En ambos casos el enfoque es de equilibrio parcial, ya que no se toman en cuenta los posibles efectos sustitución hacia otros alimentos en el caso de consumo y hacia la mayor producción en el caso del ingreso. Una extensión a este enfoque, establecida por Ravallion (1990) y Ravallion y Van de Walle (1991), consiste en estimar la magnitud de posibles efecto ingreso positivos derivados de un incremento en los salarios agrícolas causados por el incremento de precios. Entre los factores de largo plazo que afectan la demanda se identifican por ejemplo el incremento de población y de ingresos que generan presión en el mercado de productos cárnicos (que requieren granos para su producción), mientras que por el lado de la oferta la escases creciente de tierra y agua para la producción, el cambio climático y los subsidios, entre otros, parecen desempeñar un papel preponderante. El principal factor de mediano plazo es la creciente demanda por biocombustibles, y por parte de la oferta el incremento de costos de producción diversos.
Su principal objetivo fue la estimación de los ingresos y los gastos de los hogares para obtener información de la demanda de bienes por distintos ingresos. Esta encuesta representa el primer intento por proporcionar estimaciones confiables del ingreso no monetario. Entre 1984 y 2010, el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) ha realizado thirteen Encuestas Nacionales de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH). Todas ellas son realizadas por la misma institución, se levantan en los mismos días de cada año, utilizan técnicas de muestreo similares y también usan el mismo instrumento básico de captación de información —aunque es importante señalar que los cuestionarios han sufrido modificaciones a lo largo del tiempo con la intención de mejorarlos y captar mejor los ingresos y gastos de los hogares—. En suma, con los instrumentos de política pública ya existentes puede integrarse una combinación de apoyos a la demanda, con incentivos a aumentar la oferta de bienes críticos para la alimentación de los hogares más pobres, con el fin de amortiguar posibles efectos negativos en su consumo y nutrición en el futuro.
La primera parte se refiere a la población en pobreza alimentaria por ingreso y la segunda, a la población en pobreza alimentaria por acceso; en ambos casos la línea continua representa en la figura a la población que sí trabajó durante el periodo de levantamiento de la EIC-2015, y las barras aluden a aquellas personas que no trabajaron y/o buscaron trabajo. Entre 2006 y 2010 se presenta nuevamente un incremento appreciable en el porcentaje de pobres alimentarios de 13.8 a 18.8% de la población complete -quivalente a un aumento de 36% en el índice de pobreza. Sin embargo, la mayor parte del incremento se observa entre 2006 y 2008, que son precisamente los años en los que inicia el crecimiento en los precios de los alimentos a nivel mundial. En 2008 se inicia la crisis financiera internacional que tuvo como consecuencia una caída del PIB actual en México de más de 5 puntos.
Según la CEPAL, con excepción de Costa Rica, Panamá y República Dominicana, alrededor de 50% o más de la población vive en condiciones de pobreza. Existe además gran inequidad en la región lo cual agrava la situación de inseguridad alimentaria y nutricional para algunos sectores de la población. Los datos señalan la existencia de cuatro diferentes niveles socioeconómicos en los hogares de la muestra analizada, donde la mayor parte de los hogares que componen estos se ubican en niveles de pobreza multidimensional, con pobreza alimentaria y escasos medios para mejorarla y acceder a una mejor calidad de vida.
el efecto de la escalada de los precios en la pobreza. Por una parte, se han elaborado estudios desde una perspectiva macroeconómica en la que se estima el efecto del incremento de
aparentemente mucho más efectivo enfocado en las comunidades en mayor situación de pobreza. De esta manera en 2014, se sustituye Oportunidades por Prospera, programa de inclusión social, la principal estrategia gubernamental para contrarrestar la pobreza del país actualmente cuenta con 6.eight millones de familias beneficiarias, que
Se utilizó un muestreo en bola de nieve para encontrar información adicional a partir de los sitios primarios. En segundo lugar, se solicitó a través de la ley de transparencia de la función pública y de acceso a la información de la administración del Estado (Ley 20.285) la información relacionada a las acciones tomadas para combatir la inseguridad alimentaria durante la pandemia a MINSAL, MIDESO y MINAGRI. Por último, se realizaron entrevistas a representantes de JUNAEB y MIDESO para profundizar en el tema.
A Evolución mensual del valor de la canasta alimentaria (línea de bienestar mínimo) y del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INCPC). Representa el nivel de remuneración por debajo del cual no se puede descender ni de hecho ni por derecho cualquiera que sea su modalidad de remuneración o la calificación del trabajador y tiene fuerza de ley. Por lo que, podemos decir que, aun teniendo trabajo, hay muchas personas que no tienen recursos suficientes. En atención a esta recomendación y como segunda opción deberá apoyarse en los resultados que arrojaron el resto de variables utilizadas para captar la vulnerabilidad de las regiones en este trabajo (la educación, la condición de actividad, la cultura, el género, la incapacidad física, entre otras) en las que se encontró una alta vulnerabilidad prácticamente en las mismas regiones arriba señaladas.
local y lo global; bajo la lógica del capitalismo mundial, y su modelo de desarrollo económico, evidentemente han prevalecido relaciones de dominación, generando desequilibrios complejos en la estructura socio-espacial tanto a nivel internacional, como al interior de las naciones. La “globalización”, como estrategia
En este sentido, la construcción de la canasta alimentaria es la forma más común que se ha utilizado para estimar el valor de dicha línea, y de ahí que la importancia de fijar un nivel básico de consumo radique en su efecto directo al medir pobreza. En este sentido la definición de inseguridad alimentaria es más amplia y no incluye el no tener suficientes alimentos, saltarse tiempos de comida y en el caso extremo pasar hambre, sino que se outline como la condición que resulta de un acceso incierto o nulo a alimentos nutricionalmente adecuados y socialmente aceptables. Se prevé que más de 600 millones de personas en todo el mundo se enfrentarán al hambre en 2030, lo que pone de relieve el inmenso desafío de alcanzar el objetivo de hambre cero. Las personas que experimentan inseguridad alimentaria y moderada normalmente no pueden llevar una dieta sana y equilibrada de forma habitual debido a limitaciones de ingresos u otros recursos.