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Capitalismo 1679-2065: Una Aproximacion Al Sistema Econ

Y él también tiene claro que el modelo chino puede ser difícil de exportar, porque su éxito depende en parte de las condiciones y tradicio­nes únicas de China. Por ejemplo, en China e India, las encuestas muestran una concentración de ingresos del 1% más rico cercana a la mitad de la concentración actual. Existen múltiples razones que explican el aumento sostenido de la desigualdad en Estados Unidos, todas ellas decisiones de política. En estos textos hemos extensamente discutido el rol de los impuestos en esta tendencia, pero el problema es más complejo. La caída en la progresividad de los impuestos a los más ricos es sin duda una de las explicaciones. Otras causas son el estancamiento del salario mínimo, el debilitamiento de los sindicatos, la falta de competencia, y la falta de regulación financiera, entre otros.

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Por modesto que sea este ejercicio de discernimiento en medio de los turbulentos acontecimientos del presente, nos anima la esperanza formulada por el Concilio Vaticano II (1965) en la constitución Gaudium et spes, de que “la fe […] orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas” (n° 11). La desigualdad sería menos problemática si el lugar que ocupan las personas en el orden social fuese pasajero, sujeto a cambios durante el ciclo de vida o, por último, si la posición social de los hijos no dependiera de la de los desigualdad social en tiempos de pandemia padres. Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Y afirma la necesidad de una distribución que garantice la independencia y la voz de todos.

Afortunadamente, evidencia reciente provista por Bernardo Candia y Eduardo Engel nos permite responder esta pregunta. Los autores muestran que el coeficiente de Gini de mercado calculado con los datos de la encuesta CASEN y registros tributarios es 0,fifty nine. Consistente con lo reportado por la OCDE, encuentran que en su conjunto la acción del gobierno es levemente progresiva.[8] El estudio muestra, además, que el sistema tributario es levemente regresivo y el sistema de transferencias es progresivo, especialmente debido a las transferencias en salud y educación.

Cualquiera sea la explicación, lo relevante es ver que la consecuencia fue una decisión política, no una tendencia inevitable. Un sistema tributario que se toma en serio la desigualdad y la protección de la democracia debe considerar el mérito de los impuestos al patrimonio, en specific a la herencia y a la riqueza. La revitalización de la discusión académica al respecto sugiere que la thought merece ser, al menos, discutida seriamente.

A pesar del hecho que Trump cada vez más empodera a fuerzas políticas de ultraderecha, incluyendo políticas racistas, misóginas, transfobicas y antisemitas, debe ser señalado que la política Norteamericana aseguró hace ya bastante años (por lo menos desde Reagan, vía Bush, hasta Obama) un tranquilo y prolongado desarrollo de fuerzas reaccionarias de derecha. Es con las consecuencias de los horrores de estas políticas que estamos enfrentando el hoy. Si hablamos sobre el fascismo de hoy, entonces probablemente nuestro sujeto debería ser Jair Bolsonaro. El que a igualdad de condiciones trabaja menos debe recibir menos y proporcional a lo que trabaja o aporta (hay discusión al respecto). La jubilación existe porque en el capitalismo los ancianos no compiten con los jóvenes que recibiendo menos le producen más al patrón y son consideramos más útiles para él.

Parte de la razón de este cambio es que la riqueza permite el acceso a una educación más cara y “mejor”, y las credenciales educativas de éli­te permiten acceder a trabajos más remunerativos. Los individuos buscan cada vez más parejas con logros educativos similares, lo que los economistas llaman de forma poco romántica “emparejamiento selectivo”, y esta unión entre personas de altos ingresos con otras de altos ingresos aumenta aún más la desigualdad en­tre las familias. Mientras menos intervención del Estado, mientras menos regulaciones tenga el mercado, mientras menos impuestos aplique la autoridad económica, el mencionado modelo dará sus mejores frutos, dicen sus defensores. El punto crítico es que toda acción que se salga de ese marco se considera una intromisión política, una incursión ideológica, vale decir, una intervención que sólo perturba o desvía el comportamiento normal de las leyes naturales, invisibles e inequívocas del mercado – que por lo demás no tienen referentes empíricos – y que estarían por sobre los derechos sociales.

Según datos usados por Walter Scheidel, “en Estados Unidos, el 1% que más posee entre el 1% más rico (las personas pertenecientes al 0,01% de ingresos más elevados) casi sextuplicó sus beneficios respecto de la década de 1970, mientras que la décima parte más adinerada de ese grupo (el 0,1% más rico) los cuadruplicaba. El resto tuvo un promedio de ganancias de unas tres cuartas partes, lo cual no es desdeñable, aunque dista mucho de los avances que han experimentado desigualdad social ejemplos en la vida cotidiana los estratos más altos”. Se instaló una conducta de abuso que afecta a los más pobres, por cierto, pero afecta a todos los sectores sociales, incluyendo los sectores medios y altos. De eso fuimos testigos el último fin de semana largo, cuando familias de clase media alta, yo creo que incluso familias acomodadas, fueron simplemente dejadas abandonadas en el aeropuerto internacional de Santiago por las aerolíneas que habían sobrevendido sus pasajes.

Por ejemplo, respalda fuertemente un rol en salud y educación, pero no así en el caso de las telecomunicaciones. Esta comparación contrasta con el discurso de la –poco pluralista– prensa chilena, que suele poner las demandas de la ciudadanía como un ejemplo de irracionalidad, mientras que sitúa el pensamiento empresarial como ejemplo de cordura y pragmatismo. De acuerdo a la información del COES (2018), la mayor cantidad de conflictos sociales por habitante se producen en las regiones de Aysén, Atacama, Los Ríos, Arica y Parinacota, y Magallanes, todas regiones donde los índices de desigualdad son iguales o superiores al promedio nacional. La burocracia también “a todas luces” es “la be­neficiaria primordial” del sistema. Es legítima solo si logra producir crecimiento económico, por lo que sus reclutas deben ser competentes. En ausencia de una norma jurídica vinculante, disfrutan de una conside­rable discreción, como deben hacerlo al actuar con de­cisión cuando sea necesario para cumplir la promesa de un crecimiento ininterrumpido.

Hasta hace algunas décadas, en la medida en que los hombres contaban con mayores recursos, era menos possible que sus esposas trabajaran y tuvieran sus propios ingresos. Actualmente, en un contexto donde las tasas de titulación de mujeres superan a las de varones, lo común es que tanto el hombre como la mujer tengan un trabajo en los hogares más prósperos. Y los emparejamientos, siguiendo la lógica de selección por similitud, suelen darse entre personas de un mismo nivel educacional y de ingresos. Es decir, los hombres educados y ricos, que antes por lo common eran la única fuente de ingresos de sus hogares, se casan hoy con mujeres igualmente educadas y ricas. El impacto en la aceleración de las desigualdades del emparejamiento selectivo es evidente.

Ya sea porque la no resolución de un problema por mucho tiempo genere rabia, o bien porque el progreso ethical de un país haga insupportable un problema que antes se aceptaba. En otras palabras, cuando se trata de niveles de desigualdad como los que vivimos en Chile, la ausencia de novedad bien puede ser una razón profunda para querer cambiarlo todo. En este texto sostengo que, por un lado, la desigual exposición a la incertidumbre es un problema relevante, que impacta fuertemente en la calidad de vida de quienes viven en Chile. Por otro lado, que la desigualdad de poder podría explicar por qué se requiere un estallido social para que se aborde políticamente la inseguridad con que vive una parte relevante de la población.

Si bien estos indicadores aún no alcanzan la relevancia que tiene el coeficiente de Gini en el debate público, en parte porque su disponibilidad es más reciente, hoy son el estándar en el debate académico sobre desigualdad. En un esfuerzo inédito por acercar la evidencia científica al debate público, un grupo de investigadores crearon una base de datos de acceso abierto que permite un análisis más sistemático de la desigualdad a nivel global. Para Chile, existen diferentes estimaciones de la porción de los ingresos que se lleva el 1% más rico, que varían dependiendo de los datos disponibles, supuestos metodológicos, y correcciones hechas por evasión y elusión. El estudio de Flores, Sanhueza, Atria y Mayer encuentra una concentración en torno al 24% usando datos tabulados. Fairfield y Jorrat usan microdatos administrativos de 2005 al 2010 y, ajustando por evasión y elusión, encuentran cifras en torno al 33%. El estudio del Banco Mundial que citamos previamente calcula un 33% para el 2013.

Uno podría argumentar, en cambio, que las transferencias son progresivas, pero la manera de recaudar es regresiva, haciendo, por lo tanto, neutro el sistema en su conjunto. Tenemos que reconocer, primer lugar, que de los valores “revelados” por Jesús mediante sus palabras y obras, al anunciar y anticipar en su contexto el Reino de Dios, permanecen vigentes y reclaman ser implantados con urgencia en la realidad global y native. Más aún, son parte constitutiva de la misión de las discípulas y los discípulos de Jesús, de los llamados a colaboran con él en la búsqueda del Reino y su justicia, en cada tiempo y lugar. Pero esta condición no se remite solo a diferencias en calidades de vida, ya que tiene asociado un conjunto de problemas que implican, especialmente, trabas a la justicia, a la convivencia y al desarrollo económico. Estas tendencias confirman una redistribución de ingresos del trabajo al capital y de los salarios inferiores a los superiores en la period neoliberal.

Ello podría materializarse en el mediano plazo siempre y cuando el partido y su organización sea capaz de transformar su estructura interna y de incorporar las críticas. Como parte de los resultados de esta investigación, logramos evidenciar, en primer lugar, que existe una crisis teórica al inside del Partido Comunista. Lo anterior se remite a la pérdida de un grupo significativo de militantes a principios de la década de los 90’, entre cuyos miembros se encontraban estudiantes universitarios e intelectuales, falencia que recién en la actualidad se intenta recomponer. Este fenómeno deviene en una serie de lecturas de lo social que no necesariamente se adapta a las necesidades actuales, tales como pérdida de los horizontes internacionales de transformación social, enclaustrando la acción de manera severa en los contextos locales.

Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998, publicó esta obra por primera vez en 1973. La investigadora expuso por videoconferencia a los alumnos del Postgrado del Instituto de Historia PUCV su estudio “The rise of the (in)visibilization society” publicado en Notas de Investigación del sitio internet de la Red de Estudios Sociales y Políticos de América Latina y Europa (REDLAE). Ana Cárdenas Tomažič participó en esta actividad organizada por la Red de Estudios Sociales y Políticos de América Latina y Europa (REDLAE) y el Magíster en Historia PUCV. Como ejemplo, Judith Butler hace referencia a la situación vivida en Estados Unidos, y el interés de Donald Trump de comprar los derechos de la vacuna que Alemania está desarrollando, lo cual fue revelado por el ministro de Salud alemán. “En la práctica, el acceso a bienes materiales y simbólicos se encuentra condicionado por estas distinciones categoriales y mecanismos de cierre social. La construcción categorial es un campo de disputa, donde lo que está en juego es la posibilidad de ajustarse a una categoría u otra”, sostuvo Rojas.

Libro Cambiar O Morir : Capitalismo, Disaster Climática Y El Green New

Con el objetivo de enfrentar los problemas de la disaster económica y social, el fascismo sistemáticamente destruye instituciones democráticas y físicamente ataca a las trabajadoras y las organizaciones de izquierda. Busca desplazar la culpa de la disaster lejos del capitalismo, buscando en cambio chivos expiatorios como por ejemplo los migrantes, personas LGBTQ, mujeres, gente de shade, comunistas, musulmanas, judías, and so on. Yo creo que el fascismo no debe ser rebajado analíticamente al nivel de la ideología – que indudablemente es importa, pero en cambio deben buscarse las raíces del fascismo y las crisis en las relaciones sociales, por consiguiente, el capitalismo. Otra forma de ver cómo golpeó la pandemia en los sectores más precarizados de una clase trabajadora ya precarizada es examinando la situación de las personas en edad de jubilar. La tasa de ocupación de este grupo venía sostenidamente al alza desde mucho antes de la pandemia. No podía ser de otra forma en un país que entrega pensiones bajo el salario mínimo.

