Tras la entrega de datos, la subsecretaria de Evaluación Social, Paula Poblete destacó las cifras, puntualizando que “estamos contentos porque Chile logró una reducción histórica de la pobreza y recuperó la senda previa a la pandemia. Ha sido un periodo difícil para el país y como Gobierno hemos respondido a los desafíos que nos impuso la recuperación submit pandemia y el alza de la inflación. No somos complacientes y tenemos un compromiso con el bienestar de las familias y el desarrollo del país, por lo que seguiremos trabajando con fuerza, implementando medidas y acciones, tal como lo hemos hecho hasta ahora, que permitan avanzar en derechos y garantías sociales, mejorando la calidad de vida de las personas”. El equilibrio entre impulso económico, apoyos sociales y reducción de la inflación no era fácil, sin duda, pero desde el primer día del Gobierno del presidente Gabriel Boric nos propusimos como desafío avanzar en seguridad económica y apoyos para las familias chilenas, a través del conjunto de políticas agrupadas en el programa Chile Apoya. Y, desde entonces, hemos buscado entregar certezas a la población, ayudar donde más subía el costo de la vida, porque sabemos que muchas y muchos de nuestros compatriotas pueden caer bajo la línea de la pobreza ante cualquier enfermedad o al perder su fuente laboral. Sin embargo, para analizar la situación de quienes están en torno a la pobreza, se debe observar al primer decil de ingresos totales, corregidos por el número de personas en el hogar, que es la definición con la que se calcula la incidencia de la pobreza, y no al primer decil de ingresos autónomos per cápita.
En 1992 el R 0 fue de 80,7% y 71% en carencia de seguro y acceso a salud respectivamente. La redundancia entre los indicadores de malnutrición y la pobreza multidimensional también es decreciente. Mientras el R 0 alcanzó casi 84% en 1992, en 2017 su valor fue de 62,2% que es mucho mayor al valor obtenido para la redundancia contra la pobreza monetaria que en 2017 llegaba a 18,2%.
Así, desde el punto de vista de la oferta de salud, carencias o limitaciones de los servicios de salud (que predominantemente afectan con mayor intensidad a los sectores rurales) disminuyen los niveles de salud de la población, aun cuando esta tenga los recursos monetarios suficientes para demandar los servicios de salud que requiere13 . Por lo mismo que la misma ONU sugiere considerar las múltiples facetas de la pobreza, ya que dicha problemática limita el acceso adecuado a derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales fundamentales para la población (ACNUNDH, s. f.). AZA es el mayor productor de acero reciclado en Chile, para lo cual recolecta casi 400 mil toneladas de chatarra ferrosa al año, su principal insumo. La cadena de abastecimiento comienza con los recicladores de base, sus proveedores primarios, quienes recolectan la chatarra ferrosa a lo largo de todo el país y desde diferentes fuentes, principalmente la domiciliaria, para luego venderla a proveedores PYMES, quienes hacen un proceso de separación y procesamiento antes de su entrega en las instalaciones de AZA. El perfil del recolector de base de AZA corresponde principalmente a familias emprendedoras, cuyo sustento económico depende exclusivamente de la venta de la chatarra.
Así, la pobreza también podría ser vivida y/o experimentada en una combinatoria de no tener, no hacer, no ser, no estar. Desde nuestra perspectiva, se requiere que nuestras políticas se preocupen de “suministrar” experiencias a las personas en pobreza, que les permitan identificar sus propios recursos para activarlos, movilizarlos, conectarlos y potenciarlos. En esa dirección, hemos hecho una apuesta por transformar la mirada y concepción tradicional que se tiene sobre las personas, familias y comunidades que experimentan la pobreza, de modo que la sociedad desarrolle prácticas que favorezcan la promoción social, la construcción de una cultura solidaria, el respeto y la dignificación de las personas afectadas. Los últimos datos oficiales por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) del país vecino, publicado durante el primer semestre de 2023, arrojaba un forty flow fundación,1% de pobreza, donde el noreste argentino es la región más pobre del país con 42% y con mayor nivel de indigencia (10,6%). Por otra parte, las proyecciones indicarían que habría casi 27 millones de personas pobres, de las cuales 7 millones serían indigentes. Según datos del organismo internacional, desde 2006 en adelante, la pobreza tuvo una constante caída en Chile, pasando de un 29,9% durante ese año a un 7,5% en 2017, marcando una leve alza en 2020 cuando llegó a 8%.
Para ello hemos dispuesto de nuestras capacidades técnicas y humanas, que permiten apoyar y entregar soluciones a las problemáticas ligadas a la salud de los sectores con menores ingresos y más vulnerables del país. Se ha generado un debate respecto de los subsidios que lograron suplir esta caída en los ingresos autónomos. Salvador Valdés argumenta que la disminución de la pobreza en la población adulta mayor no puede haber sido producto de la Pensión Garantizada Universal (PGU), toda vez que la PGU solo extendió la pensión básica a la clase media. El aumento del sueldo mínimo y de la pensión básica sí son políticas que apuntan a los deciles más pobres. Hay que reducir la pobreza estructural y no en base al apoyo contingente del gobierno de turno.
