Es importante destacar que las áreas urbanas de la región se caracterizan por una heterogeneidad de situaciones en el nivel de ocupación y de desempleo de los sectores de escasos recursos, por país, y por género (Banco Mundial, 2004). En las ciudades de América Latina y el Caribe, los pobres urbanos viven una heterogeneidad de condiciones y carencias que expresan directamente e indirectamente su vulnerabilidad económica. En nuestra región, la pobreza urbana adopta la forma de bajos ingresos vinculados a empleos precarios, falta de capital educativo y activos patrimoniales, y refleja inequidades por razones de género1. Durante la primera década de este siglo se registró un progreso notable en desigualdad durante la pandemia la región, al compás del aumento de los precios del petróleo, el mineral de hierro y muchas otras materias primas latinoamericanas, principalmente gracias a la demanda de China. Países como Brasil, México y Perú cosecharon los beneficios de las grandes reformas de liberalización realizadas en la década de 1990, que permitieron a millones de latinoamericanos a comenzar a ahorrar, invertir y acceder al crédito. Innovadores programas sociales como “Bolsa Familia” de Brasil ayudaron a redistribuir la bonanza más equitativamente, proporcionándoles a las familias pobres un modesto estipendio mensual y contribuyendo al surgimiento de una nueva clase de consumidores con más confianza en sí mismos.
Estas disparidades abarcan aquellas que se dan entre los países desarrollados y aquellos en desarrollo, como las que surgen al inside de grupos sociales en los países, entre hombres y mujeres o entre los grupos más ricos y los que están en condición de pobreza. La brecha digital de género se refiere a la diferencia en el uso y acceso a las TICS entre mujeres y hombres, pero incluye también la desigualdad en cuanto a la creación y publicación de contenidos, la participación y la presencia en la purple. Es significativo que en esta visión agregada de la informalidad residencial, ningún país presente una proporción importante de pobres urbanos que residen de manera casual y cuentan con empleos formales. Este «casillero vacío» parece indicar que de alguna forma, los pobres urbanos están formalizando su habitat, pero siguen teniendo serias barreras para lograr una inserción laboral adecuada en esta región.
En concreto, la desigualdad de los ingresos laborales se redujo, acortándose la brecha salarial entre trabajadores altamente calificados y poco calificados. Así, entre 2002 y 2013, el ingreso laboral del decil más pobre creció, en promedio, un 50% en términos reales, mientras que el aumento promedio fue del 15% para el decil más rico (y 32 % para el ingreso de la mediana de la distribución). Además se produjeron incrementos en el salario mínimo y apoyo a organizaciones sindicales. En su informe anual titulado «Panorama Social de América Latina», la CEPAL estima que entre 2020 y 2021 la situación de pobreza extrema asciende a los 86 millones de personas. Sabíamos que la inflación subiría en muchos países por factores transitorios, pero en algunas partes los datos comienzan a sorprender al alza.
Así, a nivel basic, el Indicador de Clima Económico (ECI) de América Latina cayó en el segundo trimestre de 2023 influenciado por el empeoramiento de las evaluaciones sobre la situación económica actual. La falta de confianza en la política económica local sigue siendo uno de los principales problemas para el crecimiento económico de la región según los expertos consultados. De acuerdo a la encuesta que realiza trimestralmente la Fundación Getulio Vargas de Brasil, el país se sitúa bajo Paraguay, Uruguay, México y Perú. El estudio muestra que los tres principales problemas que enfrenta el país es la falta de confianza en la política económica del gobierno e Inestabilidad política, clima desfavorable para los inversores extranjeros y aumento de la desigualdad en los ingresos. Al respecto, la representante de la comisión organizadora y académica de la Escuela de Trabajo Social PUCV, Yesika Herrera, señaló que “las situaciones de desigualdad del país y cómo estas se agudizan en periodos de pandemia, definimos un gran eje que se relaciona con la resistencia y la emergencia que se generan en contexto de disaster.
Difícil explicar por qué después de 32 años de recuperada la democracia (1990), no hemos sido capaces de darle una vuelta de tuerca a un sistema que, con mínima regulación en áreas de la economía, salud y educación, enquistó la inequidad. La multitud se tomó las calles de muchas ciudades en protesta por la desigualdad que mastican, huelen e indigna a los millones que viven hacinados en poblaciones periféricas. Esa inequidad mata igual que la corrupción que se fue instalando y cooptando el sistema político, con leyes que no le han quitado ni una muesca al poder que desde hace décadas ostentan los grandes grupos económicos locales y multinacionales. «La pandemia es una oportunidad histórica para construir un nuevo pacto social. Ahora vienen años de menor crecimiento económico y, si no se mantienen los esfuerzos, serán mayores los aumentos en pobreza y desigualdad», concluyó. El estudio de la percepción ocupa un lugar central en la psicología y, en particular, en la psicología social (Augoustinos, Walker & Donaghue, 2006; Bodenhausen & Lambert, 2003; Howard, 1994). La investigación en este ámbito se ha centrado en explicar diferencias individuales en términos de certezas y sesgos perceptuales, diferencias que han sido asociadas a una serie de factores internos o motivacionales, así como a factores situacionales, tales como los roles, la posición social o la identidad social (Levine, Resnick & Higgins, 1993).
