores emergentes y ha permitido un acceso más amplio a oportunidades de empleo en el extranjero.
La perspectiva de la legalidad desde el punto de vista externo (obligación por coacción externa) es insuficiente para entender el sentido de la obediencia de los ciudadanos a las leyes civiles. Kant piensa que la disposición para actuar respetando el derecho sólo se consigue potenciando el móvil ethical a través de la educación, o lo que es lo mismo, mediante el desarrollo de las facultades y capacidades propias del hombre, tanto las de su naturaleza empírica como las de su razón. Una de las causas que motivaron las masivas y violentas movilizaciones fue la desigualdad económica y social que obligaron al gobierno de Sebastián Piñera a convocar a una consulta nacional para reunir una Asamblea Constituyente encargada de redactar una nueva constitución. Los miembros de la Constituyente eligieron a Elisa Loncón, mujer indígena de la etnia mapuche, presidenta del órgano que tiene como objetivo elaborar la nueva Carta Magna. El coeficiente de Gini que mide la desigualdad, donde 0 equivale a la igualdad absoluta y 1 la desigualdad absoluta, entre las siete mayores economías del mundo, Estados Unidos lidera la desigualdad económica, registrando un índice de 0.41, China zero.38, Reino Unido e India zero.35, Francia y Japón 0.32, Alemania zero.31 (Banco Mundial, 2021). La declaración “Hacia una ética mundial” de 1993 es el marco ético de referencia de este nuevo Manifiesto por una ética económica global.
Como la COVID-19 ha provocado un cambio de suerte para los pobres y vulnerables, no se pueden perder de vista los desafíos del cambio climático y las medidas urgentes que exigen. La deuda es más de lo que parece, si nos atenemos a las conclusiones del informe La transparencia de la deuda en los países en desarrollo (i). Según el último informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos), una escalada del actual conflicto en Oriente Medio —sumada a las perturbaciones causadas por la invasión de Rusia a Ucrania— podría empujar a los mercados mundiales de productos básicos hacia terrenos desconocidos. En 2017, Oxfam Intermón reivindicaba al G7 que actuara para poner fin a las cuatro hambrunas que en Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen están poniendo en peligro la vida de su población, pues los siete países más pudientes del mundo podrían sufragar la mitad de los fondos que se requieren para lograrlo.
Los trabajadores pueden enfrentar condiciones laborales más inestables y salarios más bajos debido a la competencia global. Sin embargo, también ha creado nuevas oportunidades de empleo en sectores emergentes y ha impulsado la demanda de trabajadores altamente capacitados. Además, la globalización ha generado una mayor competencia en el mercado laboral, lo que ha llevado a la precarización del empleo y la disminución de los salarios en algunos sectores.