A pesar de lo anterior, desde enero del 2010 el Poder Judicial ha resuelto innumerables recursos de protección que dejan sin efecto las alzas para los demandantes, aduciendo principalmente a que no estarían correctamente justificadas. Para ello, se requeriría probar cambios efectivos y verificables en las prestaciones de cada plan de salud. Resulta essential comprender cómo hemos llegado a este punto para analizar las potenciales soluciones actuales y evitar que una situación similar se repita en el futuro.
La epidemiología social justamente trata de entender la distribución de la salud y la enfermedad en la población, en función de condiciones que se construyen socialmente. Miramos desde los modelos de estado de bienestar hasta la forma en que se hace ciudad, el trabajo o cómo desigualdad de clase se organiza el cuidado. Entiende, además, que hay ejes de desigualdad en la población y posiciones en la estructura social que te ponen en desventaja en diversos contextos y que están relacionadas con el género, la clase social, la condición migratoria o el territorio.
Así de categórico resulta el estudio titulado “Análisis de las desigualdades sociales en caries y pérdida dentaria en adultos en Chile” que a nivel nacional realizó la odontóloga Marjorie Borgeat, académica de la Universidad de Valparaíso y médico del CESFAM Quebrada Verde. Nuestros resultados revelan que la distribución de las instalaciones hospitalarias en Chile está desequilibrada, lo que crea desigualdades territoriales en la atención médica. Las comunidades ubicadas en zonas densamente pobladas suelen tener un mejor acceso a la atención hospitalaria en comparación con las áreas urbanas marginales y las localidades rurales. La distancia al hospital y las barreras de movilidad son factores cruciales para considerar, ya que cuanto más lejos se encuentran las instalaciones hospitalarias públicas, menor será la frecuencia de uso de las camas hospitalarias en esas áreas periféricas o rurales. Sin duda la actual disaster social, política y sanitaria en América Latina ha sido analizada desde múltiples aristas relacionadas a la historia, economía, sociología y ciencias políticas. En el caso de Chile y la gran mayoría de los países de la región, la desigualdad es parte de la historia y uno de sus principales desafíos a la hora de construir el presente y el futuro.
¿Será simplemente coexistencia que en Chile tenemos paralelamente malos índices de salud mental y de distribución de ingresos? Diversos estudios han mostrado que mientras más desigual -económica y socialmente- es una comunidad, más precaria será la salud psychological de la misma. El confinamiento tiene efectos negativos sobre la salud mental de las personas y también altera el comportamiento de los niños. Los niños de aquellos hogares con mayor dificultad para enfrentar el confinamiento, que tienen recursos menores educativos en el hogar, son quiénes van a sufrir mayores retrasos en su formación, y esto tendrá ciertas consecuencias en la salud en el futuro. También el sedentarismo y el aislamiento social pueden tener consecuencias presentes y futuras en su bienestar.
Si bien la pandemia del coronavirus de 2020 ha supuesto un horrible contratiempo, y la crisis económica global subsiguiente será muy difícil de superar, seremos capaces de resolverlo. Sin embargo, no ha solucionado, sino que ha agravado, las necesidades básicas de tipo material, sociocultural y espiritual de gran parte de la humanidad. Y es que una concepción ingenua del progreso humano o una visión tecnocientífica demasiado simple no permite valorar adecuadamente el conjunto de la realidad del planeta ni de todos los seres vivos que en él habitan. Ante un escenario tan difícil y complejo como peligroso, este libro quiere aportar algunas respuestas a temas tan cruciales para la salud y la equidad como la política y la desigualdad, la crisis desigualdad de hecho ecológica y el sistema capitalista, el desempleo y la precarización laboral, la mercantilización sanitaria y la reciente pandemia del coronavirus.
También se ha observado que algunos grupos de la población han sido más vulnerables a los efectos de la pandemia. En specific, muchos de estos estudios apuntan a una diferencia de género, señalando que es más probable que las mujeres presenten este tipo de síntomas. Una de las causas es que la pandemia ha tenido un impacto mayor en sectores económicos donde el empleo femenino es más prevalente, como los sectores de hospitalidad y retail. Esto llevó a mayores tasas de desempleo, caída de ingresos, y salida del mercado laboral para las mujeres, en relación a los hombres. Otra causa importante se relaciona con un aumento en el tiempo dedicado a tareas domésticas y de cuidado, asociadas a las cuarentenas y al cierre de escuelas, que recayeron en mayor medida en las mujeres.
