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Desnutrición Infantil, Cuidado Y Seguimiento Nominal En Los Primeros 1000 Días De Vida

Así mismo, se estima como un problema de alcance international que genera gran impacto en la salud, el progreso territorial, el bienestar, desarrollo físico y psicológico de los niños2. Existen diferentes fuentes que sugieren que el déficit de recursos humanos en salud es uno de los principales y más frecuentes problemas para subsanar la falta de atención que conlleva a la escasa intervención de enfermedades prevenibles. Recursos que se requieren desde el personal administrativo hasta médicos generalistas[39]; y esto sumado con la concepción de que la salud de los países pobres y en vía de desarrollo, mejorará aplicando conocimientos de salud pública, lo que requiere capacidad humana, institucional y física, así como también de influencia política[24],[40].

pobreza y desnutrición infantil

Según el informe, la dieta de los niños y niñas de los hogares más vulnerables no incluye todos los grupos de alimentos, que ayudarían a mantener sus cuerpos y cerebros en rápido crecimiento. Estas tendencias reflejan un crecimiento deficiente y ponen a los niños y niñas en riesgo de sufrir infecciones, disminuir sus habilidades de aprendizaje y, en muchos casos, morir. Casi 4 de cada 10 niños y niñas menores de cinco años en la región sufrían deficiencias en vitaminas y minerales como el hierro y el yodo, lo que socava aún más su desarrollo. De los 18 países de la región que cuentan con datos, Guatemala es el caso más preocupante con 1 de cada 2 niños y niñas menores de 5 años que no están creciendo bien. El país con el mejor indicador es Santa Lucía, donde solo 1 de cada 10 niños y niñas no crece adecuadamente.

En la desnutrición grave, cobra relevancia la estabilización en las primeras forty eight horas que comprende la corrección de hipoglicemia, el tratamiento de la hipotermia, la corrección de la deshidratación y alteraciones hidroelectrolíticas, asociado al uso de antibióticos si es preciso. En casos agudos prima la alteración en el indicador P/T, mientras que en casos crónicos se compromete T/E. Múltiples teorías han intentado explicar el edema en la malnutrición proteica, tales como hipoalbuminemia y déficit proteico, estrés oxidativo, modificaciones en el microbioma. “Crear un entorno alimentario saludable, nutritivo, seguro, asequible y sostenible para cada niño y niña está a nuestro alcance.

La obesidad –que es la otra cara de la malnutrición– también se ha visto incrementada en medio de esta contingencia. De hecho, el Mapa Nutricional 2020 también da cuenta de ese fenómeno y revela un aumento ‘sin precedentes’ de la obesidad severa que llegó al 64% en el segmento de los escolares de quinto básico. “Cuando hay una disaster económica, aunque las personas puedan tener acceso a alimentos, cuidan más el presupuesto y ahí aparece el concepto de inseguridad alimentaria que es la incertidumbre respecto a la capacidad de obtener alimentos. Y eso se puede traducir en obesidad o desnutrición porque puede que la población reduzca la calidad de su alimentación (obesidad) o derechamente no tenga acceso a ella (desnutrición)”, analiza Carla Leiva, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica. Pero no era sólo el déficit de calorías y nutrientes lo que afectaba su desarrollo, sino también otros factores ambientales.

El caos sensorial (violencia doméstica, abusos, y abandono), van dejando un profundo daño en su salud mental que va a persistir a lo largo de su vida (40). Seguramente que ha sido la suma de todas estas medidas económicas las que explican el cambio del nivel de vida alcanzado durante los últimos años. Sin embargo, previamente existió otro hecho esencial, que por haber sido más silencioso, para muchos no especialistas pasó desapercibido. La erradicación de la desnutrición que ocurría ancestralmente durante los primeros años de vida, condicionando una elevada mortalidad temprana, y de paso dañando a un alto porcentaje de los que sobrevivían (2,3).

