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Archivo Mandataria En Congreso Chileno De Pediatría Social: Hemos Avanzado Mucho, Pero Persiste Una Desigualdad Social Enorme

La desigualdad educativa empuja a muchas niñas y niños fuera de las aulas escolares, haciéndolos vulnerables a la explotación al entorno legal e incluso en casos extremos, al tráfico de personas. Para hacer visible este problema, desde Good Neighbors Chile hemos preparado una recopilación de datos alarmantes sobre la desigualdad educativa y la pobreza en Chile. Primero, existe una distancia abismal entre las ideas políticas de la ciudadanía y de la elite económica. La ciudadanía quiere mayoritariamente que el Estado se haga cargo de un conjunto de temas claves para la sociedad, mientras que la elite económica, por el contrario, prefiere un Estado que no asuma tal responsabilidad.

Una ciudad justa es el espacio que garantiza una distribución equitativa de los bienes públicos, del poder de decisión y de la diversidad social y cultural. Por eso, no solo debemos asegurar igualdad en la calidad ambiental, el espacio público, el transporte colectivo o el equipamiento social y cultural, sino que tenemos que resolver la desigualdad en el acceso a los beneficios y oportunidades de la ciudad. Esto requiere de equilibrio en el suelo bien localizado, participación ciudadana vinculante y barrios socialmente integrados.

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Las llamadas “habilidades blandas” terminan siendo datos duros en la productividad de las personas. En ambos aspectos tenemos déficits, tanto por la calidad y cobertura de la educación preescolar y básica formal, como en el apoyo que pueden entregar las familias, muchas veces disfuncionales, a sus hijos. Es en esta etapa educativa donde debemos enfocarnos, lamentablemente no es prioridad para el actual definicion de organizacion sin fines de lucro gobierno, prefiere destinar cuantiosos recursos a condonar las deudas de educación superior. La desigualdad de resultados en Chile está profundamente relacionada con la segregación escolar. Pero los esfuerzos por pensar la integración social, es decir, lograr que personas de distintos niveles socioeconómicos estemos en las mismas escuelas, han sido escasos y tardíos.

Quienes tienen menos educación formal e ingresos, viven menos años y de forma menos saludable. Asimismo, sociedades más inequitativas tienden a tener peores resultados globales que las que podrían tener en un escenario de mayor igualdad. Un sistema de salud universal, eficiente, y equitativo puede amortiguar dichas desigualdades, incluso si éstas son consecuencia de profundas inequidades de la pobreza al poder sociales. Nuestro sistema de salud divido, entre ricos y pobres, determinado por la capacidad de pago de las personas, actúa profundizando estas desigualdades. No obstante, el plan muestra un enfoque en la dimensión ex-ante, por sobre la otra dimensión, y dentro de esta, en aquellas acciones dirigidas principalmente a reducir las brechas que se generan por las variaciones en el contexto social.

Tres expertos ayudan a dibujar el mapa que habitamos en Chile y a detectar las posibles causas de esta condición. “En muchos casos los bajos salarios son porque trabajan en empresas menos productivas que no pueden dar mayores salarios. Las empresas más productivas tienen menores niveles de rotación laboral y mayor proporción de contratos indefinidos”.

Además de rescatar los valores de Jesús como lo hizo Pablo, es ne cesario, en tercer lugar, considerar una y otra vez qué sistemas de eficacia pueden contribuir a hacerlos posible. En efecto, las “ideologías” no han muerto; están vivas y son necesarias, como mediaciones para la acción (Verdugo, 1992). No es de extrañar, pues, como lo hemos visto en los análisis sociales reseñados en la primera parte de este trabajo, la prioridad que debe dársele a la discusión ideológica y política. Esta es ineludible si no queremos, por una parte, caer en un idealismo ineficaz o, por otra, en la violencia que solo trae más violencia. Una de las principales causas que ha conducido a dicha desigualdad en el contexto de la globalización es –usando la terminología de ciertos politólogos- la Corporatocracia, es decir, el gobierno invisible de las corporaciones, compuesto por la élite política, empresarial y financiera. Las consecuencias y causas de la desigualdad en Chile, uno de los ejes centrales del estallido social que afecta el país, fueron analizados en profundidad en el conversatorio que reunió a expertos de la Universidad Católica del Norte (UCN) con la comunidad antofagastina.

