El impacto de estas carencias en toda la región recayó con la mayor severidad en las mujeres, que perdieron empleos con más frecuencia que los hombres y cuya carga desproporcionada en el cuidado de los hijos, hijas y el resto de la familia sigue traduciéndose en un disfrute desigual de los derechos, aún más si son indígenas o afrodescendientes. De acuerdo con Bárcena, la región posee sistemas de salud fragmentados, donde lógicamente hay una serie de problemas porque hay grandes brechas en el acceso a estos. Es decir, consideró, es un impacto muy fuerte en los hogares, en las personas, en las pequeñas y medianas empresas y en quienes trabajan por cuenta propia. Aquellas políticas que en la zona cementaron la cultura del privilegio para unos pocos, por encima de la satisfacción de las necesidades más básicas para millones de personas, encuentra ahora terreno fértil para que la epidemia resulte una verdadera tragedia.
La pandemia ha sido una “pandemia de desigualdad”, que se refleja en los crecientes desniveles de “riqueza, de ingresos, de género, raciales, en materia de salud y entre países”. Según cifras de Cepal, Latinoamérica retrocedió en sus niveles de pobreza al menos 10 años y eso en Chile, aunque partimos de una vara más alta que nuestros vecinos, también ocurrió. Esperábamos estos resultados”, explica la directora de la Fundación Superación de la Pobreza, Catalina Littin. Los hombres en el decil de pobreza más alto tienen una esperanza de vida de four,39 años menor que en el decil más bajo. El efecto de la pandemia se traduce en 0,78 (hombres) y 0,3 (mujeres) años de diferencia adicionales en la esperanza de vida entre 20 y 65 años, entre los deciles más altos y bajos de pobreza. El cambio de desigualdad en la esperanza de vida es mucho mayor usando la esperanza de vida entre 20 y 65 años y la probabilidad de morir antes de 65 años, en ambos casos en el rango de 50% para hombres y mujeres.
De acuerdo al documento, se espera que la desigualdad del ingreso total por persona aumente en 2020, dando lugar a un índice de Gini promedio un 2,9% más alto que el registrado en 2019. Sin las transferencias realizadas por los gobiernos para atenuar la pérdida de ingresos laborales, cuya distribución tiende a estar concentrada en los grupos de ingreso bajo y medio, el aumento esperado del índice de Gini promedio para la región habría sido del 5,6%. También llama a avanzar hacia nuevos pactos sociales y fiscales para la igualdad en tiempos de pandemia, y a garantizar la salud, la educación y la inclusión digital, para que nadie se quede atrás.
Agrega que la caída generalizada del empleo y la salida de la fuerza de trabajo ha afectado con mayor intensidad a mujeres, trabajadoras y trabajadores informales, jóvenes y migrantes. Sin decirlo expresamente, su reflexión apunta a lo ocurrido en la pandemia, donde políticas de apoyo como el IFE fueron progresivamente aumentando en monto pero también expandiendo su cobertura hacia la clase media. Así, entre mayo y agosto, recibirán este apoyo todas las familias inscritas en el Registro Social de Hogares, exceptuando solo a las que tiene rentas per cápita sobre $800 mil mensuales. Pero todas las familias reciben el mismo monto, independientemente de su nivel de vulnerabilidad. Las autoridades explicaron que el alza en los índices de vulnerabilidad es consecuencia directa de la crisis laboral, ya que los ingresos producidos por el trabajo se desplomaron eleven,5% en promedio en el período analizado. Al desglosar el dato de acuerdo con la situación económica de los hogares, se aprecia que en los dos primeros deciles (más vulnerables) los ingresos del trabajo retrocedieron 40%, mientras que en el decil más rico la pérdida fue de 4%.
Entre el 80% y el 90% de las remesas se destinan a cubrir necesidades básicas de los hogares, como la alimentación o la salud. Al margen de Venezuela, cuya disaster es mucho más profunda y tiene causas que van más allá del efecto de la pandemia, las economías centroamericanas han reducido sus exportaciones por encima de la media, así como Paraguay, Uruguay, Perú y Argentina. La caída en las importaciones ha sido más pronunciada en Panamá, Paraguay, El Salvador, Ecuador, México y Colombia.
“La disaster laboral producto de la pandemia golpea a los hogares de todos los quintiles, pero cuando golpea en forma tan brusca a los hogares vulnerables es algo difícil de atenuar. Y en la medida que no seamos capaces de recuperar esos empleos, no seremos capaces de sacar a esas familias en la pobreza”. Así sintetizó la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, el desafío que se viene. Es una meta difícil, pues las cifras oficiales muestran que tras recuperar la mitad del empleo perdido en 2020, hoy la economía no está creando puestos de trabajo; peor aun, los está destruyendo. Tras confirmarse la primera alza en los niveles de pobreza desde el año 2000 (época en la que subió a 36% impactada por la disaster asiática), la información entregada este lunes 5 de julio por el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) muestra que el país sigue teniendo los niveles de pobreza más bajos de Latinoamérica.
Rápidamente los territorios y los espacios públicos fueron militarizados y controlados generando medidas como los toques de queda y otras iniciativas de seguridad pública, que permitieron en Latinoamérica una disminución de la fuerte protesta social que se venía desarrollando desde fines del 2019 (Rivera-Aguilera et al., 2021). Al. (2021) la pandemia se transformó en una coartada que permitió una profundización de la inequidad social, generando las condiciones de posibilidad para legislar y gobernar sin mayor resistencia ciudadana. La encuesta también mide los ingresos monetarios, que corresponden a la suma de los ingresos del trabajo, los ingresos autónomos y las transferencias que provienen del Estado (como subsidios o bonos). La última Casen da cuenta de que los ingresos monetarios del 10% más rico fueron 27 veces mayores que los del 10% más pobre. Al compararlo con los otros dos ingresos, acá se nota la influencia de los apoyos estatales.
