No se reduce necesariamente el porcentaje de pobreza, sino que garantiza que el porcentaje de personas que terminan en pobreza, nacidos en comunas como Vitacura, sea igual que el porcentaje que termina en pobreza entre los nacidos en Arica (y, esto, sólo si asumimos que en Vitacura y Arica los talentos y preferencias se distribuyen de manera similar). De hecho, y como bien apunta el sociólogo Erik O. Wright en su más reciente libro (Wright 2010) y en su discurso como presidente de la Sociedad Norteamericana de Sociología (Wright 2013), la idea de igualdad de oportunidades presenta una serie de limitaciones. Una sociedad en la que, por ejemplo, se implementara una lotería perfectamente aleatoria que asignara al 10 por ciento de los recién nacidos recursos suficientes para vivir una vida plena, entregando al restante ninety por ciento recursos tan mínimos que apenas garantizaran la supervivencia, sería una sociedad con perfecta igualdad de oportunidades.
La crisis económica está a las puertas y tras ella, como una sombra, la guerra inminente. Aguantar es hoy cosa de los pocos poderosos que, Dios lo sabe, son menos humanos que muchos; en el mayor de los casos son más bárbaros, pero no de la manera buena. Los demás en cambio tienen que arreglárselas partiendo de cero y con muy poco. Lo hacen a una con los hombres que desde el fondo consideran lo nuevo como cosa suya y lo fundamentan en atisbos y renuncia. En sus edificaciones, en sus imágenes y en sus historias la humanidad se prepara a sobrevivir, si es preciso, a la cultura. Que cada uno ceda a ratos un poco de humanidad a esa masa que un día se la devolverá con intereses, incluso con interés compuesto.
Debe siempre recordarse que no hay nada más difícil de planificar, ni de éxito más dudoso, ni peligroso de manejar, que la creación de un sistema nuevo. Pues el que lo inicia tiene la enemistad de todos aquellos a quienes beneficia la conservación de las antiguas instituciones y sólo hallará algunos tibios defensores en aquellas personas que tienen algo que ganar con las nuevas. Instituto Nacional de Derechos Humanos – Todos los derechos reservados 2021. Haga su solicitud también a través del banner OIRS -Oficina de Información, Reclamos y Sugerencias- de este sitio web. Se entiende por pobreza energética aquel tipo de pobreza que afecta a las viviendas que no están térmicamente capacitadas para retener la energía y que por lo tanto se ven obligados a quemar ingente cantidad de combustible para sobrevivir al inclemente frío valdiviano.
Retomemos, pues, la pregunta ¿qué hay detrás de la alianza que se produce entre la arquitectura del orden neoliberal de la dictadura y el curriculum técnico que se instaura con la pedagogía por objetivos en la reforma de 1965? Sin duda, es una manifestación de un estigma de nuestra perenne condición colonial, que no sólo nos ha situado en una condición subdesarrollada, sino, también, ha contribuido a la desigualdad educativa. Ser profesor desborda con creces el edificio de los conocimientos y competencias propias de la disciplina, pues implica el desafío de llegar a ser maestro. Y este es probablemente uno de los mayores escollos de la Reforma educacional, pues estamos ciertos que únicamente los maestros conducen a sus estudiantes hacia la “completud” de conocimientos y habilidades, sobre todo hacia la altura ética, cultural y espiritual que esperamos ver concretada en la historia de sus vidas, completud que de otra forma no alcanzarían. Pero, no obstante compartimos esta convicción, las políticas educacionales y las propuestas de la Reforma parecen no estar alineadas con ella[97].
Tal como lo lo dice su nombre, el objetivo de esta iniciativa de América Solidaria es encauzar a los jóvenes a que usen todo su potencial y motivación para contribuir a cambiar al mundo, un cambio que en América Solidaria comienza con derrotar la pobreza y las desigualdades en nuestro continente. En el Chile actual, más que emparejar la cancha, hay que echar abajo el estadio y construirlo de nuevo, para jugar otro juego, con otras reglas, definidas por otros actores. De eso se trataron las movilizaciones sociales de 2011 y de eso se tratan las demandas por una nueva Constitución. En tercer lugar, un sistema meritocrático tiene el problema de que tiende a generar escenarios en que los ganadores se llevan todos los premios (lo que la ciencia política estadounidense llama sociedades y política winner-take-all, Frank y Cook 1996; Hacker y Pierson 2011). En una sociedad meritocrática, nos dicen Navia y Engel (2006), emparejamos la cancha al inicio del juego, y el “más mejor” gana y se lleva los premios.
Los líderes escolares ejercen una influencia medible, en su mayor parte indirecta, sobre los resultados del aprendizaje. Esto significa que el impacto de los líderes escolares en el aprendizaje de los estudiantes, por lo basic, es mediado por otras personas, eventos y factores organizacionales, como maestros, prácticas del salón de clase y ambiente de la escuela (Pont et al., 2008, p. 34). «Se requiere transformar el actual modelo educativo, competitivo y enfocado en resultados en uno más colaborativo y preocupado tanto de los procesos como de los resultados educacionales». La desigualdad sería menos problemática si el lugar que ocupan las personas en el orden social fuese pasajero, sujeto a cambios durante el ciclo de vida o, por último, si la posición social de los hijos no dependiera de la de los padres. La desigualdad socioeconómica puede entenderse en relación con las diferencias en la vida social de las personas, las que implican ventajas para unos y desventajas para otros.
