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La Desigualdad En Nuestras Vidas Una Mirada Microsocial Desde America Latina Maldonado, Claudia Y Bettina Schorr 9788491923428 Librería Del Gam

Cabe ahora contar la otra parte, que se refiere a los territorios y su capacidad de atraer conmutantes, es decir, de recibir inversión y puestos de trabajo, y su vinculación con la situación socioeconómica a escala comunal/municipal. Además, pese las señales de recuperación económica en 2021, se evidencia que no está centrada ni en la igualdad ni en la sostenibilidad ambiental, y se manifieta en un contexto de permanencia de los retrocesos en el desarrollo social, opina la Cepal. Durante los últimos años, Latinoamérica ha vivido una serie de episodios caracterizados por el malestar y el descontento de la gente hacia el sistema, las instituciones, los políticos y las élites. Asimismo, el documento identifica una serie de fenómenos negativos interconectados y explica que, para salir de esta trampa, hay que «adoptar un enfoque de política más sistémico que considere fundamentalmente estos factores de manera conjunta y desde una perspectiva de largo plazo». Las mayores alzas de la desigualdad tuvieron lugar en Perú, Chile, El Salvador, Bolivia y Colombia.

Para subsanar esta dificultad tomamos la decisión de calcular el porcentaje de personas mayores de 15 años con 4 años o menos de escolaridad, ya que el primer ciclo de educación básica en Chile consiste en cuatro años. Inicialmente este enfoque era casi exclusivamente aplicado empíricamente en estudios de corte cualitativo donde etnografías y estudios de caso detallados se enfocaban en un número limitado de grupos interseccionales. Estas metodologías facilitaban el enfoque interseccional porque permitían identificar más claramente las categorías sociales que determinaban las experiencias de vida y los procesos sociales que conllevaban a discriminación o privilegio (Evans 2019). Esto ha llevado a algunos autores a afirmar que la metodología cualitativa está mejor diseñada para examinar la interseccionalidad. Pero en la medida en la que ha aumentado la acogida del enfoque interseccional, se ha abierto la puerta a estudiarla desde un enfoque cuantitativo, y así mismo se ha discutido ampliamente qué método permite hacer una correspondencia entre la teoría y los supuestos del modelamiento estadístico. Las medidas de mitigación están siendo importantes, aunque, en el corto plazo, la desigualdad y la pobreza se están incrementando.

“El análisis muestra una pequeña reducción de las brechas territoriales en cuanto a vivienda, seguridad e ingresos, y un aumento en varios países de las brechas territoriales en salud, educación y empleo”, detalla la doctora en Economía y Políticas para el Desarrollo. El informe explica que las personas que, por culpa de las diferencias sociales y la poca educación recibida en sus primeros años de vida, tienen menos habilidades laborales sufren un empeoramiento de sus condiciones. Por cierto, esta lejanía puede experimentarse con diferentes grados de dificultad, y es probable que para los pobres estas se relacionen con abultados tiempos de viaje, condiciones de transporte incómodas y costos monetarios relativos altos. En el caso de los estratos de alto nivel socioeconómico, en explicit los suburbanizados, es probable que estas dificultades se vinculen a congestión vehicular y costos de transporte, pero no a viajes particularmente inconfortables.

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Su procesamiento generó resultados novedosos sobre la segmentación socioeconómica de la movilidad diaria en Rio de Janeiro, Sao Paulo, Santiago y Ciudad de México. En estas dos últimas—donde el censo captura mejor la movilidad diaria—, hay un contrapunto entre la situación particular person y la geográfica, porque la probabilidad de trabajar en una comuna distinta a la de residencia aumenta con el nivel socioeconómico de las personas, pero los municipios pobres tienden a tener índices de salida de trabajadores superiores. Esto último se explica por la concentración de los empleos en el centro comercial y en el habitat de la élite, normalmente distantes de los municipios pobres, sobre todo en ciudades altamente segregadas. Este hallazgo ensombrece la hipótesis de un futuro policéntrico para las metrópolis latinoamericanas. América Latina es un hervidero de protestas en un mundo que se volvió una “cartografía a descifrar”, en palabras del periodista e historiador Pablo Stefanoni.

La reducción de la desigualdad se explicaría, entre otros factores, porque han cambiado los salarios. «El Salvador es una de las sociedades más igualitarias de la región», dicen los expertos del Banco Mundial. Y al mismo tiempo, «casi la mitad de la población tiene un ingreso cercano al umbral de pobreza». El caso de El Salvador es paradójico y sirve para ejemplificar por qué en ocasiones la disminución de la desigualdad no es una señal de que el país en su conjunto está mejor. «La razón es que han caído los salarios de los que tienen educación universitaria. Lo cual no es una buena señal. Es una caída de la desigualdad que no quieres ver». «En esos países ha habido una reducción en la brecha salarial entre aquellos que tienen más educación y aquellos que tienen menos educación».

