Los cuentapropistas son, en cambio, quienes tienen mayores índices de «no movilidad», estando los empleadores en una situación intermedia. Así, persistiendo el desafío de identificar o elaborar teoría urbana que sea capaz de explicar este comportamiento, los datos sugieren que, en principio, los factores que provocan la movilidad se hallan en un plano más institucional o empresarial (localización de puestos de trabajo y de vivienda), que en uno más particular person o de libre opción. Esta visión de las metrópolis latinoamericanas está ciertamente influenciada por estudios previos del autor con la ciudad de Santiago de Chile (Rodríguez, 2007a, 2007b y 2006a), basados en los resultados del censo de 2002, que incluyó, por vez primera, la consulta sobre comuna en la que trabajan o estudian las personas. Un dato que emergió de estos estudios es que el centro ampliado que identifican Escolano y Ortiz, compuesto por las comunas de Santiago, Providencia y Las Condes concentra a lo menos la mitad de los puestos de trabajo de la ciudad, y solo residen allí algo más del 10% de los ocupados (Rodríguez, 2008b). Dado que se tienden a superponer o al menos a aproximarse físicamente los nichos de la élite5 con la localización de los empleos, de lo anterior se deduce que si bien efectivamente muchos empleos «siguen a la población», no se dirigen a cualquier población sino a la de mayor poder adquisitivo.
Décadas de privación sistemática de derechos, o al menos de falta de empoderamiento de la mayoría de la población en América Latina, han provocado obviamente una fatídica costumbre a un Estado fuerte. Y cuando el Estado fuerte ya no funciona, el llamado a un hombre o mujer fuerte no se hace esperar. El principio de la responsabilidad personal no se ha practicado, la coparticipación en el sentido de involucrar a la población en las decisiones y sus efectos tampoco parece haberse aprendido. En su lugar, ha habido principalmente programas sociales que, aunque han aliviado en algo la situación de los pobres, no les han ayudado a tomar las riendas de su destino en sus propias manos. Para utilizar una vieja imagen, en lugar de cañas de pescar y redes, todos tienen un pez.
Esto ciertamente se vincula con su configuración político-administrativa, por cuanto la migración en ellas es en su gran mayoría desde el municipio central a los periféricos, pero los puestos de trabajo siguen concentrados en los municipios centrales, de manera tal que la salida de ellos conduce con mucha facilidad a la conmutación. En general, los municipios ricos están sobrerrepresentados entre los que reciben conmutantes o, lo que es lo mismo, tienden a tener una sobreconcentración de puestos de trabajo. El municipio central aparece sistemáticamente como el más concentrador de puestos de trabajo. Mayor y co-autora de uno de los capítulos, junto al académico de la Universidad de Chile, Cristian Leyton, explica que las investigaciones presentadas en el libro indagan “en cómo las personas viven, sienten e interpretan las desigualdades multidimensionales que padecen”. Los acontecimientos en Chile han demostrado que muchas personas pueden iniciar el cambio en una protesta conjunta. El proceso constitucional puede convertirse en un modelo para América Latina, si la nueva Constitución sale de un esfuerzo común y luego también es vivida por cada chileno.
El informe hace un llamado a los gobiernos de la región para que desarrollen una estrategia dirigida a elevar la productividad y combatir la desigualdad. La comisión económica para la región prevé para este año un rebote tras la crisis de 2020, pero advierte que el crecimiento no se sostendrá. En cambio, proyecta un aumento de la desigualdad, la pobreza y la informalidad en los próximos años a menos que se lleven a cabo cambios estructurales. Las expectativas frustradas han dinamitado la paciencia de millones de latinoamericanos.
Las protestas en la región más desigual del planeta se suceden a ritmo vertiginoso, de Haití a Chile; de Centroamérica a los Andes. El frenazo a millones de anhelos, el cuestionamiento de modelos económicos como el neoliberalismo, la desafección por los políticos, sin importar su ideología, son flamable común en todos los países para que se prenda una llamarada que no tiene visos de apagarse a corto plazo. En los años previos a la pandemia América Latina había conseguido reducir estos índices. Ahora, con la covid-19, el número de pobres aumentará en 28,7 millones de personas, hasta alcanzar la cifra de 214,4 millones de pobres en la región. A su vez, la pobreza extrema afectará a 15,9 millones más, sumando en complete eighty three,four millones de personas. Si bien el comercio internacional se ha contraído en 2020 a nivel mundial, lo ha hecho de forma más severa en América Latina.
Este último comenzará a configurarse con los resultados de la ronda de censos de 2010, los que servirán también para enjuiciar a las restantes hipótesis sobre este tema que han sido divulgadas en la literatura reciente. El panorama que nos ofrecen los gráficos de la serie 3a a 3d ratifica algunos hallazgos previos y aporta evidencia complementaria y novedosa que se aparta de lo antes visto. Ratifica, por ejemplo, la dificultad de comparar las desigualdad en la actualidad ciudades brasileñas con las otras dos, por cuanto los municipios centrales de Rio de Janeiro y de Sao Paulo funcionan a la vez como residencia y lugar de trabajo por su amplitud geográfica (gráficos 3a y 3d). También ratifica el hallazgo del gráfico 1, vale decir, en Santiago y México los asalariados de menor nivel socioeconómico registran la mayor probabilidad de trabajar en la misma comuna, lo que no ocurre en Sao Paulo y Rio de Janeiro.