Ya que es una cuestión sobre una serie completa de trabajos y demandas sociales que simultáneamente incluyen la lucha por justicia reproductiva y mejores condiciones de trabajo, es difícil separar la chispa inicial de estas protestas feministas de la lucha de clases. Como siempre en la historia de las grandes crisis, las organizaciones de mujeres son las que convocan a la más amplia gama de masas. Los tiempos están oscureciendo, por lo cual no debemos subestimar el valor político que tienen estas resistencias feministas. Las huelgas y protestas de mujeres son de hecho la parte más luminosa de nuestra historia militante reciente. Esta nueva oligarquía, la de la nueva period, está por sobre la democracia, la soberanía de países y del propio mercado.

La primera corriente se originó al interior del mundo conservador-católico que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum, adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica. A grandes rasgos, vio la cuestión social como resultante de una disaster moral que desvirtuó el rol dirigente y protector de la elite criolla. El énfasis estuvo puesto en la responsabilidad que le correspondió a los ricos en el cuidado y bienestar tanto material como espiritual de los más pobres, a través de la educación, la beneficencia, el socorro y la justicia. Segundo, mientras que la elite económica parece ser totalmente dogmática, ya que se niega a que el Estado se haga cargo en cualquiera de los ámbitos consultados; la ciudadanía, en cambio, tiene un juicio más reflexivo y pragmático, apoyando mayoritariamente la acción del Estado en algunos ámbitos y minoritariamente en otros.

Complementando lo recién mencionado también tenemos una situación en la cual el feminismo está usualmente restringido en ONGs de izquierda si es que es explícitamente socialista. Así es como el feminismo está siendo apaciguado en organizaciones y partidos de izquierda en general. Lo sé, es bastante trabajo meticuloso, pero – como ha probado la historia – si es que va a haber un verdadero cambio emancipatorio, ocurrirá primero en la izquierda, en ninguna otra parte. La historia y los datos empíricos demuestran persistentemente que la izquierda no es inmune al sexismo, ni tampoco al machismo ni la misoginia.

La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. Bajo su alero surgieron grandes fortunas, cuyo origen se centra en la minería, las finanzas y el comercio.

Todo esto tiene lugar en contraste con la contienda presidencial de los Estados Unidos en la que las posibilidades de Bernie Sanders de asegurar la nominación demócrata parecen ahora ser muy remotas. Las nuevas proyecciones que establecen a Biden como el claro favorito son devastadoras durante estos tiempos, precisamente porque Biden una vez amenazó con recortar los fondos públicos para las personas mayores, mientras que Sanders y Warren defendían “Medicare para todos”, un programa integral de salud pública que garantizaría el cuidado básico de la salud para todas las personas en el país. Tal programa pondría fin a las compañías de seguros privados impulsadas por el mercado que regularmente abandonan a los enfermos, exigen gastos de bolsillo que son literalmente impagables y perpetúan una brutal jerarquía entre los asegurados, los no asegurados y los no asegurables.

Sin embargo, ni las desigualdades ni los estallidos sociales son nuevos en la historia de la humanidad. Este trabajo, luego de dar cuenta de algunos estudios sociales recientes en torno a las desigualdades que dañan a las personas y a las sociedades, realiza una aproximación teológica y magisterial a este drama, se hace cargo nuevamente de los valores evangélicos como la justicia y equidad. Termina ofreciendo algunas conclusiones o reflexiones finales que contribuyan al debate y al curso de la acción transformadora que demanda el presente. La propuesta de salud common y pública revitalizó un imaginario socialista en los Estados Unidos, uno que ahora debe esperar para hacerse realidad como política social y compromiso público en este país. Desafortunadamente, en el momento de la pandemia, ninguno de nosotros puede esperar. El perfect ahora debe mantenerse vivo en los movimientos sociales que están menos interesados ​​en la campaña presidencial que la lucha a largo plazo que nos espera más adelante.

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¿Es esta una discusión que concierne principalmente a quienes viven en la Región Metropolitana, pero que omite la presencia de otros fenómenos y problemáticas más urgentes a resolver en otras partes del territorio nacional? ¿Puede existir alguna relación entre los niveles de conflicto que se observan en el territorio, la desigualdad y el porcentaje de la desigualdad que explica el 1% más rico? Si es que el 1% más rico no solo ostenta el poder económico, sino que también utiliza dicho poder para influir en la política (en desmedro de quienes se encuentran más abajo en la distribución de ingresos), entonces es probable que dichos territorios experimenten un mayor número de conflictos sociales. Existe un interesante debate académico a nivel global en torno a la evolución de la desigualdad durante las últimas décadas.

Son percibidas como injustas en sus orígenes, moralmente ofensivas en sus consecuencias, o ambas. Esto no se expresa solo en términos de ingreso y riqueza, sino también en educación y salud; trato social y dignidad; seguridad económica y física, además de poder y capacidad de influencia sobre las decisiones públicas. La capacidad de readaptación del capitalismo explica, en parte, su supervivencia y superioridad. Actualmente, la complejidad del mercado, que hace depender la prosperidad de los países de su integración en redes globales de intercambio, puede restar eficacia a los intentos políticos por dar dirección a la economía. Pero el malestar generalizado y la insostenibilidad de un conflicto social de largo plazo quizás conduzcan a una nueva vuelta de timón en su desarrollo.

Cabe preguntarse, por último, si el valor de la igualdad no podría ser mejor promovido por parte de la Iglesia católica, en su servicio al mun do, si no se abordan, por ejemplo, las inequidades en la forma de soste ner roles y la distribución del poder al interior de ella (Castillo, 2017). Parece ser esa una de las preocupaciones del papa Francisco (2013), cuando al comenzar su pontificado afirmó que “todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque ‘el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral’ y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (EG, n° 103). Sin duda, las desigualdades internas al inside desigualdad jurídica ejemplos de la Iglesia mellan su credibilidad; dificultan que ella pueda tener una palabra profética más convincente en relación a las desigualdades o inequidades en la sociedad, promoviendo así un Reino de justicia y equidad. Es este apartado, de manera muy somera, recogeremos algunos análisis sobre el fenómeno de las desigualdades, consideradas sobre todo desde la economía, de la historia y las ciencias sociales, tanto en estudios globales como locales.

Proyectando la idea, los senadores son figuras políticas que tienen que hacer un gran esfuerzo, con el propósito de lograr que el país y la sociedad chilena encuentren puntos de convergencia que sean complementarios y se proyecten en acuerdos nacionales de gran alcance. Si bien el capitalismo llevó a sacar a muchas personas de la pobreza a través de una de sus variantes, el Neoliberalismo, también provocó una de las mayores desigualdades entre los más ricos y los más pobres. Primero, hay versiones del feminismo que lo reducen a un mero asunto de empoderamiento personal desigualdad mundial 2022.

Sin embargo, en los TLC y TTP se induce a respetar la libre competencia, lo que inhibe al estado y a proyectos que estarían en una posición monopólica y/o con predominio de la participación o management del estado en países emergentes. Como lo afirma economista Ha-Joon Chang, el conocimiento individual no conduce al desarrollo, sí lo hace, el conocimiento colectivo. Pero, este conocimiento colectivo no es posible lograrlo sin la activa intervención del estado. Crear las condiciones para ampliar la base y el contenido del conocimiento es una inversión que debe impulsarla el estado y en gran medida esto implica comprometer a las empresas a trasferir conocimiento y tecnología a empresas más pequeñas que integran las cadenas de valor para estimular la innovación y el emprendimiento. Se trata de un proyecto que integra al estado con privados, pero, si el sector privado no se interesa en ese propósito, será el estado que tome la iniciativa de emprender un proyecto industrial de largo aliento, incluso, sin tener necesariamente desde el inicio ventajas competitivas.

Así, la desigualdad de exposición a la incertidumbre se relaciona con el hecho de que sólo una fracción minoritaria de la población tiene acceso a un conjunto de seguros (privados, en este caso) que le permiten sortear estos “shocks negativos”, lo que se suma a que tal grupo enfrenta una menor incertidumbre laboral, es decir, tiene en promedio menos shock negativos que sortear. El nivel de vida en Vietnam es mucho más bajo que en Fran­cia, pero el 91% de los vietnamitas apoya la globaliza­ción, que ha mejorado su vida diaria, en comparación con solo el 37% de los franceses, cuyos recelos sobre la dirección en la que se está moviendo su sociedad han alentado los movimientos de protesta que exigen una mayor voz ciudadana. Las personas se preocupan lo suficiente por los estragos que el productivismo ha causado en el medio ambiente como para acudir en grandes cantidades a las marchas de protesta.

El Servicio Nacional de Salud se inaugura en 1952 y recoge organizaciones de salud, sociales y solidarias como la Beneficencia Pública, la Gota de Leche, el Seguro Obrero, el Servicio Nacional de Salubridad y otros entre los cuales el Instituto Bacteriológico de Chile. El SNS por su acción continuada al disolverse (año 1979) y transformarse en los servicios regionales y municipales de salud, hasta el año 1985 es el principal responsable de que Chile superara la salud de país miserable y llegara a tener una salud comparable con los países europeos, EE.UU. Las distintas ideologías o sistemas valóricos factuales de los chilenos están basados en la creencia de que las desigualdades son intrínsecas al ser humano. Pero no son las desigualdades que todos vemos y son palmarias, como el sexo, los caracteres bióticos, las habilidades, destrezas, facultades psíquicas, sino las desigualdades que se suponen acreedoras de premios o concesiones de ingresos desiguales, poder desigual, propiedad y patrimonio desigual. Es curioso y contradictorio que, aunque la Constitución vigente no mencione al Estado subsidiario, esta ideología del liberalismo y más del neoliberalismo sea la que domina en Chile. Más curioso es que el liberalismo, neoliberalismo y capitalismo no sean vistos como ideologías o incluso religiones con matices fundamentalistas o fanáticos.

Capitalismo Y Pandemias

Además, se logra evidenciar que producto de dicha ausencia teórica, los diagnósticos generados al interior del Partido respecto a la situación actual en el país ha producido que la principal línea programática de la organización se encuentre orientada únicamente a comprender las contradicciones entre neoliberalismo y democracia. Lo anterior ha implicado que el Partido Comunista ha dejado de proponer un modelo alternativo al capitalismo, centrándose en la obtención de una institucionalidad política no influenciada por el neoliberalismo, pasando de una estrategia de transformación social revolucionaria, a la moderación y el gradualismo. En lugar de una descripción de los mecanismos funcionales de la burocracia china, Milanovic nos ofrece un contraste metahistórico entre “la vía oc­cidental hacia el desarrollo” y la china. Siguiendo al economista Giovanni Arrighi, sostiene que el capita­lismo occidental, antes de volverse liberal y merito­crático, prosperaba “en todas las situaciones, ya fueran de conquista, de esclavitud o de colonialismo”, lo que “hacía que el modelo europeo fuera agresivo y beli­coso”. Los capitalistas europeos lo necesitaban “para la proyección del poder en el exterior, y, por consi­guiente, tenían que ‘conquistar’ al Estado”. A fines del siglo XX, esta vía de desarrollo ya no estaba al alcance de los países del mundo en desarrollo, que durante mucho tiempo fueron dominados y explotados por Occidente, cuya superioridad militar no toleraba nin­gún desafío.

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El capitalismo del Siglo 21 se caracteriza por una creciente diferenciación entre centro y periferia, con esta última creciendo más rápido que el centro y con fortalezas en su capacidad de generar ahorros exportables. Este “nuevo” capitalismo, de variante neoliberal, también muestra una alta frecuencia de crisis económicas, seguida de costosas políticas de austeridad junto a una tendencia a la acentuación de la desigualdad de ingresos y riquezas; en este contexto destaca el fortalecimiento de pequeñas pero poderosas elites económicas. Estas tendencias globales tienen implicancias geopolíticas y económicas importantes.

Finalmente, es posible dar cuenta de una falla organizacional que limita los procesos reflexivos al interior del partido. El centralismo democrático como forma de organización partidaria se construye de manera jerárquica, produciendo que las discusiones teóricas se enclaustren en las cúpulas dirigentes generando así un deficiente flujo de la información entre los militantes de base y los dirigentes. Así, celebro el libro de Piketty y su foco en un tema que, hasta hace poco, era omitido por la mayoría de los economistas. [8] Estos números y los reportados por la OCDE no coinciden con exactitud dado el ajuste con datos administrativos a los ingresos altos. Las personas de mayores ingresos ahorran más, y por lo tanto el consumo representa una menor proporción de sus ingresos comparado con las personas de menores ingresos. Por ende, a mayor ingreso, menor es la proporción del ingreso que se paga en IVA.

