Los hombres organizan de vez en cuando una partida de pesca, para divertirse, pues lo importante para ellos es el acto social y no el resultado de la pesca. Las mujeres toleran las diversiones de los hombres y les encanta ver las últimas producciones artísticas de éstos. Nominalmente es el hombre quien controla los bienes de la familia, pero si desea algo, por lo general obtiene el consentimiento de su esposa.
Además de rescatar los valores de Jesús como lo hizo Pablo, es ne cesario, en tercer lugar, considerar una y otra vez qué sistemas de eficacia pueden contribuir a hacerlos posible. En efecto, las “ideologías” no han muerto; están vivas y son necesarias, como mediaciones para la acción (Verdugo, 1992). No es de extrañar, pues, como lo hemos visto en los análisis sociales reseñados en la primera parte de este trabajo, la prioridad que debe dársele a la discusión ideológica y política. Esta es ineludible si no queremos, por una parte, caer en un idealismo ineficaz o, por otra, en la violencia que solo trae más violencia.
Rosa Devés llega a la rectoría en un momento especial del país en que más mujeres están situándose en posiciones de liderazgo y donde se está reconociendo su mérito. Cabe destacar que el lenguaje tiene una estrecha relación con varios procesos cognitivos, por lo que la forma en que usamos el lenguaje influye en ellos. Consiste en causar o intentar causar daño a una pareja golpeándola, propinándole patadas, quemándola, agarrándola, pellizcándola, empujándola, dándole bofetadas, tirándole del cabello, mordiéndole, denegándole atención médica u obligándola a consumir alcohol o drogas, así como empleando cualquier otro tipo de fuerza física contra ella. Tal como explica Ximena Quintanilla, uno de los aspectos más relevantes de este proyecto es «que las instituciones públicas y privadas midan su brecha de remuneraciones para, a partir de eso, tomar medidas para disminuir dicha brecha».
En zonas aisladas podemos evidenciar las más altas desigualdades en el acceso a las oportunidades, lo que genera quiebres sociales. Por último, la Subsecretaria Piergentili explicó que, “cuando una sociedad no se desarrolla en función de su realidad, disponiendo de derechos básicos, atentando contra las libertades, violentamos la capacidad de que el país se desarrolle de manera más inclusiva en los próximos años. Si no entendemos este problema vamos a estar siempre dependiendo de los ciclos económicos del comercio mundial sin que internamente podamos llegar a niveles de cohesión social aceptables para una sociedad que tiene que avanzar socioculturalmente y no solo socioeconómicamente”. Por su lado, Sunkel e Infante (2009), atribuyen la persistente desigualdad a la permanencia de la asimetría y falta de vínculos estrechos entre los diferentes estratos de la economía. Enfatizan en que los sectores más dinámicos y productivos de la economía, que se concentran en pocas empresas y generan una baja proporción del empleo, coexisten con sectores más atrasados tecnológicamente, con menos acceso a capital, mayor endeudamiento y menor productividad, donde se encuentra la mayoría de las empresas y que son responsables de más del 80% del empleo privado.
En estos párrafos, se busca hacer una descomposición un poco más profunda de evidencia nacional sobre desigualdad para entregar perspectivas acerca de la concentración de ingresos, su dimensión territorial y su eventual rol en el conflicto social. Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Y afirma la necesidad de una distribución que garantice la independencia y la voz de todos.
Mayores ingresos son consecuentes con mejores oportunidades de acceso a un sistema educacional y de salud de calidad14. Una persona de mayores ingresos irá a mejores escuelas, podrá asistir a clases particulares y extracurriculares, tendrá mejor asistencia dental, podrá ir a mejores centros médicos e incluso tomar mejores medicinas, que una persona pobre. Por tanto, peores condiciones sociales pueden aumentar las brechas entre ricos y pobres.
Agostini y Brown (2007; 2010) realizaron un estudio a nivel desagregado de las desigualdades chilenas, logrando obtener un índice de Gini comunal11. Los resultados confirmaron la mencionada heterogeneidad del territorio chileno, obteniendo Ginis que van de 0,41 a 0,sixty three. Asimismo, se expone que las regiones del sur, así como la Metropolitana, tienden a tener comunas con mayor nivel de desigualdad del ingreso (similares resultados obtuvieron Ramírez et al. [2009] en su estudio comunal). Precisamente a partir de esa década se evidencia un incremento sustantivo en el número de mujeres que se incorporan a la vida laboral. Parte de este crecimiento se debe a factores económicos tales como el aumento de oferta de trabajo orientado hacia los servicios (secretarias, enfermeras, asesoras del hogar, camareras, empleadas de tiendas comerciales, restaurantes y otras similares) que requerían «mano de obra femenina». También la tecnología moderna introdujo cambios en el hogar, proporcionando más comodidades y dejando tiempo disponible a la mujer para el trabajo no doméstico, el que a su vez, le permitía ingresos adicionales con los cuales obtener un mayor poder adquisitivo y acceder a un mejor estándar de vida.
La desigualdad de Chile es intra e interregional, los ingresos del 20% de la población más rica son 10 veces mayores que los del quintil más pobre (OCDE, 2018), siendo sorprendentemente mayor que el promedio de los países de la OCDE. Para nuestro propósito, cabe destacar que esta exhaustiva investigación multidisciplinar fue publicada un par de años antes del estallido social en Chile; es decir, las diversas formas de desigualdad que afectan a nuestro país, como a otros países de la región, estaban siendo objeto de atención desde hace un buen tiempo. De acuerdo con los datos para 2015 del Banco Mundial, en Chile la esperanza de vida al nacer es de seventy nine años en promedio, siendo de seventy seven para los hombres y eighty one en el caso de las mujeres, encontrándose sobre el promedio mundial (72 años, 70 para hombres y 74 para mujeres). Actualmente, en contraposición del año 1990, no existen grandes brechas entre la esperanza de vida de una u otra región, siendo esta de 2 años en 2015 y 5 años en 1990 (ver Gráfico 11). En 2015, Coquimbo y la Región Metropolitana lideran con casi 80 años en promedio, mientras que la menor esperanza de vida se observa en Antofagasta y la región de Los Lagos, con aproximadamente 78 años.
