Si bien la introducción de interacciones en modelos de regresión es una de las apuestas cuantitativas preferidas, este método tiene varios problemas para materializar el enfoque interseccional. Primero, las interacciones entre dos categorías son fáciles de realizar e interpretar, pero la introducción de tres o más elementos en la interacción conlleva a modelos estadísticos más complejos y con menos poder estadístico. Con cada variable nueva incluida se disminuyen los tamaños de las muestras y la posibilidad de capturar significancia en la interacción, esto descontando la enorme dificultad de hacer una correcta interpretación de los resultados. Segundo, las intersecciones en modelos estadísticos no abandonan la noción aditiva de la desigualdad, y de hecho tienden a sobre-dimensionar los efectos aditivos y minimizar los efectos multiplicativos.
La expansión de la educación básica es América Latina es una de las políticas públicas que más ha impactado la reducción de la pobreza y la desigualdad (Lopez-Calva y Lustig 2010). Y si bien los avances han sido importantes, cuando miramos las diferencias de género, etnia, área y región subsisten importantes diferencias. Además, indicadores de la desigualdad que captan mejor lo ocurrido con las diferencias de los ingresos absolutos entre ricos y pobres, muestran un incremento. Cuando se corrige la información para incorporar los altos ingresos con datos de declaraciones fiscales, la concentración del ingreso en el tope de la distribución es más alta y ha estado subiendo. En función de nuestro argumento respecto a la importancia de la variación territorial en la percepción de acceso a derechos de ciudadanía, es necesario contar con una medición que permita estimar los índices a nivel native desigualdad social en la globalizacion.
Esta situación, a su vez, limita las posibilidades de progreso de las sociedades, ya que se pierden capacidades de generación de nuevos negocios y otras instancias de mejora del bienestar de la sociedad. Por último, la desigualdad tiende a causar situaciones de conflicto social que, a su vez, pueden derivar en consecuencias que afectan las posibilidades de desarrollo, ya sea a través de situaciones de inestabilidad política o por el tipo de políticas económicas implementadas. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2). Es preciso advertir que incluso los países más igualitarios exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un appreciable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la
Esta noción, que se conoce en la literatura como la interseccionalidad (Collins 2015), ha tenido una atención insuficiente en América Latina (Solis et al. 2019) y sabemos incluso menos sobre la interacción entre lo subnacional y otros atributos como género, raza y ruralidad para producir un paisaje diverso de desventajas y privilegios. La investigación subnacional en América Latina ha establecido que en los países de la región las condiciones de vida están fuertemente determinadas por el lugar de residencia. Pero a pesar de estos avances, sabemos muy poco sobre cómo lo subnacional interactúa con otros atributos como género, raza y ruralidad para producir un paisaje diverso de desventajas y privilegios. Este artículo utiliza el enfoque de la interseccionalidad para mostrar las enormes diferencias en analfabetismo e inasistencia a escuela entre grupos compuestos por distintas combinaciones de dichos atributos en Perú, Colombia y Chile.
En efecto, deben considerar a la vez la localización de los grupos socioeconómicos y la ubicación de los empleos, pues su interacción es la que finalmente determina los patrones de movilidad diaria. El cierre de actividades económicas, la destrucción de empleo y la reducción del comercio, la inversión y las remesas, tienen su reflejo en el incremento de la desigualdad y la pobreza. En 2020 el cierre de las actividades económicas no esenciales se tradujo en destrucción de empleo, particularmente en los meses de marzo, abril y mayo. Sin embargo, en la gran mayoría de los países se establecieron mecanismos para mantener las relaciones laborales.
Otra parte de la brecha o de la desigualdad regional responde a la forma como la interacción specific entre etnia, la condición urbana-rural, el género, y otras características, producen efectos diferenciados en cada región. En otras palabras, parte de la desigualdad regional se da porque unas regiones acentúan el sexismo, el racismo y el sesgo rural y sus interacciones. En otras literaturas se le conoce a esto como “efectos heterogéneos”, “retornos”, o “susceptibilidades” (Jackson y VanderWeele 2019). Mi propuesta es llamar a estas dos porciones de desigualdad subnacional como la composicional y la interseccional. La descomposición realizada en la sección anterior nos permite entender la desigualdad subnacional –o la brecha entre regiones– como la conjunción de dos tipos de fenómenos. Por un lado, parte de la brecha se debe a diferencias en la composición de las regiones.
Son miles las mujeres que exigen que les devuelvan el derecho a huelga, ser dueñas de su cuerpo y del derecho al placer. Hace unos días nuestro país fue anfitrión de la quinta reunión de la conferencia regional sobre desarrollo social de América Latina y el Caribe, y del decimoquinto foro ministerial para el desarrollo de América Latina y el Caribe, todo esto en dependencias de la Cepal. Han concluido tres jornadas de reflexión y fructífero diálogo entre líderes internacionales, en donde el Ministerio de Desarrollo Social y Familia de Chile asumió la presidencia de la Conferencia por los próximos dos años.