Éstas encuentran su explicación en las desigualdades, así como el desarrollo integral permite entender cómo se entiende la paz en este escenario. No se trata simplemente de pasar de la violencia a la paz, sino de las desigualdades injustas a la paz, la cual comporta el desarrollo integral de todos en América Latina. Por lo visto, la lectura teológico-cultural de Medellín, puesta de relieve mediante la investigación, desgraciadamente sigue siendo pertinente en América Latina y en Chile, en particular.

Y, en vez de localizar las crisis en la economía política capitalista, ellos culpabilizan a diferentes minorías. En el corto plazo, debemos luchar – algunas veces ilegalmente – por la preservación de derechos sociales ya ganados y derechos materiales que están siendo suprimidos día a día. En el largo plazo, debemos gradualmente, obstinadamente y fervientemente construir un futuro político progresivo y ecológicamente sustentable. El supuesto para lo último no es la mera “unificación” de distintos grupos, partidos, iniciativas, como si eso asegurara algún tipo de unidad política. En cambio, la suposición básica de un frente unido es sobretodo concebir políticas progresistas coherentes y serias para que la izquierda por fin tenga una oportunidad de construir un movimiento que tenga un carácter realmente emancipatorio.

Es decir, los países de Latinoamérica representan un clúster o un conjunto anómalo caracterizado por altos niveles de desigualdad económica y social, independientemente del modelo de desarrollo adoptado por los diversos países. En otras palabras, existe una persistencia de enormes disparidades sociales y económicas en América Latina en distintas épocas, con diversos modelos de desarrollo y bajo diferentes regímenes políticos. La desigualdad económica en Latinoamérica pareciera ser una condición de larga information, enraizada en la historia, instituciones y en la cultura del continente, más que en el modelo adoptado en las últimas décadas (Eyzaguirre, 2019; Gootenberg, 2004). Primero, debemos reconocer que América Latina es una de las regiones del mundo con la mayor desigualdad de ingresos y que esta es histórica y crónica (PNUD, 2017).

Cabe señalar que aun cuando esta tabla sólo describe una de las dimensiones consultadas en este estudio (relativa al rol del Estado), las respuestas en las otras dimensiones consultadas son consistentes con el análisis que sigue. De hecho, los autores de dicho estudio estiman que cada punto adicional (0,01 en el rango 0 a 1) de incremento del coeficiente de Gini incrementa en 3% la probabilidad de conflictos o acciones contenciosas. En otras palabras, el Gini corregido da cuenta de una realidad aún más desigual de la que la easy comparación internacional sugiere.

Hacia fines de esa centuria se inició un periodo de inestabilidad en el marco de la “cuestión social”, que culminó con la elección de Arturo Alessandri en 1920 y el inicio del Estado benefactor. A este ciclo se le asigna cierto bienestar de la emergente clase media y de los trabajadores asalariados. Chile ha sido un país de muchas diferencias sociales a lo largo de toda su historia.

Pero la exitosa economía china de los últimos 40 años, por otro lado, también ha derribado esa vieja certeza sobre la comunión entre libre mercado y democracia. Y aunque esta última pueda ser un valor deseable en sí mismo, apunta Milanovic, no parece tan descabellado pensar que algunos, incluso muchos, prefieran sacrificarla por las ventajas que supone el modelo chino. Independiente de que el país asiático se proponga exportar su “capitalismo político”, el modelo presenta un atractivo cierto para las élites políticas y los ciudadanos de a pie de otras naciones. Y los segundos, quizás prefieran perder libertades individuales en favor de mejores resultados económicos.

Otros países —Italia, por ejemplo— tienen “una corrupción generalizada que se extiende por todos los estratos de la sociedad”, como señala el propio Milanovic, pero que no han logrado capitalizar la autonomía que se les otorga para maniobrar en medio de las restrictivas constricciones legales. Parte del debate público, sin embargo, argumenta que la desigualdad es un producto inevitable del libre mercado, el desarrollo tecnológico, y de la globalización. Se cube (o al menos se asume) que no hay nada que los países puedan hacer para domar las fuerzas del mercado y que cualquier intento de regular el grado de desigualdad tendrá efectos negativos ineludibles sobre el crecimiento económico.

Proponen como salida un Green New Deal, un Nuevo Acuerdo Ecológico mundial que lleve a la eliminación complete de las emisiones de carbono hacia 2050. Esta salida, sostienen, solo será realista, justa y posible si asegura la superación de la terrible desigualdad social, desigualdad juridica la inequidad y el empobrecimiento de las mayorías que el imperio del neoliberalismo ha profundizado en las últimas décadas, y la creación de fuentes de trabajo y salarios dignos para todos. Según datos de la Encuesta CASEN, la pandemia golpeó duramente a la clase trabajadora en Chile.

En easy, estos son impuestos que se cobran sobre activos, como por ejemplo activos financieros o propiedades. A diferencia de los impuestos al ingreso que se calculan en base a flujos (es decir, a cuánto se gana en un año), estos impuestos se calculan en base a stock (es decir, a la cantidad acumulada a través de los años). Dentro de esta categoría encontramos, por ejemplo, las contribuciones, el impuesto a la herencia y el impuesto a la riqueza. Este número nos sitúa en el lugar 24 en términos de desigualdad sobre el complete de 159 países con datos disponibles, y nos corona como el país más desigual de la OCDE. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2).

Lo que está ocurriendo es que  hemos llegado a un punto en que la desigualdad está arrebatando la dignidad de las personas y eso es lo que me aflige. Ahora, por lo tanto, a diferencia del año ’90, no es la fractura política lo que puede afectar la estabilidad de nuestro país. Hoy es la fractura social el issue desigualdad multidimensional clave que hay que enfrentar para garantizar la estabilidad democrática e institucional de nuestro país a largo plazo.

Asimismo, más burocracia estatal y más gasto social —por parte del Estado central— no ayudarían a reducir la desigualdad económica, si dicho gasto social no va acompañado de buenas políticas públicas focalizadas y de un Estado eficiente y profesional. Sin crecimiento económico, complementado con una modernización del Estado y una reforma profunda a su burocracia y gestión, por más impuestos, redistribución y ayuda social que inventemos, la desigualdad seguirá enraizada como lo ha sido siempre en nuestra historia. Las concepts socialistas deben ser actualizadas y evolucionar para que respondan a una realidad distinta de lo que fue la revolución industrial que derivó en una lucha de clases donde los protagonistas eran los trabajadores y obreros de la industria manufacturera.

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Los gobiernos dichos democráticos no han sido capaces de recuperar una acción en salud similar a la del SNS ni recuperar su estatalidad. Concluye el número con la sección Reseñas y comentarios de libros presentando las reseñas de María Esther Arancibia del libro Encantador era mi barrio de Fidias López; la de César Cuadra sobre el libro Pensar de nuevo de María Teresa Pozzoli; la reseña hecha por Maximiliano Gracia Hernández y Elva Vázquez Pérez de la obra ¿Adónde va China? De Jean-Luc Domenach, finalizando la sección con la reseña de Diana Luque sobre el libro de Enrique Leff Discursos sustentables. La premisa basic es que cualquier salida hacia adelante en orden a superar una de sus fases de disaster requiere para el Capital una ofensiva general contra el Trabajo y sus logros históricos, para recomponer tanto la tasa de ganancia como el poder de clase (al que aquélla está ligada fundamentalmente). En 2002, tras 20 años en la academia, Onfray –uno de los más prolíficos filósofos actuales– decidió retirarse de la educación formal, y abrir la… Bajo tales condiciones, ¿cómo planteamos la pregunta de qué consecuencias tendrá esta pandemia para pensar sobre la igualdad, la interdependencia world y nuestras obligaciones mutuas?

En su opinión, eso es lo que han hecho Apple y otras transnacionales que han diseñado estrategias agresivas para pagar el menor impuesto posible y han difundido una versión de su éxito donde el esfuerzo público ha sido completamente borrado. Una política que, por ejemplo, terminara con la colusión, podría hacer que la economía chilena ganara a la vez en eficiencia y equidad. Atkinson argumentaba que en la mayor parte de las economías modernas, las firmas tienen un considerable poder en el mercado y pueden determinar sus propias políticas de precios. Al contrario, países donde el prime 1% obtiene proporcionalmente menos riqueza -como Suecia, Dinamarca, Finlandia o Francia-, el nivel de pobreza está bajo la media del grupo.

Y los segundos, quizás prefieran perder libertades individuales en favor de mejores resultados económicos. ¿Por qué el desarrollo capitalista y más intensamente el neoliberal ha predominado? Durante las últimas décadas el mundo ha presenciado un salto adelante en la ciencia y tecnología modernas cuyos efectos han incidido de manera profunda en todos los niveles de la realidad social.

capitalismo y desigualdad

El modelo de Allende incorporaba una participación sustantiva del mundo trabajador. El Servicio Nacional de Salud se inaugura en 1952 y recoge organizaciones de salud, sociales y solidarias como la Beneficencia Pública, la Gota de Leche, el Seguro Obrero, el Servicio Nacional de Salubridad y otros entre los cuales el Instituto Bacteriológico de Chile. El SNS por su acción continuada al disolverse (año 1979) y transformarse en los servicios regionales y municipales de salud, hasta el año 1985 es el principal responsable de que Chile superara la salud de país miserable y llegara a tener una salud comparable con los países europeos, EE.UU. En una nueva edición de Última Mirada conversamos junto a Jeannette von Wolfersdorff, ex directora de la Bolsa de Comercio y actual directora del Observatorio de Gasto Fiscal, sobre el concepto de “cambio de modelo” o “cambios estructurales” en relación al capitalismo neoliberal que impera en nuestro país. Además, junto a Raúl Sohr revisamos los detalles de lo que fue esta jornada en la Cumbre de Davos, en Suiza, donde se debatió sobre economía y medio ambiente.

Argumentaba que hay buenos motivos por los que algunas personas tienen más ingresos que otras (trabajan más o tienen a su cargo decisiones más complejas). Lo que pretendía period cambiar la dirección en que nos estamos moviendo, pues hoy nuestras sociedades están estructuradas para seguir acrecentando una desigualdad que le parecía insostenible. También combatió la actitud de la izquierda inglesa, la de la “Tercera Vía” de Tony Blair, que asumió que la desigualdad period el costo inevitable del crecimiento. Para Atkinson, en cambio, “hay pasos que pueden dar los gobiernos, las firmas, los sindicatos y las organizaciones de consumidores para reducir los presentes niveles de desigualdad. Y reclamaba que la “Tercera Vía” y sus seguidores en el mundo no se hayan atrevido a actuar frente a los mercados, en defensa de las familias.

Por todo lo anterior, Atkinson estimaba que la desigualdad es el problema central de nuestra época. Tan clave que si su reducción implica disminuir el crecimiento, creía que había a que llamamos pobreza que pagar ese costo. “Es preferible una torta más chica y mejor repartida que hacer crecer la torta con los niveles de mala distribución que tenemos hoy”, dijo a CIPER.

Por otra parte, se observa en Europa, a raíz de la crisis, un fortalecimiento de los partidos políticos nacionalistas de ultra-derecha como el “Frente Nacional” en Francia, los “Verdaderos Finlandeses” en Finlandia, la “Cruz Dorada” en Grecia y otros que han logrado atraer electorados en base a un discurso anti-migrantes y anti-Unión Europea en sociedades agotadas por la falta de empleo y el estancamiento. La compensación llegará con la introducción de sistemas de renta básica common, ocio barato y otras fórmulas que permitan a los ciudadanos evadirse de la realidad. Y, en medio siglo más, el Capitalismo dejará de ser útil y acabará siendo reemplazado por otro sistema. Uno de los desafíos intelectuales y sobre todo políticos del momento precise es explicar las razones por las cuales si el movimiento obrero tuvo un gran respaldo well-liked o comunitario más allá de los centros laborales, en los momentos de resistencia generalizada, cuando el Trabajo se rehacía de la dureza de la agresión de clase en las fases descendentes de la acumulación de capital, hoy esto no se da. En qué medida y por qué se produce la drástica decadencia política de la fuerza de trabajo y también la dilución common de las fuerzas del Trabajo, no son procesos solamente a explicar, sino también a intentar revertir desde el compromiso militante de la ciencia. Claramente el Estado nacional, funcionando puertas abiertas a las grandes firmas en un contexto de mundialización y preocupado por atraer capitales en las mejores condiciones posibles, precisa enfrentar los problemas sociales de manera jurídico-penal, y para ello criminaliza a los sectores más vulnerables (sin duda el negocio es redondo, pues a mayor número de gente presa, mayor ganancia).