Además de sus efectos a corto plazo, un sueño inadecuado afecta la salud basic de diversas maneras. La diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, la obesidad y los trastornos del ánimo se han relacionado con un sueño inadecuado. Finalmente, las listas de espera para consultas de especialidad médica han exhibido un aumento constante desde 2017. Sin embargo, los tiempos de espera promedio han mostrado una tendencia decreciente desde 2021, aunque todavía superiores al periodo prepandemia. Como se evidencia en el destacado N° 2, la judicialización en sede de protección por alzas en los planes de salud ha significado, ya desde hace más de una década, una importante carga de trabajo para los Tribunales de Justicia. De manera similar, la Corte Suprema ha visto un incremento en los ingresos desde 2015, impulsado principalmente por un aumento en el número de apelaciones presentadas contra sentencias de protección, sobre todo aquellas contra las ISAPREs.
Incluso se ha demostrado que más de la mitad de las personas prefieren tener menor poder adquisitivo, pero una mayor posición social. De acuerdo a este estudio, Santiago de Chile es la segunda ciudad con mayores desigualdades en salud, sugiriendo que la esperanza de vida está determinada fuertemente por factores socioeconómicos, tales como el nivel educacional alcanzado. La brecha entre el 10% más educado y el 10% menos educado es de 8 años para hombres, y 17,7 años para mujeres. De este modo, las mujeres chilenas presentan la mayor brecha en esperanza de vida según nivel educacional de las seis ciudades analizadas. Se han propuesto varios mecanismos para explicar la relación entre la desigualdad de ingresos y la salud psychological.
La capacitación entregó herramientas para cuantificar y rastrear de manera social, política y objetiva las desigualdades e inequidades en salud y así orientar políticas públicas en la materia. Al adoptar un enfoque holístico que reconozca los determinantes sociales de la salud psychological, los psicólogos clínicos podemos desempeñar un papel fundamental a la hora de abordar las implicaciones de la desigualdad de ingresos en la salud mental. Esto implica incorporar una evaluación exhaustiva de los contextos sociales de los pacientes, colaborar con las partes interesadas para abogar por el cambio de políticas e integrar estrategias de fomento de la resiliencia en las intervenciones terapéuticas.
Estos hallazgos tienen implicaciones profundas para la planificación de servicios de salud en nuestro país. Por ejemplo, hemos identificado que de los 177 hospitales públicos que atienden a múltiples patologías, 112 de ellos presentan una cobertura geográfica limitada a su entorno native en un 82%, lo que significa que no están atendiendo adecuadamente a la población que reside en una comuna distinta a donde está ubicado el hospital. Esto se debe en parte a la falta de equipamiento clínico y médicos especialistas en estos hospitales. Esta información es crucial para estructurar un sistema de referencia y contrarreferencia efectivo para el acceso a camas hospitalarias, donde a menudo lo más importante no es la complejidad del centro médico, sino simplemente su existencia. Ese fue el nombre del curso pre-congreso implementado por el Programa Centro de Salud Pública de la Facultad de Ciencias Médicas Usach, que se realizó, de manera digital, este 5 de mayo.
Una tercera y muy importante fuente de financiamiento que menciona el informe es el gasto de bolsillo “que incluye compra de remedios, pago de exámenes no cubiertos por los seguros de salud y copago a las prestaciones en salud como hospitalizaciones y consultas médicas”. Según cifras que recopiló Salud Un Derecho, un movimiento ciudadano de Chile que aboga por la reposición de la solidaridad en el financiamiento de la salud y que presentó un informe llamado “Las Cifras de la Desigualdad de la Salud en Chile”, la situación de la salud no se presenta en términos favorables, apareciendo como profundamente desigual. Esa desigualdad económica que caracterizan a la región asoma como un desafío transversal. Aun en los países mejor preparados para abordar la enfermedad con tratamientos de punta, como Argentina, Brasil y Chile, las brechas internas son lo suficientemente amplias como para encender todas las alarmas.
En este contexto, la pandemia intensificó brechas de género ya presentes en la salud mental y en el mercado laboral. Esta disparidad está fuertemente asociada a la mayor fragilidad económica de las mujeres, y al aumento en las tareas en el hogar y cuidado de niños. Estos resultados apuntan a una acumulación de vulnerabilidades, ya que los roles tradicionalmente asociados a cada género y la fragilidad económica se combinaron creando mayores desafíos para las mujeres durante la pandemia en 2020. Adicionalmente, la probabilidad de tener un nuevo diagnóstico (durante la pandemia) asociado a un problema de salud psychological también es mayor para las mujeres, así como la probabilidad de seguir un tratamiento y el consumo de psicofármacos.