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La Economia De Las Desigualdades Piketty, Thomas 9789876295031 Librería Del Gam

Atkinson argumentaba que lo que le está faltando a los más pobres y a las clases medias, es lo que los más ricos se están llevando cada vez en mayor cantidad. Y que la mala distribución está empobreciendo a todo el sistema, porque “la producción complete está influida por cómo se distribuye la riqueza”. Al contrario, países donde el top 1% obtiene proporcionalmente menos riqueza -como Suecia, Dinamarca, Finlandia o Francia-, el nivel de pobreza está bajo la media del grupo. De entre los más prósperos, solo Suiza parece haber conseguido que sus más ricos tengan mucho del PIB y, a la vez, la pobreza sea reducida. Anthony Atkinson murió este 1 de enero y la batalla por la reducción de la desigualdad ha perdido a uno de sus mayores defensores. Porque mientras el alemán Wolfgang Streeck, el anterior entrevistado de esta serie, decía que la concentración de la riqueza ha puesto al capitalismo en un atolladero del que no se vislumbran soluciones democráticas, Atkinson creía que hoy enfrentamos grandes problemas, pero nada que esté fuera de nuestro control.

Por el contrario, en el “capitalismo político o au­toritario dirigido por el Estado”, el otro “tipo ideal” del autor, el papel del Estado es primordial. Su propósito (haciéndose eco de Weber) es “el uso del poder político para obtener beneficios económicos”, como ha hecho el Estado chino con un éxito tan espectacular desde 1980. Su característica principal es la “burocracia capitalismo pobreza muy efi­ciente y tecnocráticamente experta” que dirige el siste­ma. Los tecnócratas son libres de interferir con el fun­cionamiento del mercado en razón del interés nacional. Además de rescatar los valores de Jesús como lo hizo Pablo, es ne cesario, en tercer lugar, considerar una y otra vez qué sistemas de eficacia pueden contribuir a hacerlos posible.

capitalismo y desigualdad social

Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado outline la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. La desigualdad socioeconómica puede entenderse en relación con las diferencias en la vida social de las personas, las que implican ventajas para unos y desventajas para otros. Son percibidas como injustas en sus orígenes, moralmente ofensivas en sus consecuencias, o ambas.

Chile tiene uno de los niveles de desigualdad de ingreso más altos del mundo, sin importar la forma en que se mida o la información que se utilice. La conclusión es menos clara si lo que nos interesa es la evolución en el tiempo, ya que mientras la desigualdad medida con encuestas ha disminuido (el Gini ha bajado de zero,fifty two a 0,47 entre 1990 y 2015), no ha sido el caso si nos enfocamos en los datos del sistema impositivo. “La historia está llena de momentos y procesos de visibilización de quiénes poseen el poder en una determinada sociedad, los que ocurren bajo el supuesto de que en el caso de producirse un daño, éste quedará impune. Esas dinámicas de poder o más bien dicho de dominación son una consecuencia y una precondición de órdenes sociales construidas a partir de éstas. Así como yo sitúo mi foco analítico en la visibilización e invisibilización de las relaciones de dominación y las desigualdades sociales resultantes a partir de éstas, mi estudio lo circunscribo a las sociedades capitalistas. Esto, porque hasta el momento no ha habido un orden político-económico alguno que haya logrado expandirse con tal alcance a nivel mundial como lo ha hecho el orden social capitalista”, señaló la Dra.

Pero, ¿por qué no entender la atención médica como una obligación social, una que se deriva de vivir en sociedad unos con otros? Para lograr el consenso well-liked sobre tal noción, tanto Sanders como Warren habrían tenido que convencer al pueblo estadounidense de que queremos vivir en un mundo en el que ninguno de nosotros niegue la atención médica al resto. En otras palabras, tendríamos que aceptar un mundo social y económico en el que es radicalmente inaceptable que algunos tengan acceso a una vacuna que puede salvarles la vida cuando a otros se les debe negar el acceso, porque no pueden pagar o no pueden tener el  seguro que pagaría o porque carecían de visa o de estatus legal.

Ciertamente hay muchos otros aspectos a considerar, si se tiene en cuenta la devaluación de la institucionalidad política, el empoderamiento de las comunidades y los cambios que trae consigo la automatización del empleo y la revolución digital. Es tarea de todos contribuir a superar los obstáculos y aspirar a un país más justo, próspero y solidario. Una condición necesaria para que se produzcan efectos duraderos en el tiempo es el tránsito a una cultura de respeto por la persona, por la igualdad de dignidad y respeto, y por los valores de justicia y solidaridad social.

