Parte Ii: La Desigualdad Es Una Decisión Política

Finalmente, se afirma que la explotación es parte estructural de las relaciones económicas internacionales, lo que implica la necesidad de reconocer al orden internacional como una estructura social adecuada para el surgimiento de demandas de justicia distributiva. Observamos un país en crisis, con un nivel de desigualdad que se ha estancado en niveles altísimos. Transitar hacia una sociedad distinta es posible; es, a fin de cuentas, una decisión política. En Chile, si consideramos las contribuciones para la seguridad social como parte de los impuestos al ingreso, este grupo de impuestos representa un 36,9% de la recaudación whole del año 2016. El promedio de la OCDE para el mismo periodo fue de un 59%.[13] Por lo tanto, el sistema tributario chileno no solo recauda poco en términos comparados, sino que además le da mucha importancia a los impuestos al consumo y una menor importancia relativa a los impuestos al ingreso. Además, existen razones para pensar que la progresividad nominal del impuesto al ingreso está mermada por una masiva práctica de elusión tributaria por parte de los grupos más ricos (ver aquí y aquí).

Sólo entonces se va a generar la necesidad de tener una educación a la altura − a niveles asiáticos, países que encabezan todos los rankings en educación, pues necesitan de dicha educación para nutrir su gran crecimiento. No es que sean tan «iluminados», simplemente saben responder a sus necesidades. Está claro que hay protestas por la desigualdad y el malestar social, el FMI y la ONU también lo dicen. Organismos internacionales que no son precisamente de izquierda llaman la atención de que el recrudecimiento de las condiciones de vida lleva a las personas a protestar. Finalmente, Bitar plantea que el libro del profesor Pizarro estimula  la reflexión y proporciona conocimientos, concepts y conceptos de grandes pensadores sociales para transformar la racionalidad capitalista precise y concebir otra manera de vivir y de pensar en democracia.

Este es un impuesto donde todos los individuos, independiente de sus ingresos, pagan el mismo porcentaje por cada compra que realizan. En Chile la tasa es 19% del monto consumido y aplica a (casi) todos los bienes y algunos servicios. Hasta este momento nos hemos referido a la progresividad o regresividad de los sistemas tributarios, pero no hemos hablado con mayor detalle de sus componentes. Lo cierto es que los sistemas tributarios se componen de múltiples tipos de impuestos, todos ellos con diferentes ventajas y limitaciones. En otras palabras, el Gini corregido da cuenta de una realidad aún más desigual de la que la simple comparación internacional sugiere. El principal mensaje es que la desigualdad es, a fin de cuentas, una decisión política.

Lo que se requiere es cambiar la óptica, dejar de preocuparse solamente de mínimos materiales (que supuestamente serán suficientes por sí solos de sacar a la gente de la pobreza), y avanzar hacia “mínimos de equidad”, es decir, estándares básicos definidos por la sociedad que garanticen niveles básicos de integración social. Se habla de que el capitalismo tiene dificultades para superar la pobreza, pero me parece que el problema es en realidad más profundo. El capitalismo genera condiciones tales que, aún si se “supera” la pobreza (desde un punto de vista cuantitativo, por ejemplo medido a través de la Casen), persistirán de todas formas situaciones de desigualdad e injusticia social tan pronunciadas, que el descontento e incluso la violencia social se hacen cada vez mayores.

“Crisóstomo Pizarro entrega su principal obra, de envergadura, que refleja años de experiencia personal, académica y política, y ofrece un material magnífico para quiénes poseen vocación pública. Es un aporte a la formación de quiénes tendrán la responsabilidad de conducir los procesos democráticos para alcanzar una vida mejor”, concluyó. El libro Capital within the Twenty First Century de Thomas Piketty, ha causado gran impacto.

“Generalmente, la ideología que promueve la desigualdad hace que incluso las personas en condiciones más perjudiciales justifiquen la desigualdad”. A pesar del hecho que Trump cada vez más empodera a fuerzas políticas de ultraderecha, incluyendo políticas racistas, misóginas, transfobicas y antisemitas, debe ser señalado que la política Norteamericana aseguró hace ya bastante años (por lo menos desde Reagan, vía Bush, hasta Obama) un tranquilo y prolongado desarrollo de fuerzas reaccionarias de derecha. Es con las consecuencias de los horrores de estas políticas que estamos enfrentando el hoy. Si hablamos sobre el fascismo de hoy, entonces probablemente nuestro sujeto debería ser Jair Bolsonaro.

O incluso, aunque es la opción menos possible de materializarse en un futuro próximo, a su superación. En Capitalismo progresista, Joseph Stiglitz se pregunta cuáles son las fuentes de enriquecimiento de las naciones. En su análisis adjudica la culpa de la ralentización del crecimiento y el incremento de la desigualdad en Estados Unidos principalmente a la falta de inversión, en las últimas cuatro décadas, en educación, infraestructura y tecnología. “Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía. “Pero hoy vivimos en una en que unas pocas empresas pueden recoger cantidades ingentes de beneficios para ellas mismas y seguir en su posición dominante durante años y años, sin ser desafiadas”. El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico.

