¿qué Para Quiénes? Desigualdades, Políticas De Terminalidad Educativa Y Derecho A La Educación En Argentina Revista Educación Las Américas

«La pandemia es una oportunidad histórica para construir un nuevo pacto social. Ahora vienen años de menor crecimiento económico y, si no se mantienen los esfuerzos, serán mayores los aumentos en pobreza y desigualdad», concluyó. «La recuperación económica de 2021 no ha sido suficiente para mitigar los profundos efectos sociales y laborales de la disaster sanitaria», lamentó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, durante la presentación digital del informe desde Santiago de Chile. El segundo año de la pandemia del COVID-19 disparó la pobreza extrema en Latinoamérica hasta alcanzar a 86 millones de personas, cinco millones más que en 2020 y la mayor cifra en 27 años, apuntó este jueves un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). En definitiva, la pandemia está teniendo un fuerte impacto económico y social en América Latina. Se ha incrementado el desempleo y se han cerrado empresas, se han deteriorado las cuentas públicas y han aumentado la pobreza y la desigualdad. La recuperación dependerá de la evolución de la economía mundial y del dinamismo de los flujos internacionales en comercio y finanzas hacia la región.

Ana Natalucci, quien realizó una radiografía al mercado laboral latinoamericano desde la perspectiva del trabajo femenino y cómo la participación de las mujeres se ve afectada por varios factores que se dan en éste. Al borde de un año prometedor y con tanta urgencia por formar talento local con eficiencia y agilidad ¿qué tendencias traerá la educación tecnológica? Esta actividad busca reflexionar sobre el papel que desempeña el acceso a los servicios de energía en los hogares de América Latina ante la pandemia del COVID-19.

desigualdad en américa latina 2020

Estas disparidades abarcan aquellas que se dan entre los países desarrollados y aquellos en desarrollo, como las que surgen al interior de grupos sociales en los países, entre hombres y mujeres o entre los grupos más ricos y los que están en condición de pobreza. La brecha digital de género se refiere a la diferencia en el uso y acceso a las TICS entre mujeres y hombres, pero incluye también la desigualdad en cuanto a la creación y publicación de contenidos, la participación y la presencia en la red. Para lograr un mayor crecimiento económico habrá que llevar adelante una larga, variada y a menudo poco glamorosa lista de reformas, como reducir la burocracia e impulsar la inversión en energías limpias y otras infraestructuras verdes.

Para ver la charla completa del oficial superior de asuntos sociales de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, hacer CLIC AQUÍ. El pasado miércoles 28 de octubre el oficial senior de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, Simone Cecchini, fue el invitado del Círculo de Café Alumni, para realizar su presentación denominada «Cepal, Modelo de desarrollo, recesión e igualdad social». Entonces, para hacer frente a desafíos que devela la Covid-19, la funcionaria mencionó la necesidad de que América Latina y el Caribe retomen la integración regional. La directiva reconoció que prima en la región una débil infraestructura en materia sanitaria incapaz de hacer frente a la situación. Así, se calcula que para América Latina el retroceso económico de la región sería de un 1,8 desigualdad en américa latina 2022 por ciento, aunque no se descarte que pueda llegar a caer aún más, quizás hasta un tres por ciento. Es decir, consideró, es un impacto muy fuerte en los hogares, en las personas, en las pequeñas y medianas empresas y en quienes trabajan por cuenta propia.

Se puede teorizar que parte de las brechas regionales tienen una naturaleza composicional y otra parte tiene una naturaleza interseccional y el peso de cada una varía de país en país y a lo largo del tiempo. Para ambos componentes existe una fuerza causal subyacente a lo subnacional que –aunque es independiente– actúa en interacción con la raza, el sexo, y el género en la producción de desigualdades. Otra parte de la brecha o de la desigualdad regional responde a la forma como la interacción explicit desigualdad en la alimentación entre etnia, la condición urbana-rural, el género, y otras características, producen efectos diferenciados en cada región. En otras palabras, parte de la desigualdad regional se da porque unas regiones acentúan el sexismo, el racismo y el sesgo rural y sus interacciones.

Pero si sigue creciendo cuando hay gente de la parte baja o media que está perdiendo, probablemente se crea gran resentimiento”, aseveró. “En los últimos treinta años, la desigualdad en América Latina se redujo, cuando la medimos con el instrumento que más se utiliza para esto, que son las encuestas de hogares”, dijo la académica para iniciar. El Foro NESI Chile se crea como una organización pionera en el ámbito en Latinoamérica para convocar a las y los principales actores de la nueva economía y de esta manera ayudar en la articulación de estos y, de esta manera, aportar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

¿O, por el contrario, la región no tiene una fuerza causal propia, sino que es un espacio donde simplemente se expresan las discriminaciones existentes y la magnitud de la brecha es función del tamaño de las minorías, los campesinos y las mujeres? No obstante, mi invitación es que incluso cuando casi toda la desigualdad subnacional se explica por la composición de las regiones, existe una fuerza causal regional en acción. Los hallazgos obtenidos con la descomposición Oaxaca-Blinder están alineados con los de la sección anterior. El hecho de que sea Colombia el país con mayor proporción de la brecha no explicada, seguido por Chile y Perú nos remite a lo observado en cuando a que las brechas étnicas y urbano-rurales y de género tenían mucha más variación regional en Colombia, seguido por Chile, y menor en Perú. Como se recordará, parte de esta porción no explicada se explica por diferencias en los efectos (o los coeficientes) que tiene ser mujer, ser campesino o ser minoría indígena en las regiones desventajadas. Es decir, tiene que ver con la forma como dentro de la región interactúan de forma explicit los atributos de género, ruralidad y etnia.