En 1992, las trabajadoras chilenas no calificadas recibían el 84% del ingreso que obtenían los hombres en iguales condiciones. En cambio, en la categoría ocupacional de gerentes, en iguales cargos y con las mismas calificaciones, las mujeres recibían el equivalente al 70.8% del ingreso que recibían los hombres.(Silva, 1993). De este modo, tras la aparente igualdad de las mujeres en el sistema educativo en relación a su participación, Silva sostiene que investigaciones realizadas sobre este tema en Chile y otros países indican que el resultado del paso por el sistema educacional muestra que se produce una tendencia sesgada por sexo de las opciones curriculares que hacen los alumnos y alumnas. Al igual que en los demás países, las carreras por las cuales optan mayoritariamente las mujeres están relacionadas con el sector servicios y reciben un ingreso promedio inferior en el mercado de trabajo (Educación, Diseño, Enfermería, Obstetricia, Servicio Social y Bibliotecología). A nivel mundial y en términos de remuneraciones, comúnmente las mujeres tienen una estabilidad social más baja, con menos poder, riqueza, ingresos, prestigio y libertad personal desigualdad en salud ejemplos.
Al considerar los ingresos autónomos per cápita, observamos algunas diferencias, principalmente en la variación del Gini. Se aprecia que bajo esta metodología la disminución promedio es menor que bajo la nueva metodología, sin embargo, el comportamiento en ambos casos es similar. A la luz de la profunda inconsistencia entre los datos de la realidad social chilena con lo que parecen ser las prioridades de nuestros actores políticos, sociales y académicos, puede afirmarse que Chile sufre hoy un caso de disonancia cognitiva colectivo. En 1990, el 38,6% de la población vivía en la pobreza y el 13% en la indigencia, cifras que en 2006 habían caído a un 13,7 y 3,2 %, respectivamente, la mayor baja documentada en el mundo entero.
En tan solo 20 minutos las operarias fallecían encerradas en los talleres, atrapadas detrás de puertas cerradas con llave y fuera del alcance de las escaleras de bomberos. «Apenas un año antes se había organizado una huelga sin éxito en todo el sector textil -incluyendo la fábrica Triangle- en un intento por obtener el reconocimiento de los sindicatos y mejores salarios y condiciones de trabajo. Los propietarios de Triangle se rehusaron a concederlos», cita la OIT. Lo anterior se vio reflejado en uno de los factores determinantes del nivel de pensiones como son las lagunas previsionales, ya que mientras la densidad promedio de cotización para el whole de los hombres afiliados fue de 56,3%, en las mujeres alcanzó un 45,9,1%.
En cada una de las regiones, en 2015, las diferencias van de los cuatro años (Arica y Parinacota) a los casi seis años de diferencia en Los Lagos, a favor de las mujeres. Otro indicador de desigualdad es el índice10/10, que expresa el ingreso del 10% más rico en función del 10% más pobre de la población. Para ello, la (Tabla 2) presenta el promedio del ingreso autónomo del hogar (ver definición en Anexo E) por deciles, de acuerdo a la Encuesta CASEN de 2015. Observando los extremos se evidencia que el 10% de los hogares de mayores ingresos son 27,2 veces más ricos que el decil de menores ingresos.
La desigualdad económica en el siglo XX siguió aumentando a medida que la sociedad se fue enriqueciendo. Esa alta desigualdad no impidió que el país creciera ni que pudiera reducir la pobreza, lo que distingue nuestro caso de lo que describe Atkinson en relación a Estados Unidos y Europa. Los autores lo atribuyen al crecimiento económico (durante la década de los ‘90) y a la redistribución (a partir de 2000). O sea, los Partidos Social Demócrata o Partido desigualdad entre paises Socialista de la Europa Occidental, que fueron capaces de generar un Estado del Bienestar que podía a la población responderle por la educación gratuita, por salud gratuita y por tener acceso a todos los niveles básicos de la vida, que son esenciales para que las familias puedan vivir con dignidad. De acuerdo con la Encuesta CASEN, los años de escolaridad promedio en Chile son superiores a los presentados anteriormente por Barro y Lee y el PNUD.
A nivel de sociedad, este problema se ve aun más profundizado debido al desconocimiento que existe a nivel de la opinión pública. La alta concentración de la población whole de la región en la comuna de Arica (99%) y la falta de conocimiento de las otras tres comunas y sus localidades, provocan que no se aprecie la realidad de las personas que viven en las localidades aisladas de la región. La falta de desarrollo en las localidades aisladas es un problema social, puesto que se ve amenazada la dignidad humana y hace que las personas que las habitan vivan en situación de pobreza y vulnerabilidad, con muchas de sus necesidades no satisfechas o satisfechas inadecuada y parcialmente. Con casi forty millones de personas fallecidas, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) sigue siendo uno de los mayores problemas en la salud pública para el mundo. Según las últimas estadísticas presentadas por el Instituto de Salud Pública (ISP), en 2022 se produjo un aumento del 7% respecto del 2021 y de 13% en comparación al 2020. Hoy, hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), usualmente enfocado en el crecimiento, lanza miradas inquietas ante el crecimiento de la desigualdad.