Tales rutinas se vieron profundamente modificadas con la incorporación de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), de los nuevos actores y de los nuevos espacios. La forma de trabajo ha cambiado más allá del uso de diferentes tecnologías o la constante necesidad de inmediatez (Salaverría, 2005; Masip, 2005; Díaz-Noci, 2013, 2019; Calvo-Rubio et al., 2018). Se impone la lógica del trending, el clickbait como estrategia, o la economía de la atención en un sistema de capitalismo de vigilancia, entre otros (Pérez-Arozamena & Odriozola-Chéné, 2020; Bazaco et al., 2019; Zuboff, 2020). Así, Martínez-Costa y sus colegas (2019) señalan que nos encontramos ante la tercera generación del ciberperiodismo, aún sin denominación, superado por la net y el móvil. Un periodismo incipiente, marcado por la progresiva irrupción de la inteligencia artificial (IA) y el rol de las audiencias activas en la esfera pública digital (Masip et al., 2019), de modo que las nuevas formas de trabajo y el newsmaking están por definir. No obstante, y sin menoscabo de lo anterior, una reciente investigación chilena apunta al reforzamiento de rutinas clásicas, como la relevancia de la figura del editor (Greene et al., 2022).
Elena, la evidencia global, demuestra claramente que el «chorreo» no existe, en cambio lo que se da es el aumento y concentración de riqueza en cada vez menos manos. Espero que, al final, se imponga un nuevo espíritu más constructivo y dialogante que nos permita redibujar el camino hacia el desarrollo de un modo más armónico y sin violencia. “Me preocupa que no tengamos conciencia de que la mejor forma de sortear esta disaster desigualdad en el acceso a la salud es unidos. La colaboración, confianza y cooperación son esenciales (…) No debe restarse ni excluirse nadie”, remarca la además integrante del Consejo Superior Laboral. Por lo anterior, la académica aseguró que a ese grupo privilegiado se le interpela a pensar, a coordinar y a reflexionar profundamente sobre los distintos «lugares» en que están sus colegas, así como el modo en que deben crear y fortalecer lazos con dicha comunidad profesional.
Deben invertir en servicios públicos y sectores con bajas emisiones de carbono para crear millones de empleos nuevos; asegurar el acceso del conjunto de la población a servicios de salud, atención social y educación de calidad. Para ello, deben garantizar que las personas y empresas más ricas paguen los impuestos que en justicia les corresponden”, asegura. En complete, fueron nueve meses los que tardaron mil multimillonarios de todo el mundo en recuperar sus niveles de riqueza previo a la pandemia, mientras que para las personas más pobres esta recuperación podría tardar catorce veces más, es decir, hasta una década. Lo anterior, según el informe “El virus de la desigualdad”, presentado hoy lunes por Oxfam International en la antesala del Foro Económico Mundial (WEF, sigla en inglés). Con los efectos de desigualdades estructurales aflorados por la pandemia, “vemos expresadas hoy en las diferenciales posibilidades de cuidado frente a la pandemia por parte de la población según factores sociales”, comentó el académico del Departamento de Ciencias Sociales, Felipe Saravia.
Dos años después del comienzo de la pandemia, los gobiernos de América Latina siguen sin entender la urgencia de implementar un enfoque basado en los derechos humanos destinado a recuperarse de la pandemia y afrontar la desigualdad”, ha afirmado Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional. Países como México, Brasil y Perú, donde el 1% más rico de la población acapara más del 30% de la riqueza nacional, han registrado las cifras más elevadas de muertes por COVID-19 en la región en proporción a su población. Chile, donde el 20% más rico de la población acumula 10 veces más ingresos que el 20% más pobre, también tiene una de las tasas de mortalidad per cápita más altas de la región.
Al mostrar las distintas comunas urbanas vemos cómo fue en las comunas más pobres donde la probabilidad de morir antes de los sixty five se incrementó más, y esas son las comunas donde esta probabilidad ya era más alta. Revista nuestrAmérica adhiere a la Declaración de San Francisco sobre la evaluación de la investigación, DORA y a la Declaración de México a favor del Ecosistema latinoamericano de Acceso Abierto No Comercial. Reducir las desigualdades y garantizar que nadie se queda atrás forma parte integral de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los escolares de gran parte del territorio nacional ya están disfrutando de sus vacaciones de invierno, descanso que -al igual que el año pasado- llega un par de semanas antes de lo tradicional ante el peak de enfermedades respiratorias.
Los resultados indican que hubo diferencias significativas en las variables de tipología de familia, la persona que cumplimenta el cuestionario y el nivel de estudios de la madre. Concluyen que el ocio familiar ha experimentado un cambio positivo, aunque el peso de su desarrollo sigue recayendo en la figura de la madre. En conclusión, nuestro estudio muestra un panorama general de las diferencias de género en el impacto psicológico de la pandemia en Chile. En este contexto, la pandemia intensificó brechas de género ya presentes en la salud psychological y en el mercado laboral.
La Encuesta Social COVID-19 se realizó en alianza con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, sumándose a estos esfuerzos el Instituto Nacional de Estadísticas. El objetivo del trabajo fue caracterizar los efectos socioeconómicos directos e indirectos que ha generado la crisis sanitaria en los hogares chilenos, reconociendo las particularidades de esta experiencia en diferentes territorios y configuraciones de hogares. Esto, de modo de disponer de información confiable y oportuna que sirva para el diseño de políticas públicas que entreguen una respuesta inclusiva a la disaster desigualdad entre pobres y ricos. El hambre en tiempos de cuarentena lleva a conflictos económicos y sociales que tensionan las medidas sanitarias necesarias para evitar la propagación del virus.