Asimismo, se realizó un foro organizado en conjunto con el Colegio de Antropólogos de Chile. En esta instancia, el Dr. Reygadas abordó el tema del mercado laboral de la antropología y los problemas que encuentran los antropólogos jóvenes para insertarse en el mundo del trabajo, y expuso parte de su investigación realizada en el 2019 que condujo a un libro llamado “antropólogo del nuevo milenio”. A su vez, el invitado internacional agregó que “Antes se decía que la desigualdad en América Latina se debía al capitalismo, pero bueno, hay países capitalistas que son desiguales, pero no tanto como los de la región. Se decía que period la dependencia hacia Estados Unidos lo que explicaba todos los males.
Cada país deberá manejar prudentemente sus finanzas públicas para garantizar la sostenibilidad de la deuda, en especial teniendo en cuenta que el costo del endeudamiento puede subir. La comunicación que mantiene con numerosos bancos centrales y organizaciones multilaterales le permite analizar y eventualmente anticipar tendencias que les sirven a los países con los que trabaja para reaccionar a tiempo.El nivel de alerta es mucho mayor ahora, por causa de las turbulencias creadas por la pandemia. Sobre los efectos derivados de esta, las respuestas que pueden darse y los riesgos que se ven en el horizonte, Uribe habló en exclusiva con EL TIEMPO. Tras haber ocupado la gerencia del Banco de la República de Colombia durante doce años, José Darío Uribe asumió en marzo de 2017 la presidencia del Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar). Aunque es desconocida para la mayoría del público, la entidad cumple un papel elementary en el ámbito regional, al apoyar en momentos de necesidad a las economías de la zona. El empeoramiento del clima económico en América Latina se refleja en la revisión a la baja del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023, que pasó de 1,4% a 1,1% entre la Encuesta del primer y segundo trimestre de 2023.
En la gran mayoría de los países de la región existen programas nacionales para facilitar el crédito, capacitar y entregar apoyo técnico a las pequeñas unidades productivas. Sin embargo, carecen de orientaciones claras5 y tienen un marcado énfasis social, que no toma en consideración la enorme heterogeneidad que caracteriza el sector. La microempresa, bajo este esquema, se consolida como amortiguador laboral-productivo en tiempos de ajuste y crisis, sin necesariamente lograr insertarse y competir dentro de la economía formal. La construcción social del habitat por los habitantes de los asentamientos precarios y de los barrios consolidados debe ser considerada como un recurso y una inversión de los sectores de bajos ingresos que debe activarse, mejorarse o capitalizarse, es una de las principales oportunidades de desarrollo del habitat en la región. En common los responsables por la formulación de políticas no reconocen en forma explícita este recurso ni su incorporación a las políticas de vivienda.
«La coexistencia de gente de ascendencia europea con indígenas y afrodescendientes está en la médula de por qué no se ha podido reducir la desigualdad» en la región, dice Nora Lustig, profesora de economía en la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, y directora del Instituto de Compromiso con la Equidad. En México, donde los indígenas son aproximadamente 15% de la población y casi tres cuartas partes de ellos viven en pobreza, un estudio de la organización Oxfam indicó en agosto que 43% de quienes hablan una lengua nativa no completaron primaria y apenas 10% tiene trabajo formal o es empleador. Apuntó, por ejemplo, que si bien hubo una leve reducción reciente, la tasa de pobreza de las personas indígenas en 2018 fue de 49%, el doble que la registrada para la población no indígena ni afrodescendiente. © 2024 KPMG Auditores Consultores Limitada, una sociedad chilena de responsabilidad limitada y una firma miembro de la organización global de firmas miembro de KPMG afiliadas a KPMG International Limited, una compañía privada inglesa limitada por garantía (company limited by guaranty).
Se necesitan reformas específicas para abordar determinados cuellos de botella y poder impulsar el crecimiento de la productividad, que ha disminuido durante décadas. Lo anterior incluye la reducción de las barreras normativas, el fomento de la adopción de tecnologías, la promoción de la competencia, la mejora de las capacidades de gestión, y el aumento de la participación femenina en la fuerza laboral y de la calidad de los empleos. El país debe también impulsar la transición verde a nivel mundial, tanto con la energía renovable como con el plan para expandir la producción de litio a través de alianzas público-privadas, que podrían contribuir a un mayor crecimiento en el futuro.
A pesar del tremendo avance de las tecnologías de la información, de la inteligencia artificial, del desarrollo de las telecomunicaciones, desigualdad e inclusión social del transporte aéreo y marítimo, a pesar de todos los aumentos en productividad, hay algo que avanza en sentido opuesto, la desigualdad y la pobreza.
Gran parte de los trabajos en América Latina son informales, si bien hay diferencias muy importantes entre países. El ninety two,1% de los trabajadores y trabajadoras no agrarias en Ecuador son informales, así como el seventy three,2% en Bolivia y el sixty eight,5% en El Salvador. Son personas que se ganan la vida día a día, sin contratos ni derechos laborales; por esto, han estado, además, más expuestas al coronavirus. En 2020 el cierre de las actividades económicas no esenciales se tradujo en destrucción de empleo, particularmente en los meses de marzo, abril y mayo. Sin embargo, en la gran mayoría de los países se establecieron mecanismos para mantener las relaciones laborales. Aunque también se incrementó el número de personas desanimadas, que son aquellas que dejan de buscar empleo porque saben que no lo van a encontrar.
La secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, señaló que las protestas en la región pueden convertirse en una oportunidad para el cambio social. Ponencia presentada en el XXVIII International Congress of the Latin American Studies Association, Rio de Janeiro, Brasil. El procedimiento de recolección de datos se realizó mediante entrevistas personales cara a cara con una duración aproximada de una hora.