De esta investigación se concluye, principalmente, que la desigualdad remuneracional, medida bajo la metodología de Palma, afecta significativa y negativamente al crecimiento económico. A raíz de este hallazgo es factible mencionar que se cumple con el objetivo central de este estudio y se valida la hipótesis en él presentado. Por supuesto, se nombra también como causa de la desigualdad el déficit educacional, pero centrado en su financiamiento y no en la calidad de lo que se entrega. Mal, porque el problema de la calidad es lo suficientemente grande para opacar otras causas de la desigualdad. El déficit de capital humano que tenemos en Chile no sólo es la causa principal de la desigualdad, sino también del nulo crecimiento de la productividad en las últimas dos décadas.

Por otra parte, los resultados encontrados, luego de examinar las acciones públicas para reducir las desigualdades, proponen la necesidad de realizar un análisis sobre los indicadores que están siendo utilizados para cuantificar las disparidades en el país y cómo se están utilizando para tomar decisiones. Como se explicó en el primer apartado de este artículo, los indicadores son una herramienta que cuantifica una realidad y facilitan los procesos de toma de decisiones. En este sentido, es importante destacar que no son el único instrumento utilizado para decidir a nivel de autoridades, pero sí una parte importante ( Mügge, 2015 ; Coyle, 2016 ).

Distancia, falta de transporte, enfermedades frecuentes, vestimenta inadecuada, falta de útiles escolares, inadecuadas en las poblaciones vulnerables. Quinto, la elite social (dirigentes sindicales, estudiantiles, etcétera) es la que, por lejos, mejor representa políticamente los intereses de la ciudadanía. Aquello contrasta con la visión política, repetida por la derecha, sus medios, y cada cierto tiempo coreada por sectores de la centroizquierda, de que la irrupción de los movimientos sociales puede hacer peligrar la capacidad de nuestra democracia de representar los intereses de la mayoría.

Desiguales destaca el rol que le cabe a la política pública en igualar el acceso a los servicios sociales, reducir la concentración del ingreso en el 1% más alto y romper el vínculo entre el dinero y la influencia en las decisiones públicas. OECD (2012) postula la necesidad de reformas tributarias que combinen ajustes en impuestos (algunos hacia la baja, otros al alza) con políticas de subsidios al trabajo de los sectores de menores ingresos. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional.

Sin embargo, y como se presentará a continuación, esta no sería la única dimensión de las disparidades a la que hay que aludir para disminuir las brechas existentes en Chile de manera efectiva. De esa manera, una de las manifestaciones de la desigualdad socioeconómica es que muchas veces las personas se sienten menoscabadas, “miradas en menos” o “pasadas a llevar” debido a ese factor. En efecto, la investigación del Pnud, revela que el 41% de los chilenos experimentó “malos tratos” en el último año, lo que afecta mucho más a las personas de clase baja. “Las personas entienden que no tenemos todos que ganar lo mismo, y eso no genera un problema, pero una demanda mucho más potente de parte de la sociedad es el buen trato” en el comentario de una de las investigadoras.

A pesar de la información que vemos, seguimos viendo cómo la política sigue ensimismada en sus propias causas y convicciones, y no en las de la ciudadanía. Transmitiendo una y otra vez su visión del problema y no palpando la realidad agobiante que viven muchas familias. Sin embargo, en cualquier escenario, especialmente el actual, parece inconcebible abandonar la pelea contra la pobreza, aunque el discurso contra la desigualdad esté en su auge de popularidad.

Considerando lo anterior, es posible afirmar que el trabajo de investigación se alinea a estudios anteriores respecto del área económica analizada. Por medio del Coeficiente de Gini se puede determinar la desigualdad en el ingreso, tomando entre 0 y 1, donde 0 corresponde a la máxima igualdad de la distribución del ingreso y 1 corresponde a la máxima desigualdad; es decir, una persona tiene el control total de los ingresos. Estas mejoras en la educación de la mujer han sido acompañadas por un crecimiento impresionante en la participación de la mujer en el sector laboral. La tasa de participación en la fuerza laboral (PFL) de las mujeres en edad productiva (15 a sixty four años) en Chile pasó de 37.4% en 1996 a 55.7% en 2014. Asimismo, señaló que tras estos logros “Chile Crece Contigo” está en proceso de expansión y pasará de atender a la población infantil desde la gestación a los 4 años, hasta los 9 años, de manera que cubra hasta el primer ciclo de la educación básica. Junto a ello, indicó que se envió al Congreso el proyecto de ley que crea el Sistema de Garantías para la niñez, otro que crea la Subsecretaria de la Infancia y el que crea el Defensor del niño.

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Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Y afirma la necesidad de una distribución que garantice la independencia y la voz de todos.

