Este artículo responde a esta pregunta desde el enfoque interseccional y sus metodologías cuantitativas. Así, partimos de comprender lo subnacional como un atributo o categoría social que interactúa con el género, la etnia y la condición de ruralidad para producir variaciones en marginaciones y privilegios. A partir del análisis de la distribución en la tasa de analfabetismo o escolaridad en grupos compuestos por la intersección de estos atributos, concluimos que las brechas étnicas, de género, y urbano-rurales se agravan y atenúan en unas regiones, y que a veces estas brechas tienen importantes variaciones regionales, y otras veces no.
Pero las brechas regionales entre indígenas rurales son extraordinarias, pues la diferencia entre la región con más y menos tasa de analfabetismo llega a ser 20 p.p. La comunicación digital, desde llamadas y video conferencias para temas educativos y laborales hasta la inclusión e implementación de eCommerce, se ha ido integrando en la cotidianidad, generando nuevos desafíos en su uso, pero también acentuado las brechas digitales que marcan las desigualdades sociales y económicas en millones de personas en América Latina. El término de “‘brecha digital”, que de acuerdo a Norris (2001), describe las desigualdades en el acceso a las TIC, ha venido cobrando relevancia en el contexto del a pandemia.
El uso tecnológico descrito no es sino expresión de problemas más amplios para comprender los ámbitos de autonomía y privacidad de las personas, con un propósito político. Por ello, dijo, es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte. Bárcena participó durante la semana en diversas sesiones del Foro global, en las que abordó el origen y la persistencia de la desigualdad en los países de la región, así como el impacto que, asociada al bajo crecimiento, esta tiene en el desarrollo, la innovación, la inclusión y la productividad. 9 Por eso mismo, y por limitaciones formales, no se despliegan los nombres de los municipios en los gráficos, aunque pueden derivarse del cuadro 2. Con todo, más que un análisis caso a caso, los gráficos permiten una apreciación de la relación entre nivel socioeconómico del municipio y su atractivo como destino para conmutantes (que desde un punto de vista más económico significa atractivo para la localización de puestos de trabajo o empleos).
A este ciclo se le asigna cierto bienestar de la emergente clase media y de los trabajadores asalariados. Se observa también que los programas de ayuda desplegados están beneficiando más a la parte baja de la distribución, pero quienes están por encima de la línea de la pobreza están perdiendo mucho.
La crisis sanitaria, la crisis económica, la crisis social, e incluso la disaster educativa, se interrelacionan y potencian. Sobrevuela en muchos países el espectro de la crisis política, con los episodios de Bolivia, Chile y Ecuador, que el año pasado dieron inicio a un ciclo de protesta social que la pandemia del coronavirus puso en pausa y que ahora, en algunos casos, vuelve a agitarse. Si las democracias no logran canalizar los reclamos ciudadanos pueden crecer las alternativas demagógicas y de tinte populista. Los especialistas advierten que, si no se potencian mecanismos de integración y cooperación, la región perderá relevancia y no tendrá una voz propia para hacerse lugar en un mundo marcado por la tensión entre Estados Unidos y China.
En el caso venezolano las bases de datos biométricas provienen del sistema electoral, para ser utilizadas tanto por operadores estatales -incluyendo funcionarios de migración y policías- como por cajeros de supermercados y farmacias, sin ningún tipo de requisito legal previo. En São Paulo, el gobierno municipal llegó a anunciar la venta de las bases de datos de las tarjetas utilizadas en el transporte pero, bajo presión pública y después de la aprobación de una ley de protección de datos en Brasil, cambió su posición. Para comenzar hoy en a que se debe la desigualdad social día es por lo menos cuestionable que “la base de la matriz de riesgo formulada por el Banco Mundial” sobre la cual se ha construido el modelo de intervención social en Chile y en gran parte de Latinoamérica, esté reducido a la eficacia en la entrega de bienes y servicios, tal como se propone en el artículo sobre “Chile Crece Contigo”. Se puede afirmar que ese modelo ha sido más bien el reflejo de la subordinación a las agencias internacionales y la ignorancia, deliberada o no, del margen con que cuenta cada país para reaccionar frente a sus problemas.
En 2020 el cierre de las actividades económicas no esenciales se tradujo en destrucción de empleo, particularmente en los meses de marzo, abril y mayo. Sin embargo, en la gran mayoría de los países se establecieron mecanismos para mantener las relaciones laborales. Aunque también se incrementó el número de personas desanimadas, que son aquellas que dejan de buscar empleo porque saben que no lo van a encontrar. En el siguiente artículo, el medio The Conversation da a conocer cómo la pandemia ha afectado el desempleo y la pérdida de empleos en el continente, y el efecto que estas cifras tendrán a largo plazo en países que ya eran muy desiguales en la región. Aquellas políticas que en la zona cementaron la cultura del privilegio para unos pocos, por encima de la satisfacción de las necesidades más básicas para millones de personas, encuentra ahora terreno fértil para que la epidemia resulte una verdadera tragedia. La incidencia de la informalidad en el ámbito laboral en América Latina y el Caribe es una de las más altas a nivel mundial, reconoció desde hace tiempo la Organización Internacional del Trabajo.
