El único país de la región que experimentó una disminución de la pobreza y la pobreza extrema en 2020 fue Brasil. Mientras se estima que la tasa de pobreza general habría disminuido levemente, del 33,0% al 32,1% de la población, bajando ligeramente el número total de personas en situación de pobreza de 204 a 201 millones. «En Chile la desigualdad ha sido estructuralmente alta para el nivel de ingresos que tiene ese país». «Chile es un país con altos niveles de desigualdad», dice Abramo, a pesar de que ha tenido una mejoría en la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza. En el caso de Bolivia también se dio una disminución de la desigualdad por una caída en el mercado laboral, y no tanto por la redistribución de ingresos, pese a que sí hubo.
Pero cuando los países reducen la pobreza en esos núcleos duros, lo que sigue después es más desafiante. «La tendencia es una mejoría en la región porque han aumentado relativamente los ingresos de los sectores más pobres», le cube a BBC Mundo Laís Abramo, directora de División Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Y otro elemento importante a considerar es que la baja en la pobreza y desigualdad está relacionada con la llegada de remesas de los salvadoreños que viven en el exterior. Y los que más han reducido la desigualdad en la última década son Bolivia, Ecuador y El Salvador, con los datos disponibles entre 2007 y 2017. «Chile y Colombia son sistemas fiscales que redistribuyen poco. No tiene que ver con los gobiernos. Es una característica estructural de esos dos países», argumenta López-Calva. «Bolivia es un país que ha redistribuido y que tiene programas universales, pero como ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos, se redistribuye menos de lo que se debería», cube López-Calva.
América Latina y el Caribe fue, a la vez, la región del mundo con mayor desigualdad de ingresos y la que más disminuyó su inequidad distributiva durante los primeros quince años de este siglo, en el marco de un giro político que condujo a que, en forma inédita, en numerosos países fueran elegidos gobiernos de izquierda, centro izquierda o nacional-populares. Estas intensas transformaciones no significaron necesariamente un cambio de matriz societal o productiva, pero repolitizaron la cuestión social latinoamericana e impulsaron nuevas reflexiones y análisis sobre la desigualdad en nuestra región. El seminario propone un análisis y comprensión de las desigualdades sociales en América Latina, recuperando miradas teóricas originales de las ciencias sociales de la región de mediados de siglo XX y perspectivas y preguntas novedosas que guían a la investigación actual sobre desigualdad. A su vez, reconstruye las principales tendencias y problemas que se registran en esta materia desde principios de este siglo, en especial durante el llamado “posneoliberalismo”, así como las transformaciones posteriores a esa etapa.
Entonces, argumenta, la gente no solo protesta contra la concentración de los ingresos, sino por las pensiones y la falta de acceso a salud, educación y otros servicios sociales. En 2021, el gasto en educación alcanzó 4,1% del PIB (30,5% del gasto social total) en América Latina y el Caribe. América Latina y el Caribe es una región de grandes contrastes, donde la riqueza y la prosperidad coexisten con la vulnerabilidad y la pobreza extrema. La región se caracteriza también por un crecimiento muy volátil y, en promedio, bajo, explicado por una productividad muy baja.
Pese a los muchos avances que la región ha logrado en diferentes indicadores de desarrollo económico y social en las últimas décadas, los niveles dedesigualdad no han cambiado de manera sustancial ni sostenible, por lo cual siguen siendo un rasgo característico de las sociedades latinoamericanas contemporáneas. Estos niveles de desigualdad afectan las bases del crecimiento económico inclusivo, la estabilidad política y hasta los niveles de desigualdad en el mundo actual criminalidad en la región. El informe también se detiene en la fragilidad de los sistemas de protección social de la región, evidenciada en su limitada capacidad de respuesta durante la pandemia. La vinculación de los sistemas de aseguramiento frente a los riesgos con el empleo formal ha motivado a los gobiernos a crear sistemas paralelos, de menor calidad, para cubrir a las personas que quedan excluidas, que en la región son la mayoría.
En Cuba, se incluye a los niños con discapacidades en los programas generales de desarrollo de la primera infancia, incluso en las zonas rurales. Además de la legislación, 14 países tienen políticas para promover la igualdad racial o para mejorar la orientación de las políticas para los afrodescendientes. Pese a las mejoras registradas durante los últimos años, América Latina sigue siendo, de acuerdo con los indicadores, la región más desigual del mundo. Esto ha dado lugar a la llamada «paradoja latinoamericana», caracterizada por la convergencia tenaz entre democracia y desigualdad. En un intento de desentrañar el origen de la paradoja, el artículo utiliza algunas categorías figuracionales de Norbert Elias para el estudio del caso argentino, lo que permite integrar la dimensión del afecto al análisis social, en una perspectiva poco corriente y prometedora en términos analíticos y políticos. El desarrollo de políticas sociales y de igualdad favorecería una sociedad más inclusiva, y aumentaría la protección de las familias y colectivos más desfavorecidos evitando que vivieran en condiciones de vulnerabilidad o pobreza.