El informe también revela que la región con mayor nivel de pobreza no extrema en niños y adolescentes fue La Araucanía, con un 15,6%, seguido por la Región del Ñuble (12,8%) y Coquimbo (12%). Por otra parte, las regiones en las que se identificaron los mayores porcentajes de menores de edad en pobreza extrema fueron Tarapacá (10,5%), Arica y Parinacota (8,2%) y Ñuble (7,9%). Una dura realidad sobre la situación nutricional de los niñas y niños chilenos reveló el reciente informe de la ONU, titulado “Panorama de la Seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2020”, el cual establece que en Chile, las áreas donde se detectó malnutrición infantil se concentran en los extremos del país. Si observamos a nivel de regiones, es posible visualizar que la mayor concentración de pobreza no extrema en niñas, niños y adolescentes se encuentra en las regiones de La Araucanía (15,6%), Ñuble (12,8%) y Coquimbo (12%).

Mirta Crovetto Mattassi, junto con lamentar esta realidad, dijo no sentirse sorprendida, especialmente por el contexto de pandemia, a raíz del cual muchas familias han ingresado a la condición de vulnerabilidad. Por ello -lo esperable- dijo, es que dentro de la Mesa de Seguridad Alimentaria se detectaran situaciones como ésta, pues la desnutrición es una condición de salud que ya había sido superada en nuestro país. “La alteración nutricional por exceso que lleva al sobrepeso y la obesidad es una epidemia.

Es así como el impacto negativo en los primeros períodos de la vida pueden persistir a lo largo del tiempo, pudiendo llegar a expresarse en la edad adulta, en diversas enfermedades degenerativas, como trastornos cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemias, osteoporosis, cáncer y enfermedades mentales (25-28). Es durante los primeros períodos de la vida, cuando los daños se producen y a lo largo de la vida, cuando se expresan. Debido al impacto de la pandemia, Bratti sostiene que las preguntas de la Encuesta Casen 2020 no son suficientes para hacer un análisis de la pobreza multidimensional. Comparte con la directora del jardín infantil del Hogar de Cristo, Cristina Díaz, que la calidad de los alimentos que se entregan a través de los distintos programas deberían ser distintos. “Salud, por ejemplo, sigue entregando la Purita Cereal que no es un producto adecuado para la epidemia de obesidad que estamos viviendo.

«Los niños primero», se transformó en un slogan del gobierno de Piñera, mientras ha quedado en evidencia una enorme carencia de políticas para la infancia, con desigualdades a nivel educacional, violencia intrafamiliar, trabajo infantil, desnutrición, entre otros. “Las cifras son bajas, pero si la tendencia se mantiene sería una situación inquietante para nosotros como país”, cube. Destaca que Chile tuvo “una baja gigantesca” en la desnutrición gracias al trabajo de la Corporación para la Nutrición Infantil (Conin). Si uno se descuida la mortalidad infantil aumenta, la desnutrición aumenta, las cifras de niños vacunados empeoran, así como la expectativa de vida al nacer.

“Pese a que la pobreza había venido disminuyendo, siempre eran los grupos de niños, niñas y adolescentes quienes padecían en mayor medida la pobreza, muy principalmente el grupo de la primera infancia, de cero a tres años, y esta tendencia etaria se mantuvo”, sostiene el investigador del Observatorio Niñez y Adolescencia, Nicolás Contreras. “En los informes, en general, no se habla lo suficiente de pobreza o no se enfocan en los niños. Creo que la gente desconoce los niveles de pobreza infantil que tenemos hoy en día”, afirma Bratti. En términos generales la malnutrición -que incluye sobrepeso y obesidad- también ha aumentado si se mira por tramos de edad desde el año 2009. En este sentido, el médico recomienda hacer un censo de la población en los lugares donde hay más riesgo, pues este fenómeno suele estar distribuido en forma inequitativa, tomando como base la información que entreguen los servicios de atención primaria, y desarrollar un programa de alimentación complementaria, manejado por nutricionistas.

Los Determinantes Sociales De La Desnutrición Infantil En Colombia Vistos Desde La Medicina Acquainted

Cuáles van a ser las medidas políticas, locales, regionales o nacionales que se van a proponer para que esta situación no siga avanzando…y que sabemos que esto, el próximo año, esto puede continuar. Sin lugar a dudas, hay regiones que tienen mayores niveles de pobreza y es ahí donde hay que focalizar mayores acciones preventivas.”, dijo la autoridad académica. A esto, además, habría que sumarle que hubo una baja en la realización del control del niño sano.