Durante las primeras décadas de la posguerra, por ejemplo, los ricos cumplieron con unas tasas impositivas superiores al 80%. Su fin es servir de apoyo a modelos analíticos sobre la combatividad del Trabajo combinada con las dinámicas de acumulación y regulación del Capital, que sean capaces de vislumbrar las posibilidades de reconstitución de la agencialidad política del Trabajo en la actualidad, y acompañarlas. Las relaciones sociales de producción contienen relaciones sociales del trabajo que transforman a los trabajadores en cesantes, en precarios, o en trabajadores clandestinos e ilegales cada vez más disponibles como fuerza de trabajo migrante global. A estas situaciones se agrega la permanente desigualdad entre hombres y mujeres, que deja a éstas en un lugar subordinado a causa de la constante reproducción del trabajo doméstico. El capitalismo histórico ha experimentado, en la escala mundial que hoy le corresponde, profundos cambios que han modificado sustancialmente su componente de acumulación, pero también, de forma significativa, el de regulación, perturbando críticamente su forma de gestionar las inequidades, desigualdades y doxas que él mismo produce.

Cuando la ciudadanía se ha visto expuesta a tantos años de injusticia, de miseria, de limitaciones, de violencia sistemática, de ser apartada a un rincón para que la elite pueda disfrutar privilegios a costa de las carencia de otros y otras, entonces la rabia acumulada que antes estaba dura, se licua y ese núcleo de ira comienza a arder en un magma imposible de contener. En los mercados reales e imperfectos en que vivimos, decía Atkinson, políticas que busque la equidad pueden hacer ganar eficiencia a la economía. Todo esto es razo­nablemente conocido a partir de una serie de je­remiadas recientes, que lamentan la desigualdad rampante y la aparente incapacidad de la demo­cracia para domar lo que solía llamarse “el poder del dinero”.

Pero no todos tienen un hogar o una “familia”, y un número creciente de la población en los Estados Unidos no tiene hogar o es transitorio. De manera que “el hogar” figura como un espacio de protección, pero eso difícilmente es cierto para muchas personas. En los Estados Unidos una estrategia nacional es formulada, rescindida y aparece en confusas formas públicas. Y la pregunta sobre quién vivirá y quién morirá le parece a nuestro presidente como un problema de costo-beneficio que los mercados decidirán. Si bien este tipo de política ya se implementa en las sociedades nórdicas o en Alemania, Piketty reclama por un alcance mayor.

Atkinson argumentaba que lo que le está faltando a los más pobres y a las clases medias, es lo que los más ricos se están llevando cada vez en mayor cantidad. Y que la mala distribución está empobreciendo a todo el sistema, porque “la producción complete está influida por cómo se distribuye la riqueza”. Esas propuestas no se limitan a la estrategia clásica de aumentar los impuestos. Atkinson argumenta en su libro que atacar la desigualdad con impuestos implica actuar al last del proceso de creación de riqueza, cuando los contratos se han hecho, los salarios ya se han pagado y la riqueza ya se repartió. En ese sentido, los impuestos tratan de corregir ingresos que se distribuyen cada vez peor.

Si el libro está en perfecto estado o dentro de su plastificado no hay problema en devolverlo o cambiarlo. Por esto, las publicaciones de Revista Perspectivas están bajo la licencia Creative Commons Attribution four.zero International (CC BY four.0). Además, la editora y el(los) autor(es) deberán firmar un acuerdo en que se establecerán las condiciones de licenciamiento de Revista Perspectivas. La advertencia del FMI sobre el daño que provoca una alta desigualdad al crecimiento, parece hecha para nosotros. Cómo afrontar las nuevas ansiedades, Paul Collier, Debate, 2019, 336 páginas, $16.000. Actualmente, los movimientos populistas sacan provecho a ese sentido de pertenencia que sobrevive en los sectores empobrecidos, articulando un discurso de odio contra otros que viven en el mismo país.

Estos éxitos, sin embargo, no han evitado que a partir de 2011 se hayan intensificado los reclamos sociales. En su estudio, Larrañaga y Rodríguez interpretan que este malestar social se relaciona con “una mayor intolerancia a la desigualdad, producto de una ciudadanía más empoderada por efecto del mismo desarrollo que ha tenido el país”. Muchas familias habrían escapado de la pobreza, pero no de la vulnerabilidad. En su nueva posición estarían autores que hablen de la pobreza menos inclinadas que antes a aceptar la desigualdad en las relaciones de poder, en las relaciones sociales y las oportunidades. [5] Datos de las participaciones en el ingreso del uno por ciento basados en información tributaria en otros países de la región Latinoamericana no están aún disponibles , aunque es sabido que la región  tiene altos índices de desigualdad de ingresos a nivel internacional, (Gini  promedio alrededor de 50 por ciento).

Estado, Capitalismo Y Liberalismo En Chile Cooperativa Cl

Puede realizar el cambio de producto en nuestras tiendas físicas en un plazo de 6 meses a contar de la fecha de recepción del producto. Con una vocación sinóptica y pedagógica, la obra tiene el gran mérito de poner a disposición de un lector esclarecido, pero no necesariamente especialista, una gran cantidad de datos. Se desconocen a veces, por apariencias, pero en la oscuridad, cuando nadie los ve, se buscan y protegen, amañan las condiciones, evitando el surgimiento de nuevos actores. Porque el ejercicio democrático que desde chico nos instalan como el proceso más justo de todos, solo existe como una careta, cuando tras la cortina el poder político sirve a elites económicas que financian sus campañas y en retorno el poder legislativo encoge o agranda la cancha según conveniencia, perpetuando en el poder a los verdaderos gobernantes, que no son los Trump o Piñera, por supuesto. En el país de la libertad, donde un sin fin de libertades ilegales permiten al sistema cometer graves injusticias, daba siempre la sensación de que esa olla no explotaría debido a una policía demasiado reaccionaria, que podía agujerear cuerpos ante cualquier reclamo. Irónico es el destino que quiso que esa misma policía, que suele usar un manto de impunidad, fuese la causa principal de que la tapa de la olla volara por los aires y emergiera la rabia.

“En América Latina es un enfoque que está ahora muy en boga, muy de moda porque plantea la imbricación entre el género, la raza y la clase. Es un enfoque potente para explicar muchas cosas, lo que voy a discutir hoy ayuda mucho a entender, pero no es suficiente, entonces voy a tratar de provocar un poquito la reflexión”, indicó. En consecuencia, ha sido un lugar común en buena parte de la elaboración académica de al menos las últimas dos décadas asegurar que las luchas del Trabajo han quedado en un segundo plano frente a otros sujetos, como las clases medias radicalizadas, las adscripciones étnicas, los pueblos, las mujeres, los jóvenes, los excluidos, and so forth. De forma que si antes el movimiento obrero fue el sujeto antagónico por excelencia y nadie cuestionaba que protagonizaba la conducción de lo popular, hoy se hace ver justamente lo contrario, que lo «obrero» como expresión de lo proletario salarizado se subsume en la heteroclitud multiforme de «lo popular», diluyéndose con ello también la posibilidad de encontrar un «sujeto-vanguardia». Pero reflexionar desde el compromiso de clase por parte de los científicos sociales requiere de una rigurosa tarea de recuperación y sistematización de la memoria histórica de las luchas y los logros del Trabajo, sin la cual las luchas del presente se deshilachan, huérfanas de una óptica y una estrategia más holísticas, en una aparente multitud de resistencias tan esporádicas como inconexas. Porque esa se ha vuelto la constante en las protestas de la gente contra los sistemas sociales de occidente, la búsqueda de dignididad, el fin de los abusos, el «yo también importo».

El argumento es extrañamente similar a la queja neoliberal de que la regulación impide el crecimiento, al atar las manos a los tomadores de de­cisiones con un papeleo interminable. ¿Por qué la au­tonomía burocrática y la corrupción controlada son funcionales en China, pero disfuncionales en otros lugares? Otros países —Francia, por ejemplo— tie­nen burocracias dotadas de funcionarios altamente capacitados y de mentalidad pública, que gozan de considerable autonomía para dirigir las decisiones económicas, pero que han sido conspicuamente ca­rentes de éxito en estimular el crecimiento. Otros países —Italia, por ejemplo— tienen “una corrupción generalizada que se extiende por todos los estratos de la sociedad”, como señala el propio Milanovic, pero que no han logrado capitalizar la autonomía que se les otorga para maniobrar en medio de las restrictivas constricciones legales. Las preguntas que plantea Milanovic son buenas, y si el recurso a tipos ideales estrechamente modelados sobre los Es­tados Unidos y China es una simplificación rígida, es, con todo, justificable y quizá necesaria para extraer un indicador útil desde el ruido ambiente.

Paradójica­mente, en este relato, se puede decir que el capitalismo ha logrado el objetivo del comunismo de instigar a la extinción del Estado, que se ha reducido, en la visión de Milanovic, a “el Consejo de Administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa” (para tomar prestada una frase de Marx y Engels). Estas tendencias confirman una redistribución de ingresos del trabajo al capital y de los salarios inferiores a los superiores en la era a que se debe la desigualdad social neoliberal. La estructura de la morbilidad (enfermedades) y la estructura de la mortalidad, especialmente la infantil, tuvieron mejores índices que todos los países latinoamericanos y a la par con Cuba.

“Nuestro campo laboral es bastante reducido, la mayor parte de las y los antropólogos quedan como en un limbo de precarización laboral donde hay mucho trabajo casual, por cuenta propia, sumado al auge de las consultoras vuelve necesarias las postulaciones a fondos culturales y hace estar en una constante autogestión laboral que sin duda no es lo perfect. En el panel, también estuvo invitada la presidenta de Colegio de Antropólogos de Chile, Natalia Caniguan, para analizar la empleabilidad, cómo se configura el campo laboral y de qué manera la formación académica de antropólogo en Chile, pero también en otros países como México, está respondiendo o no a las demandas actuales. En la ocasión, que tuvo como objetivo brindar un espacio de reflexión en torno al análisis sobre las desigualdades en países como México y Chile, Reygadas analizó qué tanto el enfoque de la interseccionalidad resulta útil para entender o no, la desigualdad de Latinoamérica.

Y explica que, si con impuestos se quisiera retrotraer la desigualdad en el Reino Unido al nivel que tenía en los años 60, habría que subir el de la renta en un 16%, medida imposible para cualquier gobierno. En su libro, Atkinson nos recuerda que los mercados no caen del cielo; incluso procesos complejos como la globalización son el resultado de decisiones tomadas por organizaciones, gobiernos, corporaciones e individuos. Y eso implica que “las fuerzas de mercado, indudablemente potentes, dejan mucho espacio para otras determinantes y operan en un contexto social que puede influenciar el resultado de la distribución de ingresos”, escribió.

Estas visiones valientes y compasivas que son objeto de burla y rechazo por los capitalistas “realistas”, tenían suficiente tiempo en el aire, llamaban la atención, para permitir que un número cada vez mayor –algunos por primera vez– desearan un mundo cambiado. Esperemos que podamos mantener vivo ese deseo, especialmente ahora que Trump propone en Semana Santa eliminar las restricciones a la vida pública y las empresas, y liberar el virus. Él apuesta que las ganancias financieras potenciales para unos pocos compensarán el aumento en el número de muertes que se predicen claramente, lo cual él acepta y se niega a detener –en nombre de la salud nacional–. Así que ahora aquellos con una visión social de la atención médica universal tienen que luchar contra una enfermedad a la vez ethical y viral trabajando en una mutua unión letal.

capitalismo y desigualdad

Y los emparejamientos, siguiendo la lógica de selección por similitud, suelen darse entre personas de un mismo nivel educacional y de ingresos. Es decir, los hombres educados y ricos, que antes por lo common eran la única fuente de ingresos de sus hogares, se casan hoy con mujeres igualmente educadas y ricas. El impacto en la aceleración de las desigualdades del emparejamiento selectivo es evidente.

Las medidas de Atkinson buscan intervenir antes en el mercado, de modo que la repartición de los premios sea distinta. Propone, entre otros asuntos, que los gobiernos intervengan en la dirección que toma la tecnología, para que ésta colabore en la creación de nuevos empleos y no sea como ahora una amenaza constante a los puestos de trabajo. [9] See Karabarbonuis and Neiman (2013) para la evolución de la participación del trabajo a nivel international y Elsby, Hobijn and Sahin (2012) para los Estados Unidos. [6] El mayor número de billonarios per cápita (ajustando por el tamaño de la población) se encuentra en los Estados Unidos, en tanto que la Federación de Rusia ocupa el segundo lugar. Violencia e historia de la desigualdad desde la Edad de Piedra hasta el siglo XXI, Walter Scheidel, Crítica, 2018, 624 páginas, $33.900.

