Nuevo Estudio Ocde Sobre Crecimiento Inclusivo En Las Ciudades Chile En El Exterior

En este marco, el presente artículo repasa, a partir de diversos datos y estadísticas, la historia reciente de la desigualdad en México y el modo en que ha evolucionado la estructura de ingresos de las familias. Más adelante, se vincula la desigualdad con las diferencias de género, étnicas, de desigualdad en pandemia raza y lugar de residencia, de modo de relacionarla con la discriminación. En tercer lugar, se analizan las políticas sociales implementadas para enfrentar la desigualdad, desde los intentos de creación de un Estado de Bienestar hasta los más recientes programas de transferencia de renta.

La explotación y el acaparamiento de oportunidades son los mecanismos fundamentales para la reproducción de las desigualdades, respecto del excedente y otras dimensiones (Pírez, 2014; Reygadas, 2008). La desigualdad, enfatiza Tilly, no es única ni nueva, sino que posee múltiples dimensiones superpuestas y es relacional. Los gobiernos locales deben estar empoderados para aprovechar su potencial endógeno para incrementar y diversificar de manera innovadora los ingresos propios, lo que a largo plazo mejora la autonomía native y la sostenibilidad financiera. Las ciudades están integrando cada vez más los ODS en sus políticas y planes estratégicos, lo que a su vez aumenta el valor de la urbanización. Las ciudades también están institucionalizando su compromiso con las partes interesadas locales como base para una toma de decisiones más inclusiva.

El desplazamiento directo, o la presión indirecta para el desplazamiento, de grupos sociales de ingresos más bajos de los que entran. Prosigue la pobreza, la miseria y el desarrollo alcanzado recae sólo en las empresas privadas nacionales y extranjeras que realizan la inversión. Sus ganancias no son reinvertidas para impulsar otros sectores productivos de la región, sino son transferidas a su lugar de origen.

Se reducen las opciones de empleo y de inversión al sector privado, los niveles de bienestar de los ciudadanos y las oportunidades de salir de tal situación. Las políticas de austeridad fiscal nos alejan de avanzar en tal perspectiva, lo que nos condena a que continúe la baja productividad y los rezagos y las desigualdades regionales, como el bajo crecimiento, el desempleo y los bajos salarios. Nuestras regiones por lo general no ofrecen centros de desarrollo tecnológico y mano de obra altamente tecnificada, que atraigan inversiones nacionales y extranjeras para establecerse para producir sobre todo para exportación, dada la contracción del mercado interno. Si no hay política macroeconómica de apoyo, es decir, expansión del gasto e inversión pública, que desarrollen infraestructura y proyectos de inversión, así como facilidades crediticias y bajas tasas de interés, no se alcanzará el desarrollo regional y territorial. Al no instrumentarse una política económica que genere condiciones de desarrollo incluyentes, no se reducen las disparidades regionales.

desigualdad en las ciudades

Las ciudades deben trabajar para promover políticas efectivas para proteger los datos de los ciudadanos y empoderar a los ciudadanos para que comprendan cómo proteger sus datos personales. Las nuevas tecnologías y la innovación brindan oportunidades para que las ciudades cumplan los ODS y generen un valor inmenso a partir del proceso de urbanización. Si bien han habido mejoras en la cobertura mundial de servicios básicos durante las últimas dos décadas, que tienen beneficios ambientales en specific para los habitantes de los barrios marginales, es necesario hacer más por esta población que tiene mayor riesgo de quedarse rezagada.

Como ha mostrado el trabajo de Neil Metz, profesor de la Universidad Central de Oklahoma, en los ambientes de desigualdad extrema no hay dinero que alcance para comprar la paz, sobre todo para los más ricos. “A medida que aumenta la brecha de ingresos entre vecindarios, los delitos contra la propiedad en el vecindario más rico aumentan”, explica Metz. Esto se debe a que, como otros trabajos académicos han argumentado, la desigualdad genera aislamiento social y poca integración entre vecinos.

Por más que los gobiernos siempre hablan de la necesidad de reducir los rezagos y desigualdades regionales, éstas continúan y hasta se acentúan. No sólo lo económico y oportunidades de empleo origina la movilidad a las regiones mas atractivas, también hay regiones que atraen población porque son lugares placenteros para vivir y ofrecen opciones culturales atractivas (Martin et al., 2010). Así mismo, “la evolución de las disparidades regionales está fuertemente relacionada con el desempeño económico nacional”, Pike et al. (2010). Ello es debido a que la dinámica económica está determinada en mayor medida por las mayores regiones, lo cual mantiene las disparidades regionales.

De las four ciudades, es en Pereira donde hay una mayor participación del ingreso por ayudas, siendo este por encima de 3,3 puntos porcentuales (p.p.) en promedio con respecto a las demás ciudades. El ingreso per cápita de Bucaramanga es el más alto de todos los dominios en los últimos años. La Figura 2 muestra los resultados principales de la descomposición de la reducción del Gini siguiendo la metodología de Azevedo. La descomposición del Gini, a través de la estructura del hogar, la participación en el mercado laboral y los tipos de ingresos, muestra que en las four ciudades el ingreso laboral es el principal determinante en la reducción de la desigualdad, siendo más pronunciado su aporte en Barranquilla A. M., con una disminución del índice de Gini de -0,054, lo que representa un 65,1 % del total de la variación. Dicha ciudad es seguida por Pereira A. M., con -0,049, pero que, para el caso de la ciudad cafetera, significó el 70 % de la caída del Gini. En Bucaramanga, el aporte de este componente fue de -0,038, que representó el seventy four,5 % de la reducción; mientras que en Cartagena el aporte fue de -0,033 en la reducción del Gini, equivalente al whole de su disminución en desigualdad (100 %).