No se conocía que la desnutrición crónica de los primeros años de vida, produjese alteraciones de los mecanismos de defensa inmunológicos (5), por lo que fácilmente el desnutrido se contagiaba por enfermedades infecciosas, siendo esta su causa última de su muerte. Del mismo modo, tampoco se conocía que las infecciones gastrointestinales, a diferencia de un niño regular, llevaban fácilmente a desequilibrios metabólicos intracelulares, y que ello era también la causa de la elevada mortalidad (6,7). Más tarde, nuevas investigaciones permitieron ir conociendo el impacto de la subalimentación materna frente a la mayor demanda calórica y de nutrientes del embarazo, y su adversa repercusión en el desarrollo fetal, su menor peso al nacer y sus secuelas posteriores (8). Se dejó de pensar que el feto era un parásito perfecto, que expoliaba a la madre, pero él no se afectaba. La realidad demostraba que la desnutrición materna afectaba el desarrollo fetal, que se evidenciaba en un retardo del desarrollo y un menor peso y talla al nacer. La prevalencia de desnutrición en la primera infancia para el periodo en estudio fue de 1,1%, con mayor frecuencia en el género masculino, del grupo etario de 0 meses a 1 año de edad, de régimen subsidiado, ubicados en la cabecera municipal, pertenecientes a estratos socioeconómicos bajo-bajo y bajo, además ubicados en su mayoría en los departamentos de Guajira y Boyacá.

En 1950 en el sistema de educación básica en Chile, lejos de alcanzar una cobertura total, tenía una deserción que se elevaba a un 70%. Ella era debida fundamentalmente a incapacidad de aprendizaje (3) (hoy hay en el país existen miles de adultos funcionalmente analfabetos, porque en aquellos años no asistieran o desertaron tempranamente durante la educación básica). Las investigaciones de aquel entonces, demostraron una correlación muy estrecha, tanto del retardo del crecimiento físico, como también del menor diámetro del cráneo, con el bajo coeficiente intelectual, y este con la deserción escolar (4,34). En estudios posteriores de evaluación nutricional realizados en una cohorte del 10% de niños menores de 6 años de la provincia de Curicó (1967), se comprobó que un 60% de ellos presentaba un retardo del crecimiento, en relación a niños de la misma edad de USA (Estado de Iowa) (4). En el mismo estudio se volvió a comprobar una disminución del diámetro craneano, que correlacionaba con un menor cociente intelectual (34). Antes de la pandemia, la OMS advertía que la obesidad en el mundo había alcanzado proporciones epidémicas, matando como mínimo a 2,8 millones de personas por año, afectando no sólo a países de altos ingresos, sino también a los de ingresos bajos y medianos.

Tiene factores relacionados con las emociones, lo que menos piensa la gente al comer es que lo hace para nutrirse, se come para calmar la ansiedad, para tranquilizarte, para celebrar…”. Para ella más que una enfermedad, la obesidad es la respuesta que ha tenido el organismo para adaptarse a un ambiente absolutamente inadecuado, con gran cantidad de comida de baja calidad. En el jardín infantil aplican la metodología Montessori y para celebrar los cumpleaños hacían un ritual alrededor de una vela, con un globo terráqueo al medio, simbolizando la vuelta al sol. “Este ritual les encantaba a los niños, pero no sé cómo se fue desvirtuando y los apoderados empezaron a traer dulces y golosinas, cada vez en mayores cantidades, tuvimos que pedirles que no lo hicieran más y nos quedamos solo con el ritual”, relata como anécdota. Además, casi 3 de cada 10 niños y niñas no comió huevos, lácteos, pescado o carne, que son fuentes importantes de proteínas y micronutrientes, esenciales para el crecimiento. Las legumbres, como los frijoles y las lentejas, son ricas en fibra, proteínas, hierro, cobre, magnesio, manganeso y zinc; sin embargo, solo 1 de cada 2 niños y niñas fue alimentado con legumbres.