Ante este panorama, los actores luchan en diversos sectores por sobrevivir y desde distintos grupos que protestan por situaciones específicas o que promueven nuevos modos de enfrentar la precariedad que los caracteriza. Pero aún en estas condiciones, las razones de sus luchas siguen siendo las mismas que levantaran los actores de los movimientos sociales que en el llamado «corto siglo XX» tejían proyectos de emancipación y de justicia. A su vez, el invitado internacional agregó que “Antes se decía que la desigualdad en América Latina se debía al capitalismo, pero bueno, hay países capitalistas que son desiguales, pero no tanto como los de la región. Se decía que era la dependencia hacia Estados Unidos lo que explicaba todos los males.

La destructiva lógica del capital parece haber llegado a su punto más feroz gracias a la retirada de los Estados, al servilismo generalizado de los gobiernos y a las transnacionalizaciones protagonizadas por las burguesías de cada país, cada vez más abultadas de un poder que las obliga a defender a cualquier precio sus propiedades de los posibles ataques de estas «clases peligrosas». Todos tenemos la sensación amartya sen desigualdad de que el sistema económico se inclina a favor de las grandes empresas. Unas pocas corporaciones dominan sectores enteros; la industria financiera regula la economía a su antojo; los gobiernos negocian acuerdos comerciales que en absoluto benefician a los intereses de los ciudadanos; y las tecnológicas custodian celosamente una ingente cantidad de datos personales sin supervisión y trafican con ellos.

En otras palabras, tendríamos que aceptar un mundo social y económico en el que es radicalmente inaceptable que algunos tengan acceso a una vacuna que puede salvarles la vida cuando a otros se les debe negar el acceso, porque no pueden pagar o no pueden tener el  seguro que pagaría o porque carecían de visa o de estatus authorized. El economista británico Paul Collier, en El futuro del capitalismo, señala que el deterioro de las identidades nacionales también contribuyó al crecimiento de la desigualdad. Para el autor, el éxito de la socialdemocracia de posguerra —que estima como un modelo perfect de Estado ético e igualitarista— se debió a un extraordinario alcance en las obligaciones mutuas asumidas por los ciudadanos. La Segunda Guerra Mundial consiguió que, en Europa occidental y Estados Unidos, por un lado, izquierda y derecha confluyeran en un punto intermedio y, por otro, que dichas sociedades, alentadas por el orgullo del papel desempeñado en la guerra o por la necesidad de levantarse de las ruinas, abrazaran un relato común de pertenencia y responsabilidades recíprocas.

Sin desconocer los innegables orígenes del pensamiento feminista, el artículo insiste en las particularidades de los feminismos latinoamericanos, en su lo-calización neohistórica. Con este propósito narra los avatares de la movilización feminista de los años setenta-ochenta en la región. En las subsecuentes fases descendentes se desata un mayor descontento pero al tiempo disminución del poder social de negociación del Trabajo, que van de la mano de mayores niveles de represión y conflicto. Se incrementa la mercantilización de la fuerza de trabajo y diferentes combinaciones de conflictividad del Trabajo, que se hace más generalizada.

Conversatorio «desigualdad Y Pobreza Del Capitalismo Neoliberal En Chile»

Sin políticas públicas que transformen la relación de desigualdad entre el 1% más rico y la clase trabajadora, en el futuro a las personas no les quedará más que seguir insertándose en empleos informales, de baja calidad y viéndose forzadas a endeudarse para pagar deudas. Situación que, como hemos visto, adquirirá formas específicas de violencia contra las mujeres, madres a cargo de hogares monomarentales, mujeres de 60 años y más, y otros grupos marginalizados de la población. Pese a la igualdad formal que impone el Estado, con el despliegue del capitalismo aumentan las desigualdades reales. La pervivencia del sistema exige a la larga controlarlas en términos razonables, pero la eficiencia del orden productivo demanda una creciente división del trabajo que conlleva una cada vez mayor desigualdad social. El derecho, una de las columnas en que se apoya el Estado, garantiza una igualdad formal, pero la división del trabajo, fundamento último del sistema productivo, en las condiciones propias del capitalismo, trae consigo una desigualdad social que va en rápido aumento.

Sobre el financiamiento de las campañas políticas, declaró que la transparencia es la regla número uno en esta materia, y que el foco no debiera estar en poner límites generales a la recaudación de cada campaña, sino que debiera ponerse un límite por individuo. Segundo, en una economía avanzada, las personas educadas y aspiraciones son una parte grande y muy políticamente comprometida de la población. Estas personas tenderán a votar por partidos y personas que consideren económicamente competentes. La Vicerrectoría de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio (Vrim), que forma parte de la Red Temática de la Patagonia, se encuentra realizando durante esta semana un encuentro del grupo de investigación en Sociología de dicha organización, en el marco del cual se realizó el taller sobre Capitalismo, teoría social y Landnahme (expansión capitalista). Qué es lo que está implícito en lo que estoy diciendo, que mientras estaba la amenaza comunista, el capitalismo era capaz de introducir reformas profundas y de fondo que enfrentaban los temas de la desigualdad.

Es preciso advertir que incluso los países más igualitarios exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un considerable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la diversidad de valores, preferencias y capacidades que nos distinguen como personas. En términos de propuestas para el futuro, los libros de Piketty, Stiglitz y Collier son generosos, aunque de todos los autores referidos en este artículo, solo Piketty es quien habla de una “superación del capitalismo”.

Además, es distinta la desigualdad que generaron los bonos de Wall Street durante la disaster subprime que la que produjo el desarrollo del iPhone en Silicon Valley. Fue a lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país. Desde entonces, surgieron a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos, además de las posibles alternativas de solución. Esta amplia gama de debates políticos e ideológicos pueden resumirse en tres grandes corrientes. De estas incertidumbres sólo se salva un grupo que –dependiendo de la dimensión que se considere– oscila entre el 20% y el 5% de más altos ingresos.

Todos los estudios son relativamente consistentes y sugieren que los individuos en el 1% más rico reciben entre un cuarto y un tercio del ingreso nacional. En cambio, podemos señalar brevemente que, en el contexto latinoamericano, de modo sinodal y colegiado, la Iglesia de la región puso gran atención en las “desigualdades”, en explicit, en aquellas que calificaba de “injustas” o “excesivas”. Más aún, podemos decir que hace más de cincuenta años dichas desigualdades fueron consideradas como el issue que más atentaba contra la paz y el desarrollo integral de América Latina. Para un desarrollo más pormenorizado este delicado asunto, me permito remitir a mi investigación teológico-cultural publicada recientemente, con ocasión del 50° aniversario de la Conferencia de Medellín (Verdugo & Arellano, 2019). Si bien, desde la recuperación de la democracia Chile ha logrado importantes avances en términos institucionales y en la superación de la pobreza4, a la siga de un crecimiento económico sostenido, poniéndolo en primer lugar en la región; sin embargo, el progreso alcanzado no al canza a todos por igual. La desigualdad en términos de ingreso también lo pone en los primeros lugares del rating latinoamericano5.

desigualdad social en el capitalismo

[5] Datos de las participaciones en el ingreso del uno por ciento basados en información tributaria en otros países de la región Latinoamericana no están aún disponibles , aunque es sabido que la región  tiene altos índices de desigualdad de ingresos a nivel internacional, (Gini  promedio alrededor de 50 por ciento). El capitalismo es sin duda el mejor desigualdad social a nivel mundial sistema económico, tal como la democracia es el mejor sistema político. Los dos han trabajado bien en las democracias capitalistas avanzadas por mucho tiempo, con cada uno compensando las debilidades y reforzando las fortalezas del otro. Argumenta, por ejemplo, que las reformas económicas de Margaret Thatcher y Ronald Reagan fueron éxitos rotundos.

Sobre la actual disaster del capitalismo, aseguró que hoy son los profesores de las escuelas de negocios quienes deben defender la integridad del capitalismo. “Si queremos mantener las escuelas de negocios, debemos asegurarnos de que el sistema capitalista se mantenga a salvo, de lo contrario, seremos los primeros que perderán. Los autores argumentan que la economía del conocimiento seguirá dependiendo de clusters inmóviles de seres humanos con las habilidades adecuadas. Éstos, a su vez, serán suficientes en número para sostener una democracia y subordinar a las empresas a la voluntad de un Estado facilitador. Las clases descontentas de hoy son, en la opinión de los autores, un problema para la democracia y no una amenaza a ella.

En otras palabras, tendríamos que aceptar un mundo social y económico en el que es radicalmente inaceptable que algunos tengan acceso a una vacuna que puede salvarles la vida cuando a otros se les debe negar el acceso, porque no pueden pagar o no pueden tener el  seguro que pagaría o porque carecían de visa o de estatus legal. Desiguales destaca el rol que le cabe a la política pública en igualar el acceso a los servicios sociales, reducir la concentración del ingreso en el 1% más alto y romper el vínculo entre el dinero y la influencia en las decisiones públicas. OECD (2012) postula la necesidad de reformas tributarias que combinen ajustes en impuestos (algunos hacia la baja, otros al alza) con políticas de subsidios al trabajo de los sectores de menores ingresos. Siguiendo al texto Desiguales y a la OECD (2012), se necesita reducir las brechas que existen en la estructura productiva de la economía chilena, que se expresan en circuitos diferenciados de productividad, competencias laborales, salarios y estabilidad en los empleos. Entre las políticas a considerar destacan las que mejoran la productividad vía capacitación, aumentan la participación laboral femenina y reducen las prácticas discriminatorias en el mercado del trabajo; así como un fortalecimiento de todos los niveles del sistema educativo. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional.

Con mayor dramatismo aún el capitalismo no tiene respuesta para lo que será la civilización futura como sistema económico social. Las críticas al trabajo de Piketty, que han sido tan abundantes como los elogios, se clasifican en tres tipos. El coeficiente de Gini ha aumentado en varios países desde los años 80 desigualdad onu, pero, al mismo tiempo, el acceso a servicios básicos y tecnologías y las expectativas de vida han mejorado mucho, beneficiando proporcionalmente más a los pobres.

Y ahí estaba la familia, yo vi por televisión una familia que decía «yo planifiqué este fin de semana largo en el mes de febrero». O sea, la desigualdad ha ido conduciendo a un resultado horrible, que se entiende que el abuso puede quedar impune, porque son tales los niveles de desigualdad, que aquéllos que son abusados, ni siguiera van a tener la posibilidad de reclamar. Clara Zetkin declaró en 1923 que el fascismo está profundamente enraizado en las disaster económicas del capitalismo y la proletarización amplias clases pequeño burguesas.

Estas visiones valientes y compasivas que son objeto de burla y rechazo por los capitalistas “realistas”, tenían suficiente tiempo en el aire, llamaban la atención, para permitir que un número cada vez mayor –algunos por primera vez– desearan un mundo cambiado. Esperemos que podamos mantener vivo ese deseo, especialmente ahora que Trump propone en Semana Santa eliminar las restricciones a la vida pública y las empresas, y liberar el virus. Él apuesta que las ganancias financieras potenciales para unos pocos compensarán el aumento en el número de muertes que se predicen claramente, lo cual él acepta y se niega a detener –en nombre de la salud nacional–. Así que ahora aquellos con una visión social de la atención médica common tienen que luchar contra una enfermedad a la vez moral y viral trabajando en una mutua unión letal. Más allá de las diferencias de ingresos, la desigualdad socioeconómica se manifiesta en otras dimensiones de la vida de las personas.

El sistema tributario ha cumplido un rol importante en llevarnos a donde estamos. En la primera parte de esta reveladora serie sobre nuestro sistema tributario, los autores argumentaron que la forma en que recaudamos es resultado de un contrato social impuesto “que no le da un rol importante al Estado ni a la equidad”. En esta columna, sostienen que ese Estado mínimo es una decisión política para que los sectores de más altos ingresos tengan un sistema tributario que los beneficie. “Son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad”, argumentan.