La pobreza multidimensional corresponde al nuevo enfoque que contempla la Encuesta, y permite identificar la situación de pobreza en que se encuentran los hogares y personas que sufren carencias en los ámbitos de educación, salud, trabajo, seguridad social y vivienda; aspectos que afectan su bienestar y calidad de vida. Frente a este escenario, es urgente que Chile cuente con un Sistema de Protección Integral de la Niñez, que garantice que todos los niños, niñas y adolescentes que viven en el país cuenten con una vida digna y un mínimo bienestar que permita el adecuado ejercicio de derechos y desarrollo de sus potencialidades. Mientras que el sixteen,5% de las personas entre 0 a fifty nine años se encuentran en situación de pobreza multidimensional, en las personas de 60 años y más la proporción alcanza el 19%. Estos datos reflejan que, a pesar de contar con ingresos mensuales suficientes como para satisfacer necesidades básicas, este ingreso resulta insuficiente para resolver aspectos fundamentales de la inclusión social y el desarrollo de capacidades. Esto se aprecia en variables multidimensionales como atención de salud, trato igualitario, vivienda y entorno, entre otros.
Durante la primera mitad de la década del noventa, el país se encontraba consolidando el reciente restablecimiento de la democracia, procurando la mantención de un clima de gobernabilidad, al mismo tiempo que se desarrollaba una nutrida discusión pública sobre la llamada “deuda social”. La noción de “deuda” surge para denominar el “compromiso pendiente” del Estado, fundamentalmente, con un segmento importante de ciudadanos que experimentaron los altos costos sociales derivados de la reestructuración económica y política registrada en el país durante la década previa. En ese sentido, la deuda se expresó en una precaria calidad de la educación pública, en la inoportuna e insuficiente atención en salud y en el déficit de viviendas, entre otros ámbitos. Pero también estuvo relacionada con la exclusión política, social y económica y con el complejo estigma social con el que debieron cargar aquellos que todavía estaban sumidos en severas condiciones de precariedad socio-económica. Las encuestas Casen que han medido la pobreza multidimensional han encontrado que la pobreza multidimensional es significativamente mayor que la pobreza por ingresos.
Es por esto que la Compañía desarrolló el programa #PorElAdultoMayor, que abarca diversas iniciativas público-privadas con cobertura nacional, con el fin de mejorar la calidad de vida e inclusión de los adultos mayores en Chile. Las empresas pueden aportar al ODS 1 mediante el empoderamiento económico de los grupos vulnerables, incluso a través del apoyo al desarrollo de habilidades y el acceso al empleo; y mediante el en que afecta la pobreza apoyo al acceso de servicios básicos como salud, vivienda y saneamiento. Todas las empresas deberían ser empleadores con igualdad de oportunidades, prohibir la discriminación contra grupos vulnerables y adoptar políticas que respalden la inclusión para contribuir al empoderamiento económico. Desde el gobierno chileno la atribuyen al aumento de los ingresos y los subsidios a los hogares, en especial durante la pandemia.
Sin embargo, el período analizado no muestra un aumento en los ingresos de los hogares respecto a 2017, al contrario. Hasta marzo de 2024, el Banco Mundial tenía una cartera activa compuesta por dos operaciones de préstamo por un monto total de USD 350 millones, destinadas a apoyar un mecanismo de financiamiento de hidrógeno verde y mejorar la atención primaria universal de la salud. También existe un programa de reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal (REDD+) por valor de USD 26 millones y una donación de USD 5 millones para la implementación de los mercados de carbono.
Los resultados son lapidarios, siendo la infancia inmigrante la más golpeada por la pobreza. Más de un tercio de la población que vive en la pobreza es menor de edad en Chile, es decir 468 mil niños, niñas y adolescentes. Dentro de este universo 200 NNA son migrantes y por el solo hecho de serlo ya cuentan con un índice mayor de vulnerabilidad. Durante más de 75 años, hemos trabajado en conjunto en soluciones innovadoras para desafíos complejos, contribuyendo al progreso de Chile y de otros países que enfrentan retos de desarrollo similares.
A nivel mundial, el número de personas que viven en situación de extrema pobreza disminuyó desde un 36 % en 1990 hasta un 10 % en 2015. No obstante, el ritmo al que se produce este cambio está disminuyendo, y la disaster de la COVID-19 pone en riesgo décadas de progreso en la lucha contra la pobreza. En pobreza multidimensional los grupos etarios con mayores niveles de pobreza son las personas mayores (60 años y más), y los niños, niñas, y adolescentes (0 a 17 años), y los jóvenes (18 a 29 años). La línea de la pobreza se define como un indicador de la capacidad para satisfacer las necesidades básicas de una persona. Así, un hogar está en situación de pobreza si su ingreso por persona o ingreso del hogar es inferior al valor de la línea de pobreza.
En relación a la pobreza multidimensional, esta registró un valor de 16,9%, lo que implica una disminución estadísticamente significativa respecto al 20,3% que se registró en 2017. Y por eso se requiere de todos para irla reduciendo sistemáticamente con soluciones integrales, que pongan a las personas al centro, reconozcan su capacidad de agencia y favorezcan su inclusión social. El gráfico nuestra los quintiles que están bajo la línea de la pobreza en cuanto a ingresos. Desde la Casa Central de la Universidad de Chile, el ministro de Desarrollo Social y Familia, Giorgio Jackson y la subsecretaria de Evaluación Social, Paula Poblete, presentaron los primeros resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica, Casen 2022.