Luego a partir de 1990, después de un plebiscito que rechazó la continuidad, se fueron sucediendo diversos gobiernos democráticos, proceso que perdura hasta ahora. Durante los mismos períodos (dictadura y democracia), a nivel internacional, se fueron sucediendo diversas disaster económicas, que también repercutieron negativamente en Chile; la última de las cuales aún persiste. A pesar de ello, fue posible controlar la desnutrición de los primeros años de vida, previniendo los consecutivos daños en las personas y la sociedad. Después que se pudo prevenir la desnutrición, fue cuando comenzó a evidenciarse un sostenido avance en la calidad de vida de la población, manteniéndose hasta ahora, según lo demuestra el sostenido crecimiento del ingreso per cápita durante los siguientes años (figura 2). “La pobreza infantil es diferente de la adulta, dado que niños y niñas tienen necesidades específicas de nutrición, salud, educación y otras. Por ejemplo, el impacto de una malnutrición en infantes está asociado a su desarrollo psicomotriz, cognitivo, y físico, por lo cual pueden quedar secuelas permanentes”.

“Los apoderados han reconocido que las cajas han sido un gran aporte, no solo para la alimentación de uno de los niños, sino que para la familia completa. Por supuesto que es insuficiente porque están pensadas solo para los estudiantes y no un grupo de personas. Se pudo comprobar que frente a una restricción crónica del aporte calórico y de nutrientes (desnutrición), que ocurra durante la etapa de crecimiento rápido, el hipotálamo procede a restringir el gasto calórico de los tejidos (15,16). En esta etapa del desarrollo, frente a la restricción calórica y de nutrientes, el programa genético no se detiene, y por necesidades de sobrevivencia, se ve obligado a seguir vías metabólicas erróneas, acortadas, que en definitiva se traducen en restricciones de la expresión del potencial genético. Ello deja secuelas permanentes, que más tarde, en edades posteriores, terminan en enfermedades degenerativas del adulto (9).

La descripción anterior, se relaciona con la alta frecuencia de desnutrición infantil reportada en la población indígena (19,0%), lo que sugiere una importante relación con los datos evidenciados en este departamento23. En este sentido, la ruralidad siempre ha representado un desafío para alcanzar la cobertura de políticas, servicios y programas, especialmente en América Latinoamérica, y dicha situación se agrava durante la pandemia de COVID-1924. En este orden de ideas, en los tiempos de pandemia fue más complejo para los gobiernos, garantizar en la primera infancia la condición nutricional, los hábitos de alimentación y la actividad física, debido a que los eslabones de la cadena de suministro de alimentos fueron afectados, además del aislamiento físico y especialmente las restricciones de libre movilidad25. Por lo tanto, es posible evidenciar una significativa correlación entre la desnutrición y la calidad de vida de los individuos, además de las condiciones de vulnerabilidad, la falta de saneamiento ambiental y alcantarillado, situaciones que aumentan la probabilidad de que se presenten enfermedades en los niños menores de cinco años8,9. En Colombia, uno de cada 10 niños sufre desnutrición, cifra tomada de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional.

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Este instrumento se aplica cada cinco años, su objetivo es establecer la situación nutricional del país y sus últimos resultados fueron publicados en 2010. En ellos se evidencia una tasa de desnutrición international de three,4% en niños menores de cinco años y de desnutrición crónica del thirteen,2% (uno de cada ocho niños); en la población indígena 7,5 y 29,5% respectivamente. La Guajira es el departamento en donde hay más casos de desnutrición y su mortalidad está asociada a enfermedades relacionadas con la misma[22].

En un contexto sociocultural y ambiental que limita las posibilidades de elecciones más saludables, por lo que no se ha conseguido el resultado esperado. El cambio de paradigma que debemos adoptar y hoy comprometemos es incorporar políticas públicas que modifican los entornos para facilitar los cambios de conducta. Un cambio necesario que debemos incentivar es disminuir significativamente el contenido de energía, azúcares, sodio, grasas saturadas y trans en los alimentos procesados¨. A nivel global, la restricción en el crecimiento debido a malnutrición por déficit decreció desde 39.7% en 1990 hasta un 26.7% en 2010, sin embargo esta realidad varía ampliamente según la región analizada. En términos absolutos, 178 millones de niños  menores de 5 años sufren de retardo en el crecimiento.

