Con una exposición marcada por el análisis de los patrones e influencias que han llevado a perpetuar la desigualdad en nuestro país, el académico estadounidense fue enfático en señalar que “el tema basic en esta materia es la interacción entre desigualdades arraigadas y el diseño de políticas”. En esa línea, argumentó que “los chilenos apoyan las desigualdades ‘justificadas’ por el esfuerzo, pero expresan un gran descontento por las ventajas del privilegio”. Así, la desigualdad sería impulsada a través de múltiples mecanismos que interactúan en un sistema como, por ejemplo, el capital desigualdades de la globalización ejemplos heredado, retornos y previsión. En este punto destacó que “existe una alta proporción de ciudadanos que expresan rabia por los niveles actuales de desigualdad. Durante gran parte de la década del 2000 no se identificó a la elite como el problema, aunque sí existía una irritación en la vida cotidiana respecto del maltrato de las personas más acomodadas hacia los demás (Araujo, 2009). Cuando la baja de la pobreza se estanca en los años 2000 y disminuye muy levemente la desigualdad, se puede intuir que, según un fenómeno ya conocido a nivel mundial, la riqueza se acumula en la parte alta de la sociedad.
Si bien es cierto que disminuir la brecha de los salarios es parte importante de las políticas económicas de los gobiernos, creer que la desigualdad se evapora sólo con crecimiento sería un error. El Índice Global de Movilidad Social del Foro Económico Mundial demuestra que incluso en las economías más robustas, como las de Estados Unidos o Francia, las disparidades en el acceso a la tecnología, educación o salud pueden alargar incluso por 6 generaciones o más el salto desde la pobreza hacia el estrato medio. desigualdad sociocultural Por otra parte, el New York Times, recientemente publicó una columna que enluta aún más el desolador panorama sanitario que aflige a los norteamericanos, ya que pone el dedo en la llaga sobre las desigualdades sociales que hoy resaltan a la vista debido al virus. Para un continente con tantas distancias y jerarquías sociales como es América Latina, sigue, sin embargo, siendo un concepto útil para comprender quién recibe qué recursos y ventajas (o desventajas) y en función de qué reglas de distribución.
El carácter conflictivo de la desigualdad educativa y sus efectos sobre la reproducción de la desigualdad en basic se refleja en el alto impacto de las movilizaciones estudiantiles en la última década en Chile. Se trata, en definitiva, de una dimensión de la desigualdad social que violenta particularmente la percepción de justicia en la sociedad chilena. El autor se refirió a los seis nudos de reproducción de la desigualdad que se identifican en el libro y que son los que debieran atacarse para revertir la brecha socioeconómica.
Más estratégicamente, se ha utilizado activamente la tecnología de la información y las comunicaciones (TICs) para desarrollar contenidos y aplicaciones, ampliando la oferta educativa a través de los medios de comunicación, apoyando a niñas y niños para que sean capaces de continuar y disfrutar su proceso de aprendizaje. Adicionalmente, se provee acceso a actividades extracurriculares en áreas de ciencias desde la robótica, artes desde la creación cinematográfica y al desarrollo socioemocional de forma específica y transversal en cada programa. Es importante que el gobierno use los datos existentes sobre los rendimientos escolares para hacer una conclusión informada de cómo mejorar el sistema educativo. En el 2017, el Congreso chileno aprobó la nueva Ley de Educación Pública, que tiene como objetivo transferir los servicios de educación pública de los gobiernos municipales a nuevas agencias locales de educación para conformar un nuevo sistema nacional de educación pública.
La desigualdad es un desafío ético porque implica una injusticia, ya que todos tenemos una dignidad por ser personas y el derecho a participar de los bienes y servicios que se producen en la sociedad; y es injusta porque esta realidad podría ser distinta mediante políticas públicas. Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado define la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. La desigualdad socioeconómica puede entenderse en relación con las diferencias en la vida social de las personas, las que implican ventajas para unos y desventajas para otros. Son percibidas como injustas en sus orígenes, moralmente ofensivas en sus consecuencias, o ambas. Esto no se expresa solo en términos de ingreso y riqueza, sino también en educación y salud; trato social y dignidad; seguridad económica y física, además de poder y capacidad de influencia sobre las decisiones públicas. Dado que cuestiones como embarazo adolescente, evasión escolar y desnutrición son problemas estructurales en la región, es extremadamente cuestionable que las políticas asociadas sean mediadas o condicionadas a la recolección de grandes cantidades de datos.
Sumado a ello, los estudios que abordan estas instituciones en Francia, los Estados Unidos y el Reino Unido muestran que otro carácter de distinción de estos colegios son los cierres físicos, pues usualmente están ubicados en lugares alejados, con escaso acceso a transporte público. Zimmerman (2019), por su parte, muestra que 50% de los cargos más altos en las empresas chilenas lo ocupan exalumnos de un subsegmento que proviene de solamente nueve colegios de élite (los que están incluidos en los 14 colegios identificados en el estudio del PNUD). En contraste, los particulares pagados evidencian una mayor ventaja, ya que en ellos el 29% de los estudiantes presenta rezago. Sin embargo, como aclaran los autores del estudio, dichas diferencias no necesariamente se explican por las diferencias de los sostenedores, sino que atienden también a estudiantes con diferentes atributos socioeconómicos. Los resultados indican que el 60% de los estudiantes de la Región Metropolitana muestra un nivel de comprensión lectora inferior al esperado. Esta medición se realizó a través de DIALECT, una evaluación digital adaptativa que permite enfocarse en los distintos subprocesos lectores según el nivel de comprensión lectora de cada estudiante.
