«Vivimos en Chiles diferentes, ¿cuántas veces lo hemos escuchado? Entonces cuando se habla de las flores, de los 30 pesos, el «levántense más temprano, es no entender lo que está sucediendo en el resto del país», menciona respecto a algunas de las declaraciones de políticos chilenos las semanas y días previos al estallido del 18 de octubre. El lunes 4 de Agosto se inauguró la Octava Versión del Curso Pobreza y Salud que se impartirá hasta el mes de noviembre de 2014 con una presentación realizada por el Profesor Jorge Jimenez De la Jara, académico del Departamento de Salud Pública UC. Los organizadores destacan que por primera vez se vio una mayor participación de otras carreras de salud por sobre Medicina y se sumó un grupo de alumnos de la Facultad de Derecho. Podríamos sentirnos satisfechos ya que desde la década de los ninety,hemos avanzado comparativamente respecto de otros países de la región, principalmente con el Plan Nacional de Salud Mental que con tanto vigor fue implementado en la década del 2000, y con la construcción de nuevos Centros Comunitarios de Salud Mental.
Este ciclo de pobreza y exclusión se convierte en un bucle infinito, donde la falta de recursos lleva a mayores niveles de desigualdad, marginando aún más a estas comunidades. También busca asegurar el acceso efectivo y oportuno al sistema de salud (según necesidad de cada persona), especialmente de aquellos que por motivos de pobreza y otros relacionados, puedan verse imposibilitados de tener una mejor salud. El progreso en salud ha tenido lugar en países como México que coincide con Chile en aspectos como la liberalización comercial y el progreso tecnológico, pero no necesariamente en sus políticas públicas en salud26 .
Cada año el 17 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza. Una oportunidad para volver a hablar de un tema que, lamentablemente, no es recurrente en los titulares. Sería interesante ver si la pobreza resulta determinante en la salud cerebral en la vejez, añade el investigador, así cómo el actual periodo inflacionario publish Covid podría afectar. En 2013, por primera vez, Chile incorporó en la encuesta Casen aspectos que dan cuenta de los factores que entorpecen e impiden el pleno desarrollo de las potencialidades de sus ciudadanos, lo que, sin duda, es un progreso. Por estos días, en el fragor de las entrevistas periodísticas a propósito del lanzamiento de nuestra campaña anual de socios y del estudio sobre pobreza que hicimos con Adimark, he insistido en comentar las observaciones que se hicieron a la Iniciativa 25×25 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El trabajo está en transformación y necesita un periodismo que ponga a las personas primero.
Se trata de un fenómeno multidimensional, donde a la falta de ingresos se suma una serie de otros aspectos necesarios para garantizar las oportunidades de un pleno desarrollo. El sistema educacional chileno tiende a estigmatizar y marginar a jóvenes que presentan necesidades especiales o dificultades de aprendizaje, bajo rendimiento, ausentismo, indisciplina, sin darse cuenta de que se trata de respuestas adaptativas a la vivencia de la exclusión social en una de las etapas más complejas de la vida. Esta es una cara de la pobreza, que daña, duele y mata, como la grave enfermedad que es. De hecho, el 8% de los trabajadores de todo el mundo, y sus familias, vivían en situación de extrema pobreza en 2018. Garantizar la protección social de todos los niños y otros grupos vulnerables resulta crucial para reducir la pobreza.
Es necesario el monitoreo y evaluación del grado en que las políticas y programas específicos de protección social están cubriendo de beneficios a todos aquellos que efectivamente los necesiten. Se requiere que los programas y beneficios se realicen con eficiencia y adecuada cobertura según derechos y necesidades de la población. El camino hacia el ascenso social está repleto de barreras para aquellos en situación de pobreza. Estas barreras no son meramente económicas, sino que también incluyen limitaciones de acceso a educación de calidad, redes de apoyo social y oportunidades de empleo digno.
En el 2022 la tasa de pobreza multidimensional en hombres fue de 17,1% y en mujeres fue de sixteen,8%. El cambio entre 2017 y 2022 muestra que ambas categorías disminuyeron su tasa de pobreza multidimensional. En efecto, la tasa de pobreza multidimensional en hombres disminuyó de 20,6% a 17,1%, mientras que en las mujeres este indicador disminuyó de 19,9% a sixteen,8%. Pese a que la pobreza por ingresos está en una cota bajísima, la multidimensional informacion sobre la pobreza entre las personas mayores de 60 años, llega a 19%. Ya dijimos, es la multidimensional que como su nombre lo indica mide varias dimensiones, como salud, vivienda, educación, las que forman parte del bienestar de las personas y entrega un análisis más fino de sus reales carencias. La salud incide directamente en la pobreza multidimensional a partir de la decisión compartida como país, de medir el indicador de la mala nutrición.