La información factual está acompañada de reflexiones sobre el significado de los hechos, incluyendo los enfoques de muchos de los autores consultados. Las referencias a novelas, a la prensa, a los himnos, a las canciones y a la poesía popular ayudan a dar una percepción más directa de los principales hechos. La comparación con sucesos ocurridos en otros países latinoamericanos y las menciones a la influencia de hechos de carácter mundial permiten comprender la historia chilena dentro de un marco de referencia más amplio. Una segunda conclusión es que, en los programas, las diversidades mencionadas no hacen referencia a las desigualdades, tensiones, conflictos y discriminaciones que viven los grupos que se mencionan. En algunos casos, las referencias a las diversidades se realizan desde una perspectiva de déficit, de acuerdo a un criterio de normalidad que no se problematiza, restringiendo la apertura a otras formas de aprender. Esto se observa en las diferencias en las capacidades de aprendizaje (NEE) o socio-culturales, que constituyen barreras para el aprendizaje y serían una dificultad para los docentes.

Conocer los derechos de las niñas y niños nos sensibiliza y nos hace responsable de su cumplimiento. Es reconocer que son seres humanos y titulares de sus propios derechos, al igual que los adultos. Es prestar atención a sus derechos específicos adecuados a sus necesidades especiales. Estos Derechos se crean para buscar el adecuado desarrollo de la infancia, la cooperación internacional en esta materia y que los derechos se apliquen de manera global. Es importante que el gobierno use los datos existentes sobre los rendimientos escolares para hacer una conclusión informada de cómo mejorar el sistema educativo.

precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de zero.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2). En un momento en el que se contabilizan al menos 15 muertos provocados por los disturbios, el sociólogo e investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP) Aldo Mascareño explica en una entrevista a LA RAZÓN cómo la sociedad chilena ha llegado hasta este punto. En suma, la categoría de etnia se usa principalmente para abordar contenidos históricos del pasado. Cuando se problematiza, se hace de manera conservadora, atribuyendo los malos resultados educativos a las carencias propias del estudiante.

Adicionalmente, se provee acceso a actividades extracurriculares en áreas de ciencias desde la robótica, artes desde la creación cinematográfica y al desarrollo socioemocional de forma específica y transversal en cada programa. Además, esta desigualdad también conduce a la pobreza, creando un ciclo en la relación. Una buena educación, según expertos, tiene la función de adquirir habilidades y certificar conocimientos para participar aún más en la sociedad, y sirve para “socializar”. Pero, además, el libro hace un análisis crítico de la capacidad de las políticas culturales públicas de adaptarse a los vertiginosos cambios que se están dando en las formas de participación y de responder a los nuevos hábitos y motivaciones de los ciudadanos. La equidad, condiciones y calidad de vida urbana están directamente relacionados con proyectos urbanos integrales, imbricados con políticas de densificación variable y límite al crecimiento en el territorio, donde el sistema de parques, espacios públicos y colectivos promuevan la integración social.

Se puso en duda, como nunca, la protección de los llamados derechos civiles y políticos. La desigualdad educativa es provocada por las diferencias en las oportunidades formativas que afectan las condiciones de vida a futuro. La educación es un derecho, pero no todas las personas tienen el mismo acceso a la misma calidad.

Por eso, no solo debemos asegurar igualdad en la calidad ambiental, el espacio público, el transporte colectivo o el equipamiento social y cultural, sino que tenemos que resolver la desigualdad en el acceso a los beneficios y oportunidades de la ciudad. Esto requiere de equilibrio en el suelo bien localizado, participación ciudadana vinculante y barrios socialmente integrados. Desiguales destaca el rol que le cabe a la política pública en igualar el acceso a los servicios sociales, reducir la concentración del desigualdades materiales ingreso en el 1% más alto y romper el vínculo entre el dinero y la influencia en las decisiones públicas. OECD (2012) postula la necesidad de reformas tributarias que combinen ajustes en impuestos (algunos hacia la baja, otros al alza) con políticas de subsidios al trabajo de los sectores de menores ingresos. Esta situación, a su vez, limita las posibilidades de progreso de las sociedades, ya que se pierden capacidades de generación de nuevos negocios y otras instancias de mejora del bienestar de la sociedad.

Daniel Palma, académico del Departamento de Historia de la Universidad Alberto Hurtado señala a la desigualdad como la causa de este comportamiento. Recientemente, el investigador COES y profesor asociado de la Escuela de sociología de la Universidad Diego Portales, Modesto Gayo, publicó su último libro titulado “Clase y cultura. Reproducción social, desigualdad y cambio en Chile”, con la editorial Tirant Lo Blanch, cuya presentación oficial se realizará el viernes 20 de marzo. Julio-Maturana, C., Rubí, A., Mohammad, M., Conejeros-Solar, L., Rojas, C., & Cortés, A.