Mediante mensajeros químicos recibe la información periférica y de allí, por vía sanguínea (hormonas), controla la actividad metabólica de los diversos tejidos (eje hipotálamo-hipófisis-órganos endocrinos). A nivel celular existen proteínas receptoras de membranas, que reciben el mensaje hipotalámico y lo transfieren interiormente, al genoma (DNA) ubicado en el núcleo celular. Los genes respectivos, siguiendo las instrucciones, estimulan, bloquean o restringen su actividad, según vayan siendo las circunstancias (14). Además del issue económico, el informe presenta una primera radiografía a los niños, niñas y adolescentes viviendo en condiciones de pobreza con un enfoque multidimensional.

Desnutrición Infantil: Los Focos De Malnutrición Que Han Reaparecido Con La Pandemia

Este es el caso de Colombia, donde solo de manera reciente ha considerado la relevancia de enfocar su sistema hacia la atención primaria, y ha formulado un nuevo modelo de salud (2016 y 2019) con enfoque familiar y comunitario. En él, el médico familiar figura como el eje del sistema para superar un modelo de salud centrado en el hospital, en el especialista y en la fragmentación de la atención, el cual predominó durante muchos años en el país[41],[42]. El conflicto ha dañado o destruido sistemas esenciales de agua, saneamiento y salud en la Franja de Gaza, y ha limitado la capacidad para tratar la desnutrición grave.

Según la OMS, 1,eight millones de personas mueren cada año a causa de esta enfermedad diarreica[33], y adicionalmente perpetúa factores que conllevan a desnutrición crónica[34]. Es así como fueron necesarios varios años de investigaciones hasta llegar a conceptualizar lo que llamábamos «el mal oculto» (3). Una identidad patológica que a pesar de su elevada incidencia, para la mayoría pasaba desapercibida. Sus síntomas, erróneamente atribuidos a factores genéticos y sociales adversos que se aceptaban como inherentes a la realidad social de los tiempos y por ello, no eran considerados en las estrategias de desarrollo económico y social. Se trataba de la desnutrición crónica, que junto a la pobreza, impactaba negativamente a la población infantil, provocando una elevada mortalidad temprana y daños posteriores permanentes en los sobrevivientes.

Si miramos los gráficos del Minsal vemos que la obesidad ha ido progresivamente aumentando”, advierte. Y destaca particularmente un incremento importante de la obesidad severa en los niños de todas las edades. También piensa que la minuta de la Junaeb que se siguió aplicando no se adaptó a los cambios de estilos de vida y al aumento del peso en los niños. “De repente tenías una minuta de tallarines con croquetas, un exceso de carbohidratos”, cube.

Todo ello se acompañaba de diversas alteraciones bioquímicas, neurofisiológicas, metabólicas y bioeléctricas del tejido cerebral, que finalmente se traducían en menor rendimiento de las capacidades intelectuales (37). Pacheco, vocera de Unicef, advierte que el principal desafío que enfrenta el país “es disponer de una política de protección social que aborde la pobreza de manera integral y conforme a la etapa del desarrollo en que niñas, niños y adolescentes se encuentren”. Y agrega que dicha intervención debe ser accesible para todos los grupos, “ya que la evidencia científica es contundente respecto de las implicancias positivas que tiene en el desarrollo infantil y adolescente llegar a tiempo y con prestaciones de excelencia”. Desde Unicef afirman que “es importante que se entienda que el problema de la pobreza infantil tiene particularidades propias de la etapa del ciclo de vida de este grupo, que va desde la gestación a los 17 años. Durante esta etapa las personas tienen necesidades de desarrollo que, si no son abordadas de manera oportuna y pertinente, pueden traducirse en situaciones de inequidad que persistan hasta la adultez, propiciando la reproducción intergeneracional de la pobreza”.