Es indudable que la pobreza y las desigualdades sociales no surgieron en el país en la década de 1880, como tampoco han desaparecido en la moderna realidad del Chile actual. Cuando se habla de desigualdad, lo ordinary es pensar en la distribución de los ingresos. Chile tiene uno de los niveles de desigualdad de ingreso más altos del mundo, sin importar la forma en que se mida o la información que se utilice. La conclusión es menos clara si lo que nos interesa es la evolución en el tiempo, ya que mientras la desigualdad medida con encuestas ha disminuido (el Gini ha bajado de 0,fifty two a 0,forty seven entre 1990 y 2015), no ha sido el caso si nos enfocamos en los datos del sistema impositivo. Un ejemplo de esto último es cuando los gobiernos quedan satisfechos con diseñar políticas públicas para entregar bonos a mujeres empresarias de regiones o bonos por hije a mujeres mayores de 60 años. La lógica detrás de estos programas “con sensibilidad de género” es que una mujer en el extremo sur está más oprimida que una mujer santiaguina o que una mujer madre de 60 años está más oprimida que una mujer no-madre de esa edad.

Aunque la pobreza ha disminuido en el país, la distancia entre ricos y pobres sigue siendo muy importante. Tanto es así, que un estudio del Banco Mundial indica que un tercio del ingreso generado por la economía chilena en 2013 fue captado por el 1% más rico. Por ello, es relevante considerar este aspecto como una verdadera traba al desarrollo, cuando se bloquean las oportunidades y se traduce en un acceso poco equitativo al poder político y económico. Con todo, los factores que generan un incremento en la desigualdad son múltiples e incluso hay algunos consecuencia de evoluciones deseables en la sociedad. El acceso extendido de la mujer al mundo del trabajo y la educación universitaria se encuentra entre estos. Como expone Branko Milanovic, hombres y mujeres acostumbran a emparejarse con personas de un estatus similar al suyo.

Capitalismo Y Desigualdad: Cuando Solo Queda La Insurrecciã³n » Dysfunction Cl Journal

El autor no está demasiado preocupado por la validez de estas abstracciones, y un crítico bien po­dría preguntarse cuánto tiene en común la sociedad capitalista del Estado de China con Brasil o Indonesia o incluso Vietnam, o si Estados Unidos es realmente el “tipo ideal” del capitalismo occidental. La produc­ción complete de la Unión Europea es mayor que la de los Estados Unidos, después de todo, y las “variedades del capitalismo” que contribuyen a la producción de Europa han sido muy estudiadas desde el trabajo pio­nero de Peter Hall, David Soskice y sus colaboradores, publicado hace unas dos décadas, pero no menciona­do aquí. En otras palabras, los tipos ideales de Mila­novic enmascaran una multitud de diferencias.

Se produce por tanto, en estas fases, una inclinación a una parcial desmercantilización de la fuerza de trabajo. Con ello, a través del tiempo, se acrecienta el poder social de negociación del Trabajo y tiende a disminuir la rentabilidad general capitalismo pobreza del capital. Sin embargo, la Ley establece que los cambios por satisfacción, es decir, si no te gustó un producto, son opcionales de cada marca.

“Pero hoy vivimos en una en que unas pocas empresas pueden recoger cantidades ingentes de beneficios para ellas mismas y seguir en su posición dominante durante años y años, sin ser desafiadas”. ¿Debiéramos sentirnos optimistas o pesimistas respecto del futuro del sistema capitalista? Invito a leer ambos estudios y seguir este debate que de seguro está lejos de terminar. Personalmente, me inclino por el trabajo de Auten y Splinter, considero que metodológicamente es superior e incorporan una serie de elementos que me parecen correctos. Así, no creo que caiga el capitalismo, al menos no lo hará por no ser capaz de mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población concentrando su capacidad generadora de riqueza en solo unos pocos. Otro factor de este tipo que está profundizando las brechas se encuentra al analizar la procedencia de las grandes fortunas.

Asimismo, este capitalismo del siglo 21 ha traído consigo un déficit democrático no solo a nivel nacional sino también a nivel global. Un ejemplo reciente de lo anterior es que varias economías europeas se han transformado en verdaderos “Protectorados” del FMI, Banco Central Europeo y la Comisión Europea, la llamada Troika. En efecto, este conjunto de instituciones dictan las políticas públicas de los países Europeos en disaster con evidente menoscabo de su soberanía y autonomía nacional y del derecho a decidir sus propias políticas económicas y sociales. Por otra parte, el capitalismo del siglo 21 en su variante neoliberal ha llevado a una alta concentración de riqueza e ingresos en pequeñas elites que distorsionan la representatividad y operación del sistema político y cuestionan la relación entre capitalismo y democracia.

Esa alta desigualdad no impidió que el país creciera ni que pudiera reducir la pobreza, lo que distingue nuestro caso de lo que describe Atkinson en relación a Estados Unidos y Europa. Los autores lo atribuyen al crecimiento económico (durante la década de los ‘90) y a la redistribución (a partir de 2000). Esta descripción del capitalismo político, sin em­bargo, no explica su éxito.

Un reciente estudio de Facundo Alvaredo, Claudia Sanhueza y otros, que usa datos tributarios desde 1964 hasta 2014, resaltó justamente lo extrema y constante que esa desigualdad ha sido en los últimos 50 años. No importa quien haya gobernado (un DC, como Eduardo Frei Montalva; un socialista, como Salvador Allende; un dictador neoliberal, como Augusto Pinochet, o cualquiera de los cinco presidentes desde el retorno a la democracia hasta hoy), siempre hemos estado en el high del mundo. Solo en los últimos años banerjee y duflo nos ha superado Estados Unidos y se nos ha acercado el Reino Unido (ver gráfico). En su libro, Atkinson destacaba como un hecho positivo que entre 2000 y 2011 la desigualdad en Chile (medida a través del coeficiente GINI) hubiera bajado cinco puntos porcentuales, todo un hito. El estudio de Alvaredo y otros puntualiza que esa tendencia se habría revertido justamente desde 2011. Es importante aclarar que Atkinson no buscaba acabar con la desigualdad, ni tenía en mente un nivel específico al que se debiera apuntar.

capitalismo y desigualdad

El gran desafío de nuestro tiempo, cube Collier, es encontrar otra vez un vínculo lo suficientemente amplio que regenere las confianzas y las responsabilidades mutuas.

Es evidente que la gran concentración de poder económico en pequeñas elites, lleva a una indebida influencia del dinero sobre el sistema democrático. En estas condiciones el best de que cada persona es igual a otra en una democracia es desvirtuado por la muy desigual distribución de poder económico en la sociedad, la que se ha acentuado en las últimas tres décadas. Todo esto tiene lugar en contraste con la contienda presidencial de los Estados Unidos en la que las posibilidades de Bernie Sanders de asegurar la nominación demócrata parecen ahora ser muy remotas. Las nuevas proyecciones que establecen a Biden como el claro favorito son devastadoras durante estos tiempos, precisamente porque Biden una vez amenazó con recortar los fondos públicos para las personas mayores, mientras que Sanders y Warren defendían “Medicare para todos”, un programa integral de salud pública que garantizaría el cuidado básico de la salud para todas las personas en el país. Tal programa pondría fin a las compañías de seguros privados impulsadas por el mercado que regularmente abandonan a los enfermos, exigen gastos de bolsillo que son literalmente impagables y perpetúan una brutal jerarquía entre los asegurados, los no asegurados y los no asegurables.

También, como una forma de superar el régimen de propiedad vigente, aboga por una reestructuración sobre la base de una combinación de propiedad pública, social y lo que él llama propiedad temporal. Esta última aseguraría la circulación permanente de bienes y una menor concentración de la propiedad privada y el poder económico, implementando un impuesto progresivo que obligue a los propietarios más ricos a entregar cada año a la sociedad una parte de lo que poseen. Esos recursos, plantea el economista, podrían usarse para financiar una dotación common de capital. En términos de propuestas para el futuro, los libros de Piketty, Stiglitz y Collier son generosos, aunque de todos los autores referidos en este artículo, solo Piketty es quien habla de una “superación del capitalismo”. Pero esto no significa que debamos dejar de pensar en la propiedad y en su superación.

Hoy, hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), usualmente enfocado en el crecimiento, lanza miradas inquietas ante el crecimiento de la desigualdad. En documentos recientes (particularmente en Redistribución, desigualdad y crecimiento, 2014 y en ¿Neoliberalismo Sobrevendido?, 2016) sus investigadores no solo han dicho que la desigualdad extrema reduce la fuerza y la duración del crecimiento, sino que sostienen que impuestos pagados por los más ricos en actividades con externalidades negativas, pueden ayudar a los países a crecer. “El debate en torno a la riqueza tiende a enfocarse en las grandes fortunas del top de la distribución, pero la redistribución de la riqueza es tanto un asunto de fomentar pequeños ahorros en el 99% como de poner restricciones a los excesos del 1%”, escribió. Y precisó que la historia muestra que cuando se produce un declive de lo que se lleva el 1% (en los países de la OECD), esto se debe no solo a que el Estado cobra más impuesto a los ricos, sino también porque se expande notoriamente lo que el 99% posee.

El virus opera dentro de un marco world, pero ¿qué pasa con el resto de nosotros? A medida que se mueve y ataca, el virus demuestra que la comunidad humana global es igualmente precaria. Durante la mayor parte de su vida académica, Atkinson se dedicó a tratar de sacar la desigualdad del rincón en que la dejaron tanto la economía ortodoxa como la izquierda renovada desde la década de los ‘80. Frente a los economistas que sostienen que la desigualdad no debe importar ni a la política ni a las personas (pues es un tema irrelevante, al lado del problema de la pobreza y el crecimiento económico), Atkinson argumentaba que la distribución debía estar en el corazón de la investigación económica. El nivel de vida en Vietnam es mucho más bajo que en Fran­cia, pero el 91% de los vietnamitas apoya la globaliza­ción, que ha mejorado su vida diaria, en comparación con solo el 37% de los franceses, cuyos recelos sobre la dirección en la que se está moviendo su sociedad han alentado los movimientos de protesta que exigen una mayor voz ciudadana.

La jubilación existe porque en el capitalismo los ancianos no compiten con los jóvenes que recibiendo menos le producen más al patrón y son consideramos más útiles para él. En regímenes solidarios la jubilación no existe, es absurdo pagar menos a las mujeres por el mismo trabajo que el de los varones. En «Localización geohistórica de los feminismos latinoamericanos», Doris Lamus Canavae retoma argumentos y categorías del discurso que critica el «eurocentrismo del feminismo latinoamericano» para llamar la atención sobre las elusiones o generalizaciones en que incurre.

Pero la verdad es que no creía que, poniendo énfasis en la equidad, reduciríamos necesariamente la torta. Ese temor, decía, viene de la economía ortodoxa, según la cual, dado que el mercado distribuye en forma eficiente, intervenir desde el aparato público para mejorar la equidad, solo puede perjudicar el buen uso de los recursos. Este fenómeno se acentuó tras la disaster financiera de 2008 (de la cual muchos responsabilizaron a la misma élite). Según remarcan Jacobs y Mazzucato, en los tres años que siguieron a la crisis, ¡el 91 %!

Capitalismo Tardío Y Sujetos Transformadores: Análisis Y Perspectivas

Surgen nuevas encuestas que reducen la elección nacional a Trump y Biden precisamente cuando la pandemia clausura la vida cotidiana, intensificando la precariedad de las personas sin hogar, los no asegurados y los pobres. El imperativo de aislar coincide con un nuevo reconocimiento de nuestra interdependencia international durante el nuevo tiempo y espacio de la pandemia. Por un lado, se nos pide secuestrarnos en unidades familiares, espacios de vivienda compartidos o domicilios individuales, privados de contacto social y relegados a esferas de relativo aislamiento; por el otro lado, nos enfrentamos a un virus que cruza rápidamente las fronteras, ajeno a la concept del territorio nacional.

En América Latina, Brasil encabeza la lista de países con mayor número de billonarios, seguido de México, aunque Chile es el país con más billonarios en relación con la población en la región. El experimento neoliberal debilitó estructuralmente el sector trabajo y fortaleció el gran capital, generando una profunda desigualdad en la sociedad chilena. Un componente fundamental de esta transformación capitalista extrema fue la formación del Estado Neoliberal, que restringe substancialmente el rol del Estado como productor, regulador, agente redistributivo, manteniendo su rol de estabilización macroeconómica favoreciendo políticas de shock para corregir desequilibrios. A nivel international y regional es claro que también hay un déficit democrático en la forma como actúan las instituciones financieras internacionales como el FMI, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea entre otras. Estas instituciones son dominados por los países ricos, a pesar de que en la actualidad en la actualidad más de la mitad del PIB mundial se genera en economías fuera de la OECD (países en desarrollo y economías emergentes) como lo ha mostrado los mismos estudios de la OECD.