Chile también destaca al considerar 19 países miembros de la OCDE que tienen datos comparables. El 1% más rico de Chile aparece concentrando consistentemente al menos 10 puntos porcentuales más que el resto de las elites. “El único país que alcanza un nivel comparable es Estados Unidos y solo desde mediados del 2000”, afirma el estudio. El Seminario Internacional Desigualdad y Movilidad Social en América Latina se lleva realizando durante 15 años. Social en América Latina (DEMOSAL), se ha presentado como un espacio para compartir los hallazgos y reflexiones en torno a la desigualdad en América Latina. En Chile, la implementación de sistemas de identificación biométrica en el sistema nacional de salud preocupa por las posibles limitaciones que podría generar a poblaciones marginadas y empobrecidas -e incluso a personas mayores, por la pérdida de legibilidad en rasgos como las huellas digitales- para su acceso a servicios básicos de salud.
Este tipo de medida puede impactar en el acceso de personas no registradas –como personas sin techo e inmigrantes– al servicio. En una ciudad de las dimensiones de São Paulo, las tarjetas que permiten la integración con descuento a distintos tipos de transporte son fundamentales para la locomoción de gran parte de la población al trabajo, escuela y actividades culturales. El bloqueo o imposibilidad de acceso a medios de transporte puede tener un gran impacto en la vida y el desarrollo de las personas. Las diferencias entre los censos introducen sesgos relevantes por ejemplo, por la ausencia de la categoría empleada/o doméstica/o en México) por lo que no cabe efectuar un análisis comparativo profundo entre ciudades.
De cualquier manera, un obstáculo mayor para una conclusión más firme sobre este asunto es la falta de datos diacrónicos; por ello, habrá que esperar hasta los censos de 2010 para tener una visión más definitiva sobre la tendencia del histórico monocentrismo de las metrópolis latinoamericanas. El uso de las encuestas de origen-destino podría ser una alternativa, pero la compatibilidad entre los datos censales y los de estas encuestas aún no está clara. Hago enfoque en estos tres países ya que los tres comparten varias características que son importantes para la provisión de bienes públicos. Los tres son países unitarios de mediano tamaño, con importante presencia de minorías étnicas en algunos territorios, con olas censales que coinciden en el tiempo y niveles de desarrollo económico intermedios.
Pero en vez de asumir que un elevado componente composicional significa que no existe una fuerza causal propia de la región, nos debemos preguntar por qué las regiones con mayores (y menores) desventajas tienen esas composiciones. Esto se da no por razones accidentales, sino por distintas trayectorias históricas y configuraciones de economía política. Gráfica four Tasas nacionales de Analfabetismo (Colombia – Perú) y Porcentaje de personas con cuatro años o menos de escolaridad (Chile) según área rural y urbana. Para la primera ronda censal de los tres países (2002 en Chile, 2005 en Colombia, 2007 en Perú) acudí a los microdatos censales procesados por IPUMS (Minnessota Population Center 2019) que maneja una muestra censal representativa del 10% de la población con factores de expansión que generan información sobre el total de la población. Para la segunda ronda censal (2017 en Chile y Perú y 2018 en Colombia) utilicé los microdatos censales del whole de la población obtenidos directamente con la agencia estadística de cada país.
En cambio, las cifras del cuadro 1 sí permiten establecer al menos tres generalizaciones importantes para los propósitos del estudio. La primera es la preeminencia del empleo asalariado en todas las ciudades en un rango que va desde el 65% de los ocupados en Rio de Janeiro a un 75% en Santiago. La segunda es la pertinencia de la distinción por educación, pues salvo la categoría «empleador con baja educación», en las tres en las que esta distinción se efectúa (asalariado, cuenta propia y empleador) tiene visibilidad estadística. Y la tercera y clave para lo que sigue es que, considerando las tres categorías antes indicadas, se reúne a más del 90% de los ocupados, por lo que en adelante se operará solo con ellas; más aún, para el grueso de los análisis cuantitativos se trabajará solo con los asalariados, para facilitar la presentación de resultados. Con todo, los cálculos hechos para las otras dos categorías están en línea con los resultados de los asalariados que se exponen en este artículo.
El sistema se basa en el procesamiento estadístico de grandes cantidades de datos provenientes de organismos públicos para calificar a la población menor de 18 años, ordenando a las personas según su probabilidad de sufrir vulneraciones. Cabe señalar que Salta fue la última provincia argentina que dejó de impartir educación religiosa en las escuelas públicas después de un fallo de la Corte Suprema, reconociendo la existencia de violaciones a los derechos a la igualdad y a la desigualdad por la globalizacion no discriminación, así como a la privacidad de los ciudadanos y ciudadanas. El uso tecnológico descrito no es sino expresión de problemas más amplios para comprender los ámbitos de autonomía y privacidad de las personas, con un propósito político. Si bien esta brecha ahonda las desigualdades en los territorios rurales y en especial con estos grupos -los jóvenes- comúnmente no tomados en cuenta, también se puede transformar en oportunidades, al verse develada esta situación.