El trabajo esporádico en línea es un aspecto esencial del mercado laboral y una fuente de ingresos, pero solo para aquellos que pueden acceder a él. Las políticas migratorias mejoradas no solo pueden ayudar a aliviar la disaster; también pueden impulsar el crecimiento económico y la prosperidad. “La cascada de choques externos, la desaceleración del crecimiento económico, la débil recuperación del empleo y la inflación al alza profundizan y prolongan la disaster social en América Latina y el Caribe”, planteó José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL, durante la presentación del documento. Estas cifras implican que 15 millones de personas adicionales estarán en la pobreza con respecto a la situación previa a la pandemia y que el número de personas en pobreza extrema será 12 millones más alto que el registrado en 2019. El informe Panorama Social 2022 proyecta que 201 millones de personas (32,1% de la población whole de la región) viven en situación de pobreza, de los que 82 millones (13,1%) se encuentran en pobreza extrema. El organismo regional llama a abordar con urgencia la crisis silenciosa de la educación para evitar el riesgo de una generación perdida.
Por otro lado, los avances en la movilidad educativa logrados no se trasladaron al mercado del trabajo. La posibilidad de acceder a ocupaciones que ofrecen buenas remuneraciones y perspectivas de carrera es casi seis veces más alta para hijos de padres que también tuvieron ese tipo de ocupaciones respecto a hijos de padres que tuvieron ocupaciones de menor calidad. Sin embargo, mientras los hijos de padres poco educados los superan alcanzando niveles educativos bajos (primaria y, como mucho, secundaria completa), los hijos de los padres más educados son quienes mayormente logran completar la educación superior. El panel contó con la moderación de Adriana Arreaza, gerenta de Conocimiento y directora de Estudios Macroeconómicos de CAF.
«En la UC, estamos comprometidos con la generación de conocimiento que no solo diagnostique problemas, sino que también proponga soluciones viables y sostenibles. Este evento es un testimonio de nuestra dedicación a la equidad y la justicia social», afirma. El año pasado se realizó la primera versión en la ciudad de Monterrey, México, con el tema principal de los desafíos de la democracia en el continente. «Esperamos que este congreso encourage nuevas investigaciones y políticas que promuevan la justicia social. La Facultad de Ciencias Sociales y la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica de Chile anuncian la realización de la segunda edición del Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales y Gobierno, que se llevará a cabo del thirteen al 15 de noviembre en el campus Casa Central UC. Este evento internacional tiene como objetivo abordar las desigualdades en América Latina y proponer soluciones hacia un futuro más equitativo.
Lustig lidera el Instituto de Compromiso con la Equidad (CEQ) en la Universidad de Tulane, que lidera la investigación sobre modelos teóricos y métodos prácticos para determinar cómo se pueden usar los impuestos y el gasto público para eliminar la pobreza. El instituto también proporciona guías paso a paso para formuladores de políticas, funcionarios gubernamentales y otros líderes clave para evaluar la efectividad de las políticas fiscales actuales. Luego fue el turno de Amarante, quien comentó que visibilizar los bajos niveles de movilidad social es una “contribución desigualdad en la justicia importante, ya que cualquier política pensada para cambiar aspectos duros de la economía necesita coaliciones de apoyo que se logran con una ciudadanía informada sobre un tema que puede ser desconocido”. Las diferencias se notan también en los niveles educativo y en los cargos que ocupan las mujeres en las administraciones educativas. Las estadísticas de la UNESCO señalan solo un 10% de las mujeres que acceden a estudios superiores en América Latina lo hacen en carreras de ingeniería o de tecnologías de la información, frente a un 33% de hombres.
Ahonda en que cuanto mayor es el ingreso per cápita de una provincia, mayor ha sido la inversión recibida, señalando que de 2013 a 2017 la provincia de Panamá, la más rica del país, ha recibido un 28% más de inversión per cápita que la media. Aunque pequeña en extensión territorial, apenas unos seventy five mil 517 kilómetros cuadrados y con four.3 millones de habitantes, la desigualdad es más notoria en la ciudad capital, mientras que en el resto del país esta ha venido disminuyendo, pero entre ellas ha aumentado, siempre de acuerdo al BID. La desigualdad y su persistencia, según el estudio, están estrechamente relacionadas con los fuertes desequilibrios territoriales que existen en el país, aunque, lógicamente, este issue no agota la explicación.
Del whole de personas pobres que la región agregó en el último lustro, 26 millones sufrirían de extrema pobreza, con Brasil como principal fuente de este retroceso. En el Caribe, el gasto social promedio respecto al PIB es más alto (12,2%), pero en 2018 volvió a niveles de 2014, con un peso equivalente a forty three,2% del gasto público total. El estudio alerta que justamente aquellos países que enfrentan mayores desafíos para cumplir las metas de la Agenda 2030 son los que presentan niveles más bajos de gasto social. Según el estudio, para 2018, un 30,1% de la población de la región se encontraba bajo la línea de pobreza en 2018, mientras que un 10,7% vivía en situación de pobreza extrema, tasas que aumentarían este año a 30,8% y eleven,5%, respectivamente, según las proyecciones de la CEPAL. El informe evidencia que una alta proporción de la población de ingresos medios experimenta importantes déficits de inclusión social y laboral y un alto grado de vulnerabilidad a volver a caer en la pobreza ante cambios provocados por el desempleo, por la caída de sus ingresos u otros eventos catastróficos como enfermedades graves y desastres.