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Una expresión de este fenómeno es el resurgimiento de las ollas comunes que, mediante acción colaborativa vecinal, han permitido a cientos de familias alimentarse y sobrevivir en el día a día. Primero, mayor asociación hacia la obesidad porque si hay bajo presupuesto, se compran alimentos más baratos, que son los que tienen más azúcares o grasas saturadas. Pero si la comida de la olla no alcanza para todos, te vas para el otro lado (desnutrición) porque vas a bajar la ración y caes en menor suministro de alimentos”, analiza Francisco Pérez, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA).

Además, los niños desplazados y sus familias no pueden mantener los niveles de higiene necesarios para prevenir enfermedades, dada la alarmante falta de agua potable y saneamiento, y muchos recurren a la defecación al aire libre. Mientras tanto, los escasos hospitales que funcionan están centrados en atender al elevado número de pacientes heridos en el conflicto, por lo que no pueden tratar adecuadamente los brotes de enfermedades. Miles de niños y niñas han muerto ya a causa de la violencia, mientras que las condiciones de vida de los supervivientes continúan deteriorándose rápidamente debido al aumento de los casos de diarrea y de la pobreza alimentaria entre la población infantil, dos factores que agravan el riesgo de que se produzca un incremento en el número de muertes infantiles. Actualmente, según el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo de la Organización de las Naciones Unidas, nuestro país presenta un 15,6% de inseguridad alimentaria (moderada o severa), que impacta a 2,9 millones de personas que, en la práctica, no tienen acceso regular a alimentos para una dieta nutritiva.

Se trataba de una intervención lumínica, a cargo del estudio de diseño Delight Lab, que buscaba visibilizar una realidad incipiente en nuestro país. Por esa fecha, en la comuna de El Bosque, los vecinos salían a protestar pidiendo ayuda porque no tenían qué comer. “Estamos con una situación de hambre y de falta de trabajo muy compleja”, decía el alcalde de la comuna, Sadi Melo. Así, distribuyeron cajas de alimentos para apoyar a las familias, mientras que en los territorios, comenzaban a proliferar con fuerza las ollas comunes. Agregó que el sobrepeso de los niños y niñas no solo está determinado por la cantidad de alimento que ingieren, sino por la baja calidad nutricional de los productos que consumen y el disminuido gasto energético que genera estar en cuarentena.

Si bien la construcción de la arquitectura cerebral es dependiente del programa genético, no así las interconexiones neuronales finas que se establecen durante su desarrollo, especialmente durante el primero y segundo año de vida. Es a ese enorme cableamiento interneuronal, que se debe el rápido crecimiento del cerebro durante los primeros dos años de vida, como también su plasticidad. De este modo se ha ido conociendo la correlación existente entre la genética y el medio ambiente, que en definitiva condiciona la funcionalidad cerebral. Es la constante recepción de estímulos sensoriales, emocionales, verbales y no sensoriales, los que en buena medida van condicionando el adecuado establecimiento de la fina purple neuronal (36,37). No solo considera los pocos recursos económicos, sino también en la producción de efectos negativos sobre la salud, teniendo en cuenta las malas condiciones ambientales en las que se desarrollan los seres vivos que en el futuro genera limitaciones funcionales, bajo desempeño y menos oportunidades laborales[2]. Para cientos de millones de personas en situación de pobreza, el gasto en alimentación supone más del 75% de sus ingresos y muy a menudo se ven en la obligación de ayunar[30].

En Colombia, el desempleo continúa teniendo una de las más altas tasas de Latinoamérica, entre otros aspectos porque presenta inequidades por sexo, grupos de edad, zonas y clases sociales. Sin embargo, se asocia a menor remuneración salarial predominantemente en zona rural o personas que pertenecen a los estratos socioeconómicos más bajos, por lo que suele vincularse a menor nivel educativo. También se le ha identificado como una de las principales barreras para alcanzar mayores niveles de crecimiento económico[32],[37]. El acceso económico se outline como “la posibilidad que tiene una familia o una comunidad para obtener, comprar o alcanzar los alimentos necesarios para satisfacer sus requerimientos nutricionales de forma permanente”[36].

Todos en América Latina y el Caribe pueden contribuir, desde los gobiernos hasta la industria alimentaria, desde las autoridades escolares hasta los padres”, dijo Bernt Aasen, Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe. El diagnóstico se fundamenta en la adecuada valoración clínica y en la calificación nutricional.