Este mecanismo de asignación de recursos fiscales, históricamente, no ha logrado focalizar su inversión en la población más susceptible, siendo sus beneficiarios personas residentes de las comunas más ricas y con mayor índice de desarrollo humano de Chile, según propios análisis del MINCAP. Esto no significa que, en los sectores populares del país no exista la actividad cultural. La actividad cultural, como actividad inherente a toda sociedad se desarrolla en todos los territorios, inclusive en los más excluidos del país, pero sin apoyo del Estado. Las estadísticas de género que se presentan en este sitio permiten visibilizar y comprender las brechas, barreras e inequidades entre hombres y mujeres en la sociedad. Las desigualdades se expresan en distintos ámbitos de la vida de las personas, a nivel económico, cultural y social, como en su identidad de género, el trabajo, las barreras financieras, el uso del tiempo, la participación en decisiones políticas, la toma de decisiones sobre el propio cuerpo, entre otros.

Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado define la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. En sociedades con un proceso de modernización muy rápido, como es el caso de la sociedad chilena, se van acumulando tensiones a lo largo de los años por diferentes motivos. En el caso de Chile tiene que ver con que la modernización no ha llegado igual -o no se ha ajustado de la misma forma- a las diferentes realidades sociales, provocando dificultades en el acceso a la educación o a los servicios de salud, las pensiones son muy bajas porque dependen directamente de unos salarios muy bajos, (…). Como un desafío actual, que incluye racismo y discriminación (In2), realidad respaldada por los estudios que muestran discursos discriminadores en contra de los migrantes (Martínez et al. 2021), que afectan la convivencia escolar entre pares (Roessler, 2018). Las discriminaciones producidas por estereotipos raciales y culturales requieren de un enfoque intercultural en la formación, para avanzar hacia una sociedad más humana y justa. Es en este contexto donde el programa educativo asume un rol importante como herramienta que orienta en una determinada dirección, de transmisión de valores, saberes, habilidades, ideales, historia, símbolos, alcances, metas y objetivos que son necesarios de reproducir para el desarrollo de las sociedades modernas (Donoso & Benavides, 2018).

La ciudadanía ha sido vista como fuente de caos, animalidad, instintos, frente a la sabia razón que inspiraría a los grupos dominantes. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional. Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–.

Por último, la desigualdad tiende a causar situaciones de conflicto social que, a su vez, pueden derivar en consecuencias que afectan las posibilidades de desarrollo, ya sea a través de situaciones de inestabilidad política o por el tipo de políticas económicas implementadas. Es preciso advertir que incluso los países más igualitarios exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un appreciable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la

desigualdad social y cultural

El historiador económico y social Walter Scheidel, en un estudio de largo aliento publicado en español hace un par de años (2018), inicia su monumental obra mostrando como la brecha entre ricos y pobres se torna cada vez mayor y más peligrosa. Como ejemplo preliminar, señala que en el año 2015 las setenta y dos familias más ricas del planeta eran propietarias de tanta riqueza private neta como la mitad más pobre de la humanidad; es decir, 3.500 millones de seres humanos. Los desequilibrios que se dan a nivel mundial, se replican también al interior de las sociedades o países. Pero lo más perturbador de su documentado análisis, que considera miles de años y distintas sociedades y continentes, consiste en que la violencia y algunas desgracias han sido el gran issue que ha contribuido a nivelar las desigualdades emergentes a lo largo de la historia. En efecto, la civilización no se ha prestado para nivelaciones pacíficas en sus años de existencia. Al contrario, en épocas de estabilidad, las desigualdades no han hecho más que aumentar hasta niveles que acaban siendo insostenibles, al punto de desembocar en asaltos igualitaristas abruptos.

Este proceso permitió identificar qué grupos se mencionan asociados a la diversidad, que la cultura dominante no suele reconocer, y luego identificar la finalidad de su consideración en los cursos. Mientras que las tasas de educación y alfabetización están aumentando en todo el desigualdad y exclusion social mundo, no queda claro si se está disminuyendo la desigualdad educativa. Por eso, hay necesidad de aumentar la educación en los sectores en crecimiento como la tecnológica y habilidades sociales específicas adaptables al mundo que actualmente se necesita movilidad ocupacional.