Las novelas de Jane Austen y de Balzac, en specific, presentan cuadros pasmosos de la distribución de la riqueza en el Reino Unido y en Francia en los años de 1790 a 1830. En síntesis, hemos visto el poder y el valor de la libertad económica y del capitalismo en poder generar las condiciones económicas y materiales de base para vivir vidas mejores, más sanas y más satisfactorias. El capitalismo pareciera ser una condición importante y necesaria para poder generar bienestar y poder así poder resolver muchos de los problemas que enfrentan las sociedades modernas. El capitalismo debe ser mantenido ya que sus instituciones forman parte elementary el atlas de las desigualdades de nuestras libertades más básicas, e influye de forma positiva en un sinnúmero de variables relacionadas con el desarrollo humano, la felicidad, la satisfacción personal, la emancipación de la mujer y nuestro bienestar. En segundo lugar, la existencia de la explotación económica, como parte estructural de la economía global y sus instituciones, ilustra con especial dramatismo la interdependencia que existe entre la riqueza y la pobreza world.

el capitalismo genera desigualdad

[8] Estos números y los reportados por la OCDE no coinciden con exactitud dado el ajuste con datos administrativos a los ingresos altos. Las personas de mayores ingresos ahorran más, y por lo tanto el consumo representa una menor proporción de sus ingresos comparado con las personas de menores ingresos. Por ende, a mayor ingreso, menor es la proporción del ingreso que se paga en IVA. Así, en el marco de una discusión constituyente sobre ensayo sobre la pobreza pdf un nuevo contrato social, los debates sobre el sistema tributario serán centrales. Pero es importante entender desde ahora que el juego de la oferta y la demanda no impide en lo absoluto semejante posibilidad, a saber una divergencia mayor y perdurable de la distribución de la riqueza, vinculada con los movimientos extremos de ciertos precios relativos. Éste es el mensaje principal del principio de escasez introducido por Ricardo.

Por el contrario, es el diseño institucional y las políticas públicas los que han permitido que eso ocurra. En otras palabras, son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad. Hemos visto que, en términos de recaudación de impuestos, el tamaño del Estado en Chile es pequeño y que los ingresos fiscales que recauda provienen mayoritariamente de impuestos al consumo. A lo anterior se suma que los impuestos al ingreso, además de tener una relevancia secundaria, abren espacios para elusión y evasión, haciendo que la progresividad nominal se vea seriamente mermada.[18] Además, los impuestos al patrimonio prácticamente no existen. Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos. Los esquemas óptimos se caracterizan por tasas más altas cuando los contratos sociales favorecen en mayor medida la redistribución.

En primer lugar, una fase sólida, caracterizada por altos niveles de explotación, y en segundo lugar, una fase líquida, donde se produce una flexibilización en los modos de producción y las formas de explotación. Esto implica que el avance tecnológico y la tecnificación de los modos de producción no se expanden de forma igualitaria a lo largo del planeta, solo se masifica la explotación derivada de la transformación capitalista a la periferia. De esta manera lo anteriormente descrito se asocia a un periodo “sólido” en Latinoamérica.

Que la gente salga a la calle en medio de una pandemia es señal de una desesperación whole, de que no ve otros caminos. Que un gran sector de la economía funciona de manera informal y no puede hacer teletrabajo ni vivir en burbujas, tiene que salir día a día a buscarse el pan”. Hemos visto manifestaciones positivas, como las ollas comunes en barrios populares o la recolección de víveres para personas con necesidad. Al no poder salir o desplazarse fuera de la zona donde se habita, se fortaleció una economía más native, con esta thought de poder contribuir con el negocio de mi vecino. El texto fue comentado por el exministro de Estado, Sergio Bitar, quien destacó la reflexión efectuada por el académico.

Pero pese a toda la exageración y simplificación, gran parte de lo que Zitelmann argumenta es correcto. También es correcto que demasiados intelectuales, por una envidia, desdén y arrogancia, detestan equivocadamente el capitalismo y a los capitalistas. La experiencia post-segunda guerra mundial ha mostrado reiteradamente que el mayor impulsor de la prosperidad son las empresas que lucran y operan dentro de una economía de mercado competitiva y regida por la ley, y supervisada por un poder Judicial honesto. Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Y afirma la necesidad de una distribución que garantice la independencia y la voz de todos.

Todas estas condiciones se vuelven indignas e inaceptables, en la medida que hay otras personas que tienen la posibilidad de contar con ellas, más aún, en la medida que la sociedad cuenta con los recursos para generar estas comodidades para todos, pero simplemente niega su acceso para grandes mayorías. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional. Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–.