Los autores lo atribuyen al crecimiento económico (durante la década de los ‘90) y a la redistribución (a partir de 2000). Las preguntas que plantea Milanovic son buenas, y si el recurso a tipos ideales estrechamente modelados sobre los Es­tados Unidos y China es una simplificación rígida, es, con todo, justificable y quizá necesaria para extraer un indicador útil desde el ruido ambiente. ¿Qué vemos cuando miramos el capitalismo meritocrático liberal a través del lente de Milanovic? Primero, una sociedad en la que la participación del capital en la renta na­cional aumenta en comparación con la participación del trabajo.

El auge económico del país asiático, experimentado a partir de los años 80, logró un reequilibrio geográfico que ha puesto fin a la superioridad militar, política y económica de Occidente. Aunque este crecimiento trajo un aumento en la desigualdad al inside de China, la brecha respecto de Occidente se acortó, contribuyendo a la disminución international de la disparidad en las rentas. Pero la exitosa economía china de los últimos 40 años, por otro lado, calidad de vida y pobreza también ha derribado esa vieja certeza sobre la comunión entre libre mercado y democracia. Y aunque esta última pueda ser un valor deseable en sí mismo, apunta Milanovic, no parece tan descabellado pensar que algunos, incluso muchos, prefieran sacrificarla por las ventajas que supone el modelo chino. Independiente de que el país asiático se proponga exportar su “capitalismo político”, el modelo presenta un atractivo cierto para las élites políticas y los ciudadanos de a pie de otras naciones.

Wolfgang Streeck sostiene que la sociedad capitalista precise no es capaz de encontrar respuestas ágiles a los problemas derivados de un crecimiento económico débil, del aumento de la desigualdad y del endeudamiento crónico. En este contexto ¿Puede la teoría del capitalismo de Marx ser una herramienta vigente para entender el mundo hoy? En esta actividad, Streeck nos compartió alguna de sus reflexiones acerca del filósofo y economista alemán a 200 años de su natalicio.

Las distintas ideologías o sistemas valóricos factuales de los chilenos están basados en la creencia de que las desigualdades son intrínsecas al ser humano. Pero no son las desigualdades que todos vemos y son palmarias, como el sexo, los caracteres bióticos, las habilidades, destrezas, facultades psíquicas, sino las desigualdades que se suponen acreedoras de premios o concesiones de ingresos desiguales, poder desigual, propiedad y patrimonio desigual. Es curioso y contradictorio que, aunque la Constitución vigente no mencione al Estado subsidiario, esta ideología del liberalismo y más del neoliberalismo sea la que domina en Chile. Más curioso es que el liberalismo, neoliberalismo y capitalismo no sean vistos como ideologías o incluso religiones con matices fundamentalistas o fanáticos. En sus dos o más centenares de miles de años de evolución la sociedad humana ha tenido y tiene decenas de modos y relaciones sociales de producción y varias más exitosas y productoras y de mayor desarrollo integral del ser humano. Fue a lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país.

“Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía. “Pero hoy vivimos en una en que unas pocas empresas pueden recoger cantidades ingentes de beneficios para ellas mismas y seguir en su posición dominante durante años y años, sin ser desafiadas”. La doctora se refirió a las protestas políticas y raciales que se están viendo en la actualidad en diversos países y en especial en los EE.UU, “uno de los centros contemporáneos de creación, renovación y difusión del capitalismo a nivel mundial”. A su vez, el invitado internacional agregó que “Antes se decía que la desigualdad en América Latina se debía al capitalismo, pero bueno, hay países capitalistas que son desiguales, pero no tanto como los de la región. Se decía que period la dependencia hacia Estados Unidos lo que explicaba todos los males.

Otros países —Italia, por ejemplo— tienen “una corrupción generalizada que se extiende por todos los estratos de la sociedad”, como señala el propio Milanovic, pero que no han logrado capitalizar la autonomía que se les otorga para maniobrar en medio de las restrictivas constricciones legales. Las propias categorías den­tro de las cuales se en­marca el argumento se proponen como “tipos ideales” weberianos. De hecho, el “capitalismo meritocrático liberal”, tal como se trata en este libro, es una abstracción que refleja exacta­mente las condiciones actuales en los Estados Unidos, mientras que el “capitalismo político” dirigido por el Estado está enteramente modelado sobre la base de China. El autor no está demasiado preocupado por la validez de estas abstracciones, y un crítico bien po­dría preguntarse cuánto tiene en común la sociedad capitalista del Estado de China con Brasil o Indonesia o incluso Vietnam, o si Estados Unidos es realmente el “tipo ideal” del capitalismo occidental. La produc­ción whole de la Unión Europea es mayor que la de los Estados Unidos, después de todo, y las “variedades del capitalismo” que contribuyen a la producción de Europa han sido muy estudiadas desde el trabajo pio­nero de Peter Hall, David Soskice y sus colaboradores, publicado hace unas dos décadas, pero no menciona­do aquí.