Desnutrición Infantil Y Daño Del Capital Humano: Damage To The Human Capital

Sus síntomas eran erróneamente atribuidos a factores genéticos y sociales adversos que se aceptaban como inherentes a la realidad social de aquellos tiempos y por ello no eran considerados en las estrategias de desarrollo económico y social. Se trataba de la desnutrición crónica, que en conjunto con la pobreza, impactaba negativamente en la población infantil, provocando una elevada morbimortalidad temprana y daños posteriores permanentes en los sobrevivientes, lo que condicionaba un perjuicio en la escolaridad y en la productividad. Estos efectos constituyen un mecanismo de transmisión integeneracional de la pobreza y la desigualdad. Conjuntamente, una investigación en Ecuador demostró que los infantes de género masculino en el primer año de vida, son más propensos a la inseguridad alimentaria18.

La obesidad –que es la otra cara de la malnutrición– también se ha visto incrementada en medio de esta contingencia. De hecho, el Mapa Nutricional 2020 también da cuenta de ese fenómeno y revela un aumento ‘sin precedentes’ de la obesidad severa que llegó al 64% en el segmento de los escolares de quinto básico. “Cuando hay una disaster económica, aunque las personas puedan tener acceso a alimentos, cuidan más el presupuesto y ahí aparece el concepto de inseguridad alimentaria que es la incertidumbre respecto a la capacidad de obtener alimentos. Y eso se puede traducir en obesidad o desnutrición porque puede que la población reduzca la calidad de su alimentación (obesidad) o derechamente no tenga acceso a ella (desnutrición)”, analiza Carla Leiva, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica. Pero no era sólo el déficit de calorías y nutrientes lo que afectaba su desarrollo, sino también otros factores ambientales.

«Los niños primero», se transformó en un slogan del gobierno de Piñera, mientras ha quedado en evidencia una enorme carencia de políticas para la infancia, con desigualdades a nivel educacional, violencia intrafamiliar, trabajo infantil, desnutrición, entre otros. “Las cifras son bajas, pero si la tendencia se mantiene sería una situación inquietante para nosotros como país”, cube. Destaca que Chile tuvo “una baja gigantesca” en la desnutrición gracias al trabajo de la Corporación para la Nutrición Infantil (Conin). Si uno se descuida la mortalidad infantil aumenta, la desnutrición aumenta, las cifras de niños vacunados empeoran, así como la expectativa de vida al nacer.

“Pese a que la pobreza había venido disminuyendo, siempre eran los grupos de niños, niñas y adolescentes quienes padecían en mayor medida la pobreza, muy principalmente el grupo de la primera infancia, de cero a tres años, y esta tendencia etaria se mantuvo”, sostiene el investigador del Observatorio Niñez y Adolescencia, Nicolás Contreras. “En los informes, en common, no se habla lo suficiente de pobreza o no se enfocan en los niños. Creo que la gente desconoce los niveles de pobreza infantil que tenemos hoy en día”, afirma Bratti. En términos generales la malnutrición -que incluye sobrepeso y obesidad- también ha aumentado si se mira por tramos de edad desde el año 2009. En este sentido, el médico recomienda hacer un censo de la población en los lugares donde hay más riesgo, pues este fenómeno suele estar distribuido en forma inequitativa, tomando como base la información que entreguen los servicios de atención primaria, y desarrollar un programa de alimentación complementaria, manejado por nutricionistas.

pobreza y desnutrición infantil

Mirta Crovetto Mattassi, junto con lamentar esta realidad, dijo no sentirse sorprendida, especialmente por el contexto de pandemia, a raíz del cual muchas familias han ingresado a la condición de vulnerabilidad. Por ello -lo esperable- dijo, es que dentro de la Mesa de Seguridad Alimentaria se detectaran situaciones como ésta, pues la desnutrición es una condición de salud que ya había sido superada en nuestro país. “La alteración nutricional por exceso que lleva al sobrepeso y la obesidad es una epidemia.