La desaceleración del crecimiento y el aumento de la inequidad en varios países, a lo largo y ancho del globo, ponen otra vez al capitalismo ante un cuestionamiento profundo. ¿Tiene la política el suficiente poder para corregir sus consecuencias indeseables? ¿Todos los factores que han contribuido en el aumento de la desigualdad son negativos? ¿Las tensiones que atraviesan hoy a nuestras sociedades tendrán como resultado una nueva vuelta de timón en la historia del capitalismo? Una serie de libros indagan en las raíces del problema y esbozan respuestas. Estas nuevas situaciones de miseria desplazan a la pobreza hasta reducirla a una pura categoría productora de políticas públicas que flotan sin destino, pero van mostrando al mismo tiempo que la lucha por la subsistencia es el centro de las preocupaciones.

¿La liberalización y las políticas de libre mercado promovidas han provocado que el capitalismo precise resulte tóxico? Este interesante libro presenta los beneficios y las desventajas del capitalismo en todas sus formas y se pregunta si existe una alternativa viable. Para responder estas preguntas, Milanovic se pone su sombrero de teórico social. Las propias categorías acción ciudadana frente a la pobreza den­tro de las cuales se en­marca el argumento se proponen como “tipos ideales” weberianos. De hecho, el “capitalismo meritocrático liberal”, tal como se trata en este libro, es una abstracción que refleja exacta­mente las condiciones actuales en los Estados Unidos, mientras que el “capitalismo político” dirigido por el Estado está enteramente modelado sobre la base de China.

Existe un interesante debate académico a nivel world en torno a la evolución de la desigualdad durante las últimas décadas. Hasta hace poco se había instalado la convicción de había aumentado fuertemente en Estados Unidos desde 1960, este hecho generó no sólo acciones de política pública, sino que también cuestionamientos respecto de la sostenibilidad de largo plazo del sistema capitalista. Se puntualizó que un sistema que conduce a una concentración cada vez mayor de los recursos no sería viable socialmente de manera indefinida. Habría que salvar al capitalismo de los capitalistas para evitar que el malestar social con el sistema echara todo por la borda. François Chesnais titula «Un año después del crack bancario y financiero. En todos los países una situación muy difícil para los trabajadores y los oprimidos y a escala planetaria una fase crítica para la civilización humana» el artículo en el cual aborda la disaster financiera analizando tanto sus orígenes como las profundidades de su implementación.

Las nuevas tecnologías, lejos de ayudar, tienden a empeorar las cosas, contribuyendo a disparar la desigualdad, ralentizar el crecimiento y fomentar el desempleo. Pese a todo, Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, insiste en que, aunque no nos lo parezca, tenemos el poder de reconstruir los cimientos del capitalismo. En este oportuno libro, identifica las verdaderas fuentes de la prosperidad económica compartida, basadas en la investigación, la educación y el imperio de la ley. Consciente de los peligros del fundamentalismo de mercado, y de la amenaza al poder judicial, las universidades y los medios de comunicación, instituciones que durante mucho tiempo han sido la base de la prosperidad y la democracia, nos descubre cómo hemos llegado a esta situación y marca el camino para combatir algunos de los mayores desafíos de nuestro tiempo.

Mazzucato explica que Apple invirtió menos en Investigación y Desarrollo (I+D) que otras industrias tecnológicas, porque usó lo que el financiamiento público había creado. “Es preferible una torta más chica, mejor repartida que hacer crecer la torta con los niveles de mala distribución que tenemos hoy”. Atkinson examinó el desempeño de las 15 naciones más prósperas de la OECD, y observó que aquellos en los que el 1% más rico se apropia de un porcentaje más alto del PIB -como Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia e Italia- son, a la vez, los que tienen los niveles más altos de pobreza dentro del grupo. “Sí importa que algunas personas puedan comprar tickets para un viaje al espacio mientras que muchos otros hacen fila en los bancos de comida.

capitalismo y desigualdad

La burocracia también “a todas luces” es “la be­neficiaria primordial” del sistema. Es legítima solo si logra producir crecimiento económico, por lo que sus reclutas deben ser competentes. En ausencia de una norma jurídica vinculante, disfrutan de una conside­rable discreción, como deben hacerlo al actuar con de­cisión cuando sea necesario para cumplir la promesa de un crecimiento ininterrumpido.

Las personas se preocupan lo suficiente por los estragos que el productivismo ha causado en el medio ambiente como para acudir en grandes cantidades a las marchas de protesta. Sin embargo, es cierto que son reacias a renunciar a cual­quiera de las comodidades y facilidades que les ha proporcionado el productivismo. Lo que falta no es el deseo de participar en la vida cívica, sino claridad sobre cómo reconciliar la implacable presión del capi­talismo por el cambio —“todo lo sólido se desvanece en el aire”, como lo expresó Marx— con la necesidad humana de un mínimo de estabilidad y tranquilidad. Capitalismo, nada más nos dice branko milanovic desigualdad mundial pdf mucho sobre lo prime­ro, pero sobre lo segundo su único consejo —aparte de unas pocas modestas recomendaciones de política pública, como cobrar impuestos a los ricos, financiar generosamente las escuelas públicas y prohibir todo menos un limitado financiamiento gubernamental de las campañas políticas— es la desesperación.

Por eso han marchado las mujeres, marchan lxs campesinxs, las minorías raciales, los pueblos originarios, las minorías sexuales, la clase media, lxs rezagadxs, lxs apartadxs. Exponen su vida ante un virus asesino y ante una policía ídem, que juró servir y proteger, pero no sabíamos que ese lema aplicaba solo para la elite y su sistema, porque para el resto eran palos, gases y represión. Lo decubrimos nosotrxs en octubre pasado y hace una semana esa misma opresión, con forma de rodilla en su garganta, fue lo último que sintió George Floyd. Nos implicamos de manera académica, reflexiva y crítica con la política, los problemas públicos y la contingencia. Nuestro cuerpo académico genera conocimiento que contribuye con el análisis de diversos temas y forman estudiantes de excelencia, comprometidos en participar de los cambios en el país.

Se habla entonces que el menos válido laboral debe ganar menos, pero si está trabajando ocupando sus facultades limitadas al máximo está cumpliendo al igual que otro, aunque su producción es menor; se lo considera de inferior condición productiva porque le produce menos mercancías al empresario y entonces debe quedar cesante si otros lo pueden reemplazar y dar más ganancias al patrón. Eso sucede en el capitalismo o regímenes productivos verticales, no en los regímenes productivos solidarios, fraternos, cooperativos. Numerosas circunstancias, sin embargo, han llevado a desplazar el interés académico hacia otros conflictos o procesos pretendidamente «postmodernos», a menudo asociados a los que fueron llamados «nuevos movimientos sociales», copiando en demasía criterios y elementos de análisis de la ciencia dominante. Si quieres cambiar o devolver tu compra, escríbenos a o contáctanos por redes sociales. Ten a mano el comprobante que recibiste en tu correo al hacer tu compra en línea o tu boleta en caso de compras en tienda. Branko Milanovic (1953) es un economista y autor serbioestadounidense especialista en el campo de la desigualdad económica.

El SNS era un organismo de Estado y no de Gobierno, que atendía el 95% de todas las acciones médicas del país. Todo lo que hace la Teletón lo hacía el SNS (conservando la diferencia en el tiempo). La dictadura cívico-militar se ensañó con el SNS y lo destruyó sistemáticamente para instalar la salud comercial y mercantil carísima que estamos viendo ahora.

En Este Eight De Marzo, Abajo El Capitalismo

En esta línea, Lavín destacó el apoyo que ha significado la Pensión Garantizada Universal (PGU) en la población. “El apoyo entregado por el Estado, que en promedio por hogar en 2017 era de $36.000 al mes, este año pasó a ser $67.000, prácticamente esos subsidios se multiplicaron por dos. El gran responsable de esta buena noticia es la PGU, que significó alrededor de US$ 2 mil millones en nuevas transferencias a las familias”.

En diferentes lugares del mundo, en ciudades de tamaño mediano y grande, existen conjuntos relativamente numerosos de individuos y familias que organizan sus vidas alrededor de la basura. En ese contexto, este artículo, teniendo como foco el trabajo del “ciruja”, propone realizar algunas consideraciones, rescatando su comprensión como población excedente, pero que se inserta, a través de la propia actividad, en la lógica de acumulación capitalista. Es necesario situar la actividad en el contexto de las relaciones sociales que se establecen en el interior del circuito económico que gira en torno del reciclaje de la basura.

Nos implicamos de manera académica, reflexiva y crítica con la política, los problemas públicos y la contingencia. Nuestro cuerpo académico genera conocimiento que contribuye con el análisis de diversos temas y forman estudiantes de excelencia, comprometidos en participar de los cambios en el país. Primero, hay versiones del feminismo que lo reducen a un mero asunto de empoderamiento private capitalismo desigualdad social. Bajo esta perspectiva, el capitalismo se celebra como un sistema que ha dado la oportunidad a las mujeres para participar en el mercado laboral y con ello ganar independencia personal.

Frente a esto, Lavín señaló que “no es una sorpresa, pero la verdad es que cuando el ministro Jackson mostró la baja sistemática de la pobreza en las últimas tres décadas, eso te dice que el pensamiento del Presidente Boric de derrocar al capitalismo no es lo que le conviene a Chile para nada. Si justamente es este modelo el que ha hecho que la pobreza baje, la creación de empleo, la dinamización de la economía, complementado con una política social activa del gobierno”. Dicen que todo el mundo necesitaría al menos 4 veces más, 7,four dólares al día, para obtener el mínimo absoluto de «nutrición básica y esperanza de vida humana normal». Utilizando esta cifra más realista, el número de personas en situación de pobreza ha aumentado en las últimas cuatro décadas, a la friolera de 4.2 billones. El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico.

En esta línea, manifestó que “tenemos que volver a crecer, con puros subsidios esto no se va a sostener. Tenemos que volver a generar ingresos autónomos de los hogares, y valorar las políticas públicas muy relevantes como la PGU y otras, que están contribuyendo socialmente al resultado que estamos viendo hoy día”. La crisis causada por la pandemia del coronavirus ya ha vuelto inútiles AÑOS de reducción de la pobreza.

Según los datos Casen, en el primer decil el monto promedio de alquiler alcanzó a casi $241 mil, es decir, 48,6% del ingreso whole de ese grupo, y muy por sobre la media del país. En el otro extremo, en el décimo decil, la variable corresponde en promedio a eight,9% de los ingresos totales. En paralelo a la reducción de los ingresos autónomos, los subsidios comenzaron a subir en forma acelerada.

El auge económico del país asiático, experimentado a partir de los años eighty, logró un reequilibrio geográfico que ha puesto fin a la superioridad militar, política y económica de Occidente. Aunque este crecimiento trajo un aumento en la desigualdad al inside de China, la brecha respecto de Occidente se acortó, contribuyendo a la disminución global de la disparidad en las rentas. Pero la exitosa economía china de los últimos forty años, por otro lado, también ha derribado esa vieja certeza sobre la comunión entre libre mercado y democracia.

capitalismo pobreza

Aun cuando se mantenga el crecimiento económico y materials, la distribución deforme de estos recursos, termina por producir sociedades enfermas, o al menos aquejadas de problemas severos de desintegración e insatisfacción social. Lo que se requiere es cambiar la óptica, dejar de preocuparse solamente de mínimos materiales (que supuestamente serán suficientes por sí solos de sacar a la gente de la pobreza), y avanzar hacia “mínimos de equidad”, es decir, estándares básicos definidos por la sociedad que garanticen niveles catalina littin básicos de integración social. Mientras la clase trabajadora experimentó todo este dolor, el 1% más rico, antes y durante la pandemia, ha seguido aumentando su riqueza a partir de la apropiación de salarios y pensiones, y el endeudamiento de la mayoría. Sin políticas públicas que transformen la relación de desigualdad entre el 1% más rico y la clase trabajadora, en el futuro a las personas no les quedará más que seguir insertándose en empleos informales, de baja calidad y viéndose forzadas a endeudarse para pagar deudas.