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El historiador económico y social Walter Scheidel, en un estudio de largo aliento publicado en español hace un par de años (2018), inicia su monumental obra mostrando como la brecha entre ricos y pobres se torna cada vez mayor y más peligrosa. Como ejemplo preliminar, señala que en el año 2015 las setenta y dos familias más ricas del planeta eran propietarias de tanta riqueza personal neta como la mitad más pobre de la humanidad; es decir, three.500 millones de seres humanos. Los desequilibrios que se dan a nivel mundial, se replican también al inside de las sociedades o países. Pero lo más perturbador de su documentado análisis, que considera miles de años y distintas sociedades y continentes, consiste en que la violencia y algunas desgracias han sido el gran issue que ha contribuido a nivelar las desigualdades emergentes a lo largo de la historia.

desigualdad social en el capitalismo

Y esta responde a un mayor premio al trabajo calificado, no a retornos excesivos al capital heredado. En Chile, por ejemplo, un artículo de Harald Beyer publicado en el Centro de Estudios Públicos, que utiliza la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, encuentra una caída significativa en nuestra desigualdad de ingresos entre 2010 y 2013, confirmando avances que se registran desde 2001. El dramático éxito del capitalismo político en Asia desde 1980 podría sugerir que Milanovic cree desigualdad social como combatirla que el capitalismo administrado por el Estado es más eficiente para lograr el crecimiento y es potencial­mente un modelo más atractivo que la meritocracia liberal, especialmente en vista del rechazo del “neo­liberalismo” por muchos en Occidente. Pero él es lúcido sobre los desafíos que el capitalismo político ya está enfrentando en China, donde los capitalistas privados han comenzado a resentir la autonomía del Estado, como lo hicieron sus contrapartes en Occi­dente antes que ellos.

Hasta este momento nos hemos referido a la progresividad o regresividad de los sistemas tributarios, pero no hemos hablado con mayor detalle de sus componentes. Lo cierto es que los sistemas tributarios se componen de múltiples tipos de impuestos, todos ellos con diferentes ventajas y limitaciones. Hacer frente a las desigualdades o inequidades que hieren la convivencia humana y destruyen nuestro planeta, requieren de la promoción de valores tan evangélicos como, la justicia, la libertad, la inclusión… Vemos, pues, que la igualdad como derecho humano basic ha hallado “carta de ciudadanía” y un desarrollo teológico en el discurso social de la Iglesia.

A pesar de que estas cifras pueden ser informativas, siguen escondiendo una heterogeneidad territorial de la que pocas veces se habla. La reflexión respecto a las especificidades de los territorios es fundamental para comprender la profundidad de la centralización en Chile, y asimismo para explorar la relación existente entre conflicto social y concentración de la riqueza. A pesar de esta evidencia, los datos sobre desigualdad comúnmente se relativizan frente a las percibidas bondades del modelo económico. [18] La evidencia disponible sugiere que considerando la suma de los impuestos corporativos y el impuesto a la renta, el 2009 el 1% más rico pagaba en promedio una tasa efectiva de 15%. [6] Esto no significa que el gobierno no pueda intervenir la distribución de ingresos de mercado. Un ejemplo donde el gobierno puede afectar los ingresos de mercado es el salario mínimo.

Por ejemplo, en el año 2016, entre los países de la OCDE, el IVA y otros impuestos al consumo representaron en promedio un 32,7% de la recaudación. En Chile, estos mismos impuestos representaron el fifty four,6%, por lejos la proporción mayor entre los más de 30 países que componen el grupo (en segundo lugar aparece Turquía con forty three,6%). No sorprende, entonces, que el sistema en tributario en su conjunto sea regresivo.

Para esta discusión será útil definir qué significa que la intervención del gobierno sea progresiva o regresiva. Diremos que una política es progresiva si es que ésta mejora la distribución de ingresos, es decir, si los impuestos y transferencias conllevan a distribuciones más igualitarias que las que se observan en el mercado. Por el contrario, una política que empeora la distribución del ingreso se outline desigualdad social en la economia como regresiva. El motivo es que el Gini reportado periódicamente por los organismos internacionales no captura correctamente los ingresos de los individuos de más altos ingresos.

Aún así no todo ha sido positivo y sus falencias empiezan a verse, ya que ha beneficiado una economía a corto plazo, en desmedro del medio ambiente y de un bienestar a largo plazo, más aún cuando se enfrenta una pandemia y al calentamiento global. Yo señalaría un par de cosas, pero más allá del “tono posestructuralista”, por así decirlo, ya que me parece que el lenguaje aquí es solo una consecuencia de causas históricas y sociales. Es doctor en Economía y catedrático de Estructura Económica de la IQS School of Management (Universitat Ramon Llull), y uno de los principales divulgadores españoles de asuntos económicos.

