En el siguiente artículo, el medio The Conversation da a conocer cómo la pandemia ha afectado el desempleo y la pérdida de empleos en el continente, y el efecto que estas cifras tendrán a largo plazo en países que ya eran muy desiguales en la región. Te invitamos a revisar la cobertura de ArchDaily sobre el COVID-19, a leer nuestros consejos y artículos sobre productividad en el trabajo desde el hogar, y conocer las recomendaciones técnicas para un diseño saludable para tus proyectos futuros. También recuerda revisar los últimos consejos e información sobre el COVID-19 en el sitio net desigualdad en el neoliberalismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se podría pensar que con la pandemia las desigualdades de ingresos y de riqueza amainarían, pero sucedió todo lo contrario.
Este trabajo tiene por objetivo ir más allá de la descripción estadística sobre el incremento de la desigualdad e intenta explicar el origen de las desigualdades como un proceso causado por la ideología imperante acerca del funcionamiento económico y el proceso de desregulación que comenzó en los años de 1970. Además, se plantea un carácter twin de los apoyos gubernamentales implementados durante la pandemia a fin de evitar el desplome de la economía. Las desigualdades también están aumentando para las poblaciones vulnerables en países con sistemas sanitarios más deficientes y en países que se enfrentan a crisis humanitarias existentes. Los refugiados y los migrantes, así como los pueblos indígenas, los ancianos, las personas con discapacidad y los niños se encuentran especialmente en riesgo de ser excluidos.
En el periodo de dos años de pandemia, el 1% más rico de la población vio aumentar el valor de sus activos en 26 billones de dólares, acaparando el 63% del incremento complete de la riqueza neta mundial, o casi el doble de la parte (37%) que fue a parar al 99% restante de la población más pobre. El índice de riqueza de los multimillonarios parece no tener límites, mientras que la población menos acomodada lucha por llegar a fin de mes. Según el Banco Mundial, probablemente estemos asistiendo al mayor aumento de la desigualdad y la pobreza en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.
La carga de las labores de cuidados que aumentó el COVID-19 también recae sobre las niñas. Eso significa que podrían asumir tareas adicionales en el hogar, cuando ya dedicaban muchas más horas a estas labores que sus pares hombres, según la ONU. En entrevista el lunes la investigadora de Pivotes Bárbara Manríquez afirma del CAE que “su implementación es algo que el país necesitaba”.
Un 57% de los consultados señaló que estas aumentarán la pobreza, casi el doble que en la edición anterior. Y en materia de cesantía, el 45% del estrato alto que perdió el empleo señaló que coincidía con el estallido social de octubre, mientras que en sectores medios, se desarrolló principalmente durante la pandemia (38% y 53%, respectivamente). Un punto importante es que efectos similares se observan si en vez de pobreza usamos otra variable como hacinamiento.
Lamentablemente, aunque esta concept tiene mucho sentido, el mayor desafío es la gran complejidad técnica de implementar estas características en el sistema. Aun así, se debe considerar que, en primer lugar, la esperanza de vida puede ser una medida muy cruda y puede ocultar el desarrollo de procesos que no llevan inmediatamente a la muerte (por ejemplo, la epidemia de obesidad puede llevar a un incremento de diabetes y puede ser aún muy temprano para ver los cambios en mortalidad). Segundo, la disminución de esta desigualdad puede ser un artefacto estadístico del mismo rápido incremento de la esperanza de vida. Es decir, la disminución general de la probabilidad de morir joven y la disminución de la heterogeneidad a lo largo del espectro socioeconómico pueden bien ser caras de la misma moneda, donde los grupos más desaventajados están simplemente “poniéndose al día” con los niveles de mortalidad en los grupos afluentes. No podemos quedarnos de brazos cruzados o hacer vista gorda, ya que los conflictos sociales una vez terminada la pandemia probablemente no disminuyan, es más, hay buenas razones para pensar que escalará en Latinoamérica. Primero, hay que generar acuerdos sociales amplios (en este sentido la convención constituyente es una buena oportunidad, pero con mucho riesgo de no resultar satisfactoria).