«La gente es muy consciente de lo desigual que es la región actualmente y esto va acompañado de percepciones generalizadas de injusticia, no solo en la distribución del ingreso, sino también en el acceso a los servicios públicos y con respecto a las garantías legales», agregan. En el caso de El Salvador y Guatemala, la mayor parte de la caída en la desigualdad, se debe al mercado laboral y no a la redistribución, señala López-Calva. Abramo agrega que al mirar la evolución de los ingresos en Latinoamérica, queda claro que el crecimiento económico no es suficiente para que disminuya la desigualdad. En el Banco Mundial han estudiado el tema de la desigualdad de ingresos en la región centrándose en los últimos 10 años. En el caso de El Salvador y Guatemala, la mayor parte de la caída en la desigualdad, se debe al mercado laboral y no a la redistribución, señala López-Calva. “Creemos que la educación es desarrollo, por lo tanto, la formación de nuestros docentes debe ser pertinente y contextualizada”, sentenció.Recordemos que de acuerdo al último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Chile es un país menos pobre que hace 30 años, pero más desigual.
Por último, el resultado electoral de Estados Unidos puede potenciar los liderazgos demagógicos. Detrás de las protestas no solo hay causas inmediatas vinculadas a la crisis económica y la desigualdad social. También subyacen fenómenos más profundos, como el descontento generalizado hacia las élites y clases gobernantes.
La excepción es Santiago, cuyo patrón de segregación residencial socioeconómica, a gran escala todavía pese a su descenso reciente, sí permite imputar a un conjunto de comunas de la zona oriente la condición de nicho histórico de la élite. Cuando se examina ahora el atractivo de los municipios o comunas para conmutantes de diferentes niveles socioeconómicos, se advierten algunos patrones relevantes, pero también bastante diversidad idiosincrásica. Por ejemplo, los municipios del BCD extendido, que incluyen a los céntricos y a los que están en el eje de localización principal de los grupos acomodados, tienden a concentrar el destino de los conmutantes. En los municipios acomodados pero más bien excéntricos del BCD como Niterói, Sao Caetano do Sul, Miguel Hidalgo, y La Reina y Nuñoa, la élite todavía debe ir masivamente a otro municipio para trabajar, aunque el análisis efectuado en este trabajo no permite concluir si tal egreso implica efectivamente una salida del habitat histórico de la élite. El presente trabajo procura evaluar empíricamente las hipótesis antes expuestas usando micro-datos censales de la ronda de 2000 en los que se incorporó la pregunta pertinente para medir movilidad cotidiana. Por ello, se trabajará casi exclusivamente con bases de microdatos censales en formato REDATAM, que serán procesadas justamente con este programa.
1Algunos estudios que incorporan el aspecto subnacional o espacial en el estudio de la interseccionalidad son Malmusi et al. (2010); Scott y Siltanen (2012); Spierings (2016); Hopkins (2019); Rodó-de-Zárate y Baylina (2018). Una de las razones por las que el enfoque interseccional ha tenido una aplicación limitada es porque no ha sido fácil identificar un método que cristalice las aspiraciones ontológicas del término (Hancock 2007; Bauer 2014; Collins 2015). Se observa también que los programas de ayuda desplegados están beneficiando más a la parte baja de la distribución, pero quienes están por encima de la línea de la pobreza están perdiendo mucho.
En los distintos países ser mujer, indígena y rural constituye una condición de mucha desventaja. Una de las diferencias más significativas en la región es la que se da entre el campo y la ciudad (Gráfica 4). En Perú el analfabetismo rural es 5.4 veces superior que el urbano en ambos años, y la reducción en 10 años es insignificante, pues la tasa pasó del 19.6% al 17.9%. En Colombia el analfabetismo rural es 3.eight veces el del urbano en ambos años, pero la reducción ha sido más significativa, pues éste pasó del 18.8% al eleven.7%.
Al cierre de 2019, la Comisión Económica y Social para América Latina y el Caribe (Cepal) anunció el ingreso a la fila de los pobres de seis millones de personas más en comparación con el 2018. Las remesas de los trabajadores latinoamericanos desde fuera de la región se redujeron un 19,3% en 2020 según el Banco Mundial. Estas rentas son muy importantes en Centroamérica, donde representan entre el 13% y el 20% del PIB, especialmente para los hogares más vulnerables. Entre el 80% y el 90% de las remesas se destinan a cubrir necesidades básicas de los hogares, como la alimentación o la salud. El resultado de la disminución de los ingresos públicos y el incremento de los gastos ha sido un incremento del déficit público y de la deuda pública.
En ese aspecto, y tras las reuniones de los países latinoamericanos y caribeños, es posible concluir que existe un retraso en pensar el desarrollo educativo, además de una lentitud de las acciones. Otro problema recurrente es que no se ha logrado implementar nuevas innovaciones, sino que se está haciendo más de lo mismo.Por ello, Barbieri sostuvo que es necesario alcanzar una educación sin límites y barreras, y que sea relevante y pertinente. De este modo, deberían repensarse los diseños educativos y que la universidad fortalezca la institucionalidad y el rol social. “Debemos cambiar un mundo que no siempre reflexiona y educar para transformar vidas”, aseguró Barbieri. «Desigualdad», «legitimidad», «tolerancia» y «conflicto» son términos de gran complejidad teórica y de larga trayectoria en el pensamiento social.
Incluso en el giro a la izquierda, las mejoras fueron redistributivas, políticas sociales que democratizaron el consumo. Aunque la desigualdad por ingresos se ha reducido desde 2000, uno de cada 10 latinoamericanos vive en pobreza extrema (10,2%). En 2002 había fifty seven millones de personas en situación de carestía extrema en América Latina; 15 años después, la cifra subió a 62 desigualdad en los paises millones. “Uno de los denominadores comunes son las expectativas frustradas, la precariedad de la gente que había recuperado algo y ahora ve cómo sus anhelos y sueños se vienen abajo. Eso ha exacerbado una enorme furia”, apunta Arturo Valenzuela, subsecretario de Estado para América Latina durante la Administración de Barack Obama.