En los niños que sufren una desnutrición precoz, su cerebro, al igual que los demás órganos, crece menos, lo que se evidencia por un menor tamaño de la circunferencia craneana, lo que correlaciona estadísticamente con un menor desarrollo intelectual (32,34). Hace algunos años comprobamos que la desnutrición efectivamente producía una atrofia del tejido cerebral. Utilizando una técnica de transiluminación del cráneo, usando una fuente potente de luz, aplicada en la superficie del cráneo, se evidenciaba un incremento del líquido céfalo raquídeo, secundario a la atrofia cerebral (35) (figura 4). Por otra parte, nuestras investigaciones realizadas, tanto en experimentación animal, como en el cerebro de lactantes fallecidos por desnutrición grave, demostraban importantes alteraciones en las estructuras de las neuronas y en un menor número de conexiones interneuronales (figura 5) (36,37).

Además, hay que considerar la falta de regularidad de los niños en asistir a los establecimientos educacionales, donde también hay alertas tempranas sobre el tema. Hay que hacernos cargo para resguardar que como país no vayamos a tener una doble carga de malnutrición, o sea altas cifras en obesidad y desnutrición a la vez”, plantea Paolo Castro, director de la carrera de Nutrición de la Universidad Central y ex presidente del Colegio de Nutricionistas. Mientras tanto, el mundo, la inmensa mayoría de los países han alcanzado un desarrollo inaudito. Darle la espalda a la evidencia empírica implica estimular, por inmadurez, complicidad, soberbia o ignorancia, lo que condena a millones a sufrir la extrema pobreza. No hay justificación para tolerar la pérdida de vidas por ella, puesto que sabemos de qué manera remediarla.

El caos sensorial (violencia doméstica, abusos, y abandono), van dejando un profundo daño en su salud mental que va a persistir a lo largo de su vida (40). Seguramente que ha sido la suma de todas estas medidas económicas las que explican el cambio del nivel de vida alcanzado durante los últimos años. Sin embargo, previamente existió otro hecho esencial, que por haber sido más silencioso, para muchos no especialistas pasó desapercibido. La erradicación de la desnutrición que ocurría ancestralmente durante los primeros años de vida, condicionando una elevada mortalidad temprana, y de paso dañando a un alto porcentaje de los que sobrevivían (2,3).

Desde el comienzo del conflicto, UNICEF ha estado distribuyendo en la Franja de Gaza suministros vitales, entre ellos vacunas, materials médico, equipos de higiene, sucedáneos de la leche materna listos para su consumo, alimentos suplementarios especializados, suplementos nutritivos y alimentos terapéuticos listos para el consumo a fin de prevenir y tratar a tiempo la desnutrición aguda. UNICEF también ha distribuido flamable, agua, tanques y bidones de agua, retretes móviles, lonas, tiendas de campaña, ropa de invierno y mantas. Los primeros resultados de la encuesta entregados en agosto ya advertían que la pobreza multidimensional no bajó sino que se estancó y, además, empeoró la distribución del ingreso. “En consecuencia, las desigualdades de género en salud estudiadas muestran que las mujeres tendrían peor salud percibida que los hombres, más síntomas emocionales o psicológicos y más dolor, problemas somáticos, depresión, así como la mayor utilización de los servicios de salud”, revela el estudio. Como fue enunciado anteriormente, la principal etiología de la desnutrición es primaria o por déficit de ingesta.

Es así como el impacto negativo en los primeros períodos de la vida pueden persistir a lo largo del tiempo, pudiendo llegar a expresarse en la edad adulta, en diversas enfermedades degenerativas, como trastornos cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, dislipidemias, osteoporosis, cáncer y enfermedades mentales (25-28). Es durante los primeros períodos de la vida, cuando los daños se producen y a lo largo de la vida, cuando se expresan. Debido al impacto de la pandemia, Bratti sostiene que las preguntas de la Encuesta Casen 2020 no son suficientes para hacer un análisis de la pobreza multidimensional. Comparte con la directora del jardín infantil del Hogar de Cristo, Cristina Díaz, que la calidad de los alimentos que se entregan a través de los distintos programas deberían ser distintos. “Salud, por ejemplo, sigue entregando la Purita Cereal que no es un producto adecuado para la epidemia de obesidad que estamos viviendo.