En este relevante desafío, la Red de Ciudades BID, es una plataforma que busca un desarrollo urbano sostenible desde el ámbito social, ambiental y económico. Son alrededor de 200 las ciudades parte de esta red, la cual está alineada con los ODS, la Nueva desigualdad en el neoliberalismo Agenda Urbana y el acuerdo de París. La Red ha generado espacios colaborativos, difusión de conocimiento y buenas prácticas entre la sociedad civil, la academia, el sector público y privado, con el objetivo de impulsar los desafíos que experimenta la región.

Las regiones menos desarrolladas deben contar con mayores recursos, acompañado ello de políticas de inversión de infraestructura y gasto público, en educación, formación de capital humano, de ciencia y tecnología; que configuren las bases y las condiciones para impulsar la inversión privada en tales regiones. La política económica debe potenciar el desarrollo de todas las regiones y no seguir impulsando políticas a favor de un sector económico o ciudad o región específica. Señala Mitchell (2016) que para algunos expertos en nuevo regionalismo (y cita a John Lovering), la región debe ser el centro principal de la política económica, ya que “argumentan que los espacios regionales proporcionan la mejor plataforma para lograr economías flexibles de alcance que se requieren para adaptarse a mercados cada vez más inestables”. Tales concepciones colocan a las regiones a merced de las necesidades de expansión y competitividad que buscan las empresas transnacionales, sin tomar en cuenta la idiosincrasia, las costumbre y la cultura de las regiones y los pueblos.

Estas se derivan en muchas ocasiones, del acceso desigual a elementos como la educación, ingresos, oportunidades, servicios, salud, generando problemas para el desarrollo, como la degradación ambiental, desastres, contaminación, explotación de los recursos, gestión insostenible de la tierra del consumo y de la producción. A pesar de que existe mucha evidencia teórica que apunta a la urbanización como un factor de desarrollo socioeconómico, también tiene efectos negativos demasiado visibles sobre los ecosistemas, la biodiversidad, el uso de los recursos y el bienestar de la población urbana. Cuando esta se desarrolla de forma desigual, afecta de manera negativa a diferentes personas de distintas formas, causando diversas problemáticas que se distribuyen de manera desigual en los territorios urbanos, que ponen a los más pobres en posiciones de mayor vulnerabilidad (Riffo, Jordán e Infante, 2017). La rapidez con que se da el crecimiento y la urbanización de las ciudades representa un obstáculo, algo complejo de manejar para los organismos oficiales, planificadores y urbanistas, ya que, mientras ellos planean, la velocidad de la urbanización los supera. Sin embargo, aunque el panorama se muestre difícil, es evidentemente necesario seguir trabajando en alternativas para mejorar las condiciones particularmente sociales y ambientales de estos espacios de reproducción social, de tal manera que se logre un desarrollo equilibrado.

Una elevada proporción de los hogares pobres es de origen indígena, y las regiones de mayor rezago social son sierras y desiertos donde habitan comunidades indígenas. Los indicadores en materia de salud, vivienda, infraestructura sanitaria y acceso al progreso científico y tecnológico muestran enormes disparidades de acuerdo con el origen étnico de la población. En un difícil contexto en el que son fácilmente observables las condiciones de pobreza y las marcadas desigualdades estructurales, se advierten un conjunto de inequidades territoriales que las acrecientan aún más. En gran medida éstas surgen de la nueva arquitectura espacial de las grandes regiones urbanas, la cual se expresa en una particular y extendida forma urbana, diferente a las tradicionales zonas metropolitanas de la ciudad manufacturera como lo ha dejado claro Manuel Castells (2012). Se trata de una estructura urbana policéntrica con jerarquías distintas entre los centros y subcentros, donde las actividades tienden a estar desconcentradas y los servicios están diseminados en un amplio territorio. Asimismo, Castells pone specific énfasis en la existencia de redes globales que conectan tanto las regiones metropolitanas más importantes como sus zonas de influencia.

En el barrio Italia, entre el censo 1992 y 2002, se observa un aumento de 720% del número de hogares identificados a ocupaciones de «profesionales y directivos» en el distrito censal correspondiente (Schlack y Turnbull, 2012). Si esta transformación de la composición social del barrio Italia quedó desapercibida, es probable debido al hecho de que se trata del barrio «pobre» de una comuna tradicional de la elite chilena. Mientras los agentes comerciales han capitalizado sus negocios sobre la imagen de «autenticidad» o «patrimonio», los agentes inmobiliarios han construido torres modernas, sin ningún respeto para el entorno, para albergar a los consumidores de los barrios «finos».

La persistencia de las desigualdades comprende la articulación entre formas de coordinación social por medio del uso de categorías pares, como son las de género o etnia (Tilly, 2000). Luis Reygadas (2008) propone complementar las miradas estructurales con un nivel meso, centrado en las redes sociales, y un nivel individual. Esto lleva a reconocer que la desigualdad está sostenida en estructuras persistentes, de larga duración, que se reproducen; pero éstas no soninmutables, sino que se construyen y se transforman como resultado de procesos en los que interviene la acción humana. Más Familias en Acción (MFA), de orden nacional, es el programa de transferencias condicionadas más antiguo y grande del país.