En su revisión de las Reformas Educativas en Chile en las últimas décadas (Weinstein y Muñoz, 2009) afirman que ésta no ha otorgado un rol significativo a los directivos, no siendo considerados un actor clave para el éxito de los cambios. Se requiere un quiebre, en varias dimensiones, convirtiendo a este estamento en un factor en que nos afecta la pobreza catalizador del cambio en las escuelas. Dentro de la revisión crítica de las políticas de reforma de los 90 y sus resultados, la mejora docente en el aula, como ya lo apuntaba el Marco para una Buena Dirección, demanda nuevos modos de ejercer la dirección de los establecimientos.
Con todo, la gran rémora es la cultura escolar establecida, que impide que la dirección pueda ejercer un papel de liderazgo pedagógico, capaz de promover la mejora (Kruse y Louis, 2008). La desigualdad bajo la cual están influidos por diferentes aspectos, tales como el ingreso, desempleo, pobreza y educación requieren continuar siendo monitoreadas para que estén siempre fortalecidas
Por la vía de la municipalización y expansión del sector privado, se convierte a la educación en un bien mercantil que persigue un afán de lucro en todos los niveles de enseñanza. Las universidades, por ejemplo, incorporan a la banca al negocio con el crédito bancario fiscal o privado, crédito que se entrega a los estudiantes que no disponen de los medios para financiar su educación superior. Todo ello al amparo de la Constitución Política de 1980, que al ultimate de la dictadura es refrendada en la LOCE 1990, última jugada de Pinochet antes de entregar el poder. Situación que se mantiene, lamentablemente, en los gobiernos democráticos posteriores que, al igual que la dictadura, suscriben el sistema neoliberal.
Como adelantamos, desde el punto de vista de las teorías de la complejidad y, en particular, la teoría de sistemas sociales complejos y su epistemología constructivista (Luhmann, 2007), tres déficits de la política pública adquieren especial importancia. En primer lugar, las políticas públicas suelen aquí enfrentar un déficit de observación, referido este a la omisión de la dimensión contextual que permite comprender los fenómenos sociales, interpretándolos en cambio restrictivamente desde claves individualistas centradas en el sujeto y en sus capacidades de agencia y méritos como los principales mecanismos de resolución de conflictos (Baecker, 2014). Como resultado, se generan políticas que desconocen o conceden una posición marginal a la influencia de los contextos, interpretándolos bajo lógicas universalistas que, si bien pueden resultar relevantes para tratar otros grupos sociales, en temáticas distintas y bajo tiempos diferentes, no necesariamente atienden a las particularidades de los espacios específicos a intervenir. A pesar de la importancia, antes resaltada, de la dirección en la mejora de la enseñanza, no queremos caer en atribuir a la dirección factores causales que no le pertenecen. En este sentido, como dice Elmore (2000), resulta necesario desromantizar el liderazgo; es decir, dejar de proyectar en él lo que debieran ser buenas cualidades para el funcionamiento de la organización; y –en su lugar– abogar por un liderazgo distribuido (distributed leadership) entre todos los miembros (Harris, 2008), que contribuya a capacitar al private en la mejora. El liderazgo –como proclaman propuestas ingenuas, en un salto al vacío– no es la solución a todos los problemas, sino parte de ella.
Tenemos que llegar también a todo Chile con esta noticia para que podamos conocer las iniciativas regionales y acercar las problemáticas y soluciones que nuestro país tiene desde la mirada de los jóvenes”. Primero, una sociedad organizada en torno a la concept de meritocracia es una sociedad basada en lo que solemos llamar “igualdad de oportunidades”. Se puede argumentar sin mayor controversia que la igualdad de oportunidades es una en que consiste la pobreza condición necesaria para la construcción de una sociedad que podamos llamar justa. Puestos a escoger entre una sociedad que no genere igualdad de oportunidades (Chile en la actualidad es sin duda un ejemplo notable) y una que sí lo haga, no hay demasiado espacio dónde perderse. Lograr mayores niveles de igualdad de oportunidades sería, de hecho, un gran paso hacia la construcción de una sociedad en que cada persona pueda vivir una vida plena.
Hoy, el gran consenso apunta al desarrollo de las llamadas competencias para el siglo XXI, que son transversales al currículum escolar y flexibles al cambio, ya que están asociadas al desarrollo de capacidades plenamente humanas (la mayoría del tiempo en sus estadios superiores). Los modelos conocidos de competencias hacen un énfasis especial en las llamadas “cuatro C”, que comprenden las habilidades de la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la comunicación, a lo que sumamos metacognición y las funciones ejecutivas que nos permiten “aprender a aprender”, reflexionar y adquirir conciencia sobre los procesos personal y colectivo de aprendizaje. La educación en escuelas y liceos, en tanto espacios de formación de los ciudadanos del futuro, están convocados a desarrollar y ejercitar con los estudiantes nuevos conocimientos, habilidades y actitudes para vivir exitosamente en este siglo.