En regímenes solidarios la jubilación no existe, es absurdo pagar menos a las mujeres por el mismo trabajo que el de los varones. Tomemos por ejemplo el ingreso, nadie ha demostrado que a diferente ocupación debe haber diferente ingreso y nadie lo va a demostrar nunca si acepta que las personas son igualmente dignas y que sus trabajos son también igualmente dignos. Se habla entonces que el menos válido laboral debe ganar menos, pero si está trabajando ocupando sus facultades limitadas al máximo está cumpliendo al igual que otro, aunque su producción es menor; se lo considera de inferior condición productiva porque le produce menos mercancías al empresario y entonces debe quedar cesante si otros lo pueden reemplazar y dar más ganancias al patrón. Eso sucede en el capitalismo o regímenes productivos verticales, no en los regímenes productivos solidarios, fraternos, cooperativos.

Sin embargo, es cierto que son reacias a renunciar a cual­quiera de las comodidades y facilidades que les ha proporcionado el productivismo. Lo que falta no es el deseo de participar en la vida cívica, sino claridad sobre cómo reconciliar la implacable presión del capi­talismo por el cambio —“todo lo sólido se desvanece en el aire”, como lo expresó Marx— con la necesidad humana de un mínimo de estabilidad y tranquilidad. Capitalismo, nada más nos dice mucho sobre lo prime­ro, pero sobre lo segundo su único consejo —aparte de unas pocas modestas recomendaciones de política pública, como cobrar impuestos a los ricos, financiar generosamente las escuelas públicas y prohibir todo menos un limitado financiamiento gubernamental de las campañas políticas— es la desesperación. Son las preguntas que se ha planteado el economista Branko Milanovic desde sus libros sobre la desigualdad en el mundo, hasta el más reciente sobre el capitalismo. Lo comenta Arthur Goldhammer, escritor afiliado al Centro de Estudios Europeos de Harvard y traductor, entre otros, de Thomas Piketty.

Un ejemplo clarísimo es lo que intentan los Bancos Centrales al tratar de controlar la inflación, como foco de lo macroeconómico, al fijar una tasa de interés referencial (PPM) que se establece para el sistema financiero nacional para conseguir acelerar o frenar la actividad económica, a través del costo del crédito. Lo mismo ocurre con el valor de la divisa de referencia como el dólar cuyo valor los Bancos Centrales intentan regular comprando o vendiendo dólares. Lo que llega a un usuario cualquiera es finalmente información cuya validación queda sujeta al nivel de su procesamiento que tenga ese usuario ultimate. La experiencia indica que la información falsa tiene el mismo poder que la que no lo es, en consecuencia, esto conlleva nuevos escenarios, donde los pretend information pueden llegar a dominar el contenido de las comunicaciones en grandes poblaciones humanas.

La segunda pregunta es si la inteligencia synthetic destruirá las ventaja económicas de las redes hoy localizadas de seres humanos capacitados. Y la tercera es si las personas en la cima de la distribución de ingresos se separarán decisivamente del resto. Un riesgo es que podrán envenenar el ambiente competitivo del capitalismo avanzado, a través de su habilidad de financiar campañas populistas en nombre de los «abandonados». Por ese motivo, le solicité a la Biblioteca del Congreso Nacional un estudio sobre la desigualdad en Chile. Porque mucho se habla de la desigualdad, pero hay que ratificar este sentimiento; esta, muchas veces, intuición que tiene la sociedad chilena respecto que está viviendo grados de desigualdad que no son tolerables, desde el punto de vista de lo que debe ser una sociedad democrática, eso se tiene que ratificar con la investigación, con los datos. Y la Biblioteca del Congreso Nacional ha hecho un trabajo extraordinario desde mi punto de vista.

Tercero, y aun si la desigualdad está bien medida y ha aumentado, ¿sabemos cómo disminuirla? Porque la propuesta de aplicar un impuesto global sobre la riqueza exige un acuerdo entre países que muchas veces no son capaces siquiera de implementar reformas propias. Se observa mayor desigualdad en Estados Unidos y el Reino Unido, pero no en Australia.

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Estos resultados son robustos a múltiples especificaciones y se mantienen al enfocarse en las personas de más bajos ingresos, quienes deberían ser, en teoría, las más afectadas por la desigualdad. Además de rescatar los valores de Jesús como lo hizo Pablo, es ne cesario, en tercer lugar, considerar una y otra vez qué sistemas de eficacia pueden contribuir a hacerlos posible. Se requiere del discernimiento de las mediaciones que hacen efectivos dichos valores. En efecto, las “ideologías” no han muerto; están vivas y son necesarias, como mediaciones para la acción (Verdugo, 1992).