Por su parte, el efecto alquiler, según la base de datos de la Casen, el monto promedio de estos ingresos, luego del ajuste metodológico tradicional, llegó en 2022 a $261 mil, lo que corresponde al 16,7% del ingreso total del hogar. En términos nominales equivale a un alza en el monto de forty eight,5%en este período. Por eso, si todos somos capitalistas, yo prefiero apostar a los que lo son de verdad. Esos que tienen frases anti mercado para la galería, pero que cuidan sus bolsillos de espaldas a la gente. Violencia e historia de la desigualdad desde la Edad de Piedra hasta el siglo XXI, Walter Scheidel, Crítica, 2018, 624 páginas, $33.900. Somos un centro de investigación y acción, que busca

Al contrario, la experiencia internacional le indica que, en la tarea de buscar nuevas áreas de desarrollo que permitan diversificar la producción de los países, ellos son buenos companions “debido a que conocen el espacio productivo y fácilmente pueden identificar un sector interesante al que moverse”. Schneider repara en que pese a su relativo tamaño pequeño, “Chile tiene un desproporcionado número de grandes firmas”. Algunas están especializadas, como Lan; pero la mayoría tiene presencia en tres o cuatro sectores básicos, como los grupos Matte (forestal, minería, energía, banca), Angelini (forestal, minería, pesca, combustibles) o Luksic (minería, energía, bebidas, banca). El análisis que hacen importantes investigadores internacionales -que se presenta a continuación- indica que no mirar a las empresas hace comprender mal las causas del problema productivo y genera respuestas incompletas.

Situación que, como hemos visto, adquirirá formas específicas de violencia contra las mujeres, madres a cargo de hogares monomarentales, mujeres de 60 años y más, y otros grupos marginalizados de la población. Un ejemplo de esto último es cuando los gobiernos quedan satisfechos con diseñar políticas públicas para entregar bonos a mujeres empresarias de regiones o bonos por hije a mujeres mayores de 60 años. La lógica detrás de estos programas “con sensibilidad de género” es que una mujer en el extremo sur está más oprimida que una mujer santiaguina o que una mujer madre de 60 años está más oprimida que una mujer no-madre de esa edad. El gran peligro de estos ránkings de opresiones es que, por una parte, terminan reproduciendo una lógica de competencia capitalista, pues se espera que grupos desventajados compitan entre ellos por recursos escasos.

Así, desde $36.938 (a pesos de noviembre de 2022) en 2017, se subió a $60.182 en 2020, un alza de 63% y, luego, en 2022, el aumento fue de otro 13%. En total, entre 2017 y 2022 los subsidios se incrementaron -en promedio- en 83,5% ajustados por inflación y 141% sin ajuste. La pobreza no ha sido reducida por el capitalismo, sino a pesar y en contra de la oposición de los capitalistas.

¿disminución De La Pobreza O Rehenes Del Capitalismo?

¿Las tensiones que atraviesan hoy a nuestras sociedades tendrán como resultado una nueva vuelta de timón en la historia del capitalismo? Una serie de libros indagan en las raíces del problema y esbozan respuestas. Que el nuevo proceso constitucional sea positivo para los chilenos (es decir, que conduzca a un crecimiento y desarrollo económico sano y sostenido a largo plazo) depende de un sistema económico que facilite el emprendimiento, el ahorro y la inversión bajo el principio de no agresión. Es hora de poner fin a la hipocresía y avanzar hacia el capitalismo constitucional. Como dijo el economista Ludwig von Mises, «todo el mundo, por muy fanático que sea en difamar y combatir el capitalismo, le rinde implícitamente homenaje al demandar apasionadamente sus productos.» Oxfam informa que 95 banerjee y duflo de las mayores empresas de alimentos y energía duplicaron con creces sus ganancias el año pasado.

Actualmente, en un contexto donde las tasas de titulación de mujeres superan a las de varones, lo común es que tanto el hombre como la mujer tengan un trabajo en los hogares más prósperos. Y los emparejamientos, siguiendo la lógica de selección por similitud, suelen darse entre personas de un mismo nivel educacional y de ingresos. Es decir, los hombres educados y ricos, que antes por lo common eran la única fuente de ingresos de sus hogares, se casan hoy con mujeres igualmente educadas y ricas. El impacto en la aceleración de las desigualdades del emparejamiento selectivo es evidente.

Y esta responde a un mayor premio al trabajo calificado, no a retornos excesivos al capital heredado. En Chile, por ejemplo, un artículo de Harald Beyer publicado en el Centro de Estudios Públicos, que utiliza la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, encuentra una caída significativa en nuestra desigualdad de ingresos entre 2010 y 2013, confirmando avances que se registran desde 2001. La explicación radica en el buen desempeño que ha tenido el mercado laboral. El dramático éxito del capitalismo político en Asia desde banco frances fundación 1980 podría sugerir que Milanovic cree que el capitalismo administrado por el Estado es más eficiente para lograr el crecimiento y es potencial­mente un modelo más atractivo que la meritocracia liberal, especialmente en vista del rechazo del “neo­liberalismo” por muchos en Occidente. Pero él es lúcido sobre los desafíos que el capitalismo político ya está enfrentando en China, donde los capitalistas privados han comenzado a resentir la autonomía del Estado, como lo hicieron sus contrapartes en Occi­dente antes que ellos.

Se les da vigor a las Zonas de Reserva Campesinas con planes de desarrollo de las zonas constituidas y de las que se constituyan. Se pondrán en ejecución además proyectos de integración regional y de acceso a los servicios sociales y a los mercados con el propósito de incidir favorablemente en los precios de los alimentos. Se implementarán planes de asistencia técnica y promoción de capacidades organizativas de las comunidades para garantizar el mantenimiento y la sostenibilidad de las obras. También habrá tecnificación en las diversas actividades agrarias como riego, drenaje, uso del agua, mitigación de riesgos por cambio climático, infraestructura eléctrica y de conectividad con el Plan Nacional de Electrificación Rural y el Plan Nacional de Conectividad Rural. Cuando la abrumadora mayoría de la economía es propiedad de un pequeño grupo de personas, la riqueza inevitablemente se distribuye de manera obscenamente desigual.

Ya sea porque la no resolución de un problema por mucho tiempo genere rabia, o bien porque el progreso moral de un país haga intolerable un problema que antes se aceptaba. En otras palabras, cuando se trata de niveles de desigualdad como los que vivimos en Chile, la ausencia de novedad bien puede ser una razón profunda para querer cambiarlo todo. Dicho lo anterior, no creo que la de ingreso sea la desigualdad más relevante para explicar el estallido social. En cambio, en este texto sostengo –como hipótesis– que hay dos tipos de desigualdades que están relacionadas con la desigualdad de ingreso y que tienen una relación más directa con el estallido social, a saber, la desigualdad de exposición a la incertidumbre y la desigualdad de poder. 3 En specific, mientras la primera podría explicar por qué amplios sectores de la población están tan “descontentos con el modelo”, la segunda desigualdad explicaría por qué este descontento no se canalizó de forma gradual a través de la institucionalidad política y tuvo que explotar de esta manera.

Y por eso también los países con la pobreza más baja son lugares como Dinamarca y Finlandia. En verdad, esta discusión entre pobreza y desigualdad no tiene mucho sentido en los términos que está planteada. Las sociedades que se desarrollan materialmente –como es el caso de Chile–, logran hacer pasar por sobre la línea de la pobreza a un segmento creciente de la población, pero en cuanto lo hacen, muchas de esas personas se dan cuenta que se mantienen en la misma precariedad relativa. Aunque la pobreza ha disminuido en el país, la distancia entre ricos y pobres sigue siendo muy importante.

capitalismo pobreza y desigualdad

Muchas familias habrían escapado de la pobreza, pero no de la vulnerabilidad. En su nueva posición estarían menos inclinadas que antes a aceptar la desigualdad en las relaciones de poder, en las relaciones sociales y las oportunidades. “El debate en torno a la riqueza tiende a enfocarse en las grandes fortunas del high de la distribución, pero la redistribución de la riqueza es tanto un asunto de fomentar pequeños ahorros en el 99% como de poner restricciones a los excesos del 1%”, escribió. Y precisó que la historia muestra que cuando se produce un declive de lo que se lleva el 1% (en los países de la OECD), esto se debe no solo a que el Estado cobra más impuesto a los ricos, sino también porque se expande notoriamente lo que el 99% posee. Atkinson argumentaba que lo que le está faltando a los más pobres y a las clases medias, es lo que los más ricos se están llevando cada vez en mayor cantidad.

Anthony Atkinson murió este 1 de enero y la batalla por la reducción de la desigualdad ha perdido a uno de sus mayores defensores. Porque mientras el alemán Wolfgang Streeck, el anterior entrevistado de esta serie, decía que la concentración de la riqueza ha puesto al capitalismo en un atolladero del que no se vislumbran soluciones democráticas, Atkinson creía que hoy enfrentamos grandes problemas, pero nada que esté fuera de nuestro management. Es necesario comprender que la pobreza, no es una cuestión absoluta, numérica, tampoco es una especie de ratio de autonomía, sino que es cuestión esencialmente relativa, responde a la pregunta de en qué medida cada persona participa de la sociedad a la que pertenece. De esta forma, la pobreza es desigualdad, pues se outline –tanto interna como externamente–, como una a relación de exclusión frente a los beneficios que genera una sociedad. Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. En Capitalismo progresista, Joseph Stiglitz se pregunta cuáles son las fuentes de enriquecimiento de las naciones.

Actualmente, en lugar de tener grandes amigos, somos mirados con sospecha acerca de nuestras intenciones. Nuestras relaciones exteriores llegaron a un nivel de falencias y deficiencias que son posibles de sostener, pero no veo que haya posibilidad de cambio en el futuro y habría que preguntarse si somos proclives a formar parte de un proyecto latinoamericano o no. Entrevistado por Juan Pablo Cárdenas, Héctor Vega profundizó sobre el impacto del modelo neoliberal en nuestro país.

Tanto es así, que un estudio del Banco Mundial indica que un tercio del ingreso generado por la economía chilena en 2013 fue captado por el 1% más rico. Por ello, es relevante considerar este aspecto como una verdadera traba al desarrollo, cuando se bloquean las oportunidades y se traduce en un acceso poco equitativo al poder político y económico. La capacidad de readaptación del capitalismo explica, en parte, su supervivencia y superioridad. Actualmente, la complejidad del mercado, que hace depender la prosperidad de los países de su integración en redes globales de intercambio, puede restar eficacia a los intentos políticos por dar dirección a la economía. Pero el malestar generalizado y la insostenibilidad de un conflicto social de largo plazo quizás conduzcan a una nueva vuelta de timón en su desarrollo. O incluso, aunque es la opción menos probable de materializarse en un futuro próximo, a su superación.

Esas propuestas no se limitan a la estrategia clásica de aumentar los impuestos. Atkinson argumenta en su libro que atacar la desigualdad con impuestos implica actuar al ultimate del proceso de creación de riqueza, cuando los contratos se han hecho, los salarios ya se han pagado y la riqueza ya se repartió. En ese sentido, los impuestos tratan de corregir ingresos que se distribuyen cada vez peor. Y explica que, si con impuestos se quisiera retrotraer la desigualdad en el Reino Unido al nivel que tenía en los años 60, habría que subir el de la renta en un 16%, medida imposible para cualquier gobierno.

Este conjunto de obras no sólo aluden a las consecuencias prácticas de algunas de las ideas base de cada uno de los modelos económicos e ideológicos citados, sino también a diversas concepciones sobre la condición humana. Tercero, y aun si la desigualdad está bien medida y ha aumentado, ¿sabemos cómo disminuirla? Porque la propuesta de aplicar un impuesto world sobre la riqueza exige un acuerdo entre países que muchas veces no son capaces siquiera de implementar reformas propias. Se observa mayor desigualdad en Estados Unidos y el Reino Unido, pero no en Australia.

Esta comparación contrasta con el discurso de la –poco pluralista– prensa chilena, que suele poner las demandas de la ciudadanía como un ejemplo de irracionalidad, mientras que sitúa el pensamiento empresarial como ejemplo de cordura y pragmatismo. Primero, existe una distancia abismal entre las concepts políticas de la ciudadanía y de la elite económica. La ciudadanía quiere mayoritariamente que el Estado se haga cargo de un conjunto de temas claves para la sociedad, mientras que la elite económica, por el contrario, prefiere un Estado que no asuma tal responsabilidad.