“Existe algunas evidencias indirectas, pero en poblaciones industrializadas, ricas, la típica muestra de personas de clase media alta de EE.UU. Pero muchas veces tienen un valor limitado, porque las personas que nacen, se crían y envejecen en nuestra región, están influidas por muchas condiciones contextuales. Dificultades en el sistema de salud, y otras desventajas o determinantes sociales que en otros países no están presentes”, dice Fittipaldi sobre datos que representan conocimiento localmente relevante. En una comuna de bajo nivel socioeconómico es muy difícil que se salga de la pobreza, explica Vives.
El cambio de paradigma de salud desde un enfoque biomédico a un enfoque biopsicosocial es introducido por la OMS con el concepto de “Determinantes Sociales de Salud” (DSS). Así se integran a la salud las condiciones sociales en que las personas nacen, crecen, y se desarrollan1 . La situación y tendencias en protección social tienen implicancias para monitoreo y evaluación de ls situación social de los diversos grupos de la población y el rol que cumplen las políticas y el sistema de protección social. Ello, tanto en forma common cuando corresponda, o bien eficiente y eficazmente en los grupos más vulnerables y necesitados, cuado la protección social sea requerida por esos grupos.
Aquellos países que se han dedicado a disminuir la pobreza, generar empleos, incentivar el emprendimiento y otros aspectos que permiten un mayor desarrollo económico, gozan de mejor salud. En el ámbito laboral, por ejemplo, más de la mitad de las personas en pobreza multidimensional están ocupados, pero no tienen cotización previsional. En el resto de la población menos de un cuarto de las personas ocupadas tienen esa dificultad. Es la medición de las carencias en aspectos que las personas valoran en relación con su vida y que afectan sus procesos de desarrollo y esa necesidad organizaciones sociales sin fines de lucro impacta en la libertad que tienen los ciudadanos de elegir la vida que se quiere, ya que no tienen las capacidades para hacerlo. “No hemos visto la escala de transformaciones que necesitamos para asegurar que podamos brindar atención a todas las personas, ni la escala en la capacidad para mejorar la preparación y la respuesta durante las emergencias de salud pública,” dijo. Esta vez debemos construir sistemas de salud que sean lo suficientemente fuertes como para soportar choques, como la próxima pandemia y mantener el rumbo hacia la cobertura sanitaria universal”, añadió.
Concretamente en Chile, existen más de 240 mil personas con discapacidad mental, psíquica y/o intelectual, de las cuales el 40% se encuentra en situación de pobreza monetaria y/o multidimensional. Lo anterior, se traduce en mayores dificultades de acceso a los servicios de asistencia sanitaria, de apoyo social y redes, generando en ellos una importante situación de aislamiento. Sin embargo, la bajísima inversión de un 2,3% es difícil de entender cuando son variados y contundentes los indicadores que alertan respecto a que los trastornos de salud psychological se están convirtiendo en un importante problema de salud pública en nuestro país. Por ejemplo, el aumento significativo de las licencias médicas por esta causa en los últimos 10 años con cifras cercanas al 7% de la población; las tasas de envejecimiento y el incremento de las enfermedades crónicas de los chilenos, muchas de ellas asociadas a enfermedades mentales. Primero, independientemente de la forma en cómo la pobreza sea medida, los niveles de asociación de estas medidas con los indicadores disponibles de la dimensión salud han decrecido sostenidamente en el tiempo.
Esta estigmatización se manifiesta a través de prejuicios y estereotipos negativos hacia las personas en situación de pobreza, tratándolas como si su condición fuera el resultado de la pereza o la falta de ambición, en lugar de entenderla como el producto de complejas condiciones socioeconómicas. Vivir en condiciones de pobreza incrementa significativamente el riesgo de enfrentar problemas de salud psychological, como ansiedad, depresión y estrés crónico. Estas condiciones, a su vez, pueden obstaculizar la capacidad de una persona para buscar y mantener empleo, acceder a educación y participar plenamente en la sociedad, perpetuando así el ciclo de pobreza. Adolfo Ibáñez señala que personas mayores con nivel socioeconómico bajo presentan alteraciones en la atención, la memoria y la flexibilidad, lo cual dificulta el reconocimiento y expresión de emociones y la inferencia de los estados mentales de los demás.
A pesar de continuar siendo un problema, el porcentaje de personas en dicha condición (extrema o no) disminuyó desde el 29,1% en 2006 a 8,6% en 2017. Por otra parte, las personas y familias más pobres, que por su situación se ven enfrentadas a más dificultades de vida, tienen mayor riesgo de padecer un trastorno mental y de carecer de un acceso apropiado a tratamientos y apoyos oportunos y de calidad. Los resultados obtenidos revelaron que a lo largo del periodo estudiado, la incidencia de hogares en condiciones de pobreza que experimentaban privaciones de salud disminuyó de manera constante. Además, se encontró que la relación entre la pobreza multidimensional y las privaciones de salud era más sólida que la relación entre las privaciones de salud y la pobreza basada únicamente en ingresos monetarios. Un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital Regional de Talca y la Universidad de Talca en Chile examinó la relación entre la pobreza y la salud de la población.