Incluso, con su antiguo grupo llevó a cabo un estudio que evidenció cómo cuando se hablaba de desigualdad a otras personas usando rostros cercanos, por ejemplo pidiendo pensar en el amigo con menos recursos, crecía el rechazo hacia ella. Miles de cesantes recorrieron las calles de las ciudades y los campos; cientos de obreros salitreros volvieron sin recursos desde el norte. En Santiago, el gobierno a través de los Comités de Ayuda a los Cesantes, debió alimentar y albergar a miles de familias; las ollas comunes proliferaron en los barrios y muchas familias terminaron viviendo en las calles, parques y en cuevas en los cerros aledaños a la ciudad. Andrés Solimano sentencia que los índices de desigualdad social, de ingresos y riqueza probablemente más altos que los que existieron a fines de los 60 que dieron paso al gobierno de la Unidad Popular. Hasta marzo de 2024, el Banco Mundial tenía una cartera activa compuesta por dos operaciones de préstamo por un monto total de USD 350 millones, destinadas a apoyar un mecanismo de financiamiento de hidrógeno verde y mejorar la atención primaria common de la salud. También existe un programa de reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+) por valor de USD 26 millones y una donación de USD 5 millones para la implementación de los mercados de carbono.

El gobierno de Arturo Alessandri autorizó a la Junta de Exportación Agrícola para comprar, vender, exportar e importar las cosechas, bajo el sistema de fijación de precios de sus productos. Se crea la Comisión de Cambios Internacionales para common la compra y venta de moneda extranjera y oro en todas sus formas. Carlos Ibáñez del Campo nombra un «Gabinete de Salvación Nacional» liderado por Juan Esteban Montero, el que buscó reestablecer el orden constitucional, las libertades públicas y salvar al fisco de la falta de liquidez, producto del gasto público exacerbado, realizado por el régimen de Ibáñez.

Uno de los focos de su discurso fue la preocupación por los altos niveles de desigualdad que se observaban en el mundo. La excesiva desigualdad económica, argumentó, entorpece no solo el desarrollo del potencial de un grupo importante de personas, sino que, además, puede menoscabar la democracia y enlentecer el crecimiento económico para todos. Se concluirá que el sistema tributario Chileno responde a un pacto social -impuesto, no acordado- que le asigna un rol acotado al Estado tanto en la recaudación como en la corrección de las desigualdades del mercado. En ese sentido, los altos niveles de desigualdad en Chile no son consecuencia inevitable de la economía internacional.

desigualdad económica en el mundo

Sin embargo, a pesar de estos buenos indicadores, Chile es un país que presenta una gran desigualdad, con un Índice de Gini de forty four,4 el año 2017 ( Banco Mundial, 2020a) y un Coeficiente de Palma del 2,6 ( UNDP, 2020b). Ahora, para entender de mejor forma estos valores, cuando se compara a Chile dentro de un grupo de one hundred sixty five países, este se encuentra en organizaciones sociales actuales la posición número 35 de los países más desiguales, compartiendo puesto con Filipinas y a tan solo 0,1 de Zimbabue, según los últimos datos obtenido para cada país ( Banco Mundial, 2020c). Asimismo, en términos del Coeficiente de Palma, Chile comparte el puesto 23 de los países más desiguales junto con Nicaragua y las Islas Seychelles, dentro de un grupo de 152 países ( Human Development Reports, 2019).

Es posible, por ejemplo, que la acumulación de una desigualdad no creciente, pero presente por mucho tiempo, junte un malestar que en algún momento explote. Ya sea porque la no resolución de un problema por mucho tiempo genere rabia, o bien porque el progreso moral de un país haga insupportable un problema que antes se aceptaba. En otras palabras, cuando se trata de niveles de desigualdad como los que vivimos en Chile, la ausencia de novedad bien puede ser una razón profunda para querer cambiarlo todo. Dicho lo anterior, no creo que la de ingreso sea la desigualdad más relevante para explicar el estallido social. En cambio, en este texto sostengo –como hipótesis– que hay dos tipos de desigualdades que están relacionadas con la desigualdad de ingreso y que tienen una relación más directa con el estallido social, a saber, la desigualdad de exposición a la incertidumbre y la desigualdad de poder.

La segregación social en Chile ha provocado, según el experto de la OCDE, una concentración de escuelas en desventaja y por otra, una extraordinaria complacencia entre las escuelas que atienden a niños privilegiados de Chile. De hecho, la prueba internacional PISA (Programme for International Student Assessment) –en la cual nuestro país participa desde muestra que los resultados de estas escuelas se explican principalmente por la selección de alumnos más que por un valor agregado en términos educativos. Las sociedades capitalistas producen, como resultado de su lógica interna, organizaciones sociales actuales diversas formas de desigualdad de poder. Por ejemplo, la concentración de las decisiones de inversión en una pequeña elite le entrega a esta última una capacidad de veto sobre la política económica, sobrerrepresentando sus intereses en el debate público. Por ello es esperable que Chile, con su forma de capitalismo extremo, tenga también una concentración extrema del poder, a pesar de que su democracia cumple con los estándares mínimos para considerarla como tal. La Guía tiene 10 acciones claves, y tenemos por delante la tarea de trabajarlo a nivel nacional y regional.