Según un estudio publicado en 2019 en la revista médica The Lancet, una mujer nacida en una zona pobre de Santiago tiene una expectativa de vida 17,7 años menor que una mujer nacida en una zona rica de la capital chilena. También quedó claro que, no obstante la tremenda expansión de la educación superior en los últimos 20 años, la movilidad social sigue siendo extremadamente esquiva, tanto en Chile como en otros países de la región. Un estudio publicado en el 2018 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) examinó datos de decenas de países para calcular cuánto tiempo les toma a las personas pobres ascender a la clase media. En países nórdicos como Dinamarca y Suecia, por lo general les toma dos o tres generaciones. El promedio para países miembros de la OCDE (en su mayoría, industrializados) es de cuatro generaciones y media. Además, numerosos organismos internacionales han determinado que la región se enfrenta a la pandemia en una posición más débil que el resto del mundo.

En este artículo realizamos un steadiness de los efectos provocados por el coronavirus en nuestra región durante 2020, identificamos los principales desafíos y amenazas que América Latina enfrenta y proponemos una agenda pragmática que ponga acento en las oportunidades para una respuesta oportuna y eficaz a esta profunda e inédita disaster. Uno de los métodos preferidos para lograr esto es la inclusión de interacciones en los modelos de regresión. Esta metodología permite determinar cómo el impacto de una variable explicativa (X1) en una variable dependiente (Y) cambia como resultado de la variación en una tercera variable (X2) (Scott y Siltanen 2012). La profundización de la desigualdad ocasionada por la pandemia se refleja en terrenos como el educativo, donde existe un acceso inequitativo. «Hay sectores que no han podido mantenerse al día con la educación y eso va a tener un costo enorme a futuro en términos de pérdida de capital humano», agregó Santibañes. “Es fascinante esto porque quiere decir que la desigualdad cayó en países con tasa de crecimiento alta y con tasa de crecimiento baja; en países que tenían el auge de materias primas y aquellos que eran importadores netos de materias primas, en países gobernados por la izquierda y países gobernados por la derecha.

Además llama a ir más allá de las personas más pobres y llegar a amplios estratos de la población muy vulnerables, lo que permitiría avanzar hacia un ingreso básico universal, para asegurar el derecho a la sobrevivencia. La desigualdad -medida por el Índice de Gini- también se vería agudizada por el coronavirus, aumentando desde 1,5% hasta 2,9% en 2020 a nivel local, en el rango medio de la región. «La desigualdad en la región es estructural y está asentada e n una matriz productiva altamente heterogénea y en una cultura del privilegio», señaló Cecchini.

También aumentó la cantidad de proyectos de investigación adjudicados por estas universidades y la cantidad de profesores con doctorado. Desde que Chile recibió en 1948 el primer préstamo para el desarrollo del Banco Mundial a un país fuera de Europa, ha continuado un proceso de aprendizaje conjunto para abordar los mayores desafíos del desarrollo. La apertura de la primera oficina en Santiago, en diciembre del 2017, ha permitido continuar fortaleciendo la colaboración con el país. El Grupo del Banco Mundial (GBM) ha respaldado el proceso de desarrollo de Chile durante más de seventy five años, con una variedad de instrumentos que incluyen préstamos, seguros, donaciones, asistencia técnica e intercambio de conocimiento. Por ello, necesitamos avanzar de la cultura de los privilegios a la cultura de igualdad y la inclusión social, afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en la reunión del Foro Económico Mundial 2020 que culminó este viernes en Davos, Suiza. La secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, señaló que las protestas en la región pueden convertirse en una oportunidad para el cambio social.

Es por esto que los países de América Latina deberán construir una estrategia de desarrollo coherente con el nuevo contexto mundial. Más importante aún, es que la buena década de crecimiento económico que se observó entre 2003 y 2013, permitió una disminución de la pobreza y desigualdad. La pobreza disminuyó de 43% a 25% entre 2003 y 2013 en la región, y la desigualdad de ingresos, medida como el coeficiente de GINI, pasó de 0,564 en 2000 a 0,505 en 2016, lo cual implica una caída cercana al 10%.

El estudio halló que la política de aumentar el salario mínimo ayudó a incrementar los ingresos en general en Brasil pero no en Perú. En contraste, el estudio encontró que lo más eficaz para aumentar los salarios es el crecimiento económico, liso y llano. “Pese a la recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de pobreza y de pobreza extrema se han mantenido por encima de los registrados en 2019, lo que refleja la continuación de la crisis social.

La incidencia de la informalidad en el ámbito laboral en América Latina y el Caribe es una de las más altas a nivel mundial, reconoció desde hace tiempo la Organización Internacional del Trabajo. A la hora de ahondar en los detalles por edad, Chile también es un reflejo de la realidad regional, dónde los jóvenes son los que más han padecido. Esa cifra comienza a descender conforme la edad, a 15% entre las personas de 15 a 39 años; a 13% entre 40 a sixty four años y a 6% entre los de sixty five y más años. Por otra parte, Bárcena destacó que “la pandemia ocasionó una salida contúndete de las mujeres del mercado laboral o precariedad con pérdida de ingresos y aumento en la sobrecarga de cuidados”, fenómeno del que no queda ajeno Chile. En materia de pobreza extrema el salto en Chile es algo menor, de three,1 puntos porcentuales, pero igualmente preocupante, pues se pasa de un mínimo de 1,4% hasta un four,5%. En este caso, la tasa es la tercera más baja en América Latina, después de Uruguay y Costa Rica con 0,3% y 4%, respectivamente.