Dado que los estudiantes de peor condición socioeconómica proceden de familias con menores recursos socioculturales, estos se benefician de la interacción con compañeros de mayores recursos. La segregación, por tanto, incide claramente en el desarrollo académico de los estudiantes, perjudicando a los de niveles socioeconómicos más bajos. Este fenómeno también se produce porque en las escuelas con una mayor concentración de estudiantes provenientes de familias de nivel socioeconómico bajo, los procesos y recursos educativos tienden a ser de peor calidad. Existen evidencias de las mayores dificultades que dichas escuelas tienen, por ejemplo, para reclutar y mantener un cuerpo docente cualificado, o para conseguir mejores recursos educativos (Valenzuela, Bellei y De los Ríos 2010). Pero, además, el problema de las desigualdades sociales tiene un efecto directo en las oportunidades educativas. El GINI educativo para la región ha mejorado en los últimos años, pero aún se encuentra lejos de una mayor equidad.
Con desigualdades sociales, el desarrollo avanza a velocidad media y con efectos diferenciados entre los grupos, la cohesión social se debilita hasta la fractura, lo que impide la construcción de vínculos entre las personas y de sentido de pertenencia, y la democracia se convierte en un proceso formal y no en una forma de convivencia entre diferentes. El acceso a la educación es uno de los factores más importantes para determinar el futuro de las personas. La académica de la UPLA, puntualizó que “la calle es un medio de circulación, lo es en el sentido de comunicar, de unir los extremos de la ruta pero lo es también en el sentido de hacer presente, de mostrar allí en ese espacio ocasional de convergencia y apertura lo que a los transeúntes pudiera detener e interesar. En nuestro caso, el estallido social que desnuda aspectos del fenómeno de la discriminación y la desigualdad educativa a instancias de las políticas basadas en privatización, estandarización, examinación excesiva y accountability o rendición de cuentas, dispositivos de los procesos de neoliberalización de nuestra educación”.
suprimir totalmente las influencias negativas que se arrastran desde el entorno del espacio educativo. El sistema educacional no está en condiciones de superar los privilegios y desventajas que cada estudiante desigualdad social y la pobreza posee previo a la entrada a la escuela, a propósito de la clase social y el género de cada uno/a de ellos/as. Todo lo que puede hacer es no profundizar aún más la segmentación social existente
Impedidos de estudiar en sus países de origen, miles de jóvenes latinoamericanos encuentran en la Argentina una suerte de refugio. Allí, a diferencia de lo que ocurre en Chile, Brasil o Colombia, no hay exámenes de ingreso ni cupos máximos por carrera. Como conclusión, Chile no tiene una tendencia clara, pero la comparación entre los 15 años analizados lleva a pensar en un aumento de la segregación para los estudiantes de menos nivel socioeconómico y de disminución para los de mayor nivel. El índice de segregación de Gorard, o índice G (Gorard 2000; Gorard y Taylor 2002), es una variación del in style desigualdades materiales índice de Disimilitud (Duncan y Duncan 1955), pero supera la limitación de estar influido por el tamaño del grupo minoritario.
efectos sociales del género. Nos referimos a dotaciones sociales (hábitos, conocimientos y actitudes formadas) y no naturales (talentos o dones innatos) que se encuentran determinadas por nivel socioeconómico o cultural de la familia a la que cada estudiante pertenece, a partir de las cuales se generan las segregaciones en
poseen en general similares resultados académicos. No obstante ello, este artículo da cuenta que existen diferencias de género en los rendimientos estudiantiles que no pueden ser explicados con un análisis exclusivo en la clase social.
Estudios internacionales como los de Parcel, Dufur y Cornell (2010) coinciden en afirmar que la pobreza material es un factor de riesgo para niñas y niños, ya que implica menor acceso a recursos educativos que apoyen el proceso de aprendizaje, como materiales y actividades educativas. Por su parte, Weiss y otros (2009) establecen que «padres, madres o cuidadores que viven en condiciones de pobreza o estrés económico experimentan más problemas de salud mental, que pueden limitar su habilidad para apoyar los estudios de niñas y niños e incrementar la probabilidad de uso de prácticas punitivas. También enfrentan más barreras logísticas para acercarse a la escuela como falta de transporte, falta de flexibilidad de tiempo diario y falta de tiempo para vacaciones». En Iberoamérica, la discusión sobre la educación debiera abordarse con matices particulares, alejándonos un poco de la cautivadora —y muchas veces hegemónica— discusión sobre cómo deben ser los resultados de ciertos aprendizajes, de ciertas áreas y de ciertas metodologías particulares. Nos hemos enfocado tanto en esta discusión que hemos perdido de vista lo reciente que es en la historia de la educación. Recordemos que no es sino hasta finales de los años sesenta del siglo pasado que la gran finalidad de la educación dejó de estar puesta en el futuro, para concentrarse en el presente.