Actualmente, los movimientos populistas sacan provecho a ese sentido de pertenencia que sobrevive en los sectores empobrecidos, articulando un discurso de odio contra otros que viven en el mismo país. El gran desafío de nuestro tiempo, dice Collier, es encontrar otra vez un vínculo lo suficientemente amplio que regenere las confianzas y las responsabilidades mutuas. Descarga free of charge el informe El virus de la desigualdad de Oxfam Internacional aquí. En ese sentido, instan a construir un nuevo mundo basado «en una reducción radical y sostenida de la desigualdad». En la parte final del informe El virus de la desigualdad, Oxfam Internacional destaca una serie de aspectos muy relevantes para poder afrontar este delicado panorama que tenemos por delante. Desde la mirada de Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, en el último año hemos visto «el mayor aumento de la desigualdad desde que hay registro».

En el 2017, el Congreso chileno aprobó la nueva Ley de Educación Pública, que tiene como objetivo transferir los servicios de educación pública de los gobiernos municipales a nuevas agencias locales de educación para conformar un nuevo sistema nacional de educación pública. Mientras que las tasas de educación y alfabetización están aumentando en todo el mundo, no queda claro si se está disminuyendo la desigualdad educativa. Por eso, hay necesidad de aumentar la educación en los sectores en crecimiento como la tecnológica y habilidades sociales específicas adaptables al mundo que actualmente se necesita movilidad ocupacional. Empezó a trabajar en la Universidad de Costa Rica y después volvió a Granada para realizar su doctorado. Enfocó su análisis en la percepción de la desigualdad en la vida cotidiana y cómo motivar a luchar por tener sociedades más equitativas.

Así, se corre el riesgo de seguir perpetuando las estructuras internacionales y nacionales que promueven de una u otra forma las desigualdades en y entre los países. Por otro lado, se critica la mala relación que existe entre sus metas y los indicadores propuestos (Donald & Lusiani, 2016). Como se ve en la Tabla 2, no todas las metas son cuantificables y, por consiguiente, de difícil monitoreo sin los indicadores adecuados. Por ejemplo, la meta 10.2 sobre promover la inclusión, tiene como indicador “Proporción de personas que viven por debajo del 50% de la mediana de los ingresos, desglosada por sexo, edad y personas con discapacidad”. En este sentido, este indicador podría dar luces sobre la inclusión económica de las personas, pero no así de los aspectos sociales o políticos.

Las causas de estas inequidades son múltiples, con factores que van desde la gran brecha de oportunidades que existe en el país, a su estructura productiva e incluso el rol del Estado (PNUD, 2017). No obstante, el objetivo de este artículo no es el de determinar los orígenes y fundamentos de la desigualdad en Chile 5 , sino que examinar qué concepto de desigualdad está justificando el plan de acción del país respecto del ODS 10 sobre desigualdad en el país y entre los países. En 2018, esta tendencia se vio reflejada en los movimientos feministas que surgieron en diferentes países.

Según el trabajo realizado por este grupo de organizaciones no gubernamentales independientes, la pandemia ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas. Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento.

En Italia, a finales de 2021, la riqueza en manos del 5% más rico era superior a la del 80% más pobre. El número total de familias italianas en situación de pobreza absoluta asciende a 2 millones. Para nuestro propósito, cabe destacar que esta exhaustiva investigación multidisciplinar fue publicada un par de años antes del estallido social en Chile; es decir, las diversas formas de desigualdad que afectan a nuestro país, como a otros países de la región, estaban siendo objeto de atención desde hace un buen tiempo. En la sociedad occidental la perspectiva del juego de oposición clásico dominantes y dominados, parece tomar fuerza a través de las potencias colectivas por sobre las individuales en el marco de la lógica internacional de la comunicación.

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El experimento neoliberal debilitó estructuralmente el sector trabajo y fortaleció el gran capital, generando una profunda desigualdad en la sociedad chilena. Un componente elementary de esta transformación capitalista extrema fue la formación del Estado Neoliberal, que restringe substancialmente el rol del Estado como productor, regulador, agente redistributivo, manteniendo su rol de estabilización macroeconómica desigualdad en américa latina 2021 favoreciendo políticas de shock para corregir desequilibrios. Es indudable que la pobreza y las desigualdades sociales no surgieron en el país en la década de 1880, como tampoco han desaparecido en la moderna realidad del Chile actual. Un ejemplo de esto último es cuando los gobiernos quedan satisfechos con diseñar políticas públicas para entregar bonos a mujeres empresarias de regiones o bonos por hije a mujeres mayores de 60 años.

desigualdad en el capitalismo

«Si uno pudiera regresar al tiempo donde la productividad y el ingreso para las familias de clase media crecían juntos en nuestro país, más o menos a mediados de los 70, uno vería que el 1% arriba de la escala se llevaba el 10% de todo el ingreso. Ahora se lleva 20 veces más. Eso es demasiado», opina Bernstein. Los grandes ejecutivos de las compañías estadounidenses reciben más de 200 veces el ingreso promedio de un trabajador de esas compañías. El asunto de la brecha entre los acaudalados y los necesitados preocupa en los países ricos y pobres.