Como vimos, los componentes de la brecha varían de país en país y en el tiempo. En Chile y Perú el componente composicional es más importante, mientras que en Colombia es el menos importante. Pero en vez de asumir que un elevado componente composicional significa que no existe desigualdad economica social una fuerza causal propia de la región, nos debemos preguntar por qué las regiones con mayores (y menores) desventajas tienen esas composiciones. Esto se da no por razones accidentales, sino por distintas trayectorias históricas y configuraciones de economía política.

Segundo, las intersecciones en modelos estadísticos no abandonan la noción aditiva de la desigualdad, y de hecho tienden a sobre-dimensionar los efectos aditivos y minimizar los efectos multiplicativos. Si el efecto de cada uno de las categorías sobre la variable dependiente es importante, el efecto de la intersección es necesariamente menor. Es decir que los efectos de la interacción dependen del tamaño de los efectos de cada variable por separado. De este modo, si el efecto de las categorías por separado es bajo, la intersección probablemente no será significativa (Bowleg 2012).

Un valor positivo indica que la comuna tiene una sobrerrepresentación como destino de los conmutantes (respecto de la representación que tiene entre los residentes), y uno negativo que tiene una subrepresentación. Las expectativas frustradas y la desafección con los políticos han dinamitado la paciencia de millones de personas y explican las protestas que se suceden de norte a sur en la región. En un contexto de recuperación económica, amplía, en 2021 cabe esperar que tanto la pobreza extrema como la pobreza disminuyan y se recupere parte del retroceso observado en 2020, pero se sitúe apenas un 1,zero por ciento por debajo, en un 32,1. Dato superior frente a los niveles observados antes de la pandemia, 24 por ciento.

«Estas desigualdades contribuyen tanto a la desigualdad de ingresos como a la baja productividad y al bajo crecimiento económico», resalta el trabajo. En los años previos a la pandemia América Latina había conseguido reducir estos índices. La pobreza había pasado de afectar al 45,2% de la población en 2001, al 30,3% en 2019. Ahora, con la covid-19, el número de pobres aumentará en 28,7 millones de personas, hasta alcanzar la cifra de 214,four millones de pobres en la región.

El coeficiente de Gini para los ingresos personales en 2015 mostró un valor promedio de zero,469 para 17 países de América Latina (0 representa ausencia de desigualdad y 1 desigualdad máxima), un nivel considerado alto. Si bien el índice disminuyó 1,2% anual en promedio entre 2008 y 2012, el ritmo de descenso bajó a la mitad entre 2012 y 2015 (0,6% anual). A nivel regional, estas alzas muestran la consolidación de una tendencia al aumento de las personas en situación de pobreza que empezó a manifestarse a partir de 2015, sobre todo en el caso de la pobreza extrema, explica la Cepal. En 2020, el 33 por ciento de la población latinoamericana se encontraba en situación de pobreza y un thirteen,1 porciento vivía en condiciones de pobreza extrema, ello en números significa que unos 204 millones de individuos no tuvieron ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.

Por lo demás, los marcos teóricos en esta materia son particularmente complejos. En efecto, deben considerar a la vez la localización de los grupos socioeconómicos y la ubicación de los empleos, pues su interacción es la que finalmente determina los patrones de movilidad diaria. A principios de la década de 2010, los países de la OCDE registraban en promedio 132 patentes al año por millón de habitantes, frente a 0 desigualdad de genero en la economia,9 patentes anuales por millón de habitantes de países latinoamericanos. El informe recomienda potenciar los flujos de conocimiento entre institutos de investigación y empresas, así como también fomentar la I+D empresarial a través de una combinación eficaz de subvenciones e incentivos fiscales.

Ejemplos de reactivación de las protestas son los episodios del fin de semana pasado en Chile, pocos días antes del plebiscito por la reforma constitucional, que incluyeron casi 600 detenidos y la quema de dos iglesias céntricas, o las protestas que surgieron en Colombia el mes pasado contra el abuso policial. En Bolivia, el triunfo electoral del candidato del MAS, Luis Arce, parece haber clausurado la crisis política desatada el año pasado. En segundo lugar, como se desprende del análisis del periodo posterior a 2012 (año que, aproximadamente, marca el final del auge de las materias primas), la reducción de la desigualdad no ha sido sostenible en un conjunto de países.