El acceso a la vivienda digna es esencial y la sociedad, especialmente en Chile, debe avanzar en garantizar este derecho. Licenciada en Ciencias de la Educación y doctora en Educación de la Universidad de la Salle, Costa Rica. Por cinco años profesora investigadora de las Licenciaturas en Educación de la Fundación Universitaria los Libertadores. Por 15 años en coordinación y acompañamiento en programas de educación; generación de ingresos y construcción de paz con poblaciones en situación de vulnerabilidad. Pero aun así hay personas en toda América Latina que siguen luchando por otro mundo y lo vamos a conseguir. Además, se sumó recientemente al Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) ubicado en Chile, uno de los principales centros de América Latina dedicado al tema de conflictividad social y desde donde analiza la desigualdad que atraviesa al continente.
Los niveles más altos de educación, salud y vivienda son ventajas para lograr una vida digna y feliz. Como consecuencia de lo anterior, vemos que las desigualdades educativas se expresan cuando el alumnado del primer año universitario presenta serias dificultades prácticas y de comprensión que repercuten en el desarrollo académico y el futuro profesional de los estudiantes. El abandono de la educación superior suele presentarse en aquellos alumnos cuya educación básica y media no les entregó las herramientas básicas de comprensión. Y por la falta de acompañamiento y/o entrega de las herramientas necesarias (cognitivas y económicas) que incentiven su permanencia en las IES. Esto significa que la admisión por capacidad o por mérito obvia que los determinantes de los niveles de acceso y éxito en la educación superior se configuran incluso antes de llegar a ella.
Esta tendencia se revierte a medida que se asciende en las categorías de clase social, pues en esos casos los resultados de ambos géneros se equiparan simétricamente. Por lo tanto, el presente estudio sobre desigualdad social al inside de la escuela chilena comprende que este fenómeno social puede ser
Su comportamiento, sin embargo, también es especial, dado que es uno de los pocos países cuya segregación paja para los grupos minoritarios de estudiantes con familias de menor nivel socioeconómico (0.06 para P10 y 0,02 para Q1) y sube para los de mayor nivel (0,01 para Q4 y 0,06 para P90). De esta forma se refuerza su elemento característico de tener una muy baja segregación para los estudiantes con familias de menor nivel socioeconómico y muy alta para los de mayor nivel. México es, junto a Brasil, uno de los dos únicos países de América Latina que participaron en todas las ediciones de PISA, de tal forma que se tienen datos completos de su evolución desde 2000 hasta 2015. Con esta rica información, se observa (gráfico 5), una evolución de la magnitud de la segregación escolar al alza para los estudiantes con familias de menor nivel socioeconómico y de disminución para los de mayor nivel. Efectivamente, para el P10 y el Q1, el incremento es de zero.06 y zero,02 respectivamente, y para Q4 y P90 la disminución es de 0,07 y zero,05 respectivamente.
altos de vulnerabilidad las niñas concentran la mayor proporción de resultados deficientes frente a los puntajes alcanzados por los niños. En contraposición
A pesar de que las burbujas sanitarias y el distanciamiento social dificultan los lazos sociales, sigue habiendo manifestaciones de solidaridad en medio de la crudeza. Hasta el COVID 19, se estaba reduciendo la desigualdad, pero el empobrecimiento de grandes sectores de la población hizo que la desigualdad creciera, porque los que eran ricos no dejaron de serlo, mientras que las clases medias y bajas se empobrecieron con la pandemia. Las empresas que debieron cerrar fueron las pequeñas y medianas, las llamadas “pymes”, mientras que las grandes empresas se mantuvieron o recuperaron rápido. “Generalmente, la ideología que promueve la desigualdad hace que incluso las personas en condiciones más perjudiciales justifiquen la desigualdad”. En la siguiente entrevista, la socióloga Denisse Gelber, quien estará presente en el VII Seminario Internacional de Inclusión, organizado por Fundación Educacional Seminarium, explica el momento que vive América Latina, así como la manera en que deben enfrentar este momento las comunidades educativas. Dicha brecha también afecta los nichos de áreas asistenciales, siendo Enfermería, Trabajo Social y Kinesiología los cuales tienen mayor percepción de ser de carácter femenino.