Los ingresos y la riqueza están repartidos de forma más desigual, en las últimas décadas, en Europa, Norteamérica, el antiguo bloque soviético, Latinoamérica, China, India y otros lugares. Y en los próximos años, el pequeño grupo que más tiene acumulará todavía más. Según datos usados por Walter Scheidel, “en Estados Unidos, el 1% que más posee entre el 1% más rico (las personas pertenecientes al 0,01% de ingresos más elevados) casi sextuplicó sus beneficios respecto de la década de 1970, mientras que la décima parte más adinerada de ese grupo (el 0,1% más rico) los cuadruplicaba. El resto tuvo un promedio de ganancias de unas tres cuartas partes, lo cual no es desdeñable, aunque dista mucho de los avances que han experimentado los estratos más altos”. El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico.

Los sistemas de China y Vietnam combinan un rol dominante del Estado en la economía con inversión extranjera de países capitalistas y un sector privado interno que no es dominante pero que existe. Es una especie de socialismo de mercado aunque algunos argumentan que son economías ya capitalistas aunque no me parece una adecuada definición de los sistemas existentes en estos países. Es interesante notar que tanto China como Vietnam introdujeron reformas de mercado en el sistema socialista centralizado pero evitaron aplicar  políticas de shock neoliberal que son socialmente costosas como fue el caso de Rusia, Polonia y otros países en la década de 1990.

Pero no son las desigualdades que todos vemos y son palmarias, como el sexo, los caracteres bióticos, las habilidades, destrezas, facultades psíquicas, sino las desigualdades que se suponen acreedoras de premios o concesiones de ingresos desiguales, poder desigual, propiedad y patrimonio desigual. En una nueva edición de Última Mirada conversamos junto a Jeannette von Wolfersdorff, ex directora de la Bolsa de Comercio y actual directora del Observatorio de Gasto Fiscal, sobre el concepto de “cambio de modelo” o “cambios estructurales” en relación al capitalismo neoliberal que impera en nuestro país. Además, junto a Raúl Sohr revisamos los detalles de lo que fue esta jornada en la Cumbre de Davos, en Suiza, donde se debatió sobre economía y medio ambiente. Esas propuestas no se limitan a la estrategia clásica de aumentar los impuestos. Atkinson argumenta en su libro que atacar la desigualdad con impuestos implica actuar al ultimate del proceso de creación de riqueza, cuando los contratos se han hecho, los salarios ya se han pagado y la riqueza ya se repartió.

El también presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo y exdirector del Banco Mundial, expuso que “el sistema económico no está orientado a satisfacer las necesidades de toda la población y domina los imperativos del capital y la búsqueda del lucro”. Mientras menos intervención del Estado, mientras menos regulaciones tenga el mercado, mientras menos impuestos aplique la autoridad económica, el mencionado modelo dará sus mejores frutos, dicen sus defensores. El punto crítico es que toda acción que se salga de ese marco se considera una intromisión política, una incursión ideológica, vale decir, una intervención que sólo perturba o desvía el comportamiento normal de las leyes naturales, invisibles e inequívocas del mercado – que por lo demás no tienen referentes empíricos – y que estarían por sobre los derechos sociales. La negación de la intervención del estado es la respuesta del neoliberalismo cuando se quiere fijar un salario mínimo u otorgar capacidad de negociación de los sindicatos. Lo mismo, para darle una buena educación gratis a los niños y jóvenes y mejores pensiones a la población más vieja, sin distinción de clase social. Las formas oligárquicas que ha creado el capitalismo han surgido mediante la concentración de la riqueza que este sistema ha generado en su desarrollo, produciendo un tipo específico de renta del capital en cada etapa.

Si el presidente hubiese emitido la misma opinión hablando tan solo de neoliberalismo, de seguro la reacción de políticos y analistas hubiese sido mucho más recatada. Pues bien, es en esta distinción entre capitalismo y neoliberalismo en donde reside lo esencial. Es importante considerar que el individuo privado Gabriel Boric es un gran lector con una larga trayectoria de activista estudiantil, quien a veces omite su condición de presidente, por definición la de un hombre público, al no percatarse que sus opiniones personales producen consecuencias cuando son expresadas en público. En este caso, se trata de un presidente que opina, genuinamente, sobre las injusticias del capitalismo y su deseo íntimo de superar esta forma general de organización de la vida económica y social.