En este sentido, lamentó la “incapacidad” de los países para defender las libertades fundamentales, entre ellas la justicia, la educación, la vivienda o el trabajo, lo que “socavó la capacidad de recuperación de las personas y los Estados”. Bachelet celebró la decisión de abrir negociaciones para la elaboración de un tratado para las pandemias que tal vez asegure el acceso universal a las vacunas en el futuro, en virtud de normas marcadas por los derechos humanos. Según una encuesta realizada en 17 países en 2020, hombres y mujeres tomaron más responsabilidad en las tareas del hogar, pero la mayoría del trabajo continúa recayendo en ellas. Uno de los primeros golpes que asestó el COVID-19 fue contra los empleos, en especial los de las mujeres. El secretario general de la ONU, António Guterres, señaló que en muchos países “la primera ola de despidos colectivos” fue grave en el sector de servicios. En pocas palabras, algunas mujeres están encerradas con sus agresores, a la vez que quedan alejadas de personas y recursos que las pueden ayudar.
Hoy hay en el mundo 2.668 multimillonarios, 573 más que en 2020 cuando apareció la pandemia. Su riqueza se incrementó de 3,78 billones de dólares durante la crisis sanitaria, en tanto que el 99% de la población mundial vio reducir sus ingresos. En materia de seguridad y violencia, la percepción de la delincuencia en los barrios aumentó en 25%, comparado al sondeo de 2019, y el 70% de las personas de estratos bajos considera que existe delincuencia en su barrio.
‘Frente a este escenario la región no aguanta políticas de ajuste y requiere de otras que estimulen el crecimiento y reduzcan la desigualdad. Las condiciones actuales necesitan que la política fiscal se centre en la reactivación del crecimiento y en responder a las demandas sociales’, dijo antes de la alarma sanitaria Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva del ente. No se porque me considera así, si mi intención siempre es hacer el contrapunto con sus argumentos. Respecto al punto en cuestión, no se porque le atribuye a la desigualdad las zonas de sacrificio, la esclavitud infantil, etc…cuando eso tiene que ver con la falta de etica de parte de cualquiera que haga andar algo en forma incorrecta, lo que puede ser el Estado, las cooperativas, gremios, etc…no es privativo de unos. En eso hay que sacarse el velo de que son unos que son pura virtud y otros son el resúmen de los males.
Pero, el ser humano y a diferencia de las estrellas, la acapara avariciosamente y no quiere compartirla (evita el pago de impuestos). Tampoco usted se da cuenta que lentamente se concentra la riqueza en manos de menos gente, al mismo tiempo que aumentan las desigualdades de todo tipo desigualdad en general (está claro que la palabra Desigualdad le causa mucho desagrado). De la absurda búsqueda del crecimiento económico eterno sin tener en cuenta que habitamos un planeta de recursos finitos. En educación, la falta de acceso a Internet generó brechas en el aprendizaje en la pandemia.
La pandemia habrá ocasionado el cierre del 2,7 millones de empresas latinoamericanas, es decir el 19% del total de las empresas. Pero las medidas de distanciamiento social y las limitaciones a la movilidad han afectado de forma desigual a las actividades económicas. Aunque hablemos en su conjunto de América Latina, las diferencias entre países son muy elevadas.
Por ejemplo, dijo, dentro de los más pobres, tan solo el 34 por ciento tiene alguna cobertura de salud. Así, se calcula que para América Latina el retroceso económico de la región sería de un 1,8 por ciento, aunque no se descarte que pueda llegar a caer aún más, quizás hasta un tres por ciento. Por ejemplo, el gobierno de Argentina está extendiendo la cobertura del beneficio “Tarjeta Alimentaria” a más de un millón de familias, con la posibilidad de aumentar el monto en zonas más pobres debido a la inflación alimentaria. La desigualdad es como la sal, en la cantidad justa deja un plato delicioso, en exceso, causa enfermedad y la muerte. Don Arturo, usted más que dogmático y férreo defensor de la economía neoliberal, lo cual está bien, su defecto es ser un defensor ciego a los errores y horrores de los que usan el modelo en su propio beneficio, sea a través de la esclavitud infantil, creando y manteniendo diversos tipos de zonas de sacrificio, destruyendo el medio ambiente, etc.