Para los autores, esto llama a priorizar con urgencia a los establecimientos de bajo desempeño que educan a los niños y niñas más vulnerables. Economista de la Universidad de Chile y physician en economía de la Universidad de Pennsylvania, Larrañaga se ha especializado en política social, desigualdad, pobreza y mercado del trabajo. El libro, que se centra en la desigualdad socioeconómica, quería aportar para pasar de una “discusión a nivel de slogan” a una de contenido analítico y basada en la evidencia empírica. La brecha educativa de los sectores carenciados en comparación con los sectores privilegiados es brutal. Eso va a traer consecuencias terribles, porque los estudiantes después son el tejido productivo y van a reproducir la desigualdad.
También se observan diferencias en relación con el tipo de administración del establecimiento educativo. Por ejemplo, en los establecimientos públicos (SLEPS y municipales) un 72% de los estudiantes tiene desempeño menor a primero básico, y en los colegios particulares subvencionados esta cifra alcanza el 64%. El 29% de las y los estudiantes del nivel socioeconómico más alto no logra el desempeño esperado a finales de 1° básico. En contraste, el 73% de los estudiantes en el grupo socioeconómico más bajo está bajo el nivel esperado.
Por otra parte, la diferencia entre escuelas municipalizadas y escuelas estatales pierde significación. En términos simbólicos (la escuela pública), el status de las escuelas estatales y municipalizadas es bastante comparable. Al ingresar las variables asociadas al hogar de origen, en el modelo 3 las diferencias entre modalidades escolares decrecen aún más. El efecto de las escuelas particulares subvencionadas, así como de las escuelas estatales, se acerca claramente al cero. El efecto de la escolaridad también se cut back, lo que responde a la correlación entre la posición social de origen y la escolaridad alcanzada. Asimismo, se aplica la misma metodología, pero para estudiar la convergencia de la desigualdad del ingreso regional.
Lo anterior, debido a que las regiones de un mismo país suelen tener acceso a similares tecnologías, una cultura related, gustos y preferencias parecidos y además, destacan los autores, tienen un mismo Gobierno Central, compartiendo leyes e instituciones. A pesar que es claro que las regiones tienen sus diferencias entre sí, estas son menores a las que se encontrarían al comparar distintos países. “Esta relativa homogeneidad significa que es más probable que exista convergencia absoluta entre regiones de un mismo país que entre países” (Barro y Sala-i-Martin, 2009, pp. 468). Agostini y Brown (2007; 2010) realizaron un estudio a nivel desagregado de las desigualdades chilenas, logrando obtener un índice de Gini comunal11. Los resultados confirmaron la mencionada heterogeneidad del territorio chileno, obteniendo Ginis que van de zero,41 a 0,63. Asimismo, se expone que las regiones del sur, así como la Metropolitana, tienden a tener comunas con mayor nivel de desigualdad del ingreso (similares resultados obtuvieron Ramírez et al. [2009] en su estudio comunal).
Los criterios de elección responden a la identificación con ciertas fracciones de la élite (por ejemplo, conservadores/ liberales, laicos/religiosos, asociados a un idioma y país, and so on.), a las cuales las familias se sienten pertenecientes o a las que aspiran a pertenecer (Bellei, 2019). Estas son las micro distinciones dentro de la propia élite, es decir, el cierre social lateral, intraclase y no interclase. En este caso, las familias católicas conservadoras tendieron a preferir colegios ligados a nuevas congregaciones que llegaron durante la dictadura, como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo, generándose una diferenciación al inside del segmento specific pagado.
No encontramos, entonces, evidencia de que la gestión pública de las escuelas represente una desventaja en sí para los estudiantes. Esto no implica que la magra situación de la educación pública en Chile no sea insatisfactoria, respecto de lo que existe abundante evidencia comparativa, sino por el contrario implica que la educación particular subvencionada no está obteniendo un desempeño superior. Con la nueva metodología, se aprecia que en ambos años se repiten tanto las regiones más desiguales como aquellas con menor nivel de inequidad. Siguiendo la tendencia de los años anteriores, La Araucanía y la Región Metropolitana ocupan el primer y segundo lugar, con un índice de Gini de 0,444 y zero,434 respectivamente en 2015 y de zero,453 y 0,452 en 2013. Las regiones con menor desigualdad por ingreso en ambos períodos son Arica y Parinacota y Atacama (intercambiando de lugar entre un período y otro). Sin embargo, las regiones que han logrado reducir más sus niveles de desigualdad en el último período son las regiones de Los Lagos y Valparaíso, y en tercer lugar la Región Metropolitana, con un menor 4,01%.
En cada una de las regiones, en 2015, las diferencias van de los cuatro años (Arica y Parinacota) a los casi seis años de diferencia en Los Lagos, a favor de las mujeres. El PNUD, cada año, desde 1990, presenta un informe sobre desarrollo humano, donde se analizan importantes temas, tendencias y políticas sobre desarrollo. No se puede negar que durante el último cuarto de siglo a nivel mundial ha habido un importante progreso en muchos ámbitos del desarrollo humano.