Durante las últimas décadas, siguiendo la receta de Lucas, muchos países priorizaron la lucha contra la pobreza y dieron la espalda a la desigualdad. Por ejemplo, en Estados Unidos, la pobreza cayó entre 1948 y 1960 desde el 33% al 19%. Pero desde entonces, no ha habido variación y hoy son 45 millones los estadounidenses que están bajo la línea de la pobreza. En ese intenso y último libro -que ya antes de su muerte era su testamento intelectual- hace referencia a las colas de británicos ante los bancos de comida (organizaciones de caridad que proveen de alimentos a los más pobres a precios subsidiados y que se han vuelto esenciales en un país donde 13 millones viven bajo la línea de la pobreza). Esas filas ignominiosas -dice Atkinson- no se pueden desligar de otras filas, que ocurren al mismo tiempo, como la de los 700 millonarios del mundo inscritos para el primer viaje espacial de la empresa Virgin.

Estos dos países, China y Vietnam, evitaron grandes recesiones, desempleo y la formación de oligarquías económicas dominantes aunque el número de ricos y súper ricos aumentó en estos países en las últimas tres décadas. Pero no desmantelaron el Estado  y esa es la gran diferencia con otros países ex-socialistas que siguieron la ruta de la reforma neoliberal. El socialismo debería ser una respuesta a la ideología capitalista, su papel es superarla en tanto fuente de valores, principios y en entregarle un mejor destino a la humanidad.

Dos de los autores de este estudio (López y Figueroa) ya habían calculado en 2011 que los cinco hombres más ricos de Chile en ese momento (Luksic, Angelini, Matte, Paulmann y Piñera) ganaban lo mismo que un millón de personas. Tomados en conjunto, estos “5 grandes”, como los llamaban, tenían un ingreso equivalente al 30% de la población chilena (ver estudio en ingles). Este fenómeno se acentuó tras la crisis financiera de 2008 (de la cual muchos responsabilizaron a la misma élite). Según remarcan Jacobs y Mazzucato, en los tres años que siguieron a la disaster, ¡el 91 %! Atkinson examinó el desempeño de las 15 naciones más prósperas de la OECD, y observó que aquellos en los que el 1% más rico se apropia de un porcentaje más alto del PIB -como Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia e Italia- son, a la vez, los que tienen los niveles más altos de pobreza dentro del grupo.

El enfoque socialista de Sanders sobre la atención médica podría describirse más adecuadamente como una perspectiva socialdemócrata que no es sustancialmente diferente de lo que Elizabeth Warren presentó en las primeras etapas de su campaña. En su opinión, la cobertura médica es un “derecho humano”, con lo que quiere decir que todo ser humano tiene derecho al tipo de atención médica que requiere. Los derechos humanos tienden a imaginar al ser humano individual como el punto de partida.

Y como resultado tenemos ataques cardiacos más recurrentes los lunes por la mañana. Hay una tremenda cantidad de sufrimiento que ocurre en el trabajo producto de desigualdad en el neoliberalismo las condiciones laborales y esto no es necesario. Podemos operar con una cultura de confianza, transparencia y preocuparnos de las personas como seres humanos.

François Chesnais titula «Un año después del crack bancario y financiero. En todos los países una situación muy difícil para los trabajadores y los oprimidos y a escala planetaria una fase crítica para la civilización humana» el artículo en el cual aborda la disaster financiera analizando tanto sus orígenes como las profundidades de su implementación. Aunque algunos Estados aseguran haberla superado dicha disaster no se ha terminado y sus consecuencias tocan a las distintas esferas de la vida social dañando de ese modo a los individuos como a las relaciones sociales que son indispensables para la solidaridad entre las sociedades y al inside de las sociedades mismas. Chesnais nos invita a reflexionar sobre un problema que precisa ser pensado y resuelto a partir de un esfuerzo combinado entre todos los ciudadanos de un mundo cada vez más sometido a la dominación de capitalistas enceguecidos por la sed de ganancia que les impide ver que genera su propia destrucción. América Latina ha vivido en las últimas décadas una experiencia neoliberal que se ha desencadenado en casi todos los países.

El motor del sistema es la búsqueda de utilidades monetarias y  busca siempre nuevos espacios de expansión del capital en su búsqueda incesante de obtención de nuevas  ganancias  lo que ha llevado, entre otras cosas,  al deterioro medioambiental y a la conversión de la educación, salud, pensiones, seguridad pública en mercancías. También es un sistema propenso a experimentar crisis económicas como recesiones y  sobre-acumulación de capital en que la producción excedente  no encuentra compradores. En la actual  fase de financiarización a partir de 1970 el capitalismo enfrenta recurrentes disaster de deuda e insolvencia y fragilidad financieras.