Con base en la discusión anterior, este artículo utiliza microdatos de las dos últimas rondas censales realizadas entre 2002 y 2018 en Colombia, Perú y Chile para identificar la distribución de indicadores de educación entre grupos conformados por distintas combinaciones de género, etnia, condición de ruralidad y región. A pesar del enorme potencial del enfoque interseccional, y de la larga vigencia del término, su adopción es todavía incipiente en las ciencias sociales y subsisten importantes vacíos. Además, indicadores de la desigualdad que captan mejor lo ocurrido con las diferencias de los ingresos absolutos entre ricos y pobres, muestran un incremento. Cuando se corrige la información para incorporar los altos ingresos con datos de declaraciones fiscales, la concentración del ingreso en el tope de la distribución es más alta y ha estado subiendo. El texto aporta una valiosa pero poco explorada perspectiva, que se centra en las personas y su relación íntima y cotidiana con las desigualdades.

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Estas rentas son muy importantes en Centroamérica, donde representan entre el 13% y el 20% del PIB, especialmente para los hogares más vulnerables. Entre el 80% y el 90% de las remesas se destinan a cubrir necesidades básicas de los hogares, como la alimentación o la salud. Si la recaudación de impuestos se vio afectada por el cierre de actividades y por la caída del consumo, también se han incrementado los gastos públicos. Cabe destacar los gastos destinados a afrontar los impactos sociales del coronavirus. «Un alto nivel de desigualdad económica crea sistemas políticos que ayudan a perpetuar esa economía», señala.

“Hay presidentes que son minoritarios y se creen mayoritarios, que no tienen después el apoyo de los Congresos. Todo eso genera una parálisis y una crisis de representación”, explica el exfuncionario del Gobierno de Estados Unidos. De acuerdo con Bárcena, la región posee sistemas de salud fragmentados, donde lógicamente hay una serie de problemas porque hay grandes brechas en el acceso a estos. Según la funcionara, la pobreza extrema aumentaría de los sixty seven,5 millones a los 90,7 millones. De hecho, también se estima que con esta caída del Producto Interno Bruto y este aumento del desempleo, el número de personas que viven en pobreza se incrementaría de 186 millones a 219,1 millones. «Llega un cierto punto en el desarrollo de un país en que se hace más difícil bajar la desigualdad».

El teletrabajo ha sido un elemento diferencial y muy importante para poder mantener la producción y la actividad laboral. Pero el teletrabajo no es posible para todas las empresas, ni para todos desigualdad de los pueblos originarios los empleados. Las pequeñas empresas y los trabajadores poco cualificados tienen mayores dificultades y, por lo tanto, también se han visto más perjudicados por las restricciones de la pandemia.

Respecto de la primera relación, la hipótesis preliminar es que la movilidad diaria para trabajar de los asalariados no depende de ellos sino de las modalidades de funcionamiento y localiza-ción de las firmas, del sector público y de otro tipo de empresas. Por cierto, estos trabajadores pueden actuar para reducir los desplazamientos diarios mediante mudanzas residenciales, pero no tienen la capacidad de decidir autónomamente si conmutan o la distancia que deben recorrer todos los días al trabajo. «La evolución de esta variante, así como de variantes futuras, sumado al despliegue de la vacunación son factores cruciales para entender el futuro de esta disaster», explicó la funcionaria. Durante su intervención, Bárcena subrayó que hay un desencanto social que se manifiesta principalmente en los más jóvenes de la región, debido a que se generaron expectativas que no han sido cumplidas.

Pero un análisis más minucioso de los datos revela que las quejas de los manifestantes tenían fundamentos genuinos. La esperanza de vida, por ejemplo, era un caso clásico de «la tiranía de los promedios», donde se ocultaban enormes disparidades. Según un estudio publicado en 2019 en la revista médica The Lancet, una mujer nacida en una zona pobre de Santiago tiene una expectativa de vida 17,7 años menor que una mujer nacida en una zona rica de la capital chilena. También quedó claro que, no obstante la tremenda expansión de la educación superior en los últimos 20 años, la movilidad social sigue siendo extremadamente esquiva, tanto en Chile como en otros países de la región.

La pobreza había pasado de afectar al 45,2% de la población en 2001, al 30,3% en 2019. Ahora, con la covid-19, el número de pobres aumentará en 28,7 millones de personas, hasta alcanzar la cifra de 214,four millones de pobres en la región. A su vez, la pobreza extrema afectará a 15,9 millones más, sumando en whole eighty three,four millones de personas.

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Iniciativas como el programa de Proyectos Asociativos de Fomento en Chile pueden marcar la diferencia. Reconociendo los avances logrados al día de hoy, el informe sobre América Latina de la serie «Mejores Políticas” de la OCDE señala que la desigualdad de ingresos en la región sigue siendo 65% superior respecto a países de ingresos altos; 36% más que en países del Sudeste asiático; y 18% más que en África Subsahariana. Uno de los problemas para el exponencial incremento de las desigualdades en Latinoamérica son las cargas tributarias de los ricos acordes a su nivel de riqueza y los impuestos directos a la propiedad (bienes inmuebles, herencias, transacciones financieras) poco importantes tradicionalmente, resalta la Cepal.