Su procesamiento generó resultados novedosos sobre la segmentación socioeconómica de la movilidad diaria en Rio de Janeiro, Sao Paulo, Santiago y Ciudad de México. En estas dos últimasdonde el censo captura mejor la movilidad diaria, hay un contrapunto entre la situación particular person y la geográfica, porque la probabilidad de trabajar en una comuna distinta a la de residencia aumenta con el nivel socioeconómico de las personas, pero los municipios pobres tienden a tener índices de salida de trabajadores superiores. Esto último se explica por la concentración de los empleos en el centro comercial y en el habitat de la élite, normalmente distantes de los municipios pobres, sobre todo en ciudades altamente segregadas. Este hallazgo ensombrece la hipótesis de un futuro policéntrico para las metrópolis latinoamericanas. El problema se profundiza cuando la pobreza tiene un carácter multidimensional y la desigualdad en el ingreso se manifiesta en el acceso a una salud y educación supeditada al poder adquisitivo. Estos dos ingredientes, muy relacionados, podrían explicar gran parte de las convulsiones sociales de nuestros países vecinos.
Esta debilidad de la Casen refuerza la opción tomada por el grupo de Alvaredo y otros de usar datos tributarios históricos elaborados por el Servicio de Impuestos Internos. En specific, consideran el Impuesto global complementario (que se aplica a las personas naturales por el whole de sus rentas, ya sea que provengan de Chile o el extranjero). El Seminario Internacional Desigualdad y Movilidad Social en América Latina se lleva realizando durante 15 años.
Los modelos tradicionales de regresión lineal tienen una lógica unitaria y aditiva, mientras que la introducción de términos de interacción no resuelve el problema de la aditividad. El apéndice incluye un resumen de las metodologías cuantitativas típicamente utilizadas en el estudio de la interseccionalidad. Aprovechándose de las deficiencias de nuestros sistemas legales y explotando sus áreas grises, la industria ha impulsado agresivamente un tecnosolucionismo chauvinista, abrazado irresponsablemente por una clase política con ganas de figurar a la sombra de una idea tristemente reducida de progreso. Así, el negocio se transforma en la promesa de un beneficio acotado, que se consigue a costa de los derechos de quienes no tienen más opción que someterse al escrutinio constante, a la vigilancia, al control, a la discriminación. Hablar de desigualdad en América Latina es hablar de la ponderación que se hace entre los derechos de quienes pueden acceder a otras posibilidades y quienes no.
Las páginas que siguen abordan estas preguntas aplicando el enfoque interseccional desde una metodología cuantitativa y descriptiva (Else-Quest y Hyde 2016; Bowleg y Bauer 2016; Bauer y Scheim 2019). Utilizando microdatos provenientes de las últimas dos rondas censales en Colombia (2005 y 2018), Perú (2007 y 2017), Chile (2002 y 2017), el estudio se desarrolla en dos momentos. En el primero realiza una caracterización de las diferencias en la prevalencia del analfabetismo según cuatro atributos importantes para la definición de la identidad y el acceso a recursos -género, etnia, condición de ruralidad, región y su intersección. Primero, demuestra que cuando nos enfocamos en promedios nacionales o promedios para grandes categorías sociales como el género o la etnia enmascaramos importantes desigualdades que valen la pena atender y reducir. Segundo, cuantifica la magnitud de las brechas sociales existentes entre grupos y su evolución en el tiempo. Tercero identifica las intersecciones o las combinaciones de atributos en las que las personas están en un mayor –y menor– riesgo de sufrir discriminación y opresión, reflejada en menor acceso a educación.
Las limitaciones de los métodos más usados han llevado a adoptar otro tipo de modelos, tales como las descomposiciones de los efectos o los modelos multinivel. En este artículo adoptamos la primera alternativa porque nos permite reflexionar teóricamente sobre la naturaleza de la dimensión subnacional como categoría constitutiva de desigualdad. La situación es particularmente preocupante dada la situación de escasez de bienes esenciales y la crisis banco mundial pobreza extrema humanitaria que se agrava en el país, principalmente afectando los derechos a la alimentación y salud de las poblaciones más vulnerables.
‘Frente a este escenario la región no aguanta políticas de ajuste y requiere de otras que estimulen el crecimiento y reduzcan la desigualdad. Las condiciones actuales necesitan que la política fiscal se centre en la reactivación del crecimiento y en responder a las demandas sociales’, dijo antes de la alarma sanitaria Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva del ente. Pese a todo eso, unos a hundred millones de latinoamericanos salieron de la pobreza entre las décadas de 1990 y 2000 en base a programas sociales y políticas salariales en medio del auge de las materias primas.