Su asesor de políticas públicas, Leonardo Moreno, cuenta que descubrieron que “si bien Chile tiene unas tasas de pobreza por ingreso bajas, la cantidad de personas que vive el fenómeno de esa pobreza es extremadamente elevada. La gente que se mantiene en pobreza por ingresos, explica, no supera el three por ciento, pero hay aproximadamente un 30 por ciento de gente que rota. La cifra representa un retroceso de entre cuatro y seis años, ya que sitúa a nuestro país en los niveles en que nos encontrábamos entre 2015 y 2017. En cuanto a la pobreza extrema, el guarismo también aumentó en dos puntos porcentuales pues pasamos de tener un 2,three por ciento a un 4,3. Los datos arrojados por la encuesta señalan que existe un retroceso de entre cinco y siete años e los niveles de pobreza, mientras que respecto de la pobreza extrema avanzó a una cifra de 831,232 personas en tal condición.
Con este tipo de diagnósticos sabremos dónde enfocar los esfuerzos y cómo implementarlos, generando así un trabajo coordinado para entregar las mejores soluciones a los hogares que se han visto mayormente afectados por esta pandemia, con especial foco en aquellos más vulnerables”. De las regiones que presentaban un incremento respecto a 2017, la que presentó el alza más significativa fue Tarapacá (7,6 puntos porcentuales). Considerando solo la población en pobreza extrema, las regiones de Arica y Parinacota (5,9%), Tarapacá (6,9%) y La Araucanía (5,9%) presentan tasas de pobreza por sobre el promedio nacional.
La rotación y la precariedad laboral, la volatilidad de los ingresos y el endeudamiento, añade Ruiz Encina, son características sobresalientes de estos sectores. Por eso, asegura, las encuestas longitudinales (que miran las trayectorias de los individuos a través del tiempo) dicen más que las encuestas que sacan “una foto”, como la Casen. “Si al momento de la foto había más pega en la casa, saltaste dos o tres deciles arriba de la línea. El proyecto piloto de la iniciativa será aplicado en Chiloé ante los elevados índices de malnutrición por exceso en la población escolar de esta zona. La menarquia es la aparición de la primera menstruación y constituye un hito importante en la vida de cualquier niña, ya que marca el inicio de su transición a mujer ¿Cuáles son los cambios que experimentan las niñas y adolescentes?
Ella, sin embargo, considera que, aunque el hombre es la parte fuerte de la casa, “la mujer es la que edifica un hogar”, debe mantener el orden y por eso tiene que trabajar más. La pandemia borró la bonanza de años anteriores con cuyas ganancias compró a crédito la vivienda de sus sueños, que incluye un espacio amplio para que los niños jueguen, un jardín pequeño y árboles frutales al costado. Por la disaster, del presupuesto se eliminaron las vacaciones, la ropa nueva, los juguetes, el gimnasio y las reparaciones del vehículo. El carrito del mercado también se enflaqueció; ya no tiene golosinas ni productos que no sean indispensables. Pero gracias a la amplitud del terreno, Marco y Carmen, su esposa, montaron la huerta y el gallinero y aunque no les sobra nada, él cube que “al menos comida no falta”. Ahora él está arrancando de nuevo en un trabajo que consiguió después de un año, pero sigue durmiendo mal.
El último informe de la Cepal “Panorama Social de América Latina 2021” entrega un triste panorama sobre la pobreza en la región. En términos generales, Latinoamérica ha retrocedido casi 30 años en materia de pobreza extrema debido, principalmente, a los efectos generados por la pandemia. Argentina, Colombia y Perú figuran entre las naciones con los peores indicadores. Dicho esto, asegura que Chile “es uno de los países que tiene un sistema de protección social y de atención primaria en la salud muy importante heredado de gobiernos anteriores. Pero no cabe duda que también es un país que ha avanzado mucho en coberturas de salud.
Las mujeres se vieron sobrecargadas de trabajo y violentadas en el encierro; la salud mental se deterioró; los pacientes no covid fueron víctimas de cierres intempestivos y prolongados de servicios sanitarios, y los trabajadores tuvieron que rebuscarse la manera de mantener los ingresos tras los despidos. Este especial colaborativo elaborado por un equipo de periodistas de nueve países y siete medios de comunicación reconstruye historias atravesadas por el sufrimiento a partir de testimonios de los protagonistas y de voces de expertos de las principales ciudades suramericanas. Meses atrás, la Cepal ya había advertido que la pobreza crecería en los países de América Latina. Miles de familias que viven en campamentos sufren los efectos con mayor dureza que en los barrios más acomodados. Los historiadores de enfermedades han demostrado que las epidemias pueden afectar a todos, pero los que más mueren son los pobres, los que tienen menos condiciones para enfrentar una disaster sanitaria. Cosas básicas como lavarse las manos puede ser algo muy difícil en un campamento.
La pandemia habrá ocasionado el cierre del 2,7 millones de empresas latinoamericanas, es decir el 19% del whole de las empresas. Pero las medidas de distanciamiento social y las limitaciones a la movilidad han afectado de forma desigual a las actividades económicas. En 2017 la pobreza por ingresos llegó a 8,6% (2,3% pobreza extrema, y 6,3% pobreza no extrema). Es decir, la pobreza complete registró un incremento de 2,2 puntos porcentuales (pp.) y la pobreza extrema aumentó en 2,zero pp. respecto de la anterior medición.
Esta es la primera alza en la pobreza en 2 décadas, cuando en 2000 llegó a 36% luego de un 35% registrado en 1998. En el caso de Chile seguimos con la segunda tasa de pobreza más baja de la región, después de Uruguay (5%), pero se registró un aumento de 3,5 puntos porcentual hasta 14,2% en 2020. Según los economistas, el incremento en Chile implica retrocesos de 12 años en la materia.
“Existe un grupo amplio de trabajadores en Chile, alrededor del forty por ciento de la población, que no son clase media, pues no tienen ocupaciones calificadas ni contratos estables y están endeudados. Ese gran conjunto de sectores ‘trabajadores’, si bien no eran pobres, es el que ahora ve amenazada su situación por pérdida de empleo, enfermedad, muerte de un cercano, obligación a quedarse en casa para cuidar a los dependientes, baja de ingresos”, sostiene Barozet. “Chile ha mostrado cuán importante son estos pactos sociales fundados en derechos universales y garantías de bienestar.
Las dificultades económicas que están enfrentando las familias a nivel mundial podrían revertir años de avances en la reducción de la pobreza infantil y privar a los niños y niñas de los servicios esenciales. Antes de la pandemia, dos terceras partes de los niños del mundo carecían de acceso a cualquier forma de protección social, lo cual impide a las familias resistir las crisis económicas y perpetúa el ciclo vicioso de la pobreza intergeneracional. Para abordar y mitigar los efectos de la COVID-19 sobre los niños y niñas de los hogares pobres, es importante ampliar rápidamente y a gran escala los sistemas y los programas de protección social, tales como las transferencias en efectivo, la alimentación escolar y las prestaciones por hijos a cargo. Todas estas inversiones son fundamentales para abordar las necesidades económicas inmediatas, junto con sentar las bases para que los países se preparen para futuras disaster. Las ayudas estatales y las medidas de mitigación jugaron un importante rol para no observar aún mayores cifras de pobreza a nivel nacional y regional. Es el caso, por ejemplo, del Bono Covid y del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).