La región también es hoy una de las más urbanizadas del mundo, pero el rápido cambio desde sociedades rurales ocurrió en el último medio siglode forma desordenada y en muchas zonas de expansión de las ciudades el Estado brilló por su ausencia a la hora de prestar servicios como educación o salud. «Chile es un país con altos niveles de desigualdad», cube Abramo, a pesar de que ha tenido una mejoría en la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza. En el caso de Bolivia también se dio una disminución de la desigualdad por una caída en el mercado laboral, y no tanto por la redistribución de ingresos, pese a que sí hubo. Adoptando una perspectiva microsocial, este libro se pregunta cómo los individuos experimentan esta desigualdad en sus vidas. Se puede afirmar que ese modelo ha sido más bien el reflejo de la subordinación a las agencias internacionales y la ignorancia, deliberada o no, del margen con que cuenta cada país para reaccionar frente a sus problemas.

Se trata de un hallazgo relativamente novedoso y hasta inesperado sobre este sector tan importante en la economía regional, pues sugiere que una fracción significativa del mismo puede operar o en el mismo domicilio o en su entorno cercano. Aunque esto último tiene la lectura positiva del menor gasto de tiempo en transporte, también tiene la lectura negativa del «en-capsulamiento/aislamiento» de los pobres (completando el círculo de segregación territorial de residencia-escuela-trabajo). En el caso de la élite, el encapsulamiento a escala municipal/ comunal no parece ser aún la tónica, porque una fracción significativa de sus integrantes todavía debe salir de su comuna de residencia para trabajar. Sin embargo, para ciudades con una segregación residencial a altos niveles de agregación geográfica, el análisis correcto de este último asunto requiere trabajar con la noción «habitat intermunicipal de la élite», y no municipios individuales. Un ejercicio en esa línea demostró un alto nivel de encapsulamiento de los ricos en su habitat —el cono oriente—, de Santiago de Chile (Rodríguez, 2007).

Así, persistiendo el desafío de identificar o elaborar teoría urbana que sea capaz de explicar este comportamiento, los datos sugieren que, en principio, los factores que provocan la movilidad se hallan en un plano más institucional o empresarial (localización de puestos de trabajo y de vivienda), que en uno más individual o de libre opción. De esta manera, las teorías dominantes sobre la segmentación socioeconómica de la movilidad intrametropolitana no parecen del todo aplicables a la región. Por lo demás, los marcos teóricos en esta materia son particularmente complejos. En efecto, deben considerar a la vez la localización de los grupos socioeconómicos y la ubicación de los empleos, pues su interacción es la que finalmente determina los patrones de movilidad diaria. La segmentación socioeconómica de la movilidad intrametropolitana4 ha adquirido creciente visibilidad por la relevancia que ha tomado el transporte en las grandes ciudades.

El documento estudia la experiencia latinoamericana para mostrar los costos económicos, políticos y sociales de la desigualdad. Ahí se examinan las brechas salariales, el enriquecimiento aún mayor de las grandes fortunas del continente que “no se han mostrado dispuestos a pagar los impuestos necesarios para sostener el gasto público social”. Como señaló él mismo en un webinar de Ibero-American Economic History, el texto está dirigido a quienes estén interesados en la región, pero no están tan al día en los datos sobre el tema. Según indicó en el prólogo del texto, “poco a poco he ido comprendiendo que gran parte del mundo, desde Estados Unidos hasta la India, se parecen cada vez más a la región del mundo que llevo estudiando desde hace años y por la que siento cada vez más pasión”. “Desde finales del siglo XIX se han desarrollo sistemas desiguales, generando inequidades de oportunidades, generando desigualdad de acceso de educación, salud, agua, infraestructura”, recalcó en su intervención. Si las frustraciones y el descontento social no se canalizan por una vía democrática e institucional, los liderazgos populistas se acentuarán en la región.

En una encuesta de opinión, apenas 4 por ciento de los colombianos, 7 por ciento de los brasileños y 12 por ciento de los mexicanos manifestaron estar de acuerdo con la frase «puedo confiar en la mayoría de la gente». Los altos niveles de desigualdad y el bajo crecimiento económico que caracterizan a la mayoría de los países de América Latina constituyen desigualdad de los pueblos originarios una trampa de la cual la región no ha logrado salir. Pese a importantes avances sociales y económicos en las últimas décadas, como la disminución de las tasas de pobreza y la ampliación de los sistemas de protección social, la región continúa siendo la segunda más desigual del mundo y nuestras economías se